Partida Rol por web

Tributo de Sangre

Heraldos de Paz

Cargando editor
02/11/2008, 23:18
Antor PielGris

Antor observaba la`sangrienta escena que se desenvolvía camino abajo con crítica objetividad, mientras su mano bailaba en torno a la empuñadura de su espada, recordando, como su mente, moemntos en que una escena así había aparecido a su alrededor, y no en la distancia. Le sorprendió sobremanera descubrir que Merkus había conseguido controlar su impulso, pero quizá no más que advertir decepcionado que Bathalias había sacrificado la vida de esos hombres como peones de una partida bien planeada de ajedrez. La integridad del elfo había sido una lustrosa capa otrora. Resultaba familiarmente amargo contemplar cómo el paso de las estaciones podía ajar una bella prenda y convertirla en una mucho más babosa, práctica y familiar, de esas que gustan de ser guardadas durante generaciones, a pesar de haber escapado a toda moda adecuada.

Tampoco era una buena noticia para la jovencita comprobar que una aspirante a caballero había vuelto a abandonafr sus presuntos principios con la misma facilidad con que descartaba de su cara un mechón rebelde. Tal vez los maestros del temple habían tenido una visión nada estrábica al rechazar su fogosa, si bien algo voluble, espada.

Por unos instantes se planteó si poner remedio a tanta decepción, dando buena cuenta de los prófugos que se aproximaban inexorablemente a su posición. Pero, a fin de cuentas, él era precisamente el menos indicado para aquello y a quien menos le importaban aquellos soldados muertos que eran, bien sus emboscadores, bien aquellos que permitían el modo de vida de los dos presuntuosos noblecillos que los habían abofeteado con su suficiencia y desconfianza al ofrecerles esta misión. Tanto darían unos cuantos gritos más en el infierno, si aquello había servido pafra que mañana pudieran comer y pafra haberles salvado el trasero. A fin de cuentas, él siempre había sido el práctico del asunto, y los años... bueno, los años tenían el mismo efecto en todos.

Con desdén comprobó cómo los presuntos atacantes rompían filas y huían en desbandada, instantes antes de retirarse por la fronda, cubierto por el excelente efecto óptico de la druida, buscando unirse al grupo principal, que esperaba que ya hubiera rebasado la posición de la celada.

Echó de menos no poder tomar su flauta y arriesgar una pícara tonada; una tonadilla siempre era el mejor primer paso que podía darse en un largo camino... pero tendría que esperar.

Notas de juego

Vuelvo con el resto y te regalo este bonito post de paso. ;-)

Si no afecta al desarrollo y te ape hacerlo público, feel free.

Editado por Director: ¡te tomo la palabra!

Cargando editor
03/11/2008, 12:46
Director

Los sonidos de la batalla fueron amortiguándose conforme se alejaban por el sendero de leñadores que se había convertido ahora su vía de escape. Con cada paso dejaban tras de sí una parte de su alma, una parte de su orgullo, una parte de su honor. Todos sabían que aquel era su papel en esta obra y asumieron, desde el mismo momento en el que se les informó de la maniobra de distracción, que la única posibilidad que tenían era aprovechar el momento y seguir avanzando. Pero aún así…

Aquellos pensamientos fueron relegados a un segundo plano en cuanto el camino se hizo más escarpado y las rocas que les rodeaban exigieron toda su atención. Todavía no se encontraban por completo a salvo de una posible emboscada, quizás los enemigos del Conde hubiesen preparado un segundo encuentro. Además, aquellas colinas estaban sembradas de criaturas ladinas, dispuestas a obtener ventaja de cualquier despiste.

Bathalias avanzaba en cabeza, como siempre. Un poco más atrás sus compañeros custodiaban las mulas y aquel cofre que podría cambiar sus vidas para siempre. Tres mil ducados de oro era una cantidad tan elevada que jamás habrían podido imaginar hallarse tan cerca de una suma igual y ahora que la tenían ante sí, el destino les dirigía hacia un pantano infecto para entregarlos a una Bruja que decían que era tan peligrosa, que con sólo respirar a su lado de forma que la importunase podía llegar a matarte con una mirada.

