Partida Rol por web

Duermen apenas unas horas y luego parten a la casa de esta bruja de la cual Didymus ha conseguido la dirección. Bajan por la parte trasera de la taberna y así no se encuentran cara a cara con los soldados de su Majestad.

La casa de la mujer está tallada dentro de un árbol añoso, de enorme tronco y raíces. Un árbol en verdad muy muy viejo.

Todos entran y la mujer mira a Sarah. Como si la conociera, simplemente dice.

-Ah, ¿eres la que dice la leyenda? Ah, ah!!

Sonríe.

-Bien, he esperado muchos años por tí uhmm..  Y tú- señalando a Didymus -tu debes ser el caballero del coraje inigualable y tú- ahora señala a Luthien -la asistencia mágica, Ah, Ah... finalmente -agrega indicando a Hoggle con su dedo -tenemos al compañero previsor. Sí, todo señalado en la leyenda. Sí.

-Acercáos y habladme un poco de qué necesitais de mí.

Otra sonrisa.

-Aunque yo ya lo sepa, sí.

Tras haber dormido unas escasas horas, Sarah se encontraba algo mejor. Al menos, el dolor de cabeza que había empezado a molestarle se había ido. Estaba algo asustada, pero una sonrisa había asomado a su dulce rostro, intentando disimular el temor que sentía, y que los demás no sintieran preocupación.

No tuvieron problemas, pudiendo pasar desapercibidos, durante el trayecto a la casa de Grarl. Una vez allí, Sarah se quitó el velo que cubría su rostro y miró con sus grandes ojos grisáceos a la bruja que tenía delante. Su rostro había palidecido al confirmar ésta que ella era la de la leyenda. Quizás aquellas palabras, habían terminado de convencerla de que Lady Luthien podía tener razón... Pero la parte más racional de su mente le negaba aquella alternativa, la parte aquella que había madurado y enterrando todo aquello que había vivido de jovencita. 

Se acercó como Grarl había solicitado y arrodillándose se quedó a la altura de la mujer. 

- Hola señora... - Empezó a decirle con un hilillo de voz. - Si sabéis a qué hemos venido, entonces, ¿podréis decirnos donde se encuentra la caja que contiene el corazón del Rey Oscuro? - Preguntó con timidez. 

 -Sí... por supuesto, por supuesto.

Dice la mujer y se da vuelta a coger algo que tiene en una especie de estantería. Hay muchos libros pero se interesa por un tomo verde de unas 500 páginas que, cuando coloca sobre la mesa, casi levanta una polvareda del golpe que ha dado contra la superficie.

-Disculpen, disculpen. JA ¡cómo las cosas acumulan polvo sin que una se entere! Mnnn??!! Bien, bien... sí. SI. 

Grarl lee aparentemente páginas al azar pero en realidad sabe lo que está buscando.

-Sí!!! Sisisisisi.

Mira a Sarah.

-¡Aquí! En el bosque de los espectros. Cerca del castillo del rey está la caja que guarda su corazón. Fue depositada allí por esa malvada, oh sí, malvada mujer hace tanto... tanto tiempo. Deben ir allí... encontrarán una caverna de tonos azules. Dentro hay dos puertas. Recordad entrar en la roja, pues simboliza el amor...

Luthien escribe estas instrucciones.

-Tened cuidado con los Espectros, toman formas familiares a veces para confundiros.

Hoggle asiente ante este consejo.

Grarl se vuelve a la estantería y saca una pequeña daga, se la entrega a Sarah.

-Cuando encuentres el corazón, clava esta daga en él. Sólo eso salvará al rey. Confía en tu poder, Sarah pues vendrá cuando lo necesites... Bueno, Sir Didymus... Vos tenéis la obligación de defender a vuestra dama. Recordadlo... Y cuando todo falle...

Rougra mira al canino atentamente.

-Aullad.

Dicho ésto vuelve a ponerse en su posición primera y dice.

-Si no tenéis nada más que hacer, partid. El tiempo apremia.

Sarah escuchó las instrucciones atentamente. ¿El bosque de los espectros? Al escuchar ese nombre sintió como un escalofrío recorría su espalda. No hacía falta hacer preguntas para imaginarte qué podías encontrarte en aquel lugar. Tragó saliva al explicar la vieja bruja como aquellos espectros podían coger formas familiares. Sabía que aquella misión podía ser muy peligrosa pero en el fondo del corazón se alegraba tener a sus amigos junto a ella. Sola hubiera sido incapaz de enfrentarse a todos esos peligros.

Al hacerle entrega Grarl de la daga, Sarah la cogió y asintió con un suave gesto de cabeza. Por un momento sus ojos se clavaron en aquella pequeña arma.

- Esta bien, como decís será mejor ponernos en camino. Muchas gracias por todo - . Le dijo a la bruja sonriendo de forma dulce. - Haremos todo lo posible por poder liberar estas tierras del mal que las corrompe -. La joven se giró disponiéndose a salir de aquella pequeña casa. Aunque antes se detuvo para poder colocarse nuevamente el velo. Y así salió Sarah de la casa de Grarl, llena de buenas intenciones... No sabía qué ocurriría pero en aquel momento se sentía fuerte junto a sus amigos.