Partida Rol por web

-¡Xueeeng! ¡¿Adivina quién llegó?! -gritó el armadillo-demonio con fuerza tal que su grave voz retumbó en toda la zona.

Las renovaciones del lugar se movían rápido, pues podías ver más casas que se veían en buenas condiciones. Incluso algunas de ellas se veían bastante adornadas. Tan llenas de lujo que bien podrían ser de algún noble. Mismas casas que se hundieron bajo tierra en cuanto Quan dio un fuerte pisotón sobre la tierra.
Aún así quedaban algunas partes interesantes, había un lugar de fachada simple con el letrero "tienda," y había otro sitio en frente que tenía plasmado el símbolo que consistía en varias botellas.
Y por alguna razón, un puesto entre dos calles de casas, hecho con tablas de madera, no muy bien alineadas, había una especie de dragoncito humanoide detrás del mostrador.

El armadillo avanzó a grandes y pesados pasos hacia el altísimo castillo, como si quisiera hacer su presencia todavía más notoria. Y ya estado en el sitio, podías acompañarlo para recibir la recompensa que el hechicero serpentino te había prometido por cumplir la primera misión.

Corinna intentó aparentar un rostro serio y soberbio mientras Torcletian la felicitaba y realizaba ese mensajes. Pero por muy señora que quisiera aparentar, su cola de perra iba de un lado a otro feliz al notar esos agradables masajes en su cuerpo. Era un tanto difícil esconder sus emociones y aún no estaba costumbra al concepto de cola.

Cuando finalmente era la hora de irse subió a lomos del demonio y con expresión de poca convicción avanzaron hasta llegar al castillo. La llegada con esos pisotones no le dieron mucha confianza en ese ser y la relación que pudiera tener con Xueng.

Y era por eso mismo que lo acompañaría para ver como terminaba todo eso.

Una sonrisa satisfecha se dibujó en tu mente mientras que el espontáneo mover de tu cola te dejaba en evidencia a través de tu solemne fachada. -¿Qué te dije sobre ser así de linda? -Dedos presionaron entre tus piernas, empezando a amasar tus muslos con un toque más rudo, subiendo lentamente, y la cuenta del pendiente en tus bajos se empezaba a rozar con la punta del botón más sensible en tu entrepierna-. Creo que de verdad quieres te castigue -En ese momento, uno de los bloques que el armadillo cargaba cayó al suelo, haciendo una roca volar muy cerca de ti-... en otro momento.

En los territorios del castillo, la entrada del demonio acorazado, aplastando el suelo y hundiendo edificios, era de todo menos amable, por lo que decidiste ver exactamente de qué iba eso, siguiendo al armadillo rumbo al castillo con forma de torre.

De inmediato los lagartos a cuatro patas le hicieron se pusieron en el camino del armadillo, pero bastó un golpe de su talón contra la tierra para que cada uno cayera en un gran pozo, justo debajo de sus patas.

La puerta de la entrada tenía un tamaño sorprendente amplio como para que pudiera traspasarlo el armadillo gigante sin problema. Aunque de todas formas extendió los brazos a su paso, rompiendo así el marco de la puerta con sus garras.
-Deberías retroceder un poco -Te advirtió Quan con una media sonrisa mientras ponía su primer pie dentro del castillo.
El armadillo-demonio levantó el morro, sus ojos mirando en todas direcciones, hasta que de pronto, chocó sus garras contra el suelo, haciendo que este temblara violentamente.

El inconfundible sonido de madera rompiéndose retumbó en el cuarto, y de un momento al otro, parte del piso de arriba cayó, estrellando un trono que conocías bien, donde se encontraba cierto hechicero con dos cabezas de serpiente. El cual de inmediato fue cubierto por un familiar cocodrilo corpulento.

-¡Xueng, maldito bastardo! -Con ceño fruncido, Quan hizo retumbar la madera del suelo con un pisotón, lo que fue seguido con varias rocas que salieron disparadas desde la tierra hacia el hechicero en el trono.

El cuerpo de la serpiente se vio envuelta en humo en cuanto las rocas lo tocaron. -Quan. Tan sutil y discreto como siempre -El hechicero apareció a un lado del armadillo, quien ya lo esperaba para lanzar un zarpazo en su dirección.

Fue entonces que Sarcos corrió hacia el acorazado demonio, abriendo sus fauces salvajemente.

Quan rodó los ojos al ver al cocodrilo, y con solo tocar el suelo con un dedo, un hueco en suelo se tragó al guardián, dejándolo bajo tierra.

-Un año. Estuviste afuera un jodido año y mientras nosotros nos pudríamos en esa prisión -Para cuando el armadillo se disponía atacar, Xueng ya se encontraba detrás de este sosteniendo la esfera de cristal en su mano.

-Conseguir magia tan poderosa como para liberarnos no es tan fácil -Un montón de llamas salieron de la esfera de cristal dirigiéndose directamente al armadillo, tornando su coraza marrón a un color rojo intenso y provocando adoloridos gritos-. Y tenía que hacer unos preparativos.

-Aún así -En medio de graves gruñidos, el armadillo se dio la vuelta, su coraza refulgiendo como metal al rojo vivo mientras recibía todo ese fuego-... eres un cabrón listillo, seguro que pudiste hacer haber hecho más -Soltando un fuerte grito, mientras el suelo temblaba, recibió las llamas en su brazo hasta que atrapó a la serpiente entre sus garras, momento en que el fuego se esfumó.

-Si tuviera todos mis poderes -El hechicero trataba inútilmente de escapar de la presa de su hermano, pero era inútil-, ya estarías muerto.

-Je-je -El armadillo cerró sus garras, apretando más el cuerpo de la serpiente-. Es una pena que tus mejores poderes están dentro de animalitos monos.

-Entonces... solo queda decir -Las cabezas de serpiente hablaron débilmente-. Estás muerto.

El suelo se rompió debajo del armadillo, y de ahí salió el cocodrilo guardián disparado como torpedo, en un instante cerrando sus fauces llenas de colmillos sobre el cuello del armadillo.

Pasaron un par de segundos en que nadie se movió, tras lo que Quan rompió a carcajadas. -¡Venga! Eso no cuenta. Usaste a un siervo para ganar -El armadillo soltó al hechicero, el cual cayó al suelo como muñeco de trapo.

-Claro que... coff coff... cuenta -Entre tosidos, el hechicero se levantó, una expresión seria en ambos rostros mientras volvía a su trono para sentarse.

-Eso es estúpido e injusto -dijo el armadillo con mala cara, todavía con el cocodrilo aferrado a su cuello, algo que no parecía molestarle.
Entonces Quan se volteó hacia ti. -Vamos, ayúdame aquí, guerrera. ¿Quién ganó de los dos?

Xueng pasó de su hermano para enfocar la vista en ti. -Corinna, veo que tuviste éxito en tu primera misión. Aquí está su proporcional recompensa, como acordamos -Pequeños demonios salieron de debajo del lujoso trono, cargando montones de jarrones, cada jarra desbordando monedas oro, las cuales colocaron frente a ti-. Hm. Tal vez sea algo poco práctico -Alzó la esfera en su mano, con lo cual humo negro rodeó a los jarrones por un momento, hasta que se disipó lentamente, revelando ocho gruesas barras de oro, apiladas en un pequeño montón.
-Tal vez notaste las casas restauradas allá afuera -El hechicero dijo en tono más casual, reclinándose en el respaldo de su trono-. He hecho algunas acomodaciones para instituir un pueblo. Este lugar se puede volver algo aburrido y los siervos inconformes, así que me pareció una buena solución.

-Ughna Grran shgloción, mhi segñor -Sarcos intentó hablar con el hocico aún mordiendo al armadillo.

-Como sea, si pudiste ver las casas más glamorosas. Esas están apartadas para mis sirvientes de elite. La construcción de tu habitación en el castillo va bien, pero está lejos de estar terminada, así que por el momento, puedes dormir en una de esas casas -Afirmó Xueng con certeza. Ignorante del hecho que todas ellas se encontraban ahora bajo tierra.

Corinna observó el despliegue y pelea de estos dos desde una distancia prudencial. Arqueó las cejas al ver que eso parecía que se iban a matar y observó el enfrentamiento con curiosidad para ver como terminaría hasta que lo hizo.

Cuando finalmente parecía que habían concluido, sin la muerte de nadie, la gladiadora se encontró siendo el objetivo de una incomoda pregunta.

-Difícil respuesta.- Dijo inicialmente.

-Podías haber derrotado a Zueng cuando lo tenías en su mano pero esperaste a que se diera por vencido y el continuó. Sin un arbitro que decida cuando termina el combate es dificil decidir quien ha ganado cuando sin una muerte real.-

-Pero descartas el siervo de Xueng demasiado deprisa ... la fuerza, velocidad y entereza de un cuerpo son elementos importantes, pero no los únicos en los que un individuo puede exceder para ser un demonio supremo. La inteligencia, perspicacia y carisma son otros.-

-Puedes ser el demonio más fuerte del mundo, pero sin leales siervos que apliquen tu imperio, nunca vas a poder controlar más allá de las tierras que tengas al alcance en ese momento.-

-Con lo que el uso de ese siervo, es perfectamente legitimo.- Sonrió. -Y harías bien en no esperar que tus oponentes luchen según tus criterios y puntos fuertes, pues cada cual usará los suyos.-

Algo que Corinna había podido probar en su piel muchas veces en el coliseo. O en la piel de los demás.

-Dicho todo eso, creo que es un empate.-

Cuando le trajo los lingotes Corinna hizo una leve reverencia y cargó los pesados objetos en su petate.

