Partida Rol por web

No tenía demasiada experiencia en "pilotar" a quella bestia, pero le hizo mucha ilusión que confiaran en él, y le ofrecierna el medio. Agarró por las riendas al DracoHalcón, y agradeció con la cabeza y una amable sonrisa el gesto. Enseguida montó y ratificó con su voz, lo que sus gestos daban a entender: - Gracias.

Enseguid azuzó, algo temeroso por su falta de experiencia, al animal, que parecía saber el camino infinitamente mejor que él. - Menos mal.

Al llegar volando a Lunargenta te sorprende la vista aérea de la ciudad, no importa lo lejos que mires la ciudad se extiende a tus pies o se hubiera extendido si Arthas nunca hubiera atacado. En la actualidad, Lunargenta solo mantiene en pie la mitad de sus edificios y aún así es una maravilla a la vista.

El dracohalcón no se distrae y vuela directamente hacia el edificio rojo y grande que aparece en a lo lejos, al bajar te encuentras con una alfombra roja y una cantidad enorme de cazahechizos. Los guerreros élficos fueron entrenados en magia y son expertos en asesinar magos y lo primero que sentiste fue terror al ver como los dos primeros de la larga fila cerraron sus lanzas para cortarte el paso.

¿Que le trae a la corte de Lunargenta?

El elfo no solo no volvió a decir nada más sino que te miró con cara de pocos amigos.

Ikegar tiene la respiración entrecortada. Le falta el aire, ya que entre impresionado por el vuelo, y la tensión de "pilotar" un "bicho" que no conoce, le ha quemado las energías física y mentalmente. Si alguien que no le conociese, le mirase, sentenciaría que ha venido acojonado. Y hasta cierto punto era cierto. No sabía como sería el viaje, pero jamás hubiera pensado lo difícil que sería aterrizar. Menos mal que el pobre dracohalcón sabía mejor que él, todo el camino, y lo hizo más bien solito. Había sido poco más que un mero pasajeros. Agradecí al animal la excursión con un par de cariñosas palmadas, y así de paso, recobraba la compostura de que le amenazasen tan violentamente.

- Vengo a informar. Es muy urgente.

La verdad, no creía que fuera prudente dar aquella información allí, a la vista de todos, sin una seguridad, que pudiera mantener la confidencialidad de lo que tenía que divulgar. Eso no era para todos los oidos, ya que podría causar un caos innecesario.

Los guardias cruzaron miradas y te dejaron pasar. Lo que te diste cuenta es que mientras caminabas 4 soldados cerraban filas y empezaban a caminar atrás de tí. Si intentabas algo que no les gustara ibas a encontrarte rápidamente con más enemigos de los que podías enfrentar.

Al entrar en la habitación pudiste ver a Lor'thermar Theron discutiendo con sus secretarios de gobierno. Al acercarte lo suficiente los 3 elfos se giran y te miran con sus ojos verde fluor.

¿Que significa esto? ¿Quien osa interrumpir una discusión del gobierno provisorio de Quel'Thalas?

El regente te mira con su único ojo, pero sientes como si también te estuviera escrutando con el parche, hay algo en su mirada que te dice que es digno de confianza, pero que él también espera o mismo de tu parte. Theron no es un elfo con el cual quieres tener problemas.

Clava una rodilla en tierra y se presenta. - Soy El paladín Ikegar Blade mi señor, y vengo a informaros que localicé y neutralicé a un espía de los Odiados Hermanos. Presenté en nuestra avanzada de más al sur el informe y gracias a unos No-Muertos, comandandos por un Ejecutor de alto rango, eliminamos una invasión en las Tierras Fantasma. Con esto presentó su informe de una manera directa y rápida.

Lor'thermar te mira con seriedad mientras te escucha y cuando terminas explota de ira.

¿Kaldorei en nuestras fronteras? ¡¿Los forestales estaban durmiendo la siesta que no los vieron venir?!

El elfo patea el suelo y con un gesto amable te pide que te levantes.

Levántate caballero de sangre, has hecho un gran servicio para tu raza, pero las cosas aún no terminan.

Se gira y mira a un grupo de magos.

Señores, preparen un portal a la ruinas de Lordaeron ahora mismo.

Se vuelve a girar y te pone un pequeño sello con el símbolo de la fuente del sol.

Los Renegados nos acaban de salvar el cuello, si los elfos de la noche osan atacarnos es una declaración de guerra. La Alianza acaba de declararle la guerra al pueblo de Quel'thalas, nuestra majestad el príncipe Kael'thas sigue en Terrallende, pero se me ordenó que responda por él.

Te pone una mano en el hombro derecho y dice.

Ikegar, ve con la dama oscura, Sylvanas no solo fue una gran elfa en vida sino que fue mi superiora. Si envió tropas a ayudarnos es que no se olvidó de su pueblo. Ve a convencerla de que nos deje unirnos a la Horda. Con la declaración de guerra de la Alianza acabamos de entrar en un conflicto que no queríamos. Solo podremos sobrevivir con la ayuda de la Horda.

- Si mi señor. Como contestación sonora, aunque no tanto ruido como el que hizo al gopearse el pecho con el puño cerrado. - Así se hará.

Miró ansioso a los magos que hacían de las suyas para crear un portal, según el Príncipe les había ordenado. Deseaba que ese pudiera se su camino para llegar pronto a su destino. A cumplir su misión. Ahora era un emisario, y sabía que estas noticias que portaba, no serían las mejores, pero si la única opción de parar un avance. Hacer frente a una declaración de guerra que nos habían hecho sin provocación alguna.

Lor'thermar te vuelve a mirar con su único ojo y se da vuelta dandote la espalda.

Ve paladín, encuentrate con la dama oscura nuestro destino depende de tí.

Tras decir esto los magos terminan su hechizo y te envuelve una luz roja, el resto de la sala desaparece en un resplandor...