Poco a poco, el cielo se fue oscureciendo y la senda le condujo hacia un valle tras el cual ya ninguna elevación volvería a impedirles el avance. Ante ellos se extendía el camino real, que les conduciría hasta los pantanos. Tan sólo unas horas les separaba ya de su destino, pero la noche no perdonaba ilusiones. Debían detenerse y descansar, para afrontar al día siguiente la que sería la etapa más difícil de su viaje.

Cargando editor
03/11/2008, 13:22
Moravius

El hechicero no estaba muy contento. Sin embargo, en su caso, no se trataba de consideraciones abstractas sobre el bien y el mal ó la honorabilidad de sus acciones. El estaba preocupado porque su conjuro no había sido lo suficientemente poderoso como para evitar la emboscada.

- Bueno... - comentó en voz baja, más para si mismo que para el resto, aunque con voz perfectamente audible para los que estaban a su alrededor - Por lo menos sirvió para que no estuvieran totalmente sorprendidos. Esa reacción que tuvieron indica que gracias a mis mosquitos estaban preparados - se intentaba convencer... sin mucho éxito.

Con todo el camino, y la misión, continuaban y Moravius, pronto olvidó lo que había pasado mientras continuaban su marcha. Lentamente, con cuidado, asegurando los pasos que daban. Con la noche, llegaron las necesidades. Sueño, comida, guardias...

- Mejor que nos detengamos - terminó diciendo - No me queda demasiado poder mágico, con lo que será bueno que descanse un poco - Quizás allí? - preguntó mientras señalaba un claro cerca del camino con un riacho a su vera - Agua y protección... si no encendemos fuego supongo estaremos a salvo -

Esperando la respuesta de sus compañeros, procedió a re-mirar con atención el lugar señalado - Estoy mas que cansado... si no os oponeis tomaré la ultima guardia - comentó francamente - necesito recuperar parte de mi poder arcano... y para eso necesito descansar -

Cargando editor
03/11/2008, 22:37
Merkus

Por mi parte no hay problema - respondió Merkus sin apenas mirar al mago. En realidad, sus ojos no se habían cruzado con los de ninguno de los otros durante el camino, sumido en un total mutismo desde el mismo instante que dejaron atrás la refriega y emprendieron el camino para no volver la vista atrás.
A cualquiera que hubiese observado el paso del bárbaro desde un borde del camino, jamás habría notado nada extraño en él, tan sólo una fría máscara por rostro y que parecía esculpida en piedra. Con la vista puesta en el horizonte y los hombros erguidos......sin embargo, si hubiese bajado un poco la mirada, sin duda habría quedado extrañado por el fino reguero de sangre que surgía de la mano que aferraba con crueldad las riendas del caballo....extraño sí, muy extraño - Yo haré la primera guardia. De todos modos no estoy cansado.

Se acercó un instante al lugar donde se encontraba su caballo y extrajo, de su excaso equipaje, una pequeña manta que le había acompañado en su muchos viajes.
Se encontraba un tanto desgastada por el uso, pero a Merkus eso no pareció importarle en absoluto. Era un ancla que le acercaba a su pasado, un pasado en el cual aún había sido un hombre.

Se apartó unos cuantos metros del grupo y se sentó en el lugar donde las sombras le parecieron más oscuras.
Ese era un hábito que había adquirido con el tiempo, pues era inútil hacer guardia junto a la hoguera cuando se acampaba. Cualquier tonto que lo hiciera estaría a merced de cualquier flecha disparada por un simple bandido.
Esa noche no habría hoguera, pero se apartó de los demás de todos modos.....quería estar solo durante un rato.

Cargando editor
04/11/2008, 16:34
Ailara Sotobosque

Ailara siguió a los demás hasta el claro y se encargó de cuidar de los caballos, como solía hacer. De uno en uno, se aseguró de que estaban bien atados y de que sus necesidades básicas estaban cubiertas antes de acomodarse no muy lejos. En el grupo estaban todos acostumbrados a darse espacio unos a otros, una práctica muy sana que evitaba problemas de convivencia a la larga.

