La diosa no deseó nada. La diosa no creó nada.
La diosa solo sintió pena.
Sintió pena de millones de condenados y sumió en el letargo a quienes iban a arrebatar sus vidas.
Sintió pena de aquellos atados a un deber más atroz que la misma muerte y envió emisarios que los guiasen cuando sucumbieran a la desesperación.
Los vástagos de Paals, nuestro Señor, zanjan la tierra y buscan la Puerta en el reino de la materia. Los vástagos del malvado Lindzei quitan vidas y buscan la Puerta en el reino de los espíritus.
Yo lo he visto... He visto cómo se abrirá la Puerta oculta, cuya llave es la desesperación. La esperanza solo responderá al llamamiento del sacrificio.
Cuando llegue a este mundo el ocaso de los dioses, un canto sin voz se oirá a través de la Puerta refulgente. Desde la Dimensión Invisible, allí donde no hay color, la diosa Etro cantará su pena por las vidas perdidas