Partida Rol por web

No le encantaban los niños pero aquel en especial le daba un poco de pena.

-¡Christian! Vamos tranquilicese, tampoco es la culpa del demo... Del niño, que su padre esté aquí.

Ella miró en todas las direcciones y buscó con la vista el peligro, empezaba a creer que no se iban a salvar de ese hombre por mucho que hicieran y no quería correr con el niño hasta la fuente. Volvía a sentirse nerviosa.

 Juliette tenía aún el celular en la mano cuando habló con el pequeño. Todos le decían cosas y el crío se empezó a asustar.

-MAMAAAAAA!!!

Salió corriendo desesperado y entonces lo ven desaparecer entre una densa niebla que se ha formado. Por un momento los tres se quedan boquiabiertos, todo ha sido demasiado rápido demasiado junto.

La policía, del otro lado del móvil, pregunta:

-¿Señorita?

Entonces oyen el sonido de una risa malévola. Proviene del sitio lleno de niebla y por supuesto es la risa del padre de Christian.

Christian actuaba como un… va, que más da, con ese padre no me extraña., al menos ahora Juliette si trataba de ponerlo en su lugar.

Pero el niño se fue corriendo y se escuchó risa malévola - ¡Eh, Rey del pantano del hedor, yo me río de forma más convincente! – dije desafiándolo, a mi con risitas ¡Ja!

Se había formado una densa niebla, eso complicaba salir corriendo, si mis compañeros lo hacían saldría tras ellos, pero por si acaso saqué una de mis bolas de cristal, ya había pensado que hacer y si me salía bien le devolvería a ese malvado su propia medicina.

Christian se quedó mirando como el niño salía corriendo y se internaba en la niebla.

- ¡Un problema menos!- dijo.- Ya podemos ir a la fuente.

- No tengo otra cosa que hacer que enfrentarme a mi padre por salvarle el pellejo a un mocoso- pensó.

- ¿Por dónde tenemos que ir para llegar a la fuente?

 -Yo también creo que deberíamos ir a la fuente. No sé cómo sea el padre de Christian pero creo que no se detendrá en molestar a un niño, además, ya avisé...

Se dio cuenta que seguía con el teléfono encendido y lo apagó, ya había cumplido.

-Tenemos las canicas y creo que debemos darnos prisa si no queremos que otra cosa asquerosa nos caiga encima. ¡Con lo bien que me vendría un baño en este momento!

A mi me quemaban también los pies de estar quieto – Si, vamos a la fuerte, ya tenemos tocas las canicas.

Que bien que estábamos todos de acuerdo, aceleré el paso pero en compañía de Juliette y Chris, la fuente, la fuente – Yo recuerdo el camino, memoricé el mapa

 Pronto llegaron a la fuente. Su color seguía siendo rojo, aunque ahora acentuado por las últimas gotas de sangre de lluvia que habían caído. Los búhos todavía estaban esculpidos sobre el yeso. Uno de ellos tiene su pico abierto, debajo se lee el ya entendible cartel:

"Insertar las cinco canicas para pasar"

Juliette, Christian y Jareth se acercan y van tirando las canicas, una a una. Cada canica entra, hace un ruido metálico y pasa por el pico. Cuando la última, la amarilla, sigue el mismo curso, el cielo se abre.

Un remolino de viento los rodea y rodea hasta que todo alrededor parece desaparecer. El aire fuerte amaina y es allí donde ven el sitio en el que se encuentran...