-Yo haré la segunda guardia -dijo en voz baja pero lo suficientemente alto como para que se oyera desde el otro extremo del improvisado campamento.

Apoyó la cabeza en el tronco de un árbol y escudriñó el cielo en busca de alguna estrella que hubiera conseguido penetrar la espesa capa de nubes que había empezado a cubrir el cielo a úlitima hora de la tarde. Frustrada por no encontrar ninguna y asustada por el cariz que habían tomado las cosas, intentó dormir antes de que Merkus viniera a buscar el relevo.

Cargando editor
04/11/2008, 17:09
Alfren Niubar

-Despiértame para la tercera, Ailara.

Es todo cuanto dijo. Lo que cabía hacer estaba peregrinamente claro en su mente. Descansar, prepararse para mañana, serenar el ánimo.

En realidad, ninguno de ellos hablaba. Cada uno sumido en sus propios pensamientos, sólo exteriorizaba el temporal que sacudía su voluntad, cada uno a su manera. También Alfren. No se dio cuenta de la sangre que manaba de la mano de Merkus, no se apercibió del tono de voz de Moravius, no captó la mirada huidiza de la druida a las estrellas.

Se buscó un rincón seco, cerca del fuego, amparado por un tronco caído, viejo y retorcido. Se tendió en el suelo, arrebujada en su capa de viaje, sobre la manta que había desatado de su montura. Dejó junto a ella su espada, cerca de su mano, en contacto con su piel. Cerró los ojos, y en la intimidad de su soledad, de su conciencia, pidió perdón...

Cargando editor
05/11/2008, 19:15
Antor PielGris

El viaje se había convertido en una auténtica marcha funeraria desde que abandonaran el lugar de la escaramuza. Para la mayoría de ellos era una verdadera losa sobre su conciencia, que casi parecía encorvar sus hombros ante el inexorable peso de sus decisiones. Para Antor era más una cuestión de insoportable tedio.

Durante los primeros pasos más allá del círculo de la emboscada había mantenido un irrespetuoso silencio, no por sus palabras, que se quedaron bien guardadas, sino por sus vivarachos ojos y expresión afable, que seguían disfrutando con el milagro de la vida, a pesar de lo ocurrido. Pero cuando la distancia hablaba de seguridad para con sus embaucados detractores, la flauta besó sus labios curtidos en mil lides y ensayaron algunas historietillas musicales a medio crear. Sin embargo, sus esfuerzos por animar un poco a la comitiva cayeron en dique seco entre las adustas, quizá compungidas, miradas de su público. Así pues, el ruidoso caramillo sucumbió tal y como había vuelto a la vida, y su alma se contentó con tararear muy por lo bajo las alegres tonadillas en dientes del más que aburrido pícaro.

La tormenta de voluntades aún continuaba descargando sobre las conciencias de sus amigos cuando Moravius decidió que había llegado la hora de descansar. Lo cierto era que Alton no tenía ninguna intención de replicar al asunto, después de la insufrible cabalgata que le habían dado, y menos aún con las incipientes agujetas que ya asomaban a sus posaderas; pero la mirada socarrona que dirigió al elfo, que no había abierto la boca en todo el viaje, lo decía todo:

-¿Es que vas a dejar que los jovenzuelos se te suban a las barbas de esta manera, jefe?- sonreían sus ojos con evidente sorna.

Sin embargo, tal vez sacara algún buen beneficio de todo esto después de todo. Las malas noches, tanto para los guardas como para los durmientes comenzarían cuando tocaran el lindero del pantano; y tal y como se habían repartido los turnos y lo ensimismado que estaba cada uno, bien podía ser que se olvidaran de él y el ladronzuelo no tuviera que hacer ningún turno después de todo.

Como en un buen juego de ruleta, decidió que dormirse y ver lo que pasaba sería la mejor opción, así que plegó manta y ojos, tras roer unos pedazos de queso duro, y se encaminó en solitario hacia la descansada mañana siguiente, con la espada bajo la manta y bien empuñada, como siempre: hombre precavido bien vale una larga vida.

