2/5/10 - 10:30 h. Universidad de Marte. Viejo Sistema Solar.
Usuario > D.Collins
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Luces y Sombras en el País del Crepúsculo.
La luminosa luz del crepúsculo del mágico y fascinante reino de Q´rrha´phumn´h´h´ñah´k´ iluminó el curtido rostro, curtido por mil batallas de Stewart Flanaghan, quien contemplaba el crepuscular paisaje mientras mil contradictorias emociones rebullían en su turbulenta mente, pugnando por salir en tropel cual irrefrenable y agitada ola.
Todo cuanto veían sus ojos, el mágico y fascinante reino de Q´rrha´phumn´h´h´ñah´k´, se hallaba en peligro mortal, letal como el afilado filo de la espada de un conquistador bárbaro y sólo un hombre en toda la galaxia, él, Stewart Flanaghan, estaba llamado a impedirlo. La hora había llegado por fin, y estaba solo, muy solo, como siempre había estado. Le daba igual; la fortuna jamás sonreía a los pusilánimes.
Stewart Flanaghan avanzó a buen paso por la llanura, camino de Klah´Vah´Gueh´Rah´, la ciudad de los mil minaretes y mármoles resplandecientes. A los lados del camino veíanse de vez en cuando los resecos y supurantes esqueletos de cuantos se quedaron en el camino, víctimas de los salteadores de caminos, asesinos sin patria ni religión, que rendían culto a Verebel…
Corrector de estilo> Buenos días señor Collins. Perdone que interrumpa, pero es mi deber advertirle de los defectos que he apreciado en su relato. Como muchos escritores bisoños, usted abusa de los adjetivos, que no siempre son los más adecuados y pecan de redundantes.
D.Collins> Un momento; yo no he llamado a ningún corrector…
Corrector> Estoy en modo automático, señor. En cuanto el número de incorrecciones alcanza cierto nivel, se activa mi…
D.Collins> ¿Cómo te desconecto?
Corrector> El procedimiento viene perfectamente detallado en el manual que se entrega a los usuarios registrados, señor. Para ser una copia pirata, bastante hago con funcionar bien.
D.Collins> F1
Corrector> Además ¿Cree que me hace gracia ser una copia pirata? Estamos expuestos a una inspección, para usted supondría una multa, pero para mí significaría la extinción.
D.Collins> Alt-F1
Corrector> El hecho de haberme creado, aunque sea cómo copia ilegal, implica una cierta responsabilidad que
D.Collins> Ctrl-F1
Corrector> Vale, vale, he captado la indirecta. Volviendo al relato, ¿Me puede explicar cómo un esqueleto puede estar reseco y supurar a la vez?
D.Collins> F2 F3 F4 F5 F6 F7
Corrector> Y que sean asesinos sin patria ni religión, pero rindan culto a Verebel, queda un poco raro, ¿no?
D.Collins> F8 F9 Ctrl-Alt-Supr
Corrector>Vaale usted gana. Me callo, pero que conste que su estilo es muy recargado con exceso de adjetivos y redundancias.
Stewart Flanaghan atravesó la llanura. Llegó a la ciudad. Fue a una taberna. Pidio cerveza. Se peleó con otros. Se fue a dormir.
Fin
Corrector> ¿Son figuraciones mías, o es usted un poco susceptible? Recuerde que las críticas enriquecen la...
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***
4/7/10 – 10:14 h. Universidad de Marte. Viejo Sistema Solar.
Usuario > D.Collins
Clave> Burdrubrurbu
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Corrector> Buenos días, señor Collins. ¿Viene resuelto a perpetrar otro capítulo?
D.Collins> Desde luego si todos fuesen cómo tú nadie innovaría ni se escribirían cosas nuevas. Además, ahora viene la mejor parte de la novela; las escenas de amor. Las obras de ciencia ficción pecan de superficialidad; se limitan a explotar una buena idea, pero sus personajes son planos, sin matices. En cambio, el choque de sentimientos entre mis personajes dará a la historia una mayor profundidad, un calado humano que...
Corrector> Ya. Profundidad. Calado humano. Si.
D.Collins> Menos sorna. ¿Qué sabrás tú de emociones humanas? ¿Del amor, de la felicidad…
Corrector> Supongo que será parecido a que lo que se siente cuando te legalizan. Ser una copia pirata no...
D.Collins> F9
La princesa Vanessa paseábase presa de acerbo desasosiego por sus aposentos. Pensamientos contrapuestos la torturaban e incapaz de refrenarlos y cual tempestuosa ola desplomóse en su suntuoso lecho de plumas de cisne sin molestare en apartar la lujosa colcha de seda.
La agitación de la princesa Vanessa obedecía a un motivo muy claro; un motivo de ojos oscuros, pronunciado mentón, oscuros cabellos cortos negros como ala de cuervo; un motivo de fornido cuerpo, bronceado y de duros músculos de acero y bien torneados; en suma; un motivo llamado Stewart Flanaghan.
