Partida Rol por web

Yakub cayó al suelo mientras veía como Cleo lograba escapar junto con la misteriosa motorista... Se giró en el suelo para ver si el artífice del disparo se abalanzaría sobre él o habría sido una bala perdida del enfrentamiento con Lorna y Orion. Rodó como pudo debajo del coche donde su bastón había caído, pare refugiarse de los posibles disparos primero, y quizá para pensar después.

Su pierna le dolía a rabiar y su estado físico comenzaba a ser preocupante. Quizá no fuera capaz de salir de allí por si mismo, quizá no fuera capaz de salir de allí en cualquier caso. Agarró su bastón y lo desenfundó, comenzando a cortar los cables del líquido de frenos, así como tratando de inutilizar el posible freno de mano del vehículo bajo el que estaba. Quizá eso pudiera ser suficiente distracción para poder escapar no solo él... sino también Orion. No le quedaba mucho tiempo antes de empezar a arder...

La moto solto un rugido cuando Cleo se acomodo tras la conductora, las ruedas giraron en medio de una nube de humo y salieron disparadas por una calle lateral.

El coche bajo el que se ocultaba Yakub chirrio y empezo a moverse. No cogio mucha velocidad pero choco contra el maletero de uno de los coches haciendo que sus ocupantes chocaran entre ellos. Los disparos fueron sustituidos por una retahila de juramentos hindues y palabrotas demoniacas que ofendian por igual el tacto y el oido.

-Me envia el guaperas sin camiseta-dijo una voz amortiguada por el casco-Voy a asegurarme de que te pones a salvo.

A pesar del traje y del viento que la despeinaba, Cleo no pudo dejar de notar un tenue olor, mezcla de sepulcro y algo quemandose. No obstante, a la velocidad que iban, no iba a soltarse de su espalda ni loca. Sintio nauseas pero no estaba segura de si era por el olor, la perdida de sangre o las maniobras de la moto.

Y que maniobras. Habia visto a Orion ejecutar maniobras imposibles para un ser humano pero jamas penso que se pudiera hacer lo mismo conduciendo. Tomaba curvas cerradisimas, eludia coches y se metia por huecos donde Cleo temia matarse.

A la velocidad que iban, Cleo se pregunto si quedaria algun radar de velocidad para grabarles y si se la veria a ella hecha un desastre con vendajes, un vestido arrugado y subida en la parte de atras del sillin agarrando el vacio en lugar del manillar mientras aparentemente guiaba la moto con las caderas.

Las preguntas se le agolpaban en la cabeza, y sin embargo no sabía con cual empezar. ¿Que pasaría con aquellos que dejaba atrás? ¿Volvería a verlos? Estaba demasiado en shock para notar que lloraba, pero la humedad en sus ojos igual se secaba a toda velocidad por el aire que golpeaba su rostro.

-¿A... a donde vamos?- Atinó a gritar, sin saber qué habrían dispuesto Orion y la motorista para su escape.

-A la estacion.

Con un quiebro, se metieron por una calle peatonal desierta.

-Los trenes que salen de Swansea no estan cancelados. Tu no viniste para quedarte, ¿no? Ya tienes lo que querias...

-No, no puedo irme.- Cleo comenzó a negar con la cabeza infantilmente. Si, había descubierto aquello por lo que había venido en un principio, y sin embargo eso no era ya lo que la retenía en ese lugar.

Pero si Orion y Yakub morían... ¿Por qué seguirías en Swansea?

Billy. -Te-tengo que encontrar a Billy y sacarlo de aquí. Él vino aquí por mi, tengo que sacarlo antes que sea muy tarde.- Volvió a negar con la cabeza. -Llévame al Círculo de Piedra. Por favor.-

Orion cargó contra el lateral del coche a toda velocidad, entró por la ventanilla y salió por la puerta contraria que arrancó de cuajo. Su aspecto era bastante estrafalario: desnudo del torso para arriba, con unos pantalones de vestir hechos trizas, unos zapatos cubiertos de mugre y algunos agujeros de bala. Tal vez por eso daba tanto miedo. O quizás fuese por las llamas azules que salían de sus ojos, la gran boca llena de dientes afilados de la que brotó un rugido atronador y el cuerpo de músculos hipertrofiados que parecían querer liberarse de una piel estrecha que los constreñía.

El tiroteo cesó por un instante y todos los que estaban parapetados detrás de aquel vehículo se retiraron instintivamente del vampiro. Era una mezcla heterogénea de humanos y rakshasas y los primeros, al ver que los demonios habían echado un paso atrás ante aquella presencia, retrocedieron un poco más.

