La sala llena de cadáveres no es ninguna obra de arte, no puede serlo de ninguna de las maneras. Esa sólo puede ser la obra de un perturbado, o un conjunto de ellos. O quizá se trataba de alguien que buscaba a Christian Starker por encima de todo y no quería testigos de su rapto. En última instancia, lo único seguro es que esa sala estaba llena de los restos de unos pobres desgraciados que estuvieron en el lugar equivocado en el peor de los momentos posibles.
¿O realmente se trata de una macabra composición artística en la que todos los horrores que surcaban la mente de Starker salieron a la luz de la forma más enfermiza posible? Liam Gallagher es de esa opinión y profundiza en la idea mientras cubre su nariz con un pañuelo que le impida oler los despojos humanos totalmente.
—¿Cómo es posible que a estos objetos ni siquiera les haya salpicado una gota de sangre? —pregunta el periodista señalando con la mirada los cuadros intactos—. Quien quiera que haya hecho todo esto, incluido el propio artista, estaba claro que tenía fijación con... con su obra tardía.
Isaiah mira los cadáveres mutilados que sin cabeza resultan especialmente siniestros.
—Esto lo han tenido que hacer los de la secta. ¿Llevan mucho tiempo muertos? ¿pasó hace mucho? —pregunta a la doctora Rivers—. ¡Espere, yo también subo! —exclama mirando a la paparazzi—. No vaya a haber uno de esos locos hijos de puta arriba. Yo me encargo, por favor permítame.
Cuando Isaiah llega a la planta superior, seguido de cerca por Tiffany, se encuentran con una habitación grande, espaciosa, escasamente amueblada con unos pocos caballetes e instrumentos de pintura. Varios pinceles y una paleta están tiradas por el suelo. Los colores de la paleta coinciden con los hallados en la nota que el grupo recibió en el hospital. Claramente se han llevado todos los cuadros que había en la enorme sala. ¿O no?
Tu Personaje, de alguna manera, sabe que existe algún tipo de escondrijo en esa habitación, en algún lugar oculto, que esconde cosas que deben ser vistas por otros ojos además de los de su creador.
La sala de arriba no parecía tener nada de interés.
-Bueno, al menos ya sabemos que la nota la escribió Starker, con una de estas pinturas -observé. Luego me detuve a pensar en el desorden- Aunque el estado en que se encuentran los materiales me hace pensar... ¿Por qué usaría un pincel y un óleo, pudiendo usar un simple bolígrafo? Tal vez escribió la nota en medio de una emergencia... Lo que no entiendo es de dónde sacó al niño.
En el piso de arriba no hay la destrucción que en el de abajo y por la composición del lugar se diría que faltan cuadros - esperaba encontrarme el cuerpo de Stalker aquí, pero no está - abro los armarios por si estuviera dentro, también para mirar qué pudiera contenerlos.
- ¿Habéis tomado fotografías? - era bueno tener muestras de lo que había ocurrido, quizás algo se nos estuviera pasando por alto. Me acerco a su escritorio por ver si hay alguna nota o carta que explique o aclare lo sucedido - Revisad las llamadas que tenga, igual hay algún mensaje en el contestador.
Me acerco a las ventanas para ver si hay algo más por ahí.
Lydia sugirió tomar fotos.
¿Pero cómo no se me había ocurrido?¿En qué estoy pensando?
-Es verdad -comenté- Tenemos que documentar todo lo que ha pasado aquí. Puede que sirva para más tarde.
Acto seguido. Comencé a tomar fotografías de todo el lugar.
Tomo fotos de todo.
Preferí no seguir los pasos de mis compañeros y, mientras ellos subían al otro piso, yo me quedé rebuscando en aquella planta algo que nos pudiera ayudar. Todo en aquel caos era un asco pero, una vez repuesto de la impresión y tratando de respirar a través del pañuelo, busqué algún armario, algún cajón donde poder examinar alguna posesión de Starker que nos indicara algo sobre él. Lo que fuera... cualquier cosa que indicara lo que podían estar buscando allí, o lo que había enloquecido al artista, o... Cualquier cosa.
Procurando no tocar los restos de los cuerpos o la sangre que salpicaba todo, recorrí toda la planta dispuesto a que no se me pasara nada por alto. Una puerta escondida, una caja camuflada,... lo que fuera.
Se tira al suelo y se tumba bocabajo mientras palma el suelo de la habitación palmo por palmo, luego revisa las paredes, pasando la mano palmo a palmo mientras murmura -tiene que estar aquí... tiene que haber un mecanismo o algo ... -no sabéis a qué se refiere exactamente, pero está buscando algo ¿una trampilla?
- la nota sí... bueno un pintor que se pasa el día con la brocha en la mano, si tiene que escribir una nota, pues echa mano de lo que lleva, de la brocha. No me parece tan raro -comenta mientras sigue buscando.
Está bien que lo documenten todo, así quedará y podrán revisarlo luego tranquilamente.
