Partida Rol por web

El droide se tambaleó un momento debido al empujón de Lyna, pero no llegó a caerse. Ahora era consciente de la presencia de enemigos y estaba bien asentado en su posición. Sin embargo, se había quedado solo, y su procesador de pensamiento era consciente de ello. Esos rivales eran peligrosos.

En ese momento, Arion se colocó entre él y Lyna. El androide se retiró tras las cajas de la esquina, tratando de cubrirse y de dirigirse a la salida de la sala que aún no habían explorado. Al mismo tiempo lanzó un disparo contra Arion, aunque sólo le alcanzó en una pierna, quemando su ropa jedi y ligeramente su piel.

Luego se apresuró a cubrirse para tratar de escapar, ya que el ataque de Arion no le alcanzó mientras se retiraba.

Arion lanzo un gemido de dolor cuando el blaster rozó su pierna. El ataque del droide habia superado su guardia y ahora trataba de escapar. El padawan apretó los dientes y cojeo tras él, blandiendo el sable de luz.

"No puede llevar hasta la puerta... No puede llegar..."

Haciendo un esfuerzo, Arion saltó a lo alto de una de las cajas que el droide habia derribado en su alocada huida y se lanzó contra su espalda, descargando un mandoble de arriba a abajo.

El muchacho cerró los ojos, olvidandose de lo que sucedia a su alrededor.

"Recuerdo tus lecciones, Maestro. Los ojos pueden engañarnos. El dolor es una ilusión de la mente. El cansancio no existe para los que son Uno con la Fuerza. Los Jedi protegen a los debiles y a los que sufren. La Fuerza es nos hace ser lo que somos."

A donde crees que vas, pipiolo...- Digo, con el ceño  fruncido y con una mirada capaz de cortar acero.

Avanzo lo que puedo y concentro mis poderes de la fuerza una vez más para lanzar el droide contra una pared cercana y evitar que huya. De nuevo una oleada de sentimientos surge de mis manos y el robot sale volando a una velocidad vertiginosa.

El padawan se hincó de rodillas, vencido por el dolor y la frustración. Arion notó como se le agolpaban las lagrimas tras los parpados y apagó su espada laser, mientras el droide se alejaba rapidamente.

"Se ha escapado" Murmuró entre dientes, sin dirigirse a nadie en particular. Justo en ese momento, Arion notó la familiar y perturbadora alteración en el equilibrio de la Fuerza, que se producía cuando su compañera se empleo a fondo contra el droide fugitivo.

Una vez se cercioró de que la maquina no volvería para atacarles por sorpresa, se limpió los ojos con el dorso vendado de su mano y se dirigió hacia su compañera caida. Tomó aire para serenarse y se arrodilló junto a Lyna. Con rapidez, extendió pulcramente el material de primeros auxilios, seleccionando lo necesario para atender las heridas de la padawan.

"Buen trabajo, Lyna." Arion rasgó de un tirón la ropa de su compañera. Muy a su pesar, no pudo evitar un gesto de contrariedad. "Tiene mal aspecto... Esto te aliviara y podremos seguir." El muchacho lanzó una mirada sobre el hombro para controlar la entrada por la que el androide pretendía fugarse. "Tendremos compañia dentro de poco."

El pobre androide de seguridad restante humeaba en el suelo tras haber sido empujado contra la pared con una fuerza aplastante. Estaba claro que el instinto de supervivencia de Lyna se había activado con ese disparo en el hombro. Nunca la habían herido... pero eso hizo que se despertara la Jedi que llevaba dentro.

Al menos ahora tenían un momento para descansar, pues descubrieron que la tensión del primer combate auténtico de su vida les había dejado agotados. Era la primera vez que arriesgaban el todo por el todo... y afortunadamente, habían estado a la altura.

Arion estaba terminando de vendar las heridas de ambos, cuando de repente oyeron unos ruidos extraños provenientes del pozo. Parecía haber algo acechando ahí abajo...

Sonrío con confianza a Arion... Antes de desplomarme en la pared lentamente.

- Yo... Te debo una, Arion.  Me levanto débilmente y me dirijo hacia donde estaban los droides. -Has sabido estar a la altura. Me alegro que estés aquí; con cualquier otro de mis compañeros seguramente estaría muerta. 

Agradezco el botiquín enormemente, mientras noto cómo los parches de Bacta recomponen la piel quemada. Estirmo mi mano a donde estaba un bláster de los droides y lo pongo en mi cinto.