-Un pueblo es una buena idea, ayudará a que vengan mas adoradores vuestros y dificulta la llegada de aventureros que puedan tener las ganas de pincharos.-

-Iré a ver que hay de interesante ... aunque reconozco que tu hermano ha hundido esas casas.-

-De todas las cosas en que Quan puede mejorar, la discreción es una de las más importantes. Os encerraron en una prisión, intentar ir por el mundo sin pisar huevos y destruyendo cosas ... al menos hasta que recuperéis a todos vuestros hermanos, sería lo más prudente.-

-Aunque eso es solo mi humilde consejo, haced lo que más os convenga.-

Hizo un gesto con la mano y se retiró para ver que había en el pueblo. O lo que quedaba de el.

Quan se sentó en el suelo roto, escuchando atento tus palabras, mientras que Xueng en su trono te vio desde cierta distancia en su trono, una ceja enarcada en cada rostro mientras hablabas.

Y entre más expresabas tu punto de vista en cuanto a las batallas, más podías ver al armadillo gigante con la boca abierta, claramente en incrédulo desacuerdo. Con su hermano al contrario, con expresión pensativa en sus caras de serpiente mientras se inclinaba para apoyarse en los antebrazos de su trono, incluso asintiendo un par de veces.
Sin embargo, ambos demonios hermanos fruncieron el ceño con tu decisión final de un empate, aún Xueng quien antes parecía no tener interés. Los dos se miraron con ojos entrecerrados, el armadillo estirando un poco los brazos, como en calentamiento, mientras que la serpiente con dos cabezas acariciaba su esfera lentamente.

Afortunadamente, algo de las tensiones entre ellos se disiparon cuando llegó la hora del pago. Los lingotes definitivamente se sentían pesados, especialmente todos juntos en tu morral, pero nada que no pudieras manejar.

Xueng se mesó ambos mentones cuando describías los beneficios adicionales de tener un pueblo. -Cierto. Nunca sobran los adoradores. Y en el pasado he escuchado de muchos problemas con los llamados "campeones" -Aunque claro su buena actitud duró hasta que mencionaste los lujosos aposentos que ahora yacían debajo del suelo en pedazos. Lo que se ganó que las dos cabezas de serpientes desencajar la expresión en su rostro... y también sus quijadas, debido a la nada agradable impresión.

-¡Ven-ga! ¿No esperabas que fuera entrar a un lugar sin romper nada, cierto? -Acto seguido extendió su brazo y arañó la pared, atravesándola con sus garras.

Al final, la ira de Xueng dio un vuelco positivo cuando enfático te señaló con las manos por la observación sobre su hermano. -¡Por fin, gracias! ¿Escuchaste, Quan? No puedes ir por ahí haciendo escándalo. Que vamos a terminar en serios problemas esta vez -El hechicero serpiente regañó al armadillo poniéndose de pie-. Y si los dos acabamos otra vez en ese infierno, nadie nos va a salvar. ¿Está claro?

El armadillo demoniaco giró los ojos, pero asintió. -Pfft, bien. No escucharas mi ruido -Con los brazos cruzados, empezó a decir murmuraciones, la mayoría de las cuales eran vulgaridades e insultos-. Pero igual no confiaría mucho en esa mortal -Te señaló viendo a su hermano con ojos entrecerrados-. Me perdió en cuanto dijo que los dotes del cuerpo no lo son todo. Pero igual me haré con unos siervos. Y serán mucho más fuertes que los tuyos.
Tras esto, se volteó hacia ti, agachándose para mirarte a los más a tu altura. -En cuanto a ti, Connira. Pronto construiré una arena de batallas digna de mi en este pueblucho. Ahí te espero para que demuestres que lo que dices es cierto enfrentándome -Esbozó una confiada sonrisa mientras hablaba-. Puedes usar tus "inteligencias," y los sirvientes que quieras. Si sobrevives tres asaltos, te concederé la victoria -Levantándose de nueva cuenta levantó la cabeza con expresión orgullosa-. Eso si te atreves.

Xueng por su parte, tenía una cordial sonrisa en sus dos rostros. -Yo más bien diría "sabio consejo." Veo que tienes mucha más capacidad que la de tus armas -La vista del hechicero pasó de su hermano para inclinara sus cabezas en tu dirección-. Y además cumpliste tu misión en poco tiempo. Creo que ese nivel de eficiencia merece su recompensa. ¿Ese otro collar que pediste? Dedicaré el tiempo y recursos suficientes para que esté listo para mañana temprano.

Tras hacer un gesto con la mano, el cual tu serpentino patrón correspondió, hiciste tu camino fuera del castillo, rumbo al pueblo, en el camino escuchando las voces de los demonios hermanos discutiendo en el fondo.

Explorando las calles que estaban reparadas, y que no habían sido desplomadas dentro de la tierra, pudiste ver con más detalle ese sitio con grabados de frascos. El cual tenía frascos con líquidos de varios colores tras cristales, para mostrar.
Un vistazo al lugar con la leyenda "Tienda," bastó para notar que había una mezcla de distintos artículos de uso diario. Desde afuera, se podían ver algunas herramientas, sacos y cuerdas.
Y aún esos sitios simples tenían más estilo que el puesto improvisado de tablones mal clavados que se sostenía entre dos calles. No era claro lo que vendía ese puesto, pues en el mostrador podías ver frascos con colores y cosas sólidas flotando, artículos comunes, pero adornado de manera extraña, como plumas hechas de hueso o mochilas con ojos que parpadeaban. Al menos el reptil bajito que la atendía parecía amistoso, ondeando con la mano a manera de saludo cuando te vio pasar en la distancia.
Además de esos lugares, pudiste distinguir un sitio con una fachada un tanto más acogedora. Con una pórtico afuera con un par de sillas de madera, podías olfatear el olor de comida y bebida en esa casa de dos plantas con un letrero de "Posada," con un pequeño letrero debajo que decía "vacantes."
No muy lejos de ahí, otros aromas acariciaban tu nariz, pues un sitio con una marquesina que ponía "Casa de Té," desprendía frescas fragancias de menta y el limón, además de suaves toques de manzanilla, mientras incluso desde afuera del lugar podías sentir la calidez del sitio.
Aunque tal vez el edificio que más llamaba la atención, era uno bastante ancho. Fácilmente ocupando el espacio de toda cuatro casas. Estatuas de brillante verde en forma de serpientes se erguían a los lados de unas escaleras de piedra hechas con fino detalle, con un gran letrero flotando arriba del edificio con letras trazadas en ángulos cuidados, formando la palabra "Biblioteca."
 

La gladiadora tuvo que esforzarse para no mostrar expresiones que delataran su poco entusiasmo al ver dos demonios de ese tamaño pelearse por eso como si fueran niños de una guardería. Cuando Quan le hizo esa oferta ella ladeó la cabeza.

-¿En serio?-

-Un demonio que hunde casas de un pisotón contra una simple gladiadora ... y aún pretendes alardear de ganarme. Eres consciente que solo puedes perder en ese combate ¿verdad?-

Se pasó la mano por la frente para levantar su pelo y mirarlo mejor.

-Si ganas, la gente se burlará de ti por querer demostrar tu fuerza contra una simple perra y alardear de tu victoria. Si pierdes, joder, habrás perdido contra una simple perra.-

-No hay ningún escenario en que la gente vaya a decir "que fuerte eres Quan, venciste a una mortal cualquiera".-

Se despidió. -Por el momento creo que humildemente renunciaré a tu oferta.-

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Más tarde se encontraba paseando entre los edificios y vio el cartelito de la tienda. Era interesante ver que había un lugar así, aunque en ese momento no recordaba necesitar nada del estilo. Pero quizá antes de irse de aventuras sería bueno hacer un repaso.

No pudo evitar ver a ese reptil pequeño y de aspecto amistoso que la saludaba y se fue a verlo llena de curiosidad para saber que era lo que el vendía. -¿Y que tenemos aquí?-

El armadillo-demonio se vio sorprendido por tus palabras, aunque luego su gesto pasó a uno que sudaba, con mirada nerviosa mientras apuntabas que para nada había un beneficio en esa pelea. -Ehem, sí, claro es que lo hago por el, la experiencia. ¡Sí, es eso! La experiencia de un buen combate -Quan hizo una sonrisa que no podía verse más forzada aunque lo intentara, mientras gotas gordas bajaban por su frente-. Así que la reputación no tiene nada que ver. Por lo que acepto tu rechazo de muy mala gana, que se le va a hacer -El armadillo después dijo cabizbajo cuando declinaste su oferta, a pesar de que suspiraba aliviado, al evitar un reto que claramente no había pensado por más de dos segundos.

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Tras pasar por la tienda, te dirigiste al pequeño puesto con el dragoncito rojo atendiéndolo, el cual ondeó la mano con aún más alegría al verte acercarte, apurándose para limpiar el mostrador y colocar un montón de objetos variopintos sobre este.

-¡Una clienta! ¡Grandioso! Es estupendo -dijo el pequeño reptil con gran ánimo-. ¡Bienvenida a la Calleja Diagonal! Tenemos artículos únicos en su clase. No encontrará estas cosas en ningún otro lugar.
-¿Esto que está en el mostrador? ¡Son nuestros artículos especiales de hoy! -dijo con su sonrisa de diminutos dientes afilados-... por decir que los encontré justo hoy, coff -dijo hacia un lado y en voz baja, para luego toser un poco para tratar de disimular-. Tal vez busca algo novedoso, como, por poner un ejemplo -Tomó un muñeco de felpa de un dragón amarillo-, una muñeca que repita lo que dice cuando la aprieta -Presionó el estómago suave del peluche entre sus garritas-. "Repita lo que dice cuando lo aprieta" -La misma voz del reptil sonó desde dentro del muñeco de dragón.

