Kepper asiente con la cabeza. Y mientras la mujer va en busca de una cabina telefónica susurra para no ser oído por algún transeunte.
Yo he visto una de esas puertas.- Os mira.- Ayer a las cuatro. Vi como una de esas puertas de las que habla el libro se abría en la habitación del hijo del sargento King, vi como algo salía de esa puerta para llevárselo. Y supongo que eso mismo le pasó a mi hijo. Hay que encontrar a quien sea que las ha abierto de nuevo.
Un nuevo paseo que esta vez les llevaba a la casa del profesor Olive. No es que el sargento estuviera cansado de conducir su coche, o de ser el chofer. Lo que le pasaba es que no veía que esto avanzara hacia ninguna dirección en concreto. Estaban perdiendo... o por lo menos malgastándolo, con el consecuente precio en los niños de sus compañeros.
Aun así, el sargento se limitó a gruñir como de costumbre y seguir a sus compañeros.
Steffan miró a Keeper con comprensión.
- Yo también la he visto, Keeper. Dentro de mi cabeza.- Steffan se echó el pelo aceitado hacia atrás con las manos.- Puedo asumir la existencia de puertas dimensionales, puedo hacerlo. - Se frotaba las sienes delicadamente.Hablaba más para sí mismo que para los demás. -Siempre he sido un hombre de mente abierta. La teoría de la cuarta dimensión de Ludwig Flamm, teorizando sobre la existencia de una topología en el espacio que permitiera viajar en el tiempo, no es descabellada. Pero sinceramente, que un ser Superior, ya sea de naturaleza maligna o benigna, ponga su atención en este insignificante mundo...- Steffan seguía en sus trece tratando de dar alguna explicación lógica a todo aquello. Sin embargo, por mucho que lo intentaba, no daba con la clave, así que no perdía nada siguiendo aquellas extrañas pistas. Le pidió a Keeper las notas que habían tomado de la biblioteca.- Todo esto me suena a religión barata, sin ofender a nadie. Pero asumiendo toda esta parafernalia misticista, me atrevería a aventurar que el tal Umr al Tawil es Nyarlathotep, y sus hijos esas serpientes de las que habláis, sus acólitos. Una secta. Muy peligrosa, eso está claro. - La cosa es, ¿hasta dónde tienen extendidos sus tentáculos?.
Mientras Daphne se acercaba a una cabina que había visto, oía las conversaciones de sus compañeros y no pudo evitar que el vello de los brazos se la pusiese de punta. La joven entró en una estrecha cabina y descolgó el auricular para ponerse en contacto con el mayor dando el número a la operadora.
A Roderick todo aquel asunto le resultaba cada vez más peliagudo, sencillamente se trataba de un asunto grabe y se preguntó si no sería conveniente telefonear a la Santa Sede e informar de todo aquello, al igual que los casos grabes de exorcismo la Santa Sede debía tener información sobre las sectas satánicas... al menos las más importantes.
Con aquella idea, decidió aguardar a ver si la llamada telefónica con Leighton les resolvía algún interrogante más, mientras se encendía un cigarrillo... aspiró el humo y lo expulsó con una gran bocanada, pareció tranquilizarse un poco, de manera que volvió a dar otra profunda calada, volviéndose a sumir en sus pensamientos.
¿Daphne?- Pregunta la voz del mayor. Una vez identificada y seguro de que eres tú continua hablando.- Hace algo más de una hora me llamó uno de los contactos que tengo en la costa oeste.
Esta mañana han aparecido quince cadáveres más. Todos degollados y con el símbolo grabado a cuchillo en mitad de su pecho, exactamente igual que los treinta y uno anteriores.
Los informes preliminares basados en el rigor mortis sitúan la hora de su muerte entre las once y la una del medio día de ayer, hora de la california. Lo que sitúa esos asesinatos cerca de la hora en la que tu marido y sus compañeros sufrieron las visiones.
¿Cómo dice?—exclamó sorprendida. Aquel era un numero muy alto, que distaba mucho de alguien que hubiese matado a unos pocos vagabundos o algo parecido. Aquello parecía más la obra de un sádico asesino en serie. ¡Eso es terrible! Mayor, por aquí hemos terminado. ¿Podemos ir a hablar con el sospechoso? Podría ser que sea un grupo... y si el forma parte de él...
lo pongo para todos porque supongo que aunque esté en una cabina lo oigan.
¿Terminado? - pregunta Olive al escuchar a la mujer.- ¿Se marchan? ¿Cómo que se marchan? ¿No iban a ayudarme a encontrar a Zarramenov?
