A principios del siglo XX, Harry Dickson es el detective más reputado de toda Inglaterra. Junto con su ayudante Tom Wills, resolverá los casos más increibles, tanto de redes de asesinos a sueldo, asiáticos dueños del negocio de trata de blancas e incluso sectas antiguas.
Jean Ray
Temática:
Juegos a los que puede adaptarse: Eso quisiera saber.
Se consideran las novelitas de Harry Dickson como las obrás más garbanceras de Jean Ray. No en vano, él mismo decía que en una noche, entre vaso y vaso de ginebra, era capaz de escribir una historia completa y tener el resto de la semana libre para hacer otros relatos.
Sin embargo, su carácter folletinesco no evita que sean unas historias tremendamente divertidas la mayoría, y algunas sorprendentemente buenas, como La Banda de la Araña, El castigo de los Foyle o El lecho del diablo.
No se le pueden pedir mucho narrativamente hablando: Harry Dickson resuelve casi todo por ciencia infusa, se disfraza de las formas más increíbles, y de fondo, su discípulo Tom Wills (al que todos los malpensados nos acaba recordando un poquitín a Batman y Robin XD)no puede hacer otra cosa que hacerle la ola a su maestro, o acabar secuestrado por los malhechores de turno.
Pese a lo repetitivo en un principio puedan parecer, Jean Ray las dotó del suficiente sentido de la parodia como para que muchas de ellas puedan leerse con una sonrisa: unas historietas en las que el protagonista principal funciona casi por ciencia infusa, la mayor genio del crimen es una chica que vive en un pensionado y practicamente debajo del sótano de cada castillo, de cada caserón o de cada teatro hay una terrible secta de adoradores de algún dios mesopotámico, lo que hace que, al que les acabe gustando el personaje (son las típicas historias que, o las amas, o las odias), acaben enganchados y buscando en las librerías de viejo el número que les falta.