Partida Rol por web

La torre pareció que dejaba de temblar. Eso le planteaba a Antor un gran número de cuestiones.

¿En verdad la bruja había acabado con todos esos bichejos? ¿O quizá hubiera muerto?.

 No llegaba a entender la conexión sentimental que tenía la torre con la hechizera. Pero no había que ser muy listo para saber que algo había pasado detrás de las puertas de madera. Algo importante, intentó comprender. Pero no encontraba en su cabeza algo que le contestara. Cerró sus ojos para poder recordar alguna de esas historias que le acompañaban desde niño, para ver si en alguna de ellas encontraba la respuesta.

Mientras, se giró hacia la puerta de madera, los prefgas de la escalera estarían ocupados con Alfren y Merkus. Quizá por la puerta aparezca algo mucho peor.

pequeños brotes aparecieron en las oscuras puertas de madera, y estos poco a poco se convirtieron en ramas que entrelazándose entre si, sellaron ambas hojas

- bien hecho ailara!

viendo como ailara buscaba la forma de descender por la ventana, bathalias se acerco a merkus

- bien, parece que podriamos bajar por la ventana, ahora que la torre esta mas calmada.
yo me encargo de estos lagartos, mientras ustedes van bajando

bathalias se preparaba para la accion, empuñando su espada

La violencia y la muerte reinaban en la escalera, defendida por Merkus y Alfren. La torre había dejado de temblar, lo que seguramente significaba que la bruja Sarcess había conseguido hacerse con el control de la situación. ¿Qué posibilidad tendrían ahora de descender hasta el pie de la torre?

-¡Ailara, por los dioses, dinos que se puede bajar por la ventana!

Merkus desvió el ataque con su espadón, sin contemplaciones. Alfren por su parte lanzó un tajo que atravesó el escudo e hirió a uno de los lagartos humanoides en el rostro. La criatura cegada por el dolor y la sangre retrocedió torpemente, chocando contra el compañero que estaba tras él, sin alcanzar a golpear a la caballero. ¡Pero seguía viva!

Ailara, asomada a la ventana, contemplaba la estructura de piedra de la pared exterior. ¡Era viable descender, aunque sería arriesgado!

Antor repasaba mentalmente las canciones que podía conocer sobre aquella torre. Maldición, ninguna era concreta ni adecuada para el momento o lugar. Sin embargo en la mayoría de las leyendas élficas se decía que los brujos poderosos que morían hacían que su morada se desplomase con elos. ¡Había tantas historias de aventureros huyendo con el tesoro mientras a su alrededor se desvanecía la guardia de un hechicero! Así que, pensándolo friamente, no era muy probable que la bruja estuviese muerta...

Moravius, saliendo de su ensimismamiento, lanzó un conjuro contra el prefga que se encontraba atacando a Merkus. Una luz azulada salió de sus dedos para impactar en el pecho de la criatura. Para desgracia de los aventureros el mago solo parecía haberla herido levemente.

- ailara, antor y moravius vayan bajando por la ventana, mientras yo les cubro la retaguardia

dicho esto, bathalias aparto de la escalera a alfren, al tiempo que tomaba su lugar espada en mano

- merkus, alfren sigan la resto, yo me encargo

Antor sale de sus pensamientos al ver como hay una vía de escape posible. Mira de nuevo a su alrededor y comprueba el estado de sus compañeros. Parece que todos, salvo algún rasguño están en perfectas condiciones. Se encamina velozmente a la ventana, esperando su turno para bajar.

Un extraño olor se respira en el aire. No se trata de los prefgas a cuyo olor estaba ya muy acostumbrado, se trataba del que manaba de su propio cuerpo. El sudo se agolpaba en cada una de sus células epiteliales emitiendo un leve perfume muy característico: "El miedo".

El bardo no era un hombre que se amilanase por tonterías, pero sí que había una cosa que le daba mucho respeto, la altura. Desde el pequeño ventanuco podía ver, a muchos pasos el suelo firme, reconfortante pero imponente a la vez. Debía ejecutar cada movimiento de una manera precisa, pues no quería tener que verse en el suelo como un cadaver.