-¿Cansada de no saber cuando algo es mágico o solo una cosa rara? -Levantó del mostrador una varita de metal con una pequeña esfera de cristal transparente-. Ahora puede decir que huele a magia, bastante fácil -Apuntó la varita hacia tu collar y entonces la esfera cristalina se tornó de un azul brillante-. Oooh.

-Si le molesta mucho el frío, tenemos este bonito anillo -Se hizo con un anillo con interior aterciopelado, y la caricatura de un oso blanco cubierta con el mismo material peludo-. Aunque claro, no es "esa" clase de anillo. Me temo que mi corazón ya está apartado -Volteó a ver un curioso cuadro en la pared del callejón mientras suspiraba. El cuadro mostraba a una guerrera humana de piel oscura golpeando a un cocodrilo humanoide bastante musculoso.

-O quizás busca alejarse del bosque para ir a sitios más húmedos. Entonces conviene tener la mejor de las protecciones -Quitó una capa debajo debajo de los objetos, la cual tenía un color azul oscuro y una capucha adornada con pinchos dorados, y por alguna razón, una cola puntiaguda de tela que colgaba al final de esta.

-¡Anímese a comprar! Todas son ofertas limitadas -El reptil bajito volvió a toser hacia un lado-. Coff, porque solo tengo uno de cada uno, coff -Rápidamente recobró su entusiasmo cuando colocó una cubeta sobre el mostrador-. Tenemos una promoción especial el día de hoy. En la compra de cualquier artículo, ¡se lleva un cubo de ojos de salamandra completamente gratis!

Corinna se quedó más distraída de lo normal al ver ese retrato al que el dragón rojo parecía idealizar. 

-Un momento ... ¿ese cuadro soy yo cuando le di una paliza a ese sirviente dentado de Xueng cuándo aún tenía el cuerpo de humana?-

-¿Que diablos?-

-¿Y para que quiero un cubo de ojos de salamandra?-

Suspiró. -La varita que detecta objetos mágicos y el anillo de frio suenan interesantes. ¿Cuánto pides por ellos?-

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Cuando salió del dragón rojo fue a dar un vistazo a la tienda de frascos y pócimas a ver de que se trataba ese lugar.

-¿Buenas, son pócimas mágicas o simples brebajes?- Preguntaba al entrar mirando que era lo que tenían en las estanterías y mostrador.-

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También entró en la posada para ver de donde venía ese olor de comida y bebida que le abría el apetito. Buscó sentarse en la mesa para esperar a que la atendieran y le dieran algo de comer bien grasiento. Tenía que recargar las fuerzas de sus bíceps con algo contundente.

-¿Lo de vacantes va por habitaciones libres o que buscáis camareras?- Bromeó en la mesa.

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También entró en la biblioteca. No era una fan de la lectura y estaba lejos de ser una erudita, pero entendía el valor de los estudios y bien tenía curiosidad por ver que había dentro. En sus años de gladiadora nunca había tenido la ocasión y quien sabe, igual si podía aprender alguna cosa.

Ver a Quan le había recordado cual importante es no tener la cabeza vacía.

El dragoncito rojo que te atendía enarcó una ceja confundido cuando afirmaste que aquella mujer del cuadro se trataba de ti. -No lo creo. Verá, la mujer del cuadro es toda una leyenda. Tan hermosa como fuerte, puso en su lugar al patán que es el campeón de nuestro señor Den-xueng. Todos lo odiamos por fantoche, pero ella ha sido la única tan poderosa como para darle una lección -Un suspiro más profundo surgió del reptil bajito viendo el cuadro, sus ojos llenos de brillo-. Una campeona como no hay otra en Mareth -Tras esto, te volteó a ver a ti de pies a cabeza, encogiendo su cabeza entre sus hombros-. Usted es, pues, guapa. ¡Y claro, es la más guapa por ser mi clienta! -dijo recobrando su actitud más enérgica anterior mientras te guiñaba un ojo-. Pero uno no se topa con leyendas así tan fácilmente -Bajando la cabeza hizo una mueca-. Algún día tal vez la conozca. ¡Y seré el kobold más afortunado de Mareth!

Sin embargo, la confusión del reptil llegó a pique cuando cuestionaste los ojos de salamandra. -Pero son ojos de salamandra. ¡Son una delicia! A todos les encantan... pero entiendo que hay diferentes gustos -El reptil rojo bajó el cubo con los ojos y colocó una bandeja de metal con una gallina con una cresta azul y brillantes ojos rojos-. ¿Preferirías una gallina de los mil avernos?

-Convertiré cada instante de tu existencia en un verdadero infierno -Escuchaste una voz doble y rasposa venir de la gallina, a pesar de que ni siquiera movió el pico.

-Dicen que sabe bien con ensalada.

El pequeño dragón entonces te explicó un poco sobre la varita y el anillo, para luego decirte el precio que pedía por ellos.

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Al entrar al sitio, notaste un ambiente poco iluminado. Estantes con frascos de todos colores adornaban estantes, como los del aparador.

-Buenas -Una mano con escamas apareció en el mostrador, a la que le siguió un brazo, y luego el cuerpo entero de un hombre lagarto que vestía una túnica azul con estrellas-. Nada de brebajes por aquí, señorita -Reclamó el hombre casi ofendido-. Aquí en "La mezcla maestra," tenemos la pociones mágicas de la mejor calidad -Extendió su mano de la cual salió humo. Gas que de pronto se vio rodeado por una botella que lo encerró, convirtiéndolo en un líquido púrpura-. Tenemos un buen surtido de pociones útiles, hay algunas que ofrecen sobrenatural protección contra ciertos elementos. Pero por mucho, las más populares son las que sanan heridas y restauran el vigor.

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La posada donde entraste era un sitio modesto, de apariencia hogareña, tanto muebles como paredes estaban hechos de madera, parecía una casa que había sido acomodada como posada. 

Una amable chica de escamas, cuya alargada apariencia sugería que se trataba de una chica lagartija, amablemente te recibió y te dirigió hasta una de las mesas en la sala de la entrada.
No era un lugar que tuviera muchos clientes en ese momento, pero podías ver a otras criaturas en las mesas, como una goblin, que gustosa devoraba una mezcla de carne molida asada, envuelta entre dos trozos de esponjoso pan. O un sujeto bastante alto que tenía un abrigo que cubría casi todo su cuerpo, con una pequeña cabeza de reptil, el cual se agachaba para comer su plato de arroz con trozos de carne.

La chica lagartija fue a fondo, el lugar de donde venían todos esos deliciosos aromas, y no tardó en regresar con comida en una bandeja, tras acomodare el mandil, que era la única prenda cubriendo su cuerpo, carente de senos y con caderas que apenas sobresalían de su delgada figura.
-Aquí tiene. Provecho -dijo la chica en tono amable-. Para beber tenemos té de grasa de yack, licor o sangre fresca de carnero.

En la mesa frente a ti tenías un platillo de jugosa carne blanca, una fina capa de fritura adornaba la parte de arriba, llenando tu nariz de esa fragancia de carne frita, y en plato detectabas también un sutil aroma cítrico mientras el vapor de tu comida caliente subía por el aire.

-Oh, principalmente es para indicar que aún tenemos habitaciones libres -Con una cordial sonrisa señaló el techo-. Aunque... también es cierto que no nos vendría mal la ayuda extra de algunas meseras -Apretó sus labios escamosos con expresión algo apenas. Al mismo tiempo, un panda, literalmente el animal, usando una pashmina violeta, se dirigió a la mesa de la goblin con una jarra para rellenar su vaso.

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Temiendo que el camino de la ignorancia podía llevarte a un nivel tan bajo como el del armadillo más desarrollado debajo del cuello que arriba, hiciste tu camino hacia la biblioteca.

Entraste a una sala bastante espaciosa con interior de roca pulida de apariencia lujosa. Filas enteras de estantes estaban repletas de tomos de diversos tamaños y anchos. Entre cada fila, había círculos con extraños símbolos en el suelo. Uno de los cuales se iluminó momentáneamente, tras lo cual una especie de lombriz roja se materializó. La criatura tomó un libro del estante frente a él, enrollándolo en su cola, para después desaparecer inmediatamente.

A tu lado, pudiste ver una columna corta, con la suficiente estatura como para que pudieras ver por encima de esta. Con una especie de flecha, como en un reloj de sol, podías ver varias palabras en diferentes partes del círculo: "Arcana," "Naturaleza," "Historia," y una que la flecha del aparato apuntaba justo en ese momento "General." Extrañamente, había bastante espacio de diferencia entre Naturaleza e Historia, como si faltara algo.
Adicionalmente, había un botón de piedra con la silueta de una línea enroscada, como una serpiente, con la leyenda "Ayuda."

_{-KOBOLD ROJO-}

Corinna pagó por el anillo y la varita.  

-Puedes quedarte el pollo, tiene pinta de repetirse.- Comentó a desgana mirando esa extraña criatura.

-Y continuo pensando que te refieres a mi cuando le di una paliza a ese cocodrilo.- 

La gladiadora tenía que reconocer que por un fan que tenía en ese mundo, o al menos eso le parecía, era frustrante que no la reconociera. Como podía ser gladiadora sin seguidores.