En la horrenda carnicería en la que ha convertida el estudio de Starker, el grupo ha quedado dividido temporalmente en dos. Tiffany e Isaiah han subido temporalmente a la segunda planta. Sin embargo, para decepción de la periodista, no encuentra nada que llame su atención, ni siquiera la puerta en una de las paredes, y decide bajar de nuevo al piso inferior por la escalera de caracol.
—Bueno, al menos ya sabemos que la nota la escribió Starker, con una de estas pinturas —comenta, calla durante unos segundos y sigue hablando—. Aunque el estado en que se encuentran los materiales me hace pensar... ¿Por qué usaría un pincel y un óleo, pudiendo usar un simple bolígrafo? Tal vez escribió la nota en medio de una emergencia... Lo que no entiendo es de dónde sacó al niño.
—La nota, sí... —comenta Isaiah Green en voz alta desde el piso superior—. Bueno, un pintor que se pasa el día con la brocha en la mano, si tiene que escribir una nota, pues echa mano de lo que lleva, de la brocha. No me parece tan raro…
Lydia ha echado un vistazo a la planta de arriba, pero tampoco ha encontrado nada de su interés. Los muebles que de la sala de arriba sólo contienen útiles de pintura, pinceles de diversos grosores y materiales y algunas paletas con colores mezclados.
—Esperaba encontrarme el cuerpo de Starker aquí —confiesa, para luego concluir la frase con cierto tono de desilusión—, pero no está.
Guarda silencio unos instantes antes de proseguir.
—¿Habéis tomado fotografías? —sugiere con la idea de usarlas como pruebas de lo visto y para averiguar más si fuera preciso—. Revisad las llamadas que tenga, igual hay algún mensaje en el contestador —intenta buscar un cajón en el que registrar, pero justo en ese instante se da cuenta de que el teléfono tiene el cable cortado y la máquina ha sido destrozada de un golpe.
Tiffany Clark, siguiendo la sugerencia de Lydia Rivers, retira lentamente el obturador de su cámara y comienza a tomar fotografías de la dantesca escena de la planta baja. Foto tras foto, los cuerpos destrozados y los líquidos rezumantes van quedando inmortalizados. El conjunto de espantos que Tiffany está recogiendo con su cámara serán revelados en su momento.
—Es verdad —dice—. Tenemos que documentar todo lo que ha pasado aquí. Puede que sirva para más tarde.
Los cuerpos destrozados, salpicados en sangre, bilis, vómitos y otros fluidos menos identificables, resultan las peores imágenes que la paparazzi haya tenido que captar hasta ese momento. Las suelas de sus pies se llenan de sangre y comienza a hacer un horrible sonido al caminar.
En el piso de arriba, Isaiah busca por todas partes algo que se encuentre oculto. Sabe que está allí, en algún lugar, esperando ser hallado por los ojos adecuados.
—Tiene que estar aquí... —murmura—. Tiene que haber un mecanismo o algo…
En ese mismo momento Liam Gallagher, que está registrando los escasos muebles de la planta inferior, abre un cajón y encuentra un conjunto de cartas. Leídas por encima, Liam ve que muchas de ellas le encargan retratos o le felicitan por trabajos ya realizados. Algo muy normal en un artista de su reputación.
Sin embargo, hay un buen número de cartas bastante distintas. En ellas hay amenazas a la vida de Starker, le auguran la tortura eterna y le amenazan con diferentes modos de tortura y ejecución a cada cual más doloroso. Están escritas por distintas manos, pero el tema es siempre el mismo. Algunas están dirigidas al estudio y otras a una dirección en el centro de la ciudad. Probablemente su residencia en Nueva York. Entre las facturas que acumula, está la de un detective llamado Roger Moran. Una carta grapada a ella, Moran hace un informe de la vigilancia que Starker le encargó sobre sí mismo. Según el informe, Moran ha estado siguiéndole para descubrir si era seguido por otros. Sus conclusiones indican que así era, aunque fue incapaz de descubrir quién estaba tras su pista. La dirección de Moran aparece en la factura.
Y al fin, Isaiah descubre lo que estaba buscando: un pequeño escondrijo empotrado en la pared. Un cuarto al que se accede mediante una pequeña puerta disimulada en la pared. Allí hay cuadros inacabados y bocetos que parecen descartados o abandonados para ser olvidados, quizá no vistos. Los cuadros son retratos de distintas personas. Algunas son retorcidas y grotescas, aunque hay unas pocas que son hermosas y puras. Algunos van acompañados de notas con nombres, Isaiah se percata de que el papel es el mismo que el de la nota que recibió en el hospital.
Hay humanoides monstruosos en los cuadros etiquetados como «Thomas Barley», «Timothy Atkins» y «Patricia Hart». Hay dibujos a lápiz que también muestran monstruosidades deformes, dos de los cuales tienen los nombres de «Pickford» y «Howart» garrapateados en algunos de ellos. Un de ellos muestra a una mujer de insólita y perturbadora belleza. Su aspecto es hermoso hasta el punto de resultar ajeno a lo humano. El nombre de «Carita» aparece en el dibujo.
