Camina un paso. Luego otro... no te preocupes por la sed ni el hambre que se retuerce dentro de ti como un gusano que devorase tus entrañas. Preocúpate de no quedarte atrás, de no perder el paso, de no partirte nada y de seguir adelante:
Siempre adelante.
Recibirás al final de la jornada tu cucharón de agua y quizás un puñado de fruta desecada. Podrás descansar esos apéndices extraños y despellejados que llamas pies y contemplar con amargura el lejano horizonte...
Mientras los Ratones posponen su implacable destino.
"CORRED! CORRED! CORRED RATONCITOS!"