-Vamos al castillo de Xueng. Te mostraré como ese cocodrilo me lame las botas por que le partí el hocico.-

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_{-TIENDA DE POCIMAS-}

Observó las pócimas que le indicaban y se frotó el mentón.

-¿Tienes cosas transformativas?-

-Me gustaría recuperar algunos rasgos de humana que tuve ... y quien sabe si alterar otras cosas.-

-¿Y a cuanto estarían las pócimas de curación?-

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_-POSADA-

La imagen de un panda sirviendo mesas hizo que Corinna perdiera el norte de la conversación por unos momentos. Luego continuó con su comida mientras ponderó la idea de servir de mesera. -Guardadme una habitación pues, en algún lugar tendré que dormir, y que sea de calidad.-

En su mente continuó pesando la idea de de trabajar sirviendo mesas. Había un algo, un no se que. Hacer un trabajo tan ... normal. algo que no había podido hacer nunca. Su vida siempre había sido entre acero y sangre.

Convencida en que quería probar que tal era una vida más "normal" decidió aceptar el puesto si la querían.

-Pues si queréis puedo trabajar días sueltos cuando esté por aquí. Narices, podría empezar hoy mismo. Me iria bien para descansar de mis viajes y despejar la mente.-

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_-BIBLIOTECA-

La gladiadora observó el extraño circulo o dial con los símbolos y letras y para sacarse las dudas decidió mirar si podía activar la figurita que tenía que servir como ayuda. Aunque no tenía muy claro como tenía que hacerlo. ¿Tocarla? ¿Acariciarla? ¿Pedirle algo?

Fue probando cosas a ver si cobraba vida.

_{-KOBOLD ROJO-}

El dragoncito guardó el dinero en un saquito y te entregó el anillo junto con la varita, mientras tenía una expresión de lo más alegre, temblando con emoción por haber completado una venta. Y aunque enarcó una ceja por el rechazo del pollo, solo se limitó a encogerse de hombros. -Puede ser. Nunca lo he probado, pero tampoco se ve que esté tierno.

El pollo entonces volteó a ver al kobold con los mismos ojos rojos como la sangre. -Hoy vi como ibas a morir. Y sucede a mis manos.

-Escuche, no es que no le crea, pero -El pequeño reptil rojo se quedó unos segundos pensando pero nada salió de su hocico escamoso-... -No reaccionó hasta que mencionaste aquello de ir al comprobarlo en el castillo-. ¡El castillo Den-xueng! P-pero, nadie puede entrar ahí. Si no eres parte de los invitados del castillo, los drakes de la entrada te descuartizan -El kobold entrecerró los ojos viéndote de reojo-. Vale, vamos. Verás que es imposible ir ahí. Es más si tú puedes probarme que eres esa guerrera legendaria, construiré una estatua en tu honor -dijo el kobold poniendo sus garritas en el pecho, a manera de promesa-. Así de seguro estoy que no es así.

El reptil rojo guardó las cosas sobre el mostrador y dejó un letrero que ponía "cerrado." -Listo -Entonces se volteó hacia la gallina de los mil avernos que aún se encontraba en un cubo-. Tú, cuida de la tienda mientras no estoy.

-Eres lo peor que existe en el mundo.

El kobold te siguió rumbo al castillo. Sus expresiones variando entre el terror y la emoción por ir rumbo al lugar donde habitaba Xueng. Y en poco tiempo, ya se encontraban en frente del altísimo edificio lleno de lujo.

Todos los drakes demoniacos de la entrada se encontraban echados en el suelo, pero levantaron la cabeza en cuanto vieron que te acercabas, solo para que al siguiente segundo volvieran a bajar la cabeza.

El pequeño reptil rojo ladeó la cabeza con expresión abriendo los ojos como platos. -Vaaaleee. Ya he vivido más de lo que esperaba.

Todo indicaba que no tendrías obstáculo alguno para entrar al castillo y que demostrar que eras la legitima guerrera del cuadro. Solo que las puertas, normalmente abiertas del castillo, fueron cerradas repentinamente por lo que apenas pudiste ver era un gran manchón verde.

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_{-TIENDA DE POCIMAS-}

Cuando preguntaste sobre los transformativos para recuperar ciertas cualidades de tu anterior forma humana o realizar algunos cambios, un claro sentimiento de preocupación empezó a crecer en tu mente, pero no uno que viniera exactamente de ti.

El lagarto con túnica hizo una media sonrisa levantando el dedo escamoso de su mano. -Transformativos. Por supuesto que tengo -Su mano de pronto se vio rodeada de pelo naranja, y sus garras se convirtieron en filosas uñas-, pero humanos... hm -Acomodando su túnica, se dio la vuelta mientras tomaba un grueso libro y revisaba algunos estantes con botellas-. Tengo algunos básicos. Equinum, Felinium, Caninum -Te volteó a ver por un momento-, aunque creo que realmente no necesitas ese. Aunque... hmm. Eres de una variedad que no había visto antes -Se encogió de hombros y siguió revisando las botellas-. Mhm. Lo encontré.

-Vaya, ya quiero ver cual será tu próxima apariencia -La voz de Torcletian sonaba más callado que de costumbre-. Aunque con una figura así -El toque de un dedo pasó rozando debajo de tu ropa y armadura, presionando mientras recorría la curva de tu cadera-, es imposible que te veas mal.

En el mostrador colocó una pequeña lata con una especie de crema pastosa en el interior. -Humus de sapium. Es difícil de conseguir, por lo que no es barato. No podría aceptar menos de 20 piezas de oro. Y como cualquier transformativo, el efecto que pueda tener en el cuerpo siempre puede variar -Puso una botella vacía y otros pequeños frascos de colores a su lado-. Pero aquí en la "Mezcla maestra," tenemos un método patentado para que cada consumo cambie una sola cosa específica del cuerpo. Un servicio que ofrecemos por 10 piezas de oro adicionales.

-Las pócimas de curación tienen un precio de 65 piezas de oro. Y vienen con una promoción especial. Si se lleva tres de ellas -El lagarto saca de su manga una botella con un extraño líquido negro y burbujeante-, se lleva de regalo la fórmula carbonatada oficial de sabor dulce de nuestra tienda. Y si se lleva cinco -Llevando su mano atrás, regresó con una pequeña paleta que no parecía ser diferente de una golosina normal, con la excepción de tener forma de estrella-. Nuestra original paleta curativa.

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_-POSADA-

Continuando con tu comida, pudiste probar que esa carne estaba bastante jugoso. De suave consistencia, entre tus dientes crujía la leve capa tostada que cubría la carne, su sabor era muy similar al del pollo, con un fresco toque de limón que acariciaba tu paladar después de cada bocado. 

-Enseguida -dijo la chica lagartija con sonrisa amable-. Nuestra suite tiene un costo de 1 pieza de oro por noche, e incluye las comidas del día. 

Tras considerar como el rumbo que había tomado tu vida te había dado, poca sino ninguna oportunidad de modo de vida más común, decidiste que bien podrías probar experimentar como sería trabajar de mesera. Algo que con lo que la chica lagartija se vio totalmente extasiada de oír, aplaudiendo con gran de emoción.

-¡Yay! Fantástico, ¡sería fantástico! -Expresó la lagartija casi dando saltitos-. Nos servirá mucho la ayuda -Su sonrisa llena de ilusión se redujo mientras agachaba la mirada un poco-. No podemos pagarte mucho, pero es un ambiente amistoso, todos aquí son muy amables. Y las propinas. Si haces un buen trabajo puedes conseguir buenas propinas. Y usar los encantos femeninos también ayuda -Movió la lengua en lo que podías distinguir era un intento de lamer su labio sensualmente, pero con tan poca destreza que solo parecía lo normal de una lagartija sacando la lengua-. Ayuda que hay un pequeño desbalance entre machos y hembras en el pueblo... uno del 100 porciento en contra. Así que ya tienes ventaja.

-Cori, ¿estás segura de esto? -Un gesto como el de enarcar una ceja se formó entre tus pensamientos-. Este sitio no parece divertido para nada.

-Y podríamos empezar desde ya. Tenemos un uniforme como el mío que podrías usar y -La chica lagartija detuvo sus palabras cuando echó un vistazo al delantal que llevaba puesto, y como su delgada silueta contrastaba con tu figura más voluptuosa-... em, tal vez te quede algo ajustado -De ti, su mirada un poco más nerviosa pasó hacia el perro infernal a tu lado-. Y podemos subir a tu mascota a tu cuarto. No es que estén prohibidas, es solo que... a veces pueden ser violentas con otras criaturas -En la entrada de la posada, un chico gato se asomaba hacia adentro, solo para desaparecer en cuanto vio al canino.

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_-BIBLIOTECA-

Buscando ayuda con el extraño orden que tenía la biblioteca, intentaste activar el apartado de ayuda. Con el que notaste que con presionar un poco el botón este se hundía. Y apenas terminaste de hundir el botón hasta que estuvo dentro del pilar, apareció un círculo luminoso, mostrando ese mismo símbolo serpentino del botón, a unos metros frente a ti. 
En el círculo se materializó una especie de serpiente hecha de pedazos de roca y mármol. 

La criatura pedregosa se acercó a ti, en su rostro una expresión más bien aburrida. -Bienvenida a la gran biblioteca Den-xuang. Ha convocado nuestro sistema de ayuda, pfft... Si puedo ayudarle en algo, adelante. Tengo -La serpiente dijo palabra con el mismo monótono volumen, sin el menor rastro de ánimo ni energía, e incluso terminó por abrir su boca de piedra para soltar un gran bostezo-... cualquier respuesta a sus preguntas.

