Partida Rol por web

- Joder... Ni tan mal, muchacho, una pena que tal vez yo tenga que diñarla, pero como idea me parece de una brillantez apabullante.- Le sonreí melancólica, peor por mi tono de voz se notaba que hablaba muy en serio, realmente me estaba planteando aquel plan descabellado como una posibilidad más fructífera que cualquier otra opción que tuviésemos en aquel momento. - Te iba a proponer volver a saltar dentro de la disco, pero ya has visto que Liel tiene sus debilidades y limitaciones. Lo que comentas de la puerta podría ser una vía de entrada, tal vez n haya nadie a estas horas... ¿O crees que sería mejor intentar el salto aun a riesgo de terminar en otra ratonera mística como la de Anacleto?- Sonreí.- Juro que si sobrevivimos a esto, nunca más volveré a decir ese nombre en voz alta, hace que se me trabe la lengua.

—¿Y si consiguieramos que Maurice y alguien más no llevara? —Énone bajó  la vista del cielo, está vez con el ceño fruncido y el taser todavía aferrado en su puño cerrado. El nombre del camello se escapó de sus labios con cierto resentimiento en el tono de voz. El chico se calzó el bolso al hombro y bajó de la pila donde estaba sentado. 

Comenzó a caminar por el callejón de un lado a otro. Hablaba con seriedad mientras volvía a pasarse el índice y el pulgar por el puente de la nariz.

—Conocemos la entrada, los barriles y la defensa al lado de la catedral —esperaba recordarlo bien—, esperamos que Maurice o cualquier otro de sus secuaces entre o salga y lo "convencemos" para que nos lleve dentro. Yo podría ir en calidad de ofrenda y tú... ¿Escondida? Detrás de nosotros. Yo la distraigo... De alguna manera y entonces tú te deslizas hacia ella y la coges del pie... O de una cola.... Ojalá tenga una cola, larga y desatendida. El punto es que la coges de alguna parte y te la llevas acá afuera... Y dejamos que el sol haga el gesto. 

Se detuvo y encaró a Suzie con una mezcla de sentimientos en la mirada: miedo e inseguridad por sobretodo, pero en el fondo una leve chispa de rabia que rozaba en la resolución.

- Creo que sería más fácil que yo sea la ofrenda. Al final parece que le da igual de qué genitales chupar para orinar su puñetera droga, pero esto es personal y va por nosotras... Lo de esperar a que l camello aparezca y tratar de convencerle de que nos lleve... Es arriesgado, peor supongo que si no funciona, tenemos otras opciones, a ver si alguna otra persona de la zona lo conoce, en tal caso. Conseguir una cadena o cuerda puede estar bien para asegurarnos de que soy capaz de aferrar a esa cosa una vez que toque... Puede que hacer guardia entorno a la disco sea un poco osado tras lo de ayer, peor tal vez podamos usar a alguien más de la calle... Vamos allá.

—podria ser, pero llevar a alguno de los secuaces de Carmilla podría asegurarnos a no encontrar sorpresas por el camino.  Lo que yo veo que puede ser un problema es que estén tan hipnotizados por la bicha que sea imposible convencerlos o amenazarlos... Aunque quizás podamos buscar la manera de que piensen que les están haciendo un favor que la monstrua esa quiere vernos o personalmente matarnos...Digo, matarme. No, tu eres la única que puede sacarla de ahí. Si te mata nada más verte no hay nada que yo pueda hacer, en cambio al revés... —tomó aire y tragó saliva—, si la palmo y me come o me chupa o algo también vale como distracción.

​​​​​​Siguió caminando en silencio un rato. Mientras seguía dándole la vuelta al ¿Plan?

—Una cuerda estaría bien, y quizás otras maneras de hacerle daño también, algo con que protegernos de... Algo. Maldicion, aún siento que sabemos muy poco. Igual debemos aperarnos de algunas cosas...y hacer más cosas en la madrugada, que si cae la noche nada de esto sirve de nada.

Suzie y Énone siguen discutiendo los pros y contras de cada una de sus opciones cuando de repente escuchan un grito de dolor rebotando por las calles. No les resulta difícil llegar hasta la fuente del sonido: un tipo con pinta de vagabundo está saliendo a toda velocidad por una alcantarilla cuya tapa ha tenido que empujar a base de desesperación y adrenalina puras. Detrás de él aparece arrastrándose una muy malherida Laura con una cámara en la mano. Bajo ella se escucha una infernal cacofonía de chillidos.

A... Asher - las palabras de Laura surgen de su boca con un barboteo de sangre - A...yú...da...me.

¡Tú ya'stás muerta guapa! - dice el vagabundo sin dejar de correr.

Acto seguido Laura es arrastrada de vuelta al interior de la alcantarilla. Lo último que escucháis de ella es un grito de dolor y miedo...

Una mirada, solo una mirada le dió a Suzie quizás para asegurarse que ella lo veía partir, quizás porque solo buscaba nuevamente su aprobación o quizás porque ella la estaba dejando con la palabra en la boca, ni el mismo lo sabía exactamente. Igual que había pasado cuando vio a Cuddy en los baños su razón le había dado el volante —como Suzie diría— a sus instintos. Una mirada a Suzie y corrió hacía la apertura por la que la periodista acababa de desaparecer. Correr y  abrir el bolso fuen un solo movimiento para, acto seguido, rebuscar entre sus ropas por  su arma sagrada. Asió el puño justo en el momento en que su pie tocó el suelo y su khopesh silbo cuando la sacó y apuntó a lo que fuese a encontrarse en la penumbra.

Mierdamierdamierdamierdamierdamierdamierdamierdadamierdamierdamierdamierdamierdamierdadamierdamierdamierdamierdamierdamierdadamierdamierdamierdamierdamierdamierdadamierdamierdamierdamierdamierdamierdadamierdamierdamierdamierdamierdamierdadamierdamierdamierdamierdamierdamierdadamierdamierdamierdamierdamierdamierdadamierdamierdamierdamierdamierdamierdadamierdamierdamierdamierdamierdamierdadamierdamierdamierdamierdamierdamierdadamierdamierdamierdamierdamierdamierdadamierdamierdamierdamierdamierdamierdadamierdamierdamierdamierdamierdamierdadamierdamierdamierdamierdamierdamierdadamierdamierdamierdamierdamierdamierdadamierdamierdamierdamierdamierdamierdadamierdamierdamierdamierdamierdamierdadamierdamierdamierdamierdamierdamierda.- No era mi mantra favorito, peor si el que más he repetido a lo largo de mi vida, miles de flashes de todo lo acontecido y mi vida con Tasia pasaron por mi cabeza mientras sacaba el bate de mi sudadera y me quitaba también esta, atándola en torno a mi brazo a modo de improvisada atadura en caso de que pudiese cumplir con el pan propuesto por mi compañero unos minutos antes. - ÈNONE NOOOOOO...- Grité yendo tras él de cabeza a la alcantarilla, sin saber si Laura podría ser salvada o si ya estaría todo perdido...