Uldholm se considera a sí misma la nación más igualitaria del mundo. Cuando la familia real y la nobleza fueron diezmadas por la guerra, los maestros de los gremios se unieron para gobernar, dejando de lado a aquellos que no están afiliados a ninguno de sus gremios. Después de todo, si son tan vagos o inútiles como para no unirse a ellos, no se merecen ningún privilegio… ¿verdad?