Partida Rol por web

- ¿Quieres decir? Yo creo que la puerta esta igual....Se queda pensativa mirándola.

" Espero que no nos encontremos un demonio de esos que vi en el salón, daban escalofrios"

- Bien, entonces hacia la biblioteca. Sonrie y le saca la lengua a Yoshio bromeando ligeramente, Aunque esta nerviosa y algo asustada. Lleva la improvisada arma de madera en sus manos y encabeza la marcha. Sus orejas afiladas y puntiagudas estan al acecho como si fueran antenas, por si escucha algo, siempre alerta.

Finalmente llegas a la sala del conserje, al abrir la puerta un olor fuerte y agrio te embriaga, allí dentro huele a pescado o más bien a camarón.

Buscas el interruptor y prendes la luz, para encontrar escobas, baldes, trapos sucios, un uniforme, latas de pintura, una caja de herramientas y un carro de limpieza, además de pequeños charcos transparentes y gotas blancas que es de donde proviene aquel olor.

- Puag! - No sabía a qué olía allí dentro y casi esperaba no tener que averiguarlo, porque seguro que era una sorpresa que no me agradaba demasiado, como todo lo que llevaba pasando durante aquel día.

Decidí que lo mejor era centrarme en buscar una linterna o algo que me diera luz en aquel pasillo en el que no se veía absolutamente nada. Yo seguía en mi empeño de salir de allí lo antes posible y eso que cuando había visto a aquel perro había pensando que no iba a pasar de allí.

Aún me preguntaba cómo le había dado aquel palazo, pero lo importante en aquel momento era buscar una luz y volverme al pasillo aquel de nuevo.

De todas formas, buscaba con cuidado, no me gustaban las sorpresas.

Contuviste la respiración para no tener que soportar aquel olor, fuera lo que fuera, te tuviste que adentrar un poco y notaste que algunos líquidos derramados eran vizcosos y espesos, horrible.

Pero afortunadamente junto a una franela, un destornillador, solvente para pintura y y una caja de fósforos encontraste una linterna industrial, llevaba baterías pero las tenía puestas, no sabías cual era la carga pero era mejor que nada.

Lo primero que hice fue coger la enorme linterna y sonreír de manera triunfal, pues había ido precisamente a coger aquello, pero al ver el resto de cosas que había ahí se me ocurrió que con aquello también se podían hacer unas antorchas o algo así en caso de ser necesario.

- Seguro que por aquí encuentro también una mochila o algo así.

Necesitaba algo en lo que poder llevar lo que había encontrado. No era demasiado grande y lo podría transportar con facilidad, pero claro, no me lo podía llevar todo en la mano con mi palo.

Ya que estaba, busqué a ver si veía una escoba o algo a lo que pudiera robarle el palo de madera. Por si se me acababa la batería de la linterna y necesitaba improvisar algo.

No encontraste ninguna mochila, lo más parecido era una bolsa de arpillera donde se sacaba el pasto al terminar de cortarlo.

Encontraste un rastrillo y una pala también pero ningún trapeador o escoba como para tener un palo de madera.

Había también guantes de latex y esponja además de guantes de trabajo estilo jardinería y tijera de podar.

No parecía haber nada más de utilidad, salvo que comenzaras a revisar permaneciendo más en ese lugar con ese desagradable olor.

No quería quedarme más tiempo en aquel lugar. No olía especialmente bien y bueno, no quería llegar a averiguar qué era lo que había por ahí así que cogí la bolsa y metí dentro el destornillador, las cerillas, los guantes de látex, la esponja y las tijeras de podar. No sabía para qué podía valerme todo eso, pero junto con la linterna, sería mi botín en aquella sala.

Salí de la habitación lo más rápido que pude, con la linterna y la bolsa en mi mano izquierda y mi palo con pinchos, ahora ensangrentado, en mi otra mano, en la diestra, que ya había podido comprobar qué era lo que había por ahí y desde luego no me gustaría un pelo volver a encontrarme algo parecido. La verdad es que estaba flipando mucho con las criaturas que había visto.

Puse rumbo al pasillo que estaba oscuro para buscar una salida. Ahora al menos podría ver en él.

Una vez con todo listo saliste de ese lugar, te costaba llevar la linterna y la bolsa en la misma mano, sobretodo por el tamaño de la linterna.

Tu fiel madera con clavos como arma en la mano derecha dispuesto a hacerle frente a lo que surgiera, aunque por dentro esperabas no encontrarte con nada más.