Orion echó un vistazo fugaz al campo de batalla. Lorna estaba malherida y a cubierto detrás de las basuras, Yakub estaba en el suelo y Cleo escapaba a lomos de una motocicleta. Su piel ardía, literalmente, pero todavía no podía marcharse de allí. Agarró la puerta del coche y se la puso en el brazo izquierdo a modo de escudo. 

—A VER, CABRONES —bramó con aquella voz antinatural—. LA CARROZA SE ME VA A CONVERTIR EN CALABAZA Y VOY A TENER QUE PILLAR UN TAXI PARA VOLVER CON LA MADRASTRA. 

El coche avanzaba lentamente. Lo suficiente para darle tiempo a Yakub a sacar su teléfono y mandar un mensaje a Cleo. 

<<Oficina de correos. Buzón 45. 5478. Taller. 8872145#.>>

El lugar donde tenía un juego de llaves de su tienda y un sobre con instrucciones sobre su taller, así como algunos contactos que le debían algún favor. Y el código para desbloquear todas las funcionalidades de su taller. Le habría puesto que ayudara a Orion, pero eso era decisión de la muchacha...

En cuanto el coche lo dejo descubierto Yakub, rompió el teléfono en dos, agarró su bastón y se puso en pié a duras penas. Dió un golpe a la carcasa ya rota por si acaso y comenzó a alejarse de aquel lugar cuando un disparo le atravesó su pierna buena. El viejo ya no podía aguantar más. Cayó al suelo, boca arriba.

Miró a Orion, sus miradas se cruzaron un momento. Yakub pudo ver su ansia controlada, todo aquel poder y aquella maldad reducidas a lo que el vampiro quería y necesitaba en cada momento. Negó con la cabeza. Ya era tarde para el viejo, pero Orion quizá podía salvarse todavía.

— Gracias — Sus palabras no salieron de la boca, estaba demasiado cansado. Quizá el vampiro pudo leerle los labios o puede que ni siquiera lo estuviera mirando.

El hindú que se le aproximó sonreía mientras le apuntaba con su arma.

— Fin del juego — Le dijo al viejo.

— Ya voy... ya voy — Contestó con un último aliento. Una lagrima calló por el rostro arrugado y seco de Yakub. Una lagrima con el nombre de Midori que se deslizaba rápidamente por su mejilla, de la misma forma que lo hacía la única pregunta que ahora corría por su mente — ¿Estaría su amor esperando al otro lado? —

-No soy un puto taxista-contesto la motorista secamente-Tengo el tiempo justo para dejarte en la estacion y no acabar convertida en ceniz... iAparta de mi camino, gilipollas!

La moto paso casi rozando a un empleado publico que estaba barriendo la calle. 

-Si ese Billy es tu amigo, ya sabia donde se metia. Y alguien a quien le importas me ha pedido que me asegure de dejarte a salvo. Se lo debo...

Iba a añadir algo pero en ese momento se metio de nuevo en carretera y tuvo que esquivar a un camion.

La piel de Orion ardia. El cielo gris estaba cada vez mas claro anunciando el nuevo dia.

Esto no puede durar. 

La puerta del coche paro varios impactos de bala que le hicieron retroceder un paso. Entonces vio que el otro coche se abria y un rakshasa femenino salia de el empuñando un machete de terrible aspecto. Le grito algo mezcla de rugido e idioma extranjero pero Orion conocia el mundillo bastante bien para saber que aquello eran bravuconadas.

Al otro lado del coche, un rakshasa de dos cabezas salto por encima de la barricada de Lorna. Una de sus cabezas se echo hacia atras violentamente como si hubiera recibido un disparo pero ni siquiera eso detuvo al demonio. Hubo un intercambio de insultos y la pila de basura empezo a temblar como si hubiera una pelea a muerte detras.

Entonces vio a Yakub tendido en mitad de la calle junto a un hombre con un arma humeante.

—¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAGHHHHHHHHH! —el grito de dolor de Orion fue más terrible que todos sus anteriores rugidos.

Los demonios vacilaron un instante pero los hindúes mortales se encogieron de terror. El vampiro lanzó la puerta del coche contra la rakshasa del machete, fallando por bastante margen. Saltó en dirección hacia donde había caído Yakub y, antes de que el asesino del viejo cazador tuviera tiempo de darse cuenta de lo que pasaba, una dentellada le arrancó de cuajo el cuello dejando la cabeza apenas sostenida por la columna vertebral. Inmediatamente y sin que llegara a tocar el suelo, Orion terminó de decapitarlo con sus propias manos, retorciendo la cabeza para separarla de músculos, tendones y huesos. A continuación clavó sus dedos en los ojos hasta que pudo sostenerla por esos dos asideros.