Usted dijo que me ayudaría.- Le dice a Keeper en un tono a mitad de camino entre la amenaza y la angustia al ver que nadie va a ayudarle.
Eso dije.- le responde Keeper señalándole - ¡Pero las cosas han cambiado! ¡Han secuestrado a mi hijo! Me importa bien poco su amigo. No pienso cruzar medio mundo para ir a un país de gitanos y toreros solo porque tu amigo George se haya perdido en él. No mientras unos perturbados mantienen secuestrados a nuestros hijos.
Lo siento Michael, pero si Daphne dice que nos vamos es que nos vamos.
La estridente voz de la falsa enfermera lo devolvieron a la realidad, con el cigarrillo a medio fumar sujeto entre los dedos índice, pulgar y corazón, observó la escena entre Dhapne, Keeper y el señor Olive, a través del tenue humo que se desprendía de el.
Parecía que debían marcharse de allí, aunque tampoco estaba muy seguro de si era conveniente dejarse llevar por una mujer... Tras una última calada al cigarro, expulsó el humo con lentitud mientras apagaba la colilla en el pri er cenicero que encontró.
- Señor Olive- intervino- no debe apurarse por ese detalle, si mis suposiciones son ciertas, es más que probable que sepamos algo de Zarramenov cuando lleguemos a... donde sea que vayamos...
Ajeno a la animada conversación que se está produciendo a tus espaldas el mayor continúa hablando.
Sí, está todo arreglado. He dado instrucciones y les esperan en Stockton para interrogar al sospechoso. Estoy con usted, deben ser un grupo organizado, es la explicación más razonable.
Hay un tren cama que sale de Nueva York camino San Francisco esta misma noche.- Continúa el mayor.- Me he tomado la libertad de comprarles el billete. Si salen de Miskatonic ahora, tienen el tiempo más que de sobra para volver aquí, recoger los informes preliminares de los que dispongo, hacerse la maleta y llegar a la estación.
Si, de acuerdo señor. Estaremos allí en la mayor brevedad. Adíos...y gracias—Daphne colgó el teléfono y se volvió hacia Michel Olive con expresión ofuscada soltando una de las rarisimas muestras de mal humor, pues aunque tenía un caracter fuerte no solía dar demasiadas muestras de ello. A la vista estaba los actos de Reims, donde no había levantado la voz ni una sola vez.— Si cree que mi marido o yo vamos a recorrer el mundo mientras nuestros hijos están en peligro está loco. No se lo que harán los demás. Pueden ir a España o a la maldita Italia, si les da la gana... pero si cree que alguien va a elegir "eso" a costa de perder a su hijo... ¡¡No tiene corazón!!
-Tomaros las cosas con calma y escuchad lo que dice aquí nuestro amugo Craven...- dijo Derek tratando de mantener un tono conciliador -Es más que probable que las dos cosas estén relacionadas, así que vamnos a por los niños, que es lo que más urge; y seguramente encontremos por ese mismo camino lo que ha ocurrido con Zarramenov.-
De las palabras de Daphne se podía intuir que la teoría de que los raptos hubieran sido pertrechados por una secta tomara fuerza. Se dirigió a Olive.
- Haremos lo que esté en nuestra mano por encontrar a su amigo. Pero lo primero es lo primero.- Miró a la mujer y le preguntó arqueando las cejas.- ¿Qué ha ocurrido?
Han aparecido quince cadáveres más.—respondió la mujer. Daphne sacó un pañuelo y se lo pasó por los ojos—Tenemos billetes de tren para ir a Stockton a interrogar al sospechoso...Leighton nos ha comprado los billetes.
¿Han secuestrado a sus hijos? - Olive os mira sorprendido.- No... no sabía nada, lo siento mucho.- Dice con sinceridad.- Entiendo que no puedan ocuparse de George, la familia es lo primero.
Si descubren algo relacionado con mi amigo. ¿Serían tan amables de avisarme?
Keeper, algo más calmado ahora que no se siente acusado por Olive le responde.- Será un placer profesor Olive, le informaremos si descubrimos algo.
Lamento el tono con el que le hablé.- Se disculpa.
Os despedisteis del profesor Olive y salisteis nuevamente en coche hacia New York, preocupados por los niños secuestrados y las inquietantes últimas noticias de Leighton.
Ellos eran en estos momentos lo más importante, pero aquellos de vosotros que deseabais saber más sobre el símbolo sabíais que tarde o temprano, una vez los niños estuvieran a salvo, tendríais que volver a Miskatonic para hablar nuevamente con el profesor Olive y dedicar tiempo a leer tomos de los fondos privados de su biblioteca.
Continua en ¡Viajeros al tren!