_{-KOBOLD ROJO-}

Al ver la puerta cerrada Corinna se detuvo. -Umm, claro ... le llevé a su hermano Quan e la prisión mágica esa. Ahora estarán hablando o discutiendo.-

-Y preparando lo de mañana.-

Luego miró al kobold.

-Quedamos que nos veríamos mañana, y me da pereza forzar mi presencia de nuevo. Así que cuando vaya a venir hacía aquí te vendré a buscar. Y asistes a nuestra conversación.-

Le lanzó una pieza de oro. -Por las molestias de hacerte perder el tiempo.-

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_{-TIENDA DE POCIMAS-}

-No me molestan las orejas, dientes, ni la cola, ni ciertos beneficios de ser perrita. Pero si querría recuperar mi tono de piel natural, algo de mi rostro anterior y ... volver a tener solo dos tetas.- Respondía al tendero mientras ponía monedas en la mesa.

-Tener tantas tetas por el medio es un estorbo.-

*Si te molesta que pierda las tetas puedo buscar que sean más grandes, te dejo elegir.* Le respondió a Torcletian para que no protestara tanto. Y luego le pediría al tendero que cosas tenía para modificar proporciones y partes del cuerpo.

-Oh si, y quiero un coño normal, no esa cosa bifurcada rara que me pusieron.- Y que aún tenía rota.

-Me llevaré tres de la pócima curativa.-

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_-POSADA-

Corinna asintió a lo que le decían y mando a su perro a la habitación donde dejó sus cosas antes de bajar de nuevo para pedir su delantal. -No te quejes Torcle, no tiene por que ser divertido. Tienes que ser relajado.-

-Una vistazo a una vida tranquila.-

-Vale, dame el delantal y dime que tengo que hacer.- Dijo en cierto tono de ilusión mientras iba a la trastienda (trasposada?) para quitarse la ropa que tenía y ponerse el delantal como hacía la chica reptil. Pues entendió que ese era el uniforme. No llevar nada debajo.

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_-BIBLIOTECA-

Miró al sirviente desganado que había aparecido y le pregunto.

-¿Como funciona le resto del dial, y por que hay un espacio aquí que no hay nada?-

_{-KOBOLD ROJO-}

Justo cuando hablaste de la liberación de Quan, el kobold dio un salto con los ojos bien abiertos. -¡Quan, "El armadillo de armadura impenetrable" es cierto! Había rumores que los temblores en el pueblo habían sido causados por él. Muchos decían que debía haberse escapado solo de su prisión. Pero yo siempre supe que tenía que ser la guerrera más fuerte y valiente -El dragoncito miró al cielo suspirando-. Su leyenda se sigue escribiendo mientras hablamos.

Las ensoñaciones del pequeño reptil vieron su fin con lo siguiente que dijiste. -¿Usted? No solo tiene permiso de entrar al castillo, sino que, ¿además tiene una invitación? ¿Y para hablar con el gran hechicero demonio en persona? -Notabas como trataba de ocultar una mueca, pero su expresión incrédula era difícil de disimular-. Vale. Es un trato. Si puedes logro ver con mis propios ojos que te reúnes con el propio Den-xueng, entonces te creeré -dijo con una sonrisita confiada. Una que se vio reemplazada por una gran sonrisa alegre cuando le entregaste una pieza de oro-. ¡Gracias por su patrocinio! 

Tras dar un último vistazo a los drakes demoniacos echados en el suelo, el kobold empezó a retroceder con cautela, alejándose de los animales. -Entonces, ¡nos vemos mañana, señorita clienta! -Terminó por despedirse con entusiasmo mientras corría de vuelta a su puesto.

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_{-TIENDA DE POCIMAS-}

El lagarto se mesó el mentón mientras escuchaba sobre las partes que te gustaría conservar y cambiar de tu cuerpo, para después poner su dedo contra el mostrador y  darle dos golpecitos con este. De inmediato apareció un pequeño librito con una pluma y tintero al lado, los que utilizó para comenzar a tomar notas. Y en el momento en que te vio poner doradas monedas sobre la mesa, rápido se dirigió hacia unos estantes sosteniendo su librito. -Mhm, mhm. Una cara humana, pero conservando orejas y dientes -Tomó un par de frascos que tenía polvos de color amarillento-. ¿De qué beneficios hablamos? Los que se relacionan con el cuerpo requieren de sus respectivas partes. Como conservar esas orejas te dará oído de sabueso para escuchar -Señaló su morro escamoso-. Pero quedarte con otro tipo de nariz afectará tu olfato. Y creo que tus músculos, como tus reflejos también podrían disminuir un poco -Agachándose, tomó un par de bolsas cerradas con alguna clase de líquido-. Aunque si se tratan de algunas cualidad mágicas, basta con conservar un par de partes de la raza para conservar los beneficios.
Mientras tomaba algunas rocas azules de una repisa alta, la cola del lagarto tomaba un frasco de otro estante. -Tengo un tratamiento experimental. Tu piel podría librarse del pelo y volver a su color natural. Un torso y extremidades que se verían humanas, pero por dentro, tendría la dureza de la gente perro.* Pero claro, requiere de mis materiales más escasos, así que entenderá que el precio puede ser muy alto.

Cuando dejaste en manos de Torcletian la elección sobre cambiar tus senos, hubo un extraño silencio de su parte. No fue sino hasta que viste al perro infernal pararse erguido a tu lado y su mano se posara con curiosa delicadeza sobre tu cintura que conseguiste una respuesta. -Había olvidado lo buena que eres negociando -El perro habló en voz baja, mientras su mano rozando tu silueta hacía su camino hacia arriba-. Si fueran más grandes... ¿te imaginas lo que más que se podrían magrear? -Su mano pasó a ser solo dos dedos que acariciaron debajo de tu brazo, lentamente acercándose al frente-. Apretar, estirar... grr, ¿cuánto más rebotarían cuando las golpee? ¿Que tanto se abultarán cuando la llene de cuerda y las exprima? -De forma instintiva soltaba leves gruñidos mientras sostenía una leve sonrisa en su morro cada vez más cerca de tu cara, mientras que en lado opuesto, un par de cosas en su entrepierna también reaccionaban moviéndose por su cuenta-. Creo que que hay cosas con las que podría ceder -Sus dedos luego llegaron al lado de tu pecho mientras su otra mano tomaba tu mentón para voltear tu mirada hacia él-. Todo por el bien de mi perrita -Su agarre se intensificó, reclamando tu cara.

Fue entonces que el lagarto con túnica se dio la vuelta, provocando que el perro volviera a cuatro patas en un instante. Jadeando normalmente, como si nada hubiera ocurrido.

-Para remover los senos extra -Puso frente a ti, en el mostrador, un frasco chico con un líquido azul-. Bastara con estos. Solo quedara el par superior.
-Para cambiar el tamaño de ciertas partes -Colocó el mostrador una jeringa con un líquido transparente de apariencia bastante cristalina-. Lo mejor en pócimas. CrecePlus. Convierte pelotas en balones, aumenta copas, pone clítoris y pezones de tamaño que pondrían en vergüenza los de cualquiera. Solo se inyectan en la parte deseada y listo. Los efectos pueden variar, pero usualmente suma unos pocos centímetros cada vez.

La mención de la condición de tu vagina hizo que el lagarto abriera los ojos perplejo. -Tienes... ¿dos vaginas? -Con expresión intrigada, se mesó el mentón-. Y yo que pensé que lo había visto todo -Tomó un bote con una pasta color rosada en su interior de debajo del mostrador-. Una aplicación generosa de este ungüento debería dejar a todo lo de adentro en su condición original. 

Con una sonrisa que parecía algo tétrica, el hombre reptil llevó su mano a la capucha, y desde esta se materializaron tres frascos de rojo líquido que puso justo frente a ti.

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_-POSADA-

Enseguida el perro te siguió a tu habitación. Era un sitio igual de humilde y hogareño que habías visto en el resto de la posada. Algo pequeño para ser una "suite," pero tenía un espacio separado con una mesa y cuatro sillas bajitas. Aunque había una cama ancha, casi al nivel del suelo, con una mesita colocada en el medio del colchón, pero que se podía quitar.

Había un pequeño espacio de chimenea con leña a un lado, y una bandeja con una tetera de cerámica y algunas hierbas secas.

El perro infernal de inmediato empezó a olfatear todo lo que había en los alrededores, y obediente se quedaría en el cuarto cunado lo indicaras.

Tras dejar tus cosas, te encontrabas lista para ir por tu uniforme y poder empezar tu turno.

-¿Vida tranquila? -Una sensación de confusión llegó a tu mente, para luego ser acompañada por un gesto como el de rodar los ojos-. Bueno, en eso supongo que tienes razón. No puedo imaginarme que pueda haber nada peligroso y mortal en servir platos -Aún con una mueca, escuchaste un suspiro-. Espero que te relajes, Cori. Pero si te aburres de tu "vida tranquila," házmelo saber.

La chica lagartija te vio emocionada cuando te vio regresar, y enseguida se aproximo al panda con la pañoleta. -Mei Ling, cúbreme un momento.

-Groaar -El panda gruñó, para luego continuar sirviendo más té caliente a un hombre caimán.

La lagartija te tomó del brazo, y animosa te dirigió a la tras... a la parte de atrás del establecimiento. Donde veías varias latas, costales, platos y utensilios de limpieza.