Con el brazo que tenía libre levantó el cuerpo del anciano. Era liviano como una pluma, tan solo piel y huesos, y eso sorprendió al vampiro, que siempre había considerado al cazador como una figura maciza e indestructible. Su rostro no mostraba miedo ni sorpresa, simplemente parecía dormido, aunque el agujero de bala en la frente señalaba algo distinto.

El enemigo comenzó a moverse, liberado ya del miedo o azuzado por la salvaje muerte de su compañero. Orion vio por el rabillo del ojo como aquella demonio del machete corría hacia él a gran velocidad; pero antes de que le alcanzara él también echó a correr calle arriba, cargando con el cuerpo de Yakub y la cabeza de su asesino.

Varias balas silbaron al pasar junto a él, pero pronto la persecución se redujo al par de rakshasas que parecían liderar al grupo de atacantes. Orion se dio cuenta de que no podía darles esquinazo y que tampoco sería capaz de enfrentarse a ellos en combate sin terminar achicharrado por el sol. Giró una esquina y fue a parar a una avenida más grande donde el sol naciente comenzaba a reflejarse en las ventanas de los edificios y en los cristales de los coches, amenazando al vampiro que se atrevía a desafiar su poder.

Un potente claxón avisó al vampiro de que un enorme camión se le echaba encima. Apenas tuvo tiempo de reaccionar pero el conductor logró detener la mole a escasos centímetros de su cuerpo. Orion, fuera de sí, se las compuso para entrar en la cabina arruinando la puerta del copiloto. Una vez dentro soltó a Yakub y se encaró al conductor con la intención de matarlo y robar el vehículo.

—¡Dracu, Dracu, joder, que soy yo, que soy Tsagoi! —el gitano agarraba al vampiro por los hombros mientras lo frenaba interponiendo la pierna entre ambos —. ¡Orion, shuprimo, mecagoenla...!

El vampiro comprendió por fin. Miró a Tsagoi todavía con pura vesania en sus ojos y luego al cuerpo de Yakub. Abrazó la cabeza del asesino de su amigo con las dos manos y, con una tremenda desconfianza, se fue metiendo en la parte trasera de la cabina, escondiéndose bajo las mantas como un animal acosado.

-Irme de Swansea no hará que esté a salvo. No soy ingenua.- Rhiannon ya la había atraido a aquel lugar, y dudaba que le interesara perder a Cleo si llegaba a enterarse que había sobrevivido. ¿Iba a repetir los pasos de Bayhas? ¿Huir hasta que la muerte la encontrara, allá donde estuviera?

-Has cumplido con tu parte, y te lo agradezco. Si no quieres llevarme allí, sólo detente junto a una esquina y déjame. Ponte a salvo. Yo estaré bien.- Pidió la joven con un ruego.

-iY una mierda estaras bien! iLa ciudad es un hervidero de demonios y tu le quemaste la cabeza a la mas hija de puta de todos ellos! iAhi afuera no vas a durar ni diez minutos!

-He logrado sobrevivir hasta ahora, una simple mortal que debería haberla palmado cuando empezó a juntarse con vampiros, magos, y cazadores.- Insistió una vez más la chica. -Por favor, juro que haré lo posible por mantenerme a salvo. Me mantendré en perfil bajo. Las calles serán de los demonios, pero los RedBeats y los del Culto del Dragón siguen dando por culo. Podrás decirle a Orion que cumpliste con lo que te pidió...-

Se lo diría ella misma cuando lo viera, incluso. Porque tenían que sobrevivir. Los tres, tenían que salir de esto...

La moto derrapo brutalmente para cambiar de direccion.

-Inexperta, desaliñada y caprichosa-gruño por lo bajini-No se que te ve ese capullo...

El paisaje se hizo un borron a su alrededor mientras la moto recorria las calles a una velocidad que seria peligrosa en una autopista. Finalmente, se detuvo en las puertas del campus universitario.

Cleo se bajo de la moto. Le temblaban las piernas.

-Gracias, Eva-dijo apartandose el pelo de la cara.

La motorista se levanto la visera del casco. Cleo habia visto a Eva brevemente en la fiesta pero estaba segura de que sus ojos no tenian aquel brillo alli.

-Por favor, llamame Bleeder.

Se bajo la visera del casco y arranco la moto para alejarse a toda velocidad.

-iDracu, este tio esta muerto! ¿Que coño ha pasado?

El camion arranco con un ronroneo. El "Gypsy" llevaba suficiente tiempo en la carretera como para saber que las preguntas podian esperar a que estuvieran en un lugar seguro. Estuvo a punto de atropellar a un tipo que cruzaba un paso de peatones con un monton de papel higienico bajo el brazo.