Puede que vengas del Distrito 1 y tu familia sea rica, comas tres veces al día y tengas una casa grande y bonita. O puede que seas del Distrito 12 y rebusques entre la basura para llevarte algo a la boca y te veas obligado a trabajar en la mina para ganar una miseria. Puede que hayas tenido mala suerte, te hayas presentado voluntario o que las probabilidades se hayan cumplido porque has pedido tantas teselas que tu nombre era el más repetido en el bombo del sorteo: has sido seleccionado como tributo para los septuagésimo cuartos Juegos del Hambre.
¿El objetivo? Sobrevivir a los otros once tributos. Qué lástima que ellos pretendan hacer eso mismo.