Partida Rol por web

Hotarubi se acerca a los grilletes y comienza a ajustarlos por la zona de los tobillos de Thomas. Se situa frente a él - Encantado Thomas, yo me llamo Hotarubi - Le engancho los grilletes en las muñecas. - Espero que no te pase nada, no tienes pinta de mala gente.

Tras dejarlo bien atado, se acerca a la palanca. - ¿Estás listo chico? - Apoya ambas manos en la palanca.

Me doy la vuelta al ser agarrada por el chico que había intentado suicidarse, el beso me deja descolocada, aparto la mirada y comienzo a escuchar los comentarios del resto.

-Eso es cierto, la grabación esta vez no mencionaba nada de sacrificar a uno... ¿Y si la puerta no se abre?-, sacudo la cabeza intentando sacar esa idea derrotista.

Al levantar la vista observo que Thomas, como se hace llamar el chico del beso, se dirige nuevamente a los grilletes. -Gilipollas-, lo miro fijamente y niego con la cabeza, pero esta vez no seré yo quién le impida hacer nada. Si quiere morir, que lo haga....

Come on.

Digo, sencilla y llanamente. Así quizá los reparos morales de todos se desvanezcan, aunque no comprendo cómo pueden preferir usar a una persona viva antes que a un cadáver... Sólo espero que mi entrenamiento me permita soportarlo y no oponer toda la resistencia posible para que el oriental pueda hacer su trabajo con mayor facilidad.

No puedo, sin embargo, dirigir una última mirada a la chica que me ha intentado impedir esto antes.No quiero que lo pases mal por mí, no mires...

Espero a que se abra la puerta, no tiene mucho sentido decir o hacer nada, por un momento me parecía estar muy lejos de allí y busco una mirada amable, una sonrisa, pero es demasiado para lo que estamos viviendo y observando al hijo de la mujer que asesiné, me pregunto si no tendrá razón y la próxima seré yo. No es que no me den pena los que se han ido, sólo es que me dan pena los que quedamos. Me quedo detrás de Grace como una sombra, un fantasma, cualquier cosa será mejor que la incertidumbre, echo una mirada a Daniel, a Michael que grita, a Sarah, demasiadas sensaciones tengo como para externarlas.

Pasan algo mas de tres minutos y la puerta no se abre, mientras thomas y Hotarubi se preparan para hacer la prueba

0:46:35.....0:46:34.....

Apoyo todo mi peso sobre la palanca y tiro hacia abajo con todas mis fuerzas.

De nuevo había un muerto, miré para otro lado, esta gente estaba loca, no me daba pena lo del *hombre-perro, de hecho era una amenaza y estabamos mejor sin él.. pero aún no me acostumbraba a ver tanta sangre. además, a este paso moririamos 1 o 2 por sala, y puede que en una de ellas me acabara tocando a mi. Intente no mirar al muerto y concentrarme en otra cosa.

Yo soy Sonia. le contesté al **chico wapo de la sonrisa, mientras le daba la mano e intentaba devolverle la sonrisa. yo tampoco recuerdo eso en el mensaje, pero deberiamos haber intentando lo del muerto...estay rodeada de idiotas. Miro al ***rubio guaperas Mucha suerte Thomas...y gracias por tus buenas intenciones o por tu idiotez...

Un muerto más y otro que va de camino a la tumba.

La cosa parecía mejorar, cuantos menos fuesen más posibilidades de defenderse en caso de que se volcaran contra uno.

Armando sonríe, aunque esta solo se dibuja como una media sonrisa algo picara y maliciosa. Gira su cabeza hacia Thomas, depositando su mirada en el chico luego de sus labios se proyectan dos simples vocablos.

-Suerte chaval…- y en su mente se desbocó el resto de la frase culminándola con un “la necesitaras”.

Un joven entre el tumulto de gente haciendo sus cosas pertinentes para salir, camina a un costado del cuerpo del hombre perro*. No había emitido ningún comentario desde que entró por la habitación. Su mirada denotaba ira, y aún peor, ira absorvida por su propio ser, solo podía ser vista a través de sus ojos.

Antes de que echen a andar las cadenas se acerca a Thomas y con una mano en el hombro le susurra. - Éxito, desde ahora el dolor es tu mejor amigo... deja pasar un tiempo con él sabrás que estas vivo.

Sonrío agradecido al jóven con sus palabras, podría comenzar una larga conversación sobre el dolor, la vida y la muerte, pero sé que pretende ayudarme, y en verdad a los muertos el cuerpo no les duele, pero sí el alma.

Gracias...

