Partida Rol por web

Pues empiezo a freirlos, desde el más cercano, para ver si se asustan.

Al ver que las criaturas se te acercan empiezas a castear un hechizo intentando eliminarlas, cuando terminas una bola de energía oscura sale con mucha fuerza hacia el gnoll, pero el mismo se mueve un centimetro y el hechizo apenas lo daña. El gnoll empieza a reirse mientras camina hacia ti.

El brujito tiene algunos trucos de salón, esto no te va a servir con nosotros... además usar mágia que destruye nomuertos, un poco arriesgado siendo un nomuerto.

Cuando dice esto hay dos gnolls que te agarran de las muñecas y te empiezan a sujetar.

A ver si puedes hacer hechizos con las manos quietas...

A ti que te importa que magia uso. El problema será al que yo le impacte perro estúpido pensaba para sí mientras se le acercaban. Mientras piensa el insulto a los chcuos les grita. Mirad, allí, allí hay uno grande. Señalando hacia el norte. Es su momento de dar soluciones. Empieza a invocar un No-Muerto grande, de los que hay por la zona. Tiene que haber muchos restos, cuerpos medio podridos y amalgamas que pueda formar el bicho que terminaría por entretener a estos sarnosos desechos.

El gnoll se da vuelta para ver un grupo de nomuertos que se acercan a su posición, las bestias y las calaveras chocan y son los esqueletos los que rápidamente toman la ventaja haciendo que los gnolls se olviden de su presa por unos minutos.

Aprovechas ese momento para forcejear la cuerda y entre movimiento y movimiento logras escaparte cayendo al suelo de espaldas. Cuando te logras parar ves como un grupo de Gnolls te señala con dedo acusador y gritan algo en un idioma que no comprendes, en ese momento dos gnolls corren tra de ti, ellos están armados con ballestas y parecen decididos a disparar.

El necromago se desliga como puede y empieza a correr como desesperado en oblícuo a la llegada de los no-muertos. Reza porque algún árbol pare los proyectiles que espera que le lancen. Su alma era suya, pero escapaba como si se la fueran a robar. En cuanto tenga puesta entre sus captores y su culo cierta distancia, viraría hacia los mal-mataos que acometían contra los mediochuchos. Su intención era que les quedasen a los invocados más cerca sus objetivos y para mi, tener un entretenimiento que descentre a los gnolls y yo poder continuar.

El renegado se mueve lo suficientemente rápido para hacer que los gnolls queden atrás, aprovechando esa velocidad empieza a meterse entre los árboles hasta que los gnolls lo dejan de seguir. Una vez que termina la persecusión vuelve a buscar el camino subiendo hacia el norte y caminando hasta el Rémol.

Lo primero que ves es el cementerio, fue en ese lugar donde Kel'Thuzad empezó a experimentar con la plaga la cual terminaría siendo la destrucción de esas tierras. Sigues caminando y empiezas a ver los edificios con la clásica arquitectura de los Renegados. Desde donde estás identificas varios edificios, un establo, una taberna y el que en su momento fue el ayuntamiento de la ciudad.

A lo lejos  puedes ver las ruinas de la antigua capital Lordaeron, donde se encuentra la actual capital de los Renegados la subterranea Entrañas, una alta torre de zepeling que lleva a Orgrimmar y la jungla de Vega de Tuercespina.

Observo de lejos la zona y si no veo peligro o parece todo normal, me acerco hacie el establo, por si pudiera hacerme con una montura.

Te acercas al establo, de todas formas los caballos esqueleticos te miran con poca confianza, es más algunos empiezan a corcobear cuando te les acercas demasiado. En ese momento un renegado de pelo azul y con la parte baja de la mandibula caída te hace gestos como espantandote.

¡Veee e, mi cabao e asutan!

El no muerto sigue haciendo gesto con su limitado vocabulario. Cuando te alejas un poco ves que hay un alquimista que te mira desde adentro de  una casa, el mismo te sonríe y vuelve a su trabajo con sus viales.

El alquimista le cae simpático. Es la primera sonrisa que le dedican desde hace mucho. Tanto que esta es la primera, ya que ni recuerda cuando fue.

Se separa de la montura para que el "desdentao" no siga haciendo esfuerzos a los que su cuerpo no está acostumbrado. Le sonríe desde dentro de su capucha y hace un gesto amigable con la mano. - Si, lo he entendido, no preocupes ... me marcho. Y pone rumbo a la casa del alquimista. En el paseo piensa que se ha de hacer con una jaca de esas para ... adelantar. Seguro que se viaja más rápido con uno de esos. Eso lo piensa recordando a los gnolls que casi le hacen una "gracia". Se acerca al quicio de la puerta y toca en el marco, asomando la cabeza al interior, sin llegar a entrar. Un amigable - Buenassss. Acompaña a su gesto.

Al ver que te acercas el alquimisa sonríe.

Buenas, bienvenido... No se como te sientes tú, pero yo estoy un poco aburrido de esta "vida", o mejor dicho "no-muerte". Creo que sería buena idea curar nuestra enfermedad y volver a ser humanos de carne y hueso, por lo menos yo extraño mi vida...