Cargando editor
07/11/2008, 09:54
Director

Quizás no fuese lo que ninguno de ellos esperaba, e incluso alguno ni tan siquiera lo deseara, pero la noche pasó tranquila y sin incidentes. Sus únicos acompañantes fueron las estrellas y las criaturas de la noche, que no por hacer suyos los momentos sin luz en la tierra resultaban más terroríficas que las diurnas. Una lechuza jugueteó durante la mayor parte de la vigilia con aquellos que permanecían despiertos, asegurando el inquieto sueño de sus compañeros. El ave se acercaba a poca distancia del campamento, ojeaba fugazmente a aquellas extrañas criaturas que se tumbaban en el suelo alrededor de aquel haz de luz y calor, para luego elevar el vuelo dejando tras de sí el perturbador sonido de su aleteo.

La claridad de la mañana aún no había comenzado a despuntar cuando Bathalias los despertó a todos de forma discreta, con aquella mirada suya tan particular que transmitía una orden: Silencio y alertas.

La reacción del grupo fue la propia de aquellos que ya están acostumbrados a lo inesperado. Las manos se lanzaron por las armas de inmediato, los pies desplazaron los cuerpos hasta formar un círculo defensivo, los ojos escudriñaron la espesura en busca de cualquier posible amenaza, la mente lanzaba continuos y presurosos avisos a los sentidos y los músculos, la magia comenzó a despertar en el interior del pecho.

Cargando editor
07/11/2008, 09:54
Bathalias de Emdelis

A su alrededor no parecía existir ningún peligro inminente, no obstante Bathalias permanecía alerta, más aún de lo habitual. Tras unos instantes de quietud, en los que nada ocurrió, les señaló con el brazo extendido hacia un punto en la distancia, apuntaba hacia el camino por el cual ellos habían llegado la tarde anterior.

Al principio les costó trabajo percatarse, pues sus ojos no eran tan precisos como los del elfo, pero al poco todos ellos identificaron las luces de un campamento en la lejanía. Había varias hogueras de diverso tamaño, suficientes como para dar calor a un buen número de hombres.

Cuando finalmente habló, su voz se había convertido en apenas un susurro, a pesar de la distancia que les separaba de aquellas luces.

-No hace mucho que aparecieron, lo que indica que se han movido durante la noche y lo más probable es que vengan en esta dirección. La distancia aún es considerable, pero no podemos descartar que hayan enviado exploradores por delante o grupos de caza. Movámonos deprisa y estemos alerta.

Notas de juego

He PNJtizado a Bathalias para que podamos seguir avanzando.

Cargando editor
07/11/2008, 13:18
Moravius

Las palabras de Bathalias son, como siempre, prudentes y Moravius no piensa haces caso omiso de ellas. Sin embargo tiene sus matices - Pues... si llegaron hace poco y montaron campamento, quizás podamos separarnos aún más de ellos y borrar nuestras huellas. Si nos siguen a nosotros, lo que no me extrañaría, supongo que saben a donde vamos, pero una pista falsa podría darnos aún más ventaja -

El hechicero mira a la druida, la experta del grupo en esos menesteres - Si nos ponemos en marcha, crees que es posible eliminar nuestras huellas y hacerles creer que fuimos para otro lado? - Con una sonrisa agrega. Pueden encontrar esta hoguera, pero después... - Mira a su alrededor y señala hacia uno de los laterales - Si no ven huellas en el camino y si unas ramitas rotas ó algo así, algo obvio, pero que parezca que quisimos ocultar... que opinas? -

Tras pensarlo un poco más, lo mira a Antor y le propone - Y alguna trampa? Nada mortal, pero cualquier demora que sufran nos dará tiempo para separarnos aún más... no crees? - Con una semisonrisa continúa - Cuando por fin vuelvan al camino, y quieran avanzar para alcanzarnos... que opinas? quizás pueda ayudarte con algo de ilusión para que cualquier trampa que idees no sea visible - completa dispuesto a ayudar a que sus ideas sean puestas en práctica

Notas de juego

Descanse lo suficiente como para recuperar mi magia?

