Tras el descubrimiento del planeta azul Atrahasis y la posterior compra de sus derechos de explotación por Weyland-Yutani, la corporación fletó una nave tipo arca y la envió en su dirección. Por la distancia del objetivo y la velocidad de este tipo de cruceros, los seres vivos en él presentes pasarán no menos de una década, y nunca más de dos, criogenizados. Durante este tiempo los sintéticos que propiciaron el descubrimiento, ya presentes en Atrahasis, estudiarán las excelentes condiciones del planeta para asegurar la rápida aclimatación de las especies venideras de la tierra.
El nuevo planeta, con una habitabilidad nunca antes vista, rebosa de posibilidades por lo que Weyland-Yutani, tu empresa de confianza, enviará muestras de nuestra fauna para hacer de este sitio una segunda tierra paradisíaca, mejor incluso que la original, solo al alcance de los más ricos. Pero antes, hay que enviar mano de obra barata para construir las instalaciones. ¡Ah! También a un nutrido grupo de marines para acabar con la fauna local. Pero tranquilos, según lo que nos informan nuestros fiables sintéticos, nada demasiado peligroso.
Ahora bien ¿Qué tipo de marine es suficientemente prescindible para el cuerpo para embarcarlo en un viaje de, como mínimo, una década? Fácil: tú.
Así que subes a la gigantesca USM ARARAT, buscas durante media hora tu sección -observando imágenes totalmente imposibles de operarios llevando todo tipos de animales hacia aquí y hacia allá-, una vez allí saludas parcamente a los y las otras marines -ya desnudos para la criogenización- y buscas tu litera. Está ubicada en una de las columnas centrales, prácticamente a nivel del techo. Subes por la escalerilla, ágilmente saltas a tu criocama y sin pensarlo demasiado le das al botón del sueño. Hora de una siesta de quince añitos.
Pues no, maldición, tras un tiempo indeterminado tu criocama se abre al son de una frenética alarma. No te lo vas a creer: algo ha salido mal.