Cuando te das cuenta, el alquimista tiene un gnomo encerrado en una jaula, de todas formas el gnomo parece estar siendo afectado por la plaga.

Ahhh, ya veo que viste a mi amiguito, si te interesa estoy pensando en hacer unos experimentos con él, pero voy a necesitar un poco de sangre de los vampiros que vuelan alrededor de la ciudad para generar una cura a la plaga, si funciona la probaremos en mi amiguito.

El gnomo se mueve nerviosamente y te mira con los ojos vacíos como suplicandote que acabes su agonía.

Esperaba que el estudioso estuviera en lo cierto y pudiera curar al desgraciado de la jaula. Le daba pena, pero no estaba de acuerdo. Este cuerpo ya no se corrompía más y podía vivir dentro de esta carcasa, en lugar de ser un humano otra vez y morir en el futuro envejecido, dolorido, con achaques y siendo una muestra lastimera de lo que podía haber sido. - Soy Mraugr dice cuando se dispone a marchar, pero un asomo de duda aparece en su voz: - Señor Alquimista, ¿Cuanta sangre de murciélago quiere? No solo era una pregunta, también era la aceptación de la comanda. El la necesitaba para sus experimentos y yo la traería pronto, por lo menos todo lo pronto que pudiera, y no solo por cumplir el encargo, sino por intentar ayudar al gnomo encarcelado como un jilguero. Si no lo curaba, por lo menos, lo mataría pronto.

Esperaba que si retornaba fuera como ser inteligente, no como los desgraciados que había encontrado por el camino. Se apenó profundamente. Bueno, si no son inteligentes, no sufrirán demasiado y los libraremos de la prisión de su cuerpo rematando su maltrecho cuerpo sin alma. Y decía rematando porque se supone que todos habían muerto ... pero parecía que el esqueleto con la guadaña y el sudario ajado negro no había hecho bien su trabajo. Lo había dejado a medias.

El alquimista te sonríe y mira al gnomo.

Es chiquito, supongo que con un poco de sangre de alguno de los vampiros que  hay cerca de la torre basta... De todas formas toma esto, seguramente te ayude.

El te entrega una jeringa y una pequeña botellita de vidrio.

Cuando tengas la sangre ven conmigo y veremos que le pasa a nuestro amiguito.

El gnomo empieza a insultarte en su idioma natal, pero al no entenderle nada te alejas. Caminas hacia la torre de zepelines y ves que hay varios murcielagos del tamaño de un lobo y con dos metros entre la punta de sus alas.

Se acerca a uno de ellos hasta el máximo alcance de su hechizo. Se encontraba muy nervioso. Era su primera pelea de verdad. En esta vida y en la anterior. Empezaba por un "bicho" inocente, pero era por una buena causa. Igual ayuda al pobre desgraciado de la jaulita. Empuña su bastón con ambas manos como si de un amuleto que le diera confianza se tratase y lanza un proyectil mortal.

Tocas la piel del murcielago con tu poder y el mismo cae seco, una vez muerto empiezas a sacarle la sangre en la ampolla que te dejó el alquimista. Al ver que el murcielago murió varios de los que están a los alrededores empiezan a cerrarse a tu alrededor.

Corres dejando a los murcielagos atrás y llegas a la casa del alquimista.

Bueno hermano ¿está todo listo?

Al decir esto mira al gnomo con malicia, el pequeño no muerto no hace más que temblar nerviosamente.

Le entrego el recipiente mientras asiento con la cabeza y además evito todo lo posible, con el rostro cargado de vergüenza, mirar al desdichado gnomito. Era una pena y no tenía esperanza alguna en que esto funcionase. - Lo único bueno es que morirás si o si. Si no porque esto funciona, será porque esto falle. De todos modos, esto te matará. Suspira. Mira el lado bueno, era lo que querías. La desdicha le inunda. Lo que no se es el dolor que sufrirás hasta que pase.

Haciendo caso omiso de lo que va a hacer espera un instante para preguntar: - ¿Le puedo ayudar en algo más?

El alquimista agarra la sangre y se la da de beber al gnomo. El mismo empieza a ponerse verde y a respirar agitadamente, pero rápidamente muere y se vuelve a levantar.

¡Mierda!

Le da una patada a la jaula del gnomo.

Parece que ahora sos uno de los nuestros, espero que te guste ser un renegado...

En ese momento te mira y dice.

En realidad no, tengo que estudiar mucho para ver que hacer con esta plaga, pero seguramente necesiten tu ayuda en Entrañas o en el Bosque de los Argenteos, mis antiguos colegas de Dalaran están causando problemas, además escuche que hay unos seres mitad hombres mitad lobos que estan matando a todo lo que pasa por allí, quizás deberías ir a echarle un vistazo.

Hago un gesto amable y sonrio. Esperaba que mueriera el pobre gnomito entre agónicos retortijones de dolor. Marcho a buscar esos hombres-lobo.