Se ve algo? Aunque sea el pre-amanecer? o todavía es noche cerrada. Si es así... hay luna o algo?

Cargando editor
07/11/2008, 15:41
Ailara Sotobosque

Ailara sacudió la cabeza.

-No creo, Moravius. Me parece que saben exactamente a donde vamos, no necesitan seguir nuestras huellas. Es decir, van a por el cofre, ¿me equivoco? Saben que vamos a la torre.

Miró alrededor estudiando el terreno. Si Bathalias decidía seguir la recomendación del mago debería ser posible dejar un rastro que confundiera a sus perseguidores. Siempre y cuando les estuvieran persiguiendo, claro.

-O a lo mejor no tienen nada que ver con nosotros -dijo como si se le acabara de ocurrir.

La elfa esperaba impaciente a ver que opinaban los demás. Su naturaleza pacífica solía quejarse a menudo en situaciones como aquella, cuando la amenaza era solo eso, una amenaza.

Cargando editor
07/11/2008, 22:02
Alfren Niubar

Alfren había asido su espada en silencio y se había levantado, como el resto. Colocándose de modo que pudiera reaccionar si algo cerca de ellos se movía, sorprendiéndoles, afinó sus ojos, tratando de ver aquello que la agudeza del elfo vislumbraba con más claridad. Finalmente los vió, las hogueras, los hombres acampados.

Escuchó los susurros de los que hablaron, sus planes. Negó con gestos, y no habló hasta que no lo hubo hecho Ailara, esta vez para darle la razón, y sumarse a sus suposiciones.

-Lo saben, seguro. Vienen a por el Cofre, y es inútil que perdamos tiempo y esfuerzo preparando trampas. Son muchos. Sería distinto si fuesen un par de hombres... más fácil despistarles, engañarles. Pero ¿cuánto tiempo nos llevaría preparar algo de suficiente envergadura como para que detuviera tal contingente de hombres, o los demorara lo bastante como para compensar haberlo preparado? saben que vamos a la Torre Negra, y que no hay otro camino que el Pantano de las Pesadillas. Alfren sacudió su cabeza, con decisión, y les miró con ojos impacientes. -Hay que levantar el campamento, irnos. Adelantar todo lo que podamos, aprovechar la ventaja ahora que la tenemos. En cuanto lleguemos al Pantano... las cosas van a ponerseles difíciles por sí mismas. Las criaturas de la Hechicera nos esperan, saben que llevamos el Tributo del Conde a su Señora. ¿Queréis mejor trampa que esa para nuestros perseguidores...?

Cargando editor
08/11/2008, 01:34
Antor PielGris

Antor observó las lejanas hogueras con la tranquilidad somnolienta de quien ha tenido una plácida noche de descanso sin contratiempos. Su mano buscaba los habituales puntos de su cuerpo, que tal vez fueran más adecuados para la intimidad, y en las que, con ausencia de picorcillo o sin ella, rascarse suave y desinteresadamente daba un agradable placer matinal mientras tu cuerpo se iba desperezando y la sangre volvía a circular con normalidad:

-Vaya, parece que hubiéramos salido mejor parados acabando con los prófugos tras dejar que aquellos soldados desbandaran la emboscada.- dijo en alto, pero más para sí mismo que para los demás, recordando su anterior impulso entre la fronda –Lo cierto es que tanto podrían ser los soldados del Duque, que siguen con la parodia y “nos escoltan”, como unos perseguidores con afán de conseguir que no lleguemos a nuestro destino... - añadió, dándose por satisfecho de la vista y girándose hacia Bathalias – Ahora la cuestión es: ¿vamos a apretar el paso para tratar de dejar atrás a esos individuos en una escarpadura en la que seremos blanco fácil muy posiblemente, o vamos a quedarnos aquí y jugar nosotros también a las emboscadas?- terminó con el irritante tonillo de un diablo tentador.

