Partida Rol por web

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Olivia llamó un par de veces con sus nudillos en la puerta del camarote de Bane, casi sin esperar respuesta entra, con el maletín en la mano.

Quítate los pantalones. Dice de forma seca de nuevo.

El hombre, lejos de reaccionar como el capitán, la mira con desconfianza.

¿Te has vuelto loca? Pregunta rápidamente casi sin respirar. Ah no, ni en tus sueños bonita, yo no te pondría la mano encima ni aunque me fuese la vida en ello. Dice dándole la espalda. Antes prefiero a un Reaver... sigue refunfuñando.

Oh, por Dios.. cállate. Dice poniendo los ojos en blanco. ¿Es que ser mal pensado era un requisito para entrar en esta nave o qué? Pregunta cansada. Tú mismo, luego no me vengas diciendo que la pierna se te ha engangrenado o que no sientes tus piernas. Dice sin cortarse un pelo al contarle las consecuencias.

Le había dado en su punto débil. Sin sus piernas no podría hacer nada.

Haber empezado por ahí... accede de malhumor, justo cuando ella iba a darse la vuelta. La cura se realiza sin mayor contratiempo, seguramente no sería para tanto, pero finalmente se la había dejado mirar. Listo. Dice empezando a recoger los utensilios que cuida con cuidado.

No sabía que fueses de ésos. Añade con tranquilidad. Pero, ey, que no pasa nada. Yo lo respeto, me parecéis dignos de respeto. Dice con diversión.

¿Qué? Pregunta primero confuso, pero rápidamente entiende lo que quería decir. ¡No soy bujarra! Se apresura en aclarar.

Olivia se gira, sorprendida. ¿Ah, no? Dice mirándole. Como prefieres a un Reaver antes que a mí... Dice encogiendose de hombros sin darle importancia.

Bueno, era una forma de hablar... Intenta explicarse sin saber muy bien cómo.

No te preocupes. Le interrumpe ella. Lo he pillado. No te caigo bien. Tampoco pretendía hacerlo. Total... voy a estar aquí poco y menos... Suelta como si nada. Pero algun día no decir lo que realmente sientes te consumirá por dentro... le avisa, sin poner tono de consejo y se dirige a salir. Y yo no estaré aquí para ponerte una tirita. Dice de forma metafórica deteniendose antes de salir. ¿Tienes algo que decirme? Pregunta mirándole de espaldas de reojo.

No. Dice de forma seca, mirando a un lado, sin mirarla a ella.

Cuando ella ya se ha ido, deja ir un: Gracias... susurrado. Susurro que ella llega a oír gracias a que se ha quedado al lado de la puerta de espaldas. Con una sonrisa en los labios, se dirige de nuevo a la enfermería.

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