Galería Umbriana

Subida por MrSeeK

Imagen: Mediante objetos de poder, los Umbrianos tratan de sellar el poder maldito del Cachirulo. 

Al amanecer del decimocuarto día, nuestros aventureros encontraron una pareja con un gran símbolo de interrogación sobre sus cabezas. Al ir precisamente a interrogarla, se activó una conversación en la que nos comentaron que pensaban llegar a la siguiente aldea, lo cual interpretamos de la única forma posible, una misión secundaria. 

Tras despedirnos sentidamente del grupo de montaraces del norte que nos acompañaban hasta allí, escoltamos a la pareja, a un ritmo tal que claramente invitaba a la emboscada, hasta alcanzar su objetivo. Tras un viaje sin incidentes, más allá de alguna picadura sin importancia y tratar del siempre delicado tema de los asuntos del reino, concluimos la tarea sin mayores incidentes. Aunque habíamos invertido nuestro tiempo en completarla y nos tocaría continuar nuestro viaje bajo el sol de mediodía. 

Tras una tediosa y acalorada caminata, continuamos hasta la siguiente posada, una que nos permitiera descansar y reponer fuerzas. Cuando por fin la hayamos, resultó en que el hogar de la misma se había consumido por completo y no podrían prepararnos ningún manjar propio de la tierra hasta bien entrada la noche, cuando habría de ser encendido de nuevo. Lo que irónicamente sí encendió a nuestro sir Faifolk que, saliendo presto del lugar, se topó con una más que bienvenida sorpresa. 

Un carro negro como el carbón aguardaba en la puerta del hospedaje, como enviado por los dioses de varias caras, los valientes Madaimi y Vader, respondieron al llamado de los cuervos que enviamos el día anterior.

Rápidamente, nos hicieron un hueco en la parte trasera  dónde subimos con cierta dificultad, por la falta de costumbre, y nos acercaron a una taberna en la que sí nos atenderían como es debido. Tras horas de charla, compartiendo chanzas, aventuras, y riendo a carcajadas, terminamos de comer y de beber como es debido. 

La cosa se terció seria cuando, sacando el maldito pañuelo sobre la mesa, requerí de su sapiencia, experiencia y objetos de poder para intervenir en el destino de Umbría, y con ello del mundo. 

Rápidamente llegaron a la conclusión de que, si el Cachirulo nos había confinado a todos, no habría sino que confinarlo a él, como un retorcido castigo digno de dioses de civilizaciones pasadas. 

Ni cortos ni perezosos, construyeron un pequeño santuario que albergaría tal malignidad bajo la vigilancia directa del Caballero Oscuro, sellado mágicamente mediante las cartas de la Baraja del Tarokka. 

Capturamos una imagen del momento y nos devolvieron a nuestra posada, dónde pese a tener de nuevo el hogar encendido no podíamos ni dar bocado, despidiéndonos con efusividad de quienes acudieron en nuestras horas bajas, nos retiramos a descansar mientras el carruaje negro se perdía en lontananza. 

Aquella noche pudimos descansar, sabiendo que el poder del Cachirulo permanecía a buen recaudo. 

No anduvimos demasiado, pero un aventurero que se precie no podía dejar pasar aquella misión por secundaria que fuese (ni los px que reporta).