Lo cierto es que el día anterior había sido de un tedio insoportable para el salteador, y no tenía ni la más mínima intención de que siguiera así. El fragor y la emoción de un combate quizá desentumeciera sus apoltronados músculos, pero aún más importantes, tal vez zarandeara un poco las embotadas mentes de sus acompañantes. Las palabras habían sido dichas con toda la intención y Bathalias había dado la clave para que se produjeran, manteniéndose en silencio ante las opiniones de los jóvenes, la noche pasada. Sus amigos seguían resquemados por la carnicería de la jornada anterior, en la que poco más que cruzar los brazos habían hecho. Ante esta segunda y muy oportuna puya, era muy posible que algunas voluntades cedieran, sobre todo cuando esta vez eran ellos los que llevaban la ventaja estratégica.

Después de todo, si el grupo resultaba ser de soldados de su patrocinador, al menos habrían hecho algo interesante y no tendrían que combatir. Que fueran oportunistas quedaba casi descartado: nadie comerciaba con las Tierras de la Bruja. Como si el plan ya hubiera sido aceptado, continuó:

-Lo cierto es que no sería demasiado complicado. Moravius podría arreglar una fácil ilusión que les hiciera pensar que seguimos ascendiendo la montaña, como hicimos con aquella patrulla en las calles de Winthorton; y Ailara es perfectamente capaz de hacer que seamos “parte del paisaje”. Aunque si queréis continuar... más vale que escondamos el rabo rápido,- dijo especialmente para la castigada voluntad del bárbaro –y avancemos deprisa. Vamos a tener que recorrer un buen trecho ladera arriba, antes de que lleguen aquí, y hoy va a ser un día soleado, perfecto para hacer tiro al Antor.- finalizó su exposición mirando al cielo, antes de comenzar a empacar sus cosas con orden, pero con presteza.

Como siempre decía, una mochila bien echa bien valía 3 leguas de viaje, y estaba en lo cierto, sin duda alguna.

Notas de juego

Este post lo escribí esta mañana en el curro, tras leer el último de Bathalias (PNJizado), y horas antes de que Moravius enviara su respuesta, pero no lo he podido enviar hasta ahora. No sé qué han hecho en la página en los últimos días, pero al entrar por proxy de google ahora, npuedo leer, pero no puedo postear (accedo a la ventana de posteo, pero no me acepta el grabar mensaje). Después de lo dicho pinta poco, pero antes de lo dicho, bastante más y sigue siendo válido. Haceros a la idea de que va antes, quizá fuera del rango auditivo de Moravius. Es que tener que borrar el tocho y rehacer puede ser una gaita...

Cargando editor
08/11/2008, 02:49
Merkus

El rostro del bárbaro, pese a portar una ojeras que indicaban que no había conciliado bien el sueño durante la noche, se antojaba más sereno que en las últimas horas del día anterior....incluso hubiese podido decirse que una extraña sonrisa había aparecido en sus labios por un instante, como si su mente estuviese anticipando algún hecho aún no acaecido. O puede que rememorando mejores tiempos pasados.

Su mirada estaba puesta en aquellos puntos de luz que desvelaban la posición del enemigo. Sí, el enemigo, porque para Merkus ante la duda así había que pensar acerca de lo desconocido.
Ambas manos descansaban, serenas, en la empuñadura de su espada, que a su vez hincaba la punta en el suelo que se encontraba ante él.

Si nosotros vemos sus hogueras, sin duda ellos habrán visto la nuestra - indicó dejando que su voz de barítono atravesara el aire de la mañana, poniendo en fuga a las criaturas nocturnas más perezosas, que corrieron a ponerse a salvo en busca de su escondite diurno.

El día anterior, que había repasado una y otra vez en su cabeza hasta conseguir que le doliera, se había clavado profundamente en su alma.
Y de poco le servía intentar pensar que habían hecho lo correcto, que aquellos soldados habían servido de señuelo por propia voluntad para que ellos pudiesen escurrirse como cobardes alimañas.
Pero el subterfugio no había tenido el efecto deseado, sino sólo un simple receso.
Ahora ya no había artimaña alguna, y él no pensaba seguir huyendo como un bandido. ¿Querían el cofre? Pues que vinieran a buscarlo.

