“Bajo la sombra de las murallas de la antes populosa ciudad de Mitterburg, hacinados en sus cloacas, un grupo de hombres y mujeres desarrapados se congregan en torno a una improvisada hoguera. Hubo un tiempo en el que fueron llamados héroes, príncipes o eruditos. Ahora pordioseros y gentes de mal vivir.
Apartas la mirada de las llamas mientras buscas un trozo de madera con el que alimentar el fuego. No puedes evitar observar a tus compañeros. Cada vez sois menos. La peste verde se ha llevado a unos cuantos. La vida como aventurero ha hecho el resto.
La hoguera crepita y las chispas vuelan al recibir su combustible, iluminando unos rostros sombríos faltos de toda esperanza. Un grito resuena en la distancia. Nadie parece escucharlo.”
Falanda, la ciudad portuaria más importante de Goldar es también la puerta al Sacro Santo Imperio. Pero es tanto la puerta de entrada como de salida: Muchos, perseguidos por las deudas, la justicia o la propia Inquisición, dan con sus huesos en ella.
No es de extrañar pues que muchos comerciantes o mecenas en busca de aventureros encuentren en sus tabernas y posadas la carne de cañón que lanzar contra sus enemigos o embarcarlos aventuras sobradas veces inalcanzables.
- Y que lugar mejor que este para buscar quien lo haga...