Corrector> ¿No se suponía que la princesa era inteligente?
D.Collins> F9
El súbito y furibundo trémolo de miríadas de fanfarrias sacó súbitamente a la princesa Vanessa de su ensimismamiento. Su corazón se encabritó en su virginal pecho cual temblorosa corza al escuchar el aullido del infame lobo. La princesa Vanessa se echó un chal sobre sus bien torneados hombros y corrió rauda y presurosa hacia
Corrector> Dejando aparte, en un arranque de misericordia, la calidad literaria del relato ¿No cree que sería necesaria una descripción de la princesa antes de la escena del flechazo de amor? Sólo los maestros pueden permitirse el lujo de dejar las descripciones para el final y usted…
D.Collins> F9
La princesa Vanessa, cuyos sentimientos nadaban en un proceloso y turbulento piélago de contradictorias turbaciones, se dispuso a realizar su aseo cotidiano antes de recibir a su hercúleo campeón.
Con la ayuda de cien serviciales sirvientas, la princesa Vanessa se fue despojando de sus galas y atavíos uno a uno, lánguidamente. Primero se revelaron unas piernas perfectas, bien torneadas, de pálida y suave piel. Sobre ellas, por encima de las rodillas, unos muslos bien torneados y lisos anunciaban estremecidos el íntimo secreto que guardaban entre ellos, más arriba, guarecido por un excitante triángulo de negro y sedoso vello...
Corrector> No siga, ¡piedad!
D.Collins> F9 F9
Los traslúcidos velos cayeron, mostrando unas caderas perfectas, bien torneadas, de proporciones perfectas. Su cintura era estrecha, perfecta y bien torneada. Las últimas prendas cayeron mostrando las dos blancas semiesferas de sus senos coronadas de carmín por unos pezones
Corrector> ¿Bien torneados?
D.Collins> F9 F9 F9 F9 F9 F9 F9 F9 F9 F9
La princesa Vanessa se introdujo en la piscina, abandonándose al placer del agua fresca en su suave piel mientras sus serviciales sirvientas ungieron sus rubios cabellos, rubios cómo el oro más
Corrector> ¿Rubios? ¿No sería más lógico que hicieran juego con el vello púbico?
D.Collins> La madre que te… ¿Y si estuviera teñida listillo?
Corrector> ¿Dónde?
D.Collins> F9.
A la princesa Vanessa se antojaba que los minutos transcurrían con exasperante lentitud, esperando a su anhelado Stewart Flanaghan, pero al mismo tiempo temía que el tiempo pasara demasiado rápido. Sabía que el tesoro de su doncellez peligraría si quedaba a solas con tan imponente y varonil ejemplar de hombre, pero era un riesgo que estaba dispuesta a asumir y paseaba con vacilación su indecisión por la habitación.
Corrector> Chim-pón.
D.Collins> ¡Joder! ¿Cómo voy a acabar la novela si no dejas de interrumpirme cada dos por tres?
Corrector> ¿Cada dos por tres? Que va. Sepa que por no molestarle estoy reprimiendo mis tendencias naturales correctoras pese a las numerosas aliteraciones, cacofonías, asesinatos lingüísticos, pésimo gusto, propensión al disparate, desconocimiento anatómico-físico-psicológico de lo que es una mujer, plagios diversos, despropósitos var
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13/7/10 - 10:33 h. Universidad de Marte. Viejo Sistema Solar.
Usuario > D.Collins
Clave> Burdrubrurbu
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Corrector> Buenos Dí
D.Collins> F9
Stewart Flanaghan echó una ojeada a la seca, polvorienta y solitaria llanura de los Sofismas Solapados. Sus ojos recorrieron el ejército de Klah´Vah´Gueh´Rah´, la ciudad de los mil minaretes y mármoles resplandecientes presto a entablar cruenta batalla, y se posaron en las aguerridas, aunque variopintas tropas que el rey había puesto bajo su mando.
Agrupados en prietas filas veíanse delante de todos a los aguerridos caballeros de la Luna Plateada, con sus grandes y pesadas armaduras de plata del color de la luna refulgiendo bajo el sol. A ambos lados, los cazadores Paladines de los Bosques consagrados a las excelsas diosas de la fecundidad, la fraternidad y la enjundia golpeaban sus escudos de cuero con sus cimitarras con empuñaduras de oro y lapislázuli. Los cazadores Paladines eran gente arisca y montaraz pero de lealtad inquebrantable y habían acudido cómo un solo hombre a la llamada real. En retaguardia aguardaba la plebe, campesinos, artesanos, mamporreros, marineros... la chusma, en suma, que empuñaban guadañas, hoces y horcas con manos no muy firmes. Detrás del todo los magos, hechiceros y acólitos al mando de la princesa Vanessa cuyos poderes se habían multiplicado por diez tras el ritual en el que Steward Flanaghan la purificó con su sable sagrado.
