Erik no veía la hora de volver a la nave, comer algo, darse una buena ducha y meterse en la cama para dormir todo lo que le permitiesen, pero eso aún tendría que esperar un poco ya que, como dijo Becca, había que asegurar a los piratas para dejar el planeta sin amenazas.
- Yo puedo encargarme, ¿Te apuntas? Preguntó a Bria para no estar tan en desventaja numérica - ¡Vayamos a cazar piratas! Añadió para intentar convencerla mientras volvía a revisar que su arma estuviera bien cargada y lista para la acción.

Estos son los viajes de...

Los viajes de una nave relegada a situaciones de segundo plano, que no salen en los titulares, pero que sin embargo han alcanzado obras sin paragón. Pues nadie (salvo un tal J.M. Kirk) ha logrado salvar el universo en más de una ocasión; solo quedando como anécdota personal.

¿Y a quién diablos le importa? Cuando las recompensas recuerdan constantemente que el valor que llevan dentro es superior a la suma de todas las partes allí donde vayan. La única excepción son esos lingotes de latinum que tintinean entre el uniforme de Norman…

El resultado posterior fue la permanencia de Staafar en el planeta, como enlace, para afianzar las relaciones con los recién emancipados Ilhue de las garras de su falso (y oportunamente desaparecido) profeta. Al tratarse de un mundo dentro de la Zona neutral los posteriores contactos se realizaron en la frontera del lado de la Federación a fin de evitar roces con el Imperio Romulano. Luego de un par de semanas el tripulante regresó a la NX una vez que Nad´ha se convirtiera en la nueva reina de su pueblo luego de la abdicación de su madre.

El especialista en evacuaciones y fluidos continuó su servicio en la Excalibur por al menos un tiempo más, solo que sus objetivos se hallaban lejos, en una playa de Risa en donde un antiguo casino había sido reacondicionado y estaba pronto a abrir sus puertas. Casualmente esa semana Norman estaría de permiso. De los lingotes nunca se supo nada…de esos casi treinta lingotes prensados de latinum.

Bria por su parte obtuvo mayor autonomía en la cocina de la NX bajo la promesa de ascenso cuando Unger logrará su transferencia. De igual manera Erik escalaria en posición con esa movida. ¡Era un dos por uno sin perdidas!

Desde luego que las andanzas de los dos ingenieros, Bert y Becca, no terminó allí. Según los chismosos esos dos casualmente coincidían en los turnos y otras cosas también. ¿Pero quién sabe realmente? Porque nadie se ofrecía a limpiar los mamparos agobiantes de las nacelas warp. Solo ellos lo hacían y nadie se quejaba por ese trabajo infernal.

Tal como el primer oficial lo había prometido sucedió al fin de cuentas. Hubo un puesto libre y un ascenso para la auxiliar de comunicaciones, siendo la única alférez del dispar grupo de amigos. O los bien llamados “los siete imposibles” por el resto de los tripulantes de los niveles inferiores. Staafar no se opuso a eso, pues el sabía que su destino cercano era otro a diferencia de continuar sirviendo en la vieja NX.

Obviamente la Excalibur llegó a tiempo a las coordenadas del encuentro con los oficiales de la nave, solo para que la bomba no explotase tan fuerte y que las ganancias superaran con creces aquel desacierto de la “fiesta no autorizada”. Aunque jamás se dio con el autor intelectual de aquella reunión social ilegal todos perdieron sus permisos en los meses siguientes y tuvieron que hacer dobles turnos por varias semanas.

¡En definitiva esa juerga malograda salió demasiado barato!

Esos son los viajes de la Excalibur, donde las verdaderas aventuras ya no sucedían en el puente; donde los peligros mortales y las maravillas ocurrían lejos de los mullidos asientos de los oficiales. En los niveles inferiores (y siempre que pudieran salir de la nave) se escribía la verdadera historia de la sacrificada vida del tripulante estelar de la Flota Estelar.