-Arion. ¿Eres bueno con el bláster? Sé que lo que te voy a decir es un poco extremo, pero... - Muerdo la lengua ante el dolor un instante -Mi punto fuerte es el estilo doble. La pesada de mi maestra asegura que no lo domino, pero en realidad manejo las espadas en ambas manos con soltura... Y no parece tu fuerte. No me malinterpretes, pero has tenido mucha suerte con ese disparo de droide, podría haberte matado. Quizá una buena cobertura y un bláster serían más seguros.

- En ese momento un ruido del pozo altera la serenidad. Rápidamente busco una cobertura y le paso un bláster con la fuerza a Arion, mientras yo me preparo para lanzar por los aires a eso que venga.

El aprendiz padawan terminó de curar a su camarada mientras esta hablaba. Había que admitir que se le daba bien y se permitió una sonrisa satisfecha al dar el último toque al vendaje. Sin embargo, cuando Lyna le preguntó por su habilidad con los blasters, Arion se quedo quieto y en silencio, con un rollo de venda a medio enrollar...

"Bueno... Esta claro que tú dominio de la Fuerza es equiparable a tú maestría con el sable de luz..." El padawan lanzó una mirada a los restos de los droides que estaban despatarrados entre las cajas volcadas del "almacen". Arion se acercó a ellos, para acuclillarse y examinarlos con ojo critico. "A mi se me dan mejor otras cosas. Si seguimos juntos, saldremos de esta." Con una sonrisa ladeada, el muchacho intentó manipular la carcasa metalica del droide para acceder al interior, cuando un ruido llamó su atención.

Con un gesto melodramatico, Arion le arrojó a Lyna su propio sable de luz. "Cuidalo. Es un prestamo de mi Maestro. Se digna de nuestra confianza, padawan." Rapidamente, buscó cobertura detras de unas cajas, mientras se preparaba para saltar sobre su inoportuno "visitante"

"Bien, lo haremos a su manera..."

Apenas hubieron oído el sonido en el pozo, cuando les pareció oír una voz que decía unas palabras que no pudieron distinguir. Después escucharon una especie de ruido de fricción, como si algo rozase violentamente contra la pared del pozo, y un grito agudo. Un grito de una voz que les resultaba familiar...

Arion y Lyna se miraron sorprendidos. ¿No había sido Alia, la mandalore?

Al reconocer el grito le paso su sable a Arion rápidamente y pego un salto corriendo hacia el pozo, dispuesta a intentar ayudar a Alia con la fuerza.

Arion atrapó el sable laser al vuelo con una mano, recogiendo un blaster caido con otra y corrió en pos de su camarada, siguiendola de cerca. No tardó en llegar al borde del pozo, agarrandose con cuidado a la girola, mientras agudizaba la vista y el oido para hacerse una idea de lo que sucedía más abajo.

Recurriendo una vez mas a la Fuerza, el padawan consiguio que su mirada penetrase en el velo de oscuridad del pozo, mientras percibía mas claramente los sonidos incoherentes del fondo...

"Hay que asegurarse de que es Alia..."

El muchacho se volvió hacia su compañera con una expresión de urgencia pintado en su rostro.

"Tenemos que bajar ahi"

Arion intentó escuchar con toda la concentración de que fue capaz, y aunque la profundidad del pozo era considerable, llegó a oír unas voces apagadas que hablaban ahí abajo. Tal vez una de ellas fuera la de Alia... pero no podía estar seguro del todo.

Se fijaron en que el pozo no estaba sumido en la negrura, si no que parecía haber un piso inferior, como si el pozo se extendiese a lo largo de varios niveles. De lo que no había duda, era de que había alguien allí.

Arion gruño, descontento. Inclinado sobre la boca del pozo, interpeló a su compañera... "Creo que es Alia, pero... No estoy seguro. Puede que este mas de un nivel por debajo de nosotros..."

"Necesitariamos un mapa..." El padawan dió un par de pasos atras y giró la cabeza en dirección al almacen donde yacian los restos desparramdos de los droides centinelas. Suspiró con fuerza.... "Pero no tenemos tiempo para eso" Arion echó a correr a la habitación, recogió un blaster, comprobó el estado de la bateria y volvió trotando al pozo.

Con rapidez, improvisó una correa para el rifle blaster usando un rollo de vendas. Medianamente satisfecho, se lo cruzó a la espalda.

"Muy bien. Creo que nos toca bajar. ¿Estas lista?"

Calibro la profundidad del pozo y asomo la cabeza -Comprobemos si hay alguien - Cojo aire con los pulmones y grito:¡Eooo! ¿Hay alguien?