Galería Umbriana

Subida por MrSeeK

Imagen: Nuestra joven montaraz apareció entre la maleza. 

Nuestra jornada comenzó con cierta tristeza, debiamos descender la montaña dónde tan buen cobijo habíamos recibido la noche anterior, pero sobretodo por las nuevas despedidas que iban a producirse al llegar a nuestro destino, pues otros dos de los montaraces del norte abandonarían la improvisada Compañia en busca de su propio camino. 

Tras el duro descenso, algún resbalón y una preocupante torcedura que, por suerte, no derivó en nada más, repusimos fuerzas en la aldea más cercana. Allí conocimos a una mujer de las tierras del Este que, por mera casualidad, acabó formando parte de nuestro grupo. 

Así que, charlando de las idas y venidas, de todo y de nada, alcanzamos la ciudad de Pon Ferra Dah, a la sombra de un imponente castillo, el cual la custodiaba sin descanso. 

Cuál fué nuestra sorpresa cuando, durante la comida, sufrimos el repentino ataque de una figura que se movía a nuestras espaldas. Pero al mostrar su rostro... era la joven montaraz que conocimos en nuestras primeras etapas, trs su marcha, ¡había tomado la determinación de aplazar sus propias misiones para volver y ayudar en la nuestra!

¡Qué bondad! ¡Qué compañerismo! ¡Qué felicidad!

Así que con una mezcla de pesar y alegría, le desvelamos nuestra misión, sintiéndonos en deuda ante aquel noble y desinteresado acto. 

Y así, como si fuera un día cualquiera, nuestro caminar nos había dirigido hacia un mañana mejor.