Dicho esto, el oriental comienza a girar y girar y me muerdo el labio para acallar el grito desgarrador que posiblemente aterraría a más de uno de los presentes, mi boca comienza a sangrar. Joder... Duele...*

El asiático comienza a girar la palanca, sin duda le cuesta mucho, pero poco a poco suena el chirriar de las cadenas, al principio Thomas aguanta bien el dolor, pero a los pocos segundos empieza a notar un fuerte dolor en las extremidades, y no solo eso, sino que el peto metálico se le esta clavando y le produce un gran dolor, poco a poco nota como deja de sentir las manos y los pies, mientras la sala se llena de gritos de dolor.

todos o casi todos miran el espectáculo horrorizados

El espectáculo era magnifico y que decir de aquella sinfonía de gritos. Armando estaba extasiado, casi deseaba tomar el lugar del asiático y así poder inferir el mismo aquel dolor.

A pesar de que estaba maravillado con el espectáculo intentaba que aquello no fluyera a su rostro. Su expresión solo mostraba una inanimada cara envuelta en seriedad quizás sus ojos revelaban lo que realmente “sufría” con aquel espectáculo, pero que ser de aquella sala estaría atento a su persona.

Intento fortalecer al máximo mis músculos mientras se me clava más y más, las agujas duelen como un infierno y soy incapaz de acallar los gritos.

¡¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAARGGGGGG!!

Es más el dolor del peto que el del propio tirón, pero he recibido un entrenamiento doble para fortalecer mi cuerpo, debe de ser duro como una roca, como una roca... Capaz de detener el acero.

Se había equivocado con el hombre-perro, él no era un elegido. Su muerte no significaba otra cosa que corroborar que era un farsante, un embustero. Barhigum sentía una rabia interior creciente. Había compartido los secretos de la antropofagia con aquel ser despreciable y blasfemo. Intentó contener su ira pero fue en vano. -El dolor es la única contención- pensó, y acto seguido se entregó a su expiación, dándose un fuerte mordisco en el antebrazo. Una vez atenazados trozos de piel y músculo entre sus dientes, comenzó a sacudir la cabeza como si fuese un lobo devorando a su presa, lanzando trozos de piel y ligamentos a su alrededor. Los músculos destrozados se disipaban ante tal cantidad de sangre que borboteaba por la herida. Aquel espantoso aquelarré finalizo cuando la zona donde había mordido quedó totalmente descarnada*

Una vez controlada la furia, dirigió su mirada hacía el hombre perro que yacía en el suelo. Aunque no había devorado su propía carne, no tenía ningún apetito y nutrirse a base de aquel traidor no era una opción...

Seal da unos pasos atrás al escuchar los gritos desgarradores de Thomas, al retroceder se encuentra con el tipo canival con mirada desorbitada devorandose el brazo y diciendo maldiciones para su ex compañero de cena.

Horrorizado ante tal espectaculo, se lleva el brazo hacía la cara tapandose la boca demostrando su asco ante la situación.

- Este loco de mierda se está matando solo...

No podía creer lo que estaba viendo, se quedó un rato así, pensando en qué terminaría todo aquello y se dijo que terminarían todos locos si es que no lo estaban ya. Cada grito de Thomas le hacía querer ir hacia allí y bajarlo para que dejara de sufrir. Entonces miró a Grace, suplicante, sin entender hasta qué punto aquello les hacía daño a todos. Se recargó de la pared intentando olvidarse de los gritos del joven.

Chasqueo la lengua con amargura mientras aparto la mirada de Thomas, el chico que está siendo torturado por voluntad propia, e intento que sus gritos de dolor, que me perforan los oídos, no me afecten. Miro la puerta por la que tendremos que salir y me pregunto qué nos encontraremos en la siguiente sala. Dudo que sea la siguiente, si quien quiera que sea nos quiere matar a todos, sin duda quedarán más salas por delante. O puede que las siguientes pruebas requieran más de un sacrificio. Y más de dos.

Voy mirando a los ojos a cada una de las personas de la habitación. Cruzo la mirada con alguno que otro. Aparto la mirada del caníbal que se está... ¿comiendo su propio brazo? Aparto la mirada asqueado y recapacito. Es difícil confiar en ellos, siendo quienes son, pero no me queda otra si quiero sobrevivir...

-Mierda.... se tendría que haber abierto con el perro.- murmuró malhumorado Michael, y mirando a Thomas no pudo evitar decir -Aguanta muchacho, aunque deberíamos haber metido a ése que evidentemente disfruta con el dolor.- mientras señala al "indio"

El joven horrorizado ante tal nivel bizarro se aparta del lugar, no puede soportar ver un hombre apunto de ser despedazado y otro comido por él mismo. - Esto es de locos!!! grita mirando a todos lados.

Dentro de la desesperación mira a Michael despues de escuchar sus palabras. - Viejo de mierda! Le decias loco al barbón vagabundo y tu eres el más locos de todos! Tu deberías estar en esas cadenas anciano decrepito... Mereces que Barhigum te coma al igual que la negra. Apunta con el dedo a Michael cegado por el miedo.

-Cállate niño.- es lo único que responde Michael mirando al que ha estado mudo hasta hace cinco minutos.