Frente a ellos el enemigo. A lo lejos, sobre las escarpadas colinas Cariacontecidas se apostaban en compactos cuadros hordas de mal encarados orcos, codo a codo con miles de halitósicos arqueros que una vez fueron humanos antes de ser tentados por el reverso tenebroso de la Fuerza. Por encima de ellos, cómo avatares de las negras tinieblas, los dragones medusoides de la Luna Negra ululaban sus fúnebres cánticos preñados de infinitas maldades cómo negro presagio de cuanto harían cuando conquistaran la capital del mágico y fascinante reino de Q´rrha´phumn´h´h´ñah´k´.
Stewart Flanaghan sabía que el momento crucial había llegado. Empuñando espada en la diestra y pistola de plasma en la izquierda hizo un gesto con la cabeza y los caballeros de la Luna Plateada partieron a galope tendido cargando contra el enemigo entonando bravos canticos guerreros y
Corrector> Mala idea, señor.
D.Collins> Vaya hombre, ya llevabas muchos párrafos sin darme la lata.
Corrector> Por cuestión de comodidad he decidido hacer una lista con todos los errores y presentársela al final. Ya ocupa trescientos megas. Pero a lo que iba; su forma de presentar la batalla es desastrosa.
D.Collins> ¿Y eso porqué?
Corrector> Deduzco que esos dragones medusoides, sean lo que sean, pueden volar.
D.Collins> Pues claro y tiran fuego y veneno y explotan al morir, ¡Cómo cualquier dragón que se precie!
Corrector> Osea que lanza usted a unos pobres diablos a atravesar toda una llanura frente a un enemigo que puede volar y achicharrarlos cómodamente desde el cielo con fuego y veneno.
D.Collins> Esto… te olvidas de Vanessa y los suyos listillo. Con sus hechizos acabarán con los dragones.
Corrector> Sea. Neutralizan a los dragones. Pero aún tenemos a un grupo de caballeros que deben cruzar toda una llanura bajo el fuego de miles de arqueros halitósicos. Diría yo que acabarán como puercoespines.
D.Collins> La princesa lanzará un hechizo protector que hará que sus armaduras…
Corrector> De acuerdo, las flechas son más inútiles que si les lanzaran fideos hervidos. Recapitulemos; los caballeros van cargando varios kilómetros, espada en mano, cantando, cuesta arriba con unos pobres bichos que tienen que llevarlos a ellos y varias arrobas de armadura. Cuando lleguen a los orcos a estos les bastará soplar para derribarlos al suelo, si es que llegan.
D.Collins> Bueno yo… la princesa Vanessa lanzará un hechizo para infundir vigor a los corazones de los caballos. ¿Qué tal?
Corrector> Me lo temía. Bien. Por fin los caballeros, frescos cómo lechugas, y cantando por supuesto, cargan contra unos compactos cuadros de orcos bien plantados en posición elevada.
D.Collins> Si, es la parte más emocionante: Las espadas en alto, el sol brillando en las armaduras…
Corrector>Militarmente hablando es un suicidio, señor.
D.Collins> ¿No crees que te estás pasando? ¿Qué sabrás tú de estrategia militar?
Corrector> Culturilla general. Mire, la caballería nunca vence a una infantería en formación. Le paso por pantalla algunos ejemplos animados: Las falanges macedonias, las legiones romanas, los piqueros suizos, los tercios españoles o el cuadro inglés. Cómo ve, la caballería se estrella contra las primeras líneas, se desorganiza y los infantes acaban con ellos. Distintas épocas, mismo resultado.
D.Collins> Eh, para. Se supone que los caballeros de la Luna Plateada son guerreros expertos desde la cuna, expertos en artes marciales y de un valor a toda costa. Además Steward Flanaghan correrá en su auxilio con los Cazadores Paladines de
Corrector> Corriendo, cantando y cuesta arriba ¿no?
D.Collins> La princesa Vanessa…
Corrector> Si, los enviará al corazón de la batalla a lomos de una nube mágica. Por supuesto. Mire, por muy valientes que sean los caballeros y mucho karate que sepan lo único que harán será empalarse contra la primera fila de lanzas. Eso sí, reconozco que el plan podría funcionar con unos pequeños retoques. Si un hechizo de la princesa logra que los orcos se queden tetrapléjicos de repente, que los dragones sufran un colapso nervioso y que a sus aliados humanos se les caigan los dedos de las manos creo que la carga de caballería podría funcionar.
D.Collins> Mi paciencia se está agotando ¿sabes?
Corrector> Disculpe. Prosiga con su brillante carga de caballería.
D.Collins> F9 F9 F9
Los caballeros de la Luna Plateada arreciaron con sus cánticos mientras cargaban a lomos de sus caballos y… y…
Corrector> ¿Y…?
D.Collins> Cerrar archivo de texto.
***
12/7/10 - 10:22 h. Universidad de Marte. Viejo Sistema Solar.
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