Hace tiempo perdí mis cosas en algún lugar de Kendermore. Para recuperarlas, decidí atravesar Gnomeregan; pero en aquellos tiempos la zona resultaba muy conflictiva, así que me instalé en la hospitalaria taberna de Kharanos donde me dediqué a reparar mis cachivaches. Al terminar, firmé un contrato con Rudesindus, en cuya torre hubiera llevado una vida tranquila y laboriosa de no haber conocido al malvado gato...
En la actualidad me escondo en el reino de Morfeo, muy cerca del Campo de Violín. Pero, si de verdad me quieres encontrar, mi consejo es que preguntes a los Pookas si me perdí en el Ensueño rastreando el olor de un pastel (cuando tus ojos son de botón, siempre es mejor dejarte llevar por el olfato. A menos que escuches el resoplar de un Expreso Polar, claro está...).
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