Waterdeep, Aguaprofunda, La Ciudad de los Esplendores, La Joya del Norte,... Da igual como la llames, nadie duda de la grandeza de la mayor ciudad que ha conocido jamas el mundo. Pero bajo toda gran estructura de poder hay sombras y podredumbre. Dos realidades distintas que conviven en una ciudad que se alza sobre huesos mucho más antiguos que su historia.
Este es un mundo de fuego y arena donde el calor es el compañero de nuestros largos días y el sentimiento de temor y oscuridad gobiernan la noche.
Esta es una tierra de sangre y polvo, donde los terremotos derriban las murallas y parten la tierra, donde las tormentas eléctricas dejan sentir la muerte desde el cielo.
Este es Athas, un lugar árido y desolado, con ciudades en ruinas y algunos oasis, una tierra salvaje y brutal donde la política esta en manos de feroces criaturas y la vida es miserable y corta. Athas puede parecer una tierra aniquilada, pero no todo es desierto, existen tierras aun mas desoladas así como bosques con grandes árboles, planicies de obsidiana, e incluso lugares bajo rayos, truenos y lluvia.
Y orgullosa se alza en ella la ciudad de Tyr. Rica y podrida como pocas en un mundo moribundo. Son tiempos difíciles para los ciudadanos de Tyr. La vida en Athas nunca es fácil, ni siquiera en una de las mayores ciudades que quedan en el mundo moribundo, pero ahora las cosas se han vuelto más difíciles. Kalak, el rey hechicero de Tyr parece haberse vuelto loco, todos los esclavos de la ciudad, tanto los públicos como la mayoría de los privados han sido redirigidos a la construcción de un monumental zigurat, paralizando la actividad en los campos de cultivo y en las minas de hierro, lo que ha provocado hambruna en el pueblo y dificultades económicas a los nobles.
En medio de este turbulento paranorama la casa Atrea parece contar con sus propios problemas. La, reducida, producción de su mina de hierro se ha visto aun más enlentecida por una serie de misteriosos accidentes. Y en el seno de la casa un asesinato revela a un traidor que podría acabar con los siglos que la casa lleva manteniendo el equilibrio en la cuerda floja.