Queda anonadado ante aquel espectáculo. Efectivamente, el artista tenía un alma atormentada. Pero seguramente las cartas tenían algo que ver. Vivía bajo una presión tremenda, Isaiah sabía lo que era vivir con eso. Le seguían, le torturaban y sus cuadros puede que fuesen la vía de escape que tenía para no sucumbir a la locura, aunque todo indicaba, que había terminado por sucumbir a ella.
- Mirad esto -llama al resto del grupo y les enseña todo lo que ha ido encontrando -hagan ustedes fotos de todos los cuadros, anotemos todos los nombres. En cuanto al detective. Hay que hacerle una visita, tiene la dirección escrita. Lo primero seria revelar todas las fotos y luego visitarle. Los que le seguían... ¿no serían los locos de la secta de ahí afuera?
Liam encontró unas cartas donde se mencionaban nombres y direcciones, las cuales me apresuré a anotar.
-Estoy de acuerdo -dije ante el comentario de Isaiah- Ese detective debe saber mucho.
Luego Isaiah encontró un cuarto secreto con bocetos y más nombres. Saqué fotos de todo y anoté esos nombres también.
-Pues, sí, podrían ser los mismos que estaban fuera de la casa. Tal vez el detective pueda decirnos si es así.
Al final sí habíamos conseguido encontrar alguna pista. Cuando abrí el cajón un tanto frustrado y vi las cartas, supe casi de inmediato que habíamos tenido un golpe de suerte. Eché un vistazo por encima descartando muchas de ellas pero en cambio había otras que… Joder, la gente está muy mal, murmuré sorprendiéndome por la cantidad de amenazas que Starker había recibido.
Fue la voz de Isaiah llamándonos lo que hizo que dejara de prestar atención a las cartas. Por un instante estuve tentado de guardarlas en el bolsillo para estudiarlas más detenidamente en mi casa pero, al ver cómo Tiffany tomaba nota de nombres y direcciones, me di cuenta que no dejaban de ser pruebas para la policía.
Me dispuse a ir a ver lo que había descubierto el viejo, llevando aún en la mano las cartas encontradas.
—Esos nombres… —dije pensativo. No me sonaban de nada pero no pude evitar mirar los remites de las misivas que estaba sujetando—. Quizás coincidan con los de las cartas. Estaría bien comprobarlo.
Pero en lugar de hacer lo que acababa de proponer me quedé absorto mirando aquel rostro de mujer cuya belleza no parecía ser de este mundo. Carita, vocalicé en mi cabeza mientras mis ojos no podían apartarse de aquella imagen celestial.
A los pocos segundo, Liam Gallagher se da cuenta de que esos nombres habían aparecido en un reportaje que había realizado sobre los más prestigiosos médicos del país. Uno de ellos, incluso había sido nominado para el Premio Nobel (aunque en ese instante el periodista no lograra recordar cual). Así pues, Christian Starker había representado a tres personas de indudable reputación, tanto en su círculo profesional como fuera de él, como verdaderos monstruos obesos, gigantes, demacrados, horrendos bajo cualquier punto de vista. ¿Esa era la visión del pintor bajo una perspectiva artística... o se trataba de algo más real y ominoso?
—Tenemos que encontrar a ese detective privado —dice Lydia un tanto alterada—. Estaban siguiendo a Starker... y seguro que fueron los mismos que le acabaron secuestrando.
La médico parece tener muy claro que deben ir a la dirección que aparece en la factura del detective privado, ya que parece indicar que es donde tiene situada su oficina.
A partir de este momento, los posts de la médico del grupo aparecerán junto a los del Director del Juego salvo que, por alguna razón conveniente a la trama, deba adelantarse.
—Esos nombres... —repetí mientras mi cabeza giraba a toda velocidad—. Ahora los recuerdo —dije, dándome una palmada en la frente al darme cuenta de quiénes se trataban—. Se trata de afamados médicos. En su día hice un reportaje sobre ellos pero ¿por qué Starker los habrá pintado de forma tan... terrible? —pregunté, más para mí mismo que para mis compañeros ya que seguía sin ver el sentido a todo aquello—. ¿Qué quería transmitir el artista?
Salí de mis pensamientos al escuchar la voz de la doctora Rivers. Me giré hacia ella asintiendo con la cabeza. Era otro hilo del que tirar ya que en mi mente tenía la idea, no solo de ponernos en contacto con el detective, sino la de investigar en mayor profundidad la vida de esos médicos. Tenía que haber algo. Algo turbio para que Starker los hubiera visto de esa forma.
—Me parece bien. Él seguro que ha visto algo —asentí a la propuesta de la médico—. Quizás nos dé una buena pista de por donde debemos tirar... Aunque ¿no será muy tarde para molestarlo?
-Tal vez se quejaba por la cuenta de sus gastos médicos -comenté con una sonrisa ante la pregunta de Liam. Luego volví a ponerme seria- Ya hablando en serio, investigaremos a esos médicos también. Los doctores famosos suelen estar metidos en cosas muy turbias. Podrían estar involucrados en... lo que sea que esté pasando.