-Solo tienes que atender a los clientes. Cuando lleguen, dales la bienvenida con una sonrisa. Eso es muy importante, siempre sonreír y ser amable -La chica lagartija hizo una gran sonrisa como ejemplo-. Escucha bien su los platos y bebidas que ordenan, para que después puedas decirle la orden a nuestro cocinero. Ayúdalos en lo que pidan. Si quieren más de un plato, que rellenes su vaso de bebida, ese tipo de cosas -Volteando brevemente hacia arriba, de pronto se sobresaltó un poco-. Oh, y atiende a todas sus quejas igual de amable. "El cliente siempre tiene la razón," es el lema. Aún cuando no la tiene... pero tienes que demostrar que te interesa y ser cordial. Viendo como solucionar sus quejas.

Tomando dos delantales como el de ella frente a ti, te miró por un momento. -Tengo uno púrpura oscuro y rosa claro. Yo diría que el rosa te sentaría bien, pero tu eliges -Te dijo la lagartija alegre mientras te extendía ambos uniformes. 

Aunque en efecto la lagartija llevaba solo el delantal, y ninguna otra prenda abajo, por su esbelta figura, cubría mucho más de su cuerpo. Algo que contrastaba con tu caso, que se pegaba a tus caderas, y tu frente quedaba tan ajustado, que los lados de tus pechos inevitablemente se asomaban.

-Bien, creo que eso es todo -La lagartija se disponía a dirigirte de vuelta a la posada, cuando se detuvo-. Oh, cierto, yo soy Ping. Es un gusto -Hizo una leve reverencia-. ¿Cuál es tu nombre... compañera? -Por el tono casi risueño de decir esa última palabra, podías saber que probablemente estuvo esperando todo este tiempo para decir eso.

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_-BIBLIOTECA-

La serpiente de piedra echó la cabeza hacia atrás con hastío, para luego voltear a verte de nuevo. Con la misma cara vacía de todo ánimo. -La biblioteca se organiza por secciones. Arcana, donde están todos los conocimientos sobre magia, ocultismo y lo sobrenatural. Naturaleza, para todos los temas sobre plantas, animales, criaturas y todo lo que tenga que ver con los ambientes de este mundo. Historia, que dice -El ser rocoso hablaba como si fuera un discurso que hubiera repetido hasta el cansancio-, orígenes, guerras, y cualquier evento importante que haya afectado a Mareth. Y General. Donde se encuentra material de todos los demás temas que no están en las otras categorías. Desde novelas cómicas y trágicas hasta manuales técnicos para construir herramientas. 

La cola de mármol de la serpiente empujó un poco la flecha del dial, haciendo que se moviera. -Puedes mover la flecha para ir a cualquier sección, y presionarla con fuerza para ir a la zona de lectura. Cuando estés en una sección, dile en voz alta al panel que tema en específico o que tipo de libro estás buscando. El panel entonces te transportara al estante con el tipo de material que buscas. Tomas los libros que desees, y de inmediato serás llevada a la zona de lectura.

Con pesado movimiento, la cabeza de la serpiente parecía que iba a echarse a dormir. -Zz... en la zona de lectura, no puedes hablar en voz alta, meterte en problemas, etcétera, etcétera, no intentes sacar los libros de la biblioteca porque tendría que asesinarte, pfft, ya sabes, todo eso -Dando otro bostezo, la serpiente te volteó a ver, un poco más cerca-. Y no hay ni nunca ha habido ningún espacio extra en el panel -dijo el animal de piedra con tono extrañamente serio-. ¿Alguna otra pregunta?
 

_{-TIENDA DE POCIMAS-}

-El precio no tiene que ser un problema.- Dijo Corinna cuando le comentaba que mantener apariencia más humana pero mantener los beneficios de la raza perruna costaba más.

A medida que iba poniendo pócimas en la mesa, ella las iba tomando, recuperando cierta humanidad paso a paso. Cuando puso lo del CrecePlus, ladeó la cabeza.

-Bien tocletian, cuantas quieres ...- y mientras esperaba la respuesta y el hombre ponía la crema para untar y arreglar su vagina, Corinna se dio la vuelta y se inclinó mientras levantaba la cola y separaba las nalgas con las manos, esperando que fuera el tendero quien lo aplicara.

-¿Tienes cosas para quitar cicatrices?- Preguntó mientras aguardaba.

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_-POSADA-

Ella tomó el delantal rosa y se lo colocó sin problemas, no parecía que le importase mucho que sus pechos amenazaran en escapar o su culo quedase al aire. No en vano estaba acostumbrada a ir desnudo en medio de un coliseo.

-Me llamo Corinna.- Dijo sonriente ella.

-Vale, tengo que ser amable con la gente ... eso si es nuevo ... a ver si va a ser más difícil eso que  matar minotauros-

Satisfecha con las explicaciones y después de preguntarle a la lagartija algunas preguntas cordiales como de donde era o cuanto tiempo llevaba trabajando de eso, Corinna tomó un paño y una bandeja y salió a atender a las mesas.

Con su mejor de las sonrisa, o lo que pudo, se acercó a una mesa para preguntar si todo estaba bien o querían que les llevase algo más.

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_-BIBLIOTECA-

No le gustaba mucho el tono del guía, pero hacía su función.

-Ya veo.-

Por curiosidad movió el dial allí donde no había "nada" y lo presionó para ver donde lo llevaba o si saltaba algún tipo de error.

_{-TIENDA DE POCIMAS-}

-En ese caso, será la chica perro más humana que hay -Con una sonrisa que mediaba entre lo espeluznante y la emoción, se hizo con varios frascos y con frenético ritmo empezó a moler algunas de las rocas que había recolectado, mezcló algunos polvos y revolvió con una serie de los líquidos de colores, revisando las notas en su pequeño libro constante.

Tomando una pócima a otra que preparaba, sentiste tu cara cambiar de forma. La curvatura más marcada de tu quijada, como un morro, se redujo volviendo al angular marco de una constitución humana, en un proceso que causaba cierto dolor, pero solo en el instante en que ocurría. Al mismo tiempo, veías caer el pelaje de perrita de tu cara. 

Otro beber de las pócimas del hombre reptil hizo que repentinas presiones invadieran tu torso, cuando los pechos y pezones extra comenzaron a hundirse, presionándose contra tu piel mientras se encogían y se desvanecían, solo dejando tu par original senos.

Finalmente cuando tomaste del frasco verde fosforescente, que era el producto "experimental," del tendero de pociones, sentiste algo que no había pasado con todo lo anterior. Nada. Solo viste el pelaje negro con café café separarse de ti para luego desvanecerse en el aire, con tu piel descubierta volviendo a su tonalidad oscura original mientras tu constitución se volvía más humana, pero por lo demás, tus músculos se sentían exactamente igual que hace unos segundos. Si acaso, ahora se veían levemente más torneados de lo que recordabas.

Una plácida sonrisa nacía en tu mente cuando preguntaste a Tocletian sobre cuanto sería la dósis para aumentar la talla de tus pechos. -No lo sé, ¿cuánto estás dispuesta a cargar? * -Le escuchaste decir con tono divertido-. Quiero que con dos manos no pueda ni estar cerca de abarcarlas. Del tamaño de tetas que rompen prendas, y que te roban la atención y no la sueltan nunca -Podías sentir la emoción del collar crecer mientras todo tipo de ideas surgían en él-. Que tal si primero empiezas a usarlos, y yo te diré cuando debas parar.

El hombre lagarto coloco la fórmula untable en el mostrador con media sonrisa, aunque su gesto se tornó un poco confundido cuando te diste la vuelta. -Oh. No, verá usualmente yo no -decía el tender escamosos hasta que calló de repente cuando levantaste tu cola y su boca se quedó abierta un par de segundos, sus ojos fijos en tus bajos siendo completamente expuestos mientras tus manos quitaban las nalgas de en medio-... tal vez solo por esta vez.

Con rapidez, el lagarto no esperó a darle la vuelta al mostrador, sino que saltó por encima de este para llegar detrás de ti. Tocó los dedos de sus propias manos dos veces, lo que enseguida provocó que sus garras se desvanecieran, y con apresurado paso, llenó su mano con la crema para sin de inmediato meter sus anchos dedos en tu entrada. -Ya veo a que se refería -La crema debía tener alguna especie de lubricante, por que sentías esos dedos resbalar con facilidad por tus paredes mientras tanteaba tu coño-. Hay una división justo aquí -Una repentina sensación de dolor invadió el estrecho camino de tu agujero cuando presionó con cierta fuerza el tejido roto, sin embargo, su paso de sus amplios dedos resbalosos dejaba también cierta sensación de alivio y relajante calor a su paso.

-Tengo una buena crema para las cicatrices. Las remueve como si nunca hubieran estado ahí -Echando un vistazo sobre ti, su otro mano pasó por algunas de las marcas que tu carrera de gladiadora te había dejado en el camino-. Hm. Aunque necesitarías una botella entera para quitar todas y cada una de esta... piel tan extensa, tan caliente -La mano que tocaba tus cicatrices entonces acariciaba tu vientre presionando sus dedos contra tu fuerte abdomen-. Y si me dejas aplicártela, encima te untaría una loción de súcubo, para dejarla completamente tersa, y todavía más bella -El hombre lagarto hablaba de manera lenta, como en trance mientras sus dedos se cerraban tomando tu vientre, para soltar un segundo después-. Ehem-ehem, perdone. Estoy divagando -dijo en tono apresurado mientras la mano que seguía la línea que dividía tus vaginas temblaba un poco-. Quiero decir. Claro que tenemos algo para eso. Puede ponérsela aquí mismo o llevar una botella para usarla. O tal vez para tenerla y estar prevenida ante futuras cicatrices -Mucho más hablador que antes, notabas que rápido trataba de cambiar el tema.