Yo me quedo aquí - indicó con convicción - Seguid vosotros si queréis. Os daré el tiempo que necesitéis y de paso restaré el número de los que os sigan.

Su mente había olvidado el anillo que portaba en su dedo, como si nunca hubiese existido. Ahora sólo cabía una cosa en su mente, y era la batalla segura que le esperaba. Su vista se nublaba con un tinte carmesí......la sangre que derramaría de sus enemigos.

Cargando editor
08/11/2008, 03:04
Moravius

Por un momento el hechicero se quedó pensando. Como de costumbre las voluntades eran distintas, pero había algo que el si tenía claro, no se podrían separar. Un combate podría ser interesante, pero había algo en los comentarios de Alfren que le había gustado.

- Eh... Merkus - comentó suavemente - Tienes razón. Deben haber visto nuestras hogueras, pero...sabes... este quizás no sea el mejor lugar para combatir, Alfren tiene razón, quizás sea mejor esperar a llegar al pantano. Después de todo no sabemos cuantos son. Tu siempre dices que en tu tierra aprovechan el terreno para conseguir mejores resultados... Crees que este es el mejor terreno? - le preguntó mientras señalaba el camino que tenían delante.

En realidad, por la mente de Moravius se cruzaban los pocos datos que había conseguido sobre los anillos y prefería no probar cuan efectivos podían ser. Si conseguían convencer al bárbaro de que en el pantano tendrían más oportunidades, quizás, podrían evitar un combate de resultado incierto - Además deben estar más cansados que nosotros. Si recién armaron su campamento no creo que puedan seguirnos tan rápido - Tras pensarlo un moemnto y sabiendo que Merkus nunca resultaba fácil de convencer agregó - Para que vamos a darles la oportunidad que nos alcancen... mejor que se cansen ellos solitos -

Notas de juego

Antor: De donde salió lo de las montañas??

Cita:

Poco a poco, el cielo se fue oscureciendo y la senda le condujo hacia un valle tras el cual ya ninguna elevación volvería a impedirles el avance. Ante ellos se extendía el camino real, que les conduciría hasta los pantanos. Tan sólo unas horas les separaba ya de su destino, pero la noche no perdonaba ilusiones. Debían detenerse y descansar, para afrontar al día siguiente la que sería la etapa más difícil de su viaje.
Cargando editor
08/11/2008, 11:22
Antor PielGris

Notas de juego

Pues lo cierto es que creo que la imaginación m,e ha jugado una mala pasada. A releerlo ahora también entioendo que no hay que subir más, pero al hacerme a la idea de que estábamos subiendo colinas y sugerir el párrafo que "nos dirigíamos a un valle", lo imaginé como que nos dirigíamos pero que aún no habíamos llegado. Dodo que está bamos evitando el camino principal y nos estábamos moviendo por colinas, supuse que las colinas se transformarían en montañas antes de acceder al valle y que mirábamos el camino real desde la altura de las colinas. Lo habitual sería que la cota más similar a un desfiladero de entrada al valle fuera la recorrida por el camino, luego nosotros tendríamos que ir por lo alto.

De ahí el post, pero lo cierto es que me he montado nmi propia película... XDDD.

Cargando editor
08/11/2008, 14:41
Merkus

Notas de juego

Necesito respuesta a una pregunta antes de poder responder a Moravius......¿estamos en un lugar más alto que aquellos que nos siguen?

Sé que a nosotros no nos queda ninguna colina por subir, pero no sé si a ellos les pasa exáctamente lo mismo.

Cargando editor
08/11/2008, 17:27
Director

Respondo a varias de vuestras preguntas.

Moravius: Sí, descansaste lo suficiente como para recuperar tu magia. No ha amanecido aún, pero el cielo presenta ese brillo tan particular de los momentos previos al alba, está a punto de salir el sol. La luna esta noche no aporta demasiada luz al hallarse en decreciente, no obstante no calculas que falte demasiado para que el cielo aclare.

