Sarah habla al espejo. Nada. Nadie contesta su petición. Sólo su superficie pulida le refleja su propia imagen, nada más. La joven lo intenta una vez más pero el resultado es el mismo. Sea donde fuese que el Rey la ha traído, es imposible comunicarse con Jareth por los espejos. O quizás por este espejo. No lo sabe.
Lo mira mejor. Su marco oscuro tiene relieves en forma de dragón, con exquisitos detalles, en sus costados.
Hay una especie de botiquín también y, al abrirlo, encuentra aspirinas, pasta dental y cosas totalmente ordinarias y por lo tanto, fuera de ese mundo.
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