Seguido a toque de los anchos dedos, siguió su mano, un poco más grande que un puño normal, estirándose para que sus yemas abarcaran más profundo. -Si esta línea llega incluso a lo más profundo de su vientre, tendré que meter una parte del brazo -Aclaró el tendero reptil en tono serio, a pesar de la leve sonrisa en su rostro-. Pero ese unguento debería tener igual de efecto, así que, por favor inclínese un poco más para que pueda aplicarlo más adentro.

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_-POSADA-

-Pues, mucho gusto, Corinna -La lagartija correspondió sonriente y te tomó del brazo alegre-. El uniforme te queda de maravilla, ¡y mira que mona sonrisa que tienes! Seguro vas a encantar a los clientes -dijo con risueña actitud mientras avanzaban. De camino de vuelta al frente, pudieron hablar un poco más. Ping te contó que era una de la gente reptil-demoniaca creada para servir a Xueng. Pero que realmente nunca fue especialmente buena para construir o asesinar, así que cuando empezaron a restaurar el pueblo, ella trabajo en hacer esta posada para atenderla. 

A pesar que Torcletian decía pasar de todo eso por ser "aburrido," casi podías notar su presencia activamente prestando atención cuando en tu mente afirmabas que el reto que era mostrarse amable, cuando las arenas de batalla te habían formado para insultar, repeler y agredir que otra cosa.

Con lo más parecido que tenías a una sonrisa que no fuera intimidante, te acercaste a la mesa de un hombre caimán, quien revisando el menú se mesaba el mentón. -Em, sí, quisiera ordenar, pero... bueno, no lo sé. ¿Cómo está su pollo salsa infernal? No, no, ¿qué tal un jamón endiablado? No sabe que, tengo antojo de venado de cuernos de carnero -El hombre caimán suspiró agobiado-. O bueno -Dejó el menú en la mesa para voltearte a ver, sus ojos remitiéndose de inmediato a las partes que el mandil no alcanzaba a esconder-... ¿tú qué me recomendarías tú?

En ese momento, el chico gato de antes volvió a asomarse, pero al notar que ahora ya no estaba el perro entró la posada con timidez.

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_-BIBLIOTECA-

-Vale. Entonces si no tienes ninguna otra duda. Me marcho. Bienvenida a la biblioteca, disfrute mucho, y tal -La serpiente dijo de la misma monótona forma antes de desaparecer en un círculo luminoso.

Llevada por la curiosidad, giraste la flecha en dirección hacia donde el rocoso sirviente aseguraba no existía nada. Y tras presionar esa guía, de inmediato te viste rodeada de oscuridad. Todo parecía envuelto en tinieblas, donde lo único que podías ver con claridad era a ti misma y al dial. 

De pronto, letras aparecieron en el centro del dispositivo. "Diga los nombres del poder". Y en la parte de abajo del dial aparecieron ocho botones de piedra. Uno de ellos, tenía un símbolo que ya te era familiar, pues había sido prominente mientras brillaba y ahora se encontraba grabado en el artefacto, sin embargo, el botón a un lado de este, tenía un símbolo que no habías visto antes. Curiosamente, los otros seis botones carecían de cualquier símbolo.
 

-TIENDA DE PÓCIMAS-

Corinna no pudo evitar sonreír ante los comentarios de Torcletian, notar esa ilusión infantil le parecía de lo más gracioso mientras lo dejaba disfrutar de esa idea. Y mientras se inclinaba y dejaba que le tendero le untara sus bajos ella fue clavándose inyecciones en los pechos a gusto del collar.

Los dedos del tendero parecían hacer algo más que reparar su entrepierna pues Corinna no tardó a respirar más pesadamente mientras extendía le ungüento y tanteaba sus bajos explorándolos.

-Claro, me gusta que un profesional aplique estas cosas. Puedes aplicarme también el ungüento de las cicatrices, que mi piel quede como el culo de un bebé.- Dijo concentrada en esa mano y en intentar no soltar algún gemido mientras se inclinaba más y separaba su piernas para facilitar el acceso.

No parecía dudar un segundo de las peticiones del tendero, como si sus palabras fueran a misa. Quedando expuesta para el de un modo que incluso el ano parecía contraerse pidiendo atención.

Era probable que le tendero pudiera abusar de ella a placer con cualquier escusa.

-POSADA-

Corinna mantuvo su sonrisa todo el rato mirando al caimán dudar sobre que escoger. Ella no tenía ni idea de que plato era el mejor, y no se atrevía a decir una recomendación al azar.

-La verdad es que todos están riquísimos, quizá lo quiera echar a suertes.- Bromeó ladeando la cabeza y poniéndose bien el delantal que tenía problema en abarcar sus nuevos pechos.

-O si quiere, le puedo preparar un pato con porciones pequeñas de cada uno de esos platos. Así podrá disfrutar de un poco de todo.- Sonrió de nuevo.

-BIBLIO-

Corinna observó con desconfianza toda esa negrura y luego miró esos símbolos. Un símbolo le sonaba aunque en ese momento no podía recordar exactamente el por que, pero el otro no le sonaba de nada y la curiosidad la llevó a pulsar ese segundo botón para ver que pasaba y si descubría de que era. 

-A ver que pasa ...-

_{-TIENDA DE POCIMAS-}

Si Torcletian antes se mostraba animado con la idea de tu delantera con proporciones más grandes, desde el momento en que inyectaste tus pechos, y estos empezaron a aumentar de talla, lo notabas totalmente extasiado. -Muy bien, sigue -La voz moderada que escuchabas del collar contrastaba con la inocultable emoción que se expandía creciendo con anticipación.
Uno a uno, cada piquete de la aguja que liberaba el líquido, tenía el efecto deseado, y ante tus ojos viste tus senos crecer, al mismo tiempo que tu ropa de acomodaba por voluntad propia para acomodar tus cambiantes proporciones. Y con la posición inclinada que tenías, la gravedad ayudaba a notaras el peso extra de esas mamas cuando colgaban. Hasta que después de la cuarta dosis, el repentino toque de manos que no podías ver invadió tus pechos, apretándolos y soltándolos como si probaran su suavidad. -¡De eso es lo que hablaba! -Las frescas manos jugaban con tus senos mientras podías sentir el esbozar de una sonrisa como pocas por parte del collar-. Solo míralas, Cori. Se ven listas para ser castigadas. Hay tantas cosas que quisiera hacerles... que voy a hacerles...

Cierto cosquilleo invadió el fondo de tu vagina cuando esos dedos del tendero empezaron a rozar contra tus dos cérvix, y sentías esas dos "bocas" apretar la una contra la otra. Y ayudado por la posición más inclinada, de separadas piernas, pudo llegar más profundo, por lo que tus cérvix fueron penetrados a la fuerza, luego siendo estrujados juntos mientras se empezaban a unir. 
Con toda la mano adentro expandiendo tus paredes, tu entrada también era más ensanchada de a poco cuando comenzaba a meter parte del brazo, extrañamente, sentiste su mano moverse con más lentitud, dando algunas vueltas justo en el momento en que tu respiración empezó a volverse pesada. -Tiene que ser un proceso cuidadoso para que salga bien -Intentó excusar el curioso mover de su mano que a veces palpaba más profundo para luego retroceder lentamente, estimulando tu centrada con el pasar de su brazo.

Cuando aceptaste sin cuestionar que el lagarto te aplicara el ungüento, de inmediato sentiste su brazo temblar, como el resto de su cuerpo, mientras su medida sonrisa se ensanchaba ampliamente. -¡Sí! Ehem, quiero decir, ha tomado la decisión correcta. No se preocupe por nada -La mano en tu viente lo apretó entre sus dedos-. Para cuando termine, tendrá la piel más tierna y sedosa en todo Mareth.
De un momento a otro, también sentiste el toque de su gordo pulgar presionando contra tu ano que ya se contraía. -¿También tienes cicatrices en otras partes menos... a la vista? Porque tal vez podemos probar con el ungüento para eso -Su pulgar presionó un poco más, metiendo apenas la punta de ese dedo-. No perdemos nada con intentar, ¿cierto?

De pronto, tu coño se sintió más "vacío," cuando el tendero sacó la mano de tu interior, y casi corriendo se apuró a cerrar las puertas de la tienda, colgando un letrero de "cerrado," mientras en su entrepierna veías que un ancho bulto ya sobresalía en su entrepierna cubierta por la túnica. 
Tras esto, se dirigió hacia uno de los estantes para tomar dos botellas, una era transparente, conteniendo una crema blancuzca, y otra con un líquido sin color en una botella rosada. 
Apenas regresó contigo, derramó una generosa cantidad del contenido de las botellas en sus manos, y de inmediato sus manos resbalaron por tu piel, magreando tu retaguardia con vigor.
El pasar de sus manos dejaba una cálida sensación agradable sobre tu piel, el tocar de sus dedos sintiéndose un poco más intenso, para que después hiciera resonar tus carnes con una fuerte nalgada. -Em, hacer que la sangre se acelere ayuda al proceso de curar las cicatrices.

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_-POSADA-

El caimán miró por un momento tu sonrisa, enarcando una ceja, pero pronto cambió de gesto cuando se le escapó una risa corta cuando propusiste bromeando el dejar su elección de almuerzo al azar. 

Aunque la sonrisa llena de colmillos del hombre caimán acompañó a la tuya mientras te escuchaba, su atención invariablemente fue reclamada cuando te vio acomodar el ajustado delantal a tus nuevas y más prominentes medidas. -Tomaré lo que me pidas -decía como en trance, pero tras mover un poco la cabeza por fin reaccionó-. ¿Un poco de todos esos platos? Hm. Suena una buena idea. Quisiera ordenar eso -Te entregó entonce el menú mientras esperaba a que fueras a la cocina a para pasar su orden al cocinero.

