En una Inglaterra dominada por los normandos, Robin de Sherwood lucha, junto con sus hombres, contra el Sheriff de Nottingham. Mientras, en el bosque, las antiguas creencias prevalecen pese a los intentos de la nueva fe por erradicarlas...
Temática:
Juegos a los que puede adaptarse: Cualquier juego de fantasía
De verdad, mamá, yo no decidí ser friki. La culpa es de..ehm...las series que la tvg echaba en los 80, que eran demasiado buenas...
Al final he optado por empezar la reseña de una forma un tanto absurda a modo de homenaje a todas las series que la televisión gallega nos permitió ver en aquella época. Y Robin of Sherwood se encuentra en dura pugna con mi favorita Doctor Who.
Siempre se habla de cómo envejecen las series, pero lo sorprendente de esta es que no ha envejecido en absoluto: hoy en día se ve, y se le nota una serie antigua, pero no anacrónica, ni resulta rídícula en ningún momento. Tanto la caracterización, vestuario y forma de actuar de los personajes, resultan adecuadas a la historia que se pretendía contar. Incluso poniéndonos pejigueros, las inexactitudes históricas son mínimas: como múcho, errores en fechas bastante nimias si no se es un historiador británico (como el año en el que Guy de Gisbourne fue a ver la ejecución de un noble), o el que los sabuesos que se empleaban en la serie no fueron introducidos en Inglaterra hasta unos 100 años después, pero ¡esto ya es quejarse por vicio!.
Dado que en estos momentos se está emitiendo en la Sexta otra revisión de la historia de Robin Hood, hablaré de los mismos puntos que se pueden comentar de otra serie:
El vestuario. Si esta fue hecha con cuatro perras, al atrezzo le vino francamente bien: la ropa, desde la del aldeano más miserable, apenas unos trapos cosidos, hasta la de los nobles, con sedas y terciopelos de colores más bien chillones (aquí no hay que vestir de negro a los malos para distinguirlos), pasando por los harapos y armaduras de los proscritos, parecen mucho más estudiados que en otras series más caras.
Los personajes: diseñados al milímetro. No excesivamente, ya que tratándose de arquetipos de leyenda, se acaban caracterizando más por sus acciones en la serie que por su forma de ser en sí. El sheriff es un mal bicho, pero como se esperaría de un alguacil medieval: altivo, gritón, cruel, despótico. Guy de Gisbourne es su matón oficial, nada más que un crío servil con sus superiores y despectivo con los campesinos.
Marian escapa a su destino como novicia para vivir en el bosque con el hombre al que ama. Los proscritos son nobles y protegen a los suyos, aunque algún secreto oscuro que otro esconden...
Y en esa edad media, existen otros villanos: El barón de Belleme, un noble convertido en mago satanista, representante de la corrupción de la fé cristiana a la que defendía, y Gulnar, el druida, lado oscuro de los poderes del bosque que representa Herne el Cazador.
La historia: la mayor baza de Robin of Sherwood es, más allá de la típica lucha entre Robin y el Sheriff, el enfrentamiento entre la nueva fe, a veces compasiva, como Friar Tuck, a veces ambiciosa, como el abad Hugo, hermano del Sheriff, y las antiguas creencias que todavía prevalecen en el bosque. Porque en la historia no son solo caballeros contra opresores, sino magos contra druidas, sacerdotes contra brujos.
Ayer mismo volví a poner un capítulo, para comprobar si lo buena que era la serie era cosa de mi memoria, o si realmente se había superado como quería describir aquí. Este tercer visionado , en inglés, y muy fácil de entender, por cierto, no me decepcionó en absoluto.
Para mí es la mejor adaptación de Robin Hood. Todo era encantador, los bosques, la magia sutil, la música de Clannad. Por no hablar de ese Scarlett, ese Nasir, ese Guy de Gisborne... ese Robin ^.^
Todavía me estoy recuperando del final de la primera temporada!!