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Buenas!

Estoy pensando en iniciar una serie de aventuras con las reglas de Aquelarre 3ª Edicición (ligeramente modificadas para la Umbría), pero basadas algunos años antes de la ambientación del libro, concretamente entre la derrota de Alarcos y la batalla de las Navas de Tolosa. Los personajes estarían destinados a influir notoriamente en los acontecimientos históricos de tan estimulante época.

Eso sí, se trataría de un contexto meramente histórico; eso significa: nada de magia.

Si veo interés, tiraré adelante. Y si la partida va bien, habrá más.

Osea que se usa el sistema de aquelarre pero nada de la magia de este.

¿Alguna idea de que tipos de personaje se pueden presentar?

Teniendo en cuenta la coyuntura, quiero llevar a hombres de armas o capaces de combatir (me sirven arqueros, infiltradores... gente que sepa mover las manos, vamos) cristianos, o leales a los reinos cristianos. El método de creación sería el de libre elección, con una única tirada (voluntaria) en la tabla de rasgos de carácter y con las profesiones mágicas (alquimista, brujo, curandera y mago) prohibidas.

Uno tendría que ser un infanzón o miembro de la Orden de Calatrava, que era la que rompía el bacalao por la Marca Media en aquellas fechas.

Si aceptas novatos yo entraría si me aceptaras

Sí, acepto a toda la peña, joanper (aunque debo decir que casi todos los abandonos sin explicación que he tenido en mis partidas han sido novatos). Pero por otra parte... tú ya no eres novato, sino todo un Frikenstein, como yo XDDDD

Ahora mismo juego en cinco o seis partidas y co-dirijo en otra, que si no me apuntaba...

Oh, lástima, Apsalar! Me habría encantado tenerte!

Sois unos cabrones... Thorom ya me está poniendo los dientes largos con una partida de Alien y ahora tú con esta. Quiero, pero no debo.

jajaja ok no te preocupes. Si esto va bien habrá más, así que siempre te podrás subir al tren XD

Mmmm, quizá deba meter alguna morcilla:

Corre el año del Señor de mil ciento y noventa y ocho. Pasan ya tres años de la sangrienta derrota de Alarcos, y las tierras al sur del señorío de Toledo sufren bajo el yugo del islam.

Exhaustos, derrotados y muy mermados en número, los nobles caballeros calatravos hanse retirado al monasterio de Cirilos, en el término de la villa de Otos, pero mientras el rey castellano Alfonso VIII se lame las heridas, los recios soldados de Cristo planean devolver el golpe al moro con una contundencia como éste no ha conocido jamás.

Entre los monjes, los caballeros y los siervos de la Orden bulle el odio bien templado por los infieles, y el justo deseo de venganza por la crueldad habida contra las villas de Alarcos, Malagón, Calatrava, Benavente, Caracuel. Y cuando un reducido grupo es llamado a presencia del Maestre de la orden, acuden prestos en la confianza de que se les encomendará una misión importante, con la que podrán lavarse las manos en la sangre de los moros.

Con respecto a la misión... se dice, se rumorea, se comenta que el Maestre de la orden pudiera tener en mente cierta fortaleza o castillo a retomar. Muy... MUY adentro del territorio enemigo, rodeado de peligros y con todas las suertes en contra.

Si fueran ciertos los rumores, pocas veces habría recibido el islam un golpe tan duro, y menos aún de mano de unos pocos caballeros y monjes escuálidos, heridos, en menor número y en desventaja. ¡Que se queden los borrachos norteños con sus amplios salones del Valhalla! ¡Los recios castellanos sólo sueñan, como bien reza su nombre, con castillos!

Bueno, pues parece que no hay qvorvm. Cierro el sondeo.