Se agarra con fuerza a la rama mientras que suavemente va deslizandose poco a poco hacia abajo. Pero, por desgracia, la mano derecha le falla, a raíz de su cansancio acumulado. Sin los tres puntos de apoyo necesario, queda totalmente indefenso y la fuerza de la gravedad le empuja hasta el vacío.

En un intento de que la caía sea menos traumática, e intentando llamar la atención de sus compañeros agita los brazos mientras grita una desesperada llamada de auxilio.

- ¡AYUDAAAAA!

Esas fueron las últimas palabras que llegaron a escuchar sus compañeros, sin embargo, sus labios seguían moviendose mientras caía sin remedio.

Desde lo más alto de la torre de Ybress,
por la culpa de un traspiés
se despide mientras lloreís
Antor Pielgris
 

El suelo estaba cada vez más cerca, sin remedio. Al llegar a él, el cuerpo de Antor produjo un sonido sordo. En su cara una sonrisa, la última sonrisa. Mientras de su boca manaba un pequeño reguero de sangre que ya se acumulaba a su alrededor. Sin duda la más triste de las muertes. El final que nadie quiere tener...

Lejos quedan ya las historias que podías oir de ese pobre bardo, pues estás, yacerán junto con su cadaver para siempre...

de cara a la escalera, el elfo blandia su espada alejando a los prefgas, cuando escucho el grito de antor

- que fue ese grito? que pasa ahi afuera?

El bárbaro retrocedió hasta la ventana por la que estaban saliendo sus compañeros mientras Bathalias cubría la retirada. Envainó el espadón, asomándose para calcular por dónde tendría que bajar y dónde podría apoyarse.

Con algún traspiés y no pocas dudas Merkus bajó sin demasiados problemas por la pared de piedra, con el grito del Antor martilleándole la mente e impidiendo que se moviera más aprisa de lo que su prudencia le mandaba.

La siguiente historia me la contó un bardo en una taberna de Berengold, muy al sur del Pantano de las Pesadillas:

- Debéis saber, noble caballero, que algunos héroes lograron escapar de aquella torre de pesadillas. El viejo Antor no tuvo suerte pero aún así dejó su último verso durante la caída. ¡Genio y figura hasta la sepultura! Lamentablemente para que sus compañeros pudieran escapar los últimos en defender las escaleras fueron Alfren y Bathalias. Alfren murió valientemente, más valientemente que algunos caballeros que conozco... Y Bathalias... ¡qué gran batalla final para el viejo elfo! Estoy seguro de que se reunió con su hijo y su esposa en el más allá, orgulloso por haber dado su vida para salvar a sus amigos.
Con el dolor de la pérdida de sus compañeros la druída y el bárbaro huyeron hacia el pantano ¿Encontraron ayuda en ese pantano para lograr su fuga? Oh, sí... pero no me entretendré en detalles... También encontraron sorpresas desagradables y signos de traición que, sinceramente, no les sorprendieron demasiado.
¿Qué fue del cofre, de la bruja y del malnacido conde de Nesvind? Ah... Esa es otra historia, mi buen amigo. Dicen que el conde se enfrentó a la bruja pues los aventureros no eran más que una avanzadilla que llevaba algo para debilitar su poder de conjuración. Pero ¿logró el conde acabar con la hechicera? ¿se vengaron los aventureros de aquellos que les habían tomado el pelo por segunda vez? Mmmm... es tarde y una dama me espera, no es cuestión de ser descortés. Quizás mañana pueda contar la historia completa. 

Después partí hacia estas tierras sureñas y digo que ardo en curiosidad de saber como acabó esta historia, aunque nadie ha regresado del norte para decirme si sigue habiendo una torre en el Pantano Negro o si el conde Nesvind sigue siendo el regente de aquellas tierras. Espero volver al acabar la próxima estación y enterarme de todo... Te mandaré una carta si lo descubro porque, estoy seguro, la historia será interesante, muy interesante...