Orografía: Tan sólo por confirmar el tema, aunque veo que entre vosotros ya se aclaró. Acabáis de bajar la última de las colinas y ante vosotros ya tan sólo queda terreno llano hasta el pantano. La zona no es propiamente de montaña, al menos no de montañas altas. Son colinas que se suceden unas a otras de forma más o menos abrupta, pero que al acercarse al Pantano de las Pesadillas literalmente desaparecen. Así pues ahora ya sí que os encontráis en el camino real después de recorrer el sendero de los leñadores. Ante vosotros media jornada de terreno llano y luego el pantano.

Merkus: Estáis por debajo de vuestros perseguidores. Os encontráis en el fondo del valle y debéis avanzar por la llanura. Ellos aún están en lo alto de la última colina. Les separa de vosotros apenas dos o tres horas de marcha.

Cargando editor
08/11/2008, 17:33
Bathalias de Emdelis

-Aquí no lucharemos, sería un suicidio. - la voz de Bathalias puso fin a cualquier posible discusión, matando antes de nacer los planes que ya se fraguaban en la mente de Antor. No obstante, el pícaro sabía que su buen amigo el elfo no se estaba dirigiendo a él en aquellos momentos, sino a la firme resolución de Merkus -. Ya sean hombres del Conde u otro tipo de compañía tened por seguro que tres mil escudos de oro son una tentación demasiado elevada. No pienso arriesgar nuestro contrato, nuestro futuro y nuestras vidas por averiguar de quienes se trata. ¡Si quieren el dinero que prueben a alcanzarnos! Si lo logran, entonces venderemos bien cara nuestra piel Merkus, puedes tenerlo por seguro, y mi brazo estará junto al tuyo en la primera línea de la batalla. Pero hasta entonces seguiremos avanzando. Con suerte alcanzaremos el pantano antes que ellos a nosotros y allí será otro cantar. ¡Veamos si tienen lo que hay que tener!

Notas de juego

Mantengo PNJtizado a Bathalias hasta nuevo aviso.

Cargando editor
08/11/2008, 20:00
Antor PielGris

Antor suspiró apesadumbrado, advirtiendo que allí acababan sus esperanzas de tener algo de acción de una vez. Una rápida cabalgada hacia la fronda pantanosa y estarían muy posiblemente fuera de peligro... al menos del que les comía la retaguardia. Bathalias había elegido, en efecto, la opción más sensata. Pero si el pícaro fuera conocido por tender siempre a la sensatez, las vidas de la experimentada parejha hubieran sido muy distintas de lo que en aquel momento eran.

Con resignación se cargó la mochila al hombro y dio los primeros pasos del largo camino hacia la ciénaga:

-Pues en marcha entonces, aguafiestas.- se quejó sin rencor al elfo -Cuanto antes salgamos, antes llegaremos, y con suerte podremos dar de cenar a algún engendro del pantano esta misma noche.- ironizó, con pocas esperanzas de que las peligrosas tierras que los aguardaban les fueran a hacer la vida más sencilla en absoluto.

Mosquitos, barro, humendad, sanguijuelas... iba a ser un verdadero paseo vacacional, sin duda. Todo fuera por tener algo que poder llevarse a la boca... y ni una sola mujer más allá de las que lo acompañaban en este momento - no mees donde comes - se repitió hundiéndose un poquito más en su tedio. Ligeramente deprimido al subir a su montura, y a sabiendas de que a Bathalias no le haría gracia que cogiera la flauta, muy a pesar de que aquellos hombres sabían muy bien la dirección que tenían que seguir, y puede que incluso la distancia a la que estaban de ellos, si eran tan observadores como la fata, se desparramó astiado en su silla y jaleó al caballo para que comenzara el suave descenso hasta las pozas de lodo:

-Cuando hayamos entregado este oro y me pueda tomar unas verdaderas vacaciones, voy a resarcirme con creces de todo esto.- amenazó Antor muy en serio.