El chico gato se arrimó a una mesa vacía mientras comenzaba a revisar el menú. El panda parecía dirigirse hacia él cuando una voz aguda como un chillido, llamó su atención.

-¡Hey, mesera! ¡Hey, quiero repetir ración! -Una goblin con cabello azul saltaba en su silla tratando de llamar la atención del panda.

El oso por su parte, parecía pasar de todo eso porque no solo ignoró a la goblin, sino también al gato, y solo se dio la vuelta para entrar a la cocina.

-Asch, Mei Ling, ¿a dónde crees que vas? -La chica lagartija dijo con el ceño fruncido, y dejando la tetera en la mesa, había dejado sin servir el té a un simio que solo se quedó viendo su vaso vacío con una mueca.

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_-BIBLIOTECA-

Probando tu suerte para averiguar de que iba ese otro símbolo en el misterioso botón, lo presionaste, haciendo que el sonido de un chasquido retumbara entre la oscuridad.

Altas flamas rodearon tus alrededores, haciendo un círculo perfecto hecho de fuego, que tenía su centro donde te encontrabas. De pronto, apareció una silueta alargada, como la de una serpiente gigante arrastrándose entre las llamas, y las palabras en el dial "Diga los nombres del poder" brillaba y apagaba con luz carmesí.
 

-TIENDA DE POCIMAS-

Ella gimió un poco cuando la mano entraba más adentro de ella y se movía de ese modo. Moviendo sus pies ligeramente mientras apoyaba una mano contra la pared para no perder el equilibrio. Más ahora que su peso había cambiado con la nueva delantera.

-¿Así te gustan pues?- Le respondía entre jadeos al collar. -Son grandes. ¿Son lo grandes que querías? ¿Tetas rompe-prendas que necesitas dos manos para abarcarlas?- Repetía esas palabras como si fueran un pañuelo de seda acariciando su libido.

No parecía que Corinna estuviera pensando con lucidez, las manos del tendero hacían que perdiera el norte y se sintiera excitada. No reaccionaba cuando le preguntaba lo del ano, como si no lo escuchara mientras notaba ese pulgar jugando con su entrada mientras ella reaccionaba arqueando su cadera y separando una nalga para estirar más su ano.

La nalgada hizo que diera un respingo, pero no que cambiara su posición. Eso pareció sacar una reacción de ella y volviera a hablar. -Claro, tu eres el experto, lo que sea necesario para que se aplique mejor.- dijo en un tono de voz sensual y cautivadora. -Y si, es probable que por dentro también tenga cicatrices, he tenido que luchar prolapsada más de una vez.-

-Por cierto ... yo que soy lactante ... estaba pensando ...- Le costaba un poco más hablar. -El CrecePlus, ¿va a ... afectar eso?-

Y es que si a veces ya era molestó tener leche, si las inyecciones hacían que creciera todo, a lo mejor se descontrolaría más. O a lo mejor dejaría de ser lactante.

-POSADA-

Corinna sonrió otra vez más, como le había pedida su compañera, y recogió el menú mientras respondía un. -En marcha pues, enseguida se lo llevó.- Y le hizo un guiño al caimán mientras pasaba por la cocina con cierta prisa y al trote que hacía botar sus carnes.

Y es que se acumulaban los clientes y parecía que el Panda tenía sus problemas.

Le pasó la orden al cocinero para que hiciera un plato combinado y mientras se lo preparaban se fue a ver la mesa del gato tímido. -Buenos días encanto.- Dijo sonriente e inclinándose un poco adelante, haciendo que el peso de los pechos quedara en el delantal. -¿Sabe que va a tomar o mientras le llevo algo para beber?-

Luego pensó que no se lo había pedido al caimán, cuando pasara a dar la siguiente orden se lo preguntaría.

-BIBLIO-

Corinna torció una mueca. No sabía ningún nombre pero ahora había visto esos símbolos. Con lo que giró el dial hacia la sección de Arcana y lo apretó para ir allí. Buscaría en esa sección los nombres de esos poderes y esos símbolos. Cuando tuviera más información ya iría de nuevo a esa sección.

-TIENDA DE POCIMAS-

El tendero lagarto se notaba contento, con esa sonrisa de tétrico cariz, cuando escuchó esos primeros gemidos, y parecía que desde que ta apoyaste en la pared, incluso sus manos se habían vuelto más brutas.

Cuando parecía que Tocletian tenía el entusiasmo a tope, tus palabras sumaron todavía más a sus perversos deseos, casi podías sentir su presencia estremecer. -No, no me gustan -Escuchaste decir al collar con tono indignado-... ¡me tienen loco! -dijo después casi riendo, mientras el refrescante tacto sobre tus pechos las movía en leves bofetones, como si solo quisiera verlas botar-. No lo sé, se ven muy bien, pero, ¿por que no lo comprobamos? -Una presión invadió tus senos, cuando la ropa cubriéndolos empezó a encogerse. La tela se unía a tu piel apretando cada centímetro de tus mamas mientras no dejaba de ajustarse. Por si fuera poco, la sensación de dos manos empujó a tus pechos por los lados, abultando todavía más tus senos, hasta que tu ropa ya no puso contenerlos, y terminó por abrirse de golpe, dejando tus pechos colgando.

Cuando notó tu falta de reacción, más llevada por el placer del estímulo, su sonrisa parecía no caber en su rostro. Pues aceptado de manera tan complaciente a sus pedidos, y más distraída por el hacer de sus manos en tus agujeros que por lo que decía, te tenía justo donde quería.

-¡Excelente! Digo, es excelente saberlo... para ayudarla, claro -El ancho de su pulgar resbaloso empezó a frotarse contra la entrada de tu ano. Y después de haber escuchado tu voz tan sensual, claramente le pudieron más sus ansías, pues de inmediato se quitó la túnica de encima.
De constitución más bien amplia, con una ancha espalda, el parecido con los hombres reptil que cuidaban el castillo se hizo aparente, y aunque no tenía unos músculos tan prominentes como esos guardias, el tamaño de su mástil*, erecto y palpitante, parecía ser el mismo. -D-disculpe, es solo que es una túnica muy costosa, no quisiera mancharla -dijo con cierta desesperación en su tono mientras sus manos hacían círculos tallando tus caderas-, y ¡l-le sugiero que haga lo mismo con su ropa! ¡M-mejor aún, permítame ayudarla! -Obtuviera respuesta o no, él mismo trataría de quitarte la armadura con apuro mientras su respiración se agitaba, de igual manera tratando de quitarte la ropa. Tan ansioso estaba que no le importa desgarrar tu ropa con tal de quitarla de en medio.

-Lactar -El pasional arrojo del tendero hizo una breve pausa mientras consideraba tu pregunta, aunque no por eso sus manos soltaban tus caderas, magreándolas constantemente, gracias la resbalosa consistencia de la crema en sus manos-. No tendría que hacerlo, no. El tamaño no afecta mucho la cantidad, pero si quieres aumentarla tengo algo para que puedas dar leche cual chica vaca -Sus manos pronto comenzaron a resbalar por tu torso rumbo al frente de tu cuerpo-. P-pero es mejor probar para ver si realmente afectó, ¿cierto?

Algo del perro debió pegársele a Tocletian, porque mientras el lagarto dirigía sus manos a tus ubres colgando, escuchaste unos gruñidos. Algo que de hecho, notaste el mismo perro hacía cuando los dedos escamosos rozaban los pechos que recién te había hecho crecer a su gusto.

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-POSADA-

El caimán asintió sonriente y con cierta emoción dio unos golpecitos a la mesa cuando le soltaste aquel guiño. Otro golpe más notorio escuchándose debajo de su mesa cuando te vio con apuro trotar, tu delantera moviéndose entre tanto movimiento.

Entrando en la cocina, descubriste que el cocinero también se veía ocupado preparando las órdenes. Por suerte, tenía varios brazos para apoyarse en las ollas, cucharas y especieros, pues el cocino era de hecho una de esas criaturas que eran un arbusto con múltiples tentáculos blancos. 
El cocinero rascó algunas de sus hojas cuando le diste la orden de un plato de múltiples porciones pequeñas, pero de todas formas le viste apuntar algo en una hoja, tomando la orden.

En una esquina, Ping seguía hablando con el oso blanco y negro.
-No. Tú eres una pandita. Las pandas no necesitan un sindicato.

Actuando rápido, fuiste a atender al chico gato recién llegado. -Bu-bue -Con voz dudosa iba a responder saludándote de vuelta, hasta que la mención de la palabra "encanto" hizo que se frenara de golpe, y en el momento en que te inclinaste, el peso acumulado en tus pechos reposando en el delantal, dándoles una apariencia más prominente, el cuerpo entero del gato se tensó de inmediato. Y no solo apareció rubor en su cara, sino que todo su blanco pelaje se tiñó completamente de rojo. -Y... Yo... qui-qui -El gato balbuceaba como si le faltara el aire mientras más tenso lucía viéndote, por lo que rápidamente se cubrió el rostro con el menú-. A... ¡agua! ¡Agua estaría bien! -dijo casi gritando, para luego hundir todavía más el menú a su cara.

-¡Hey, mesera, por aquí! -Ya la goblin en la otra mesa llamaba tu atención. De cabeza levantando uno de sus pies-. ¡Venga, quiero otro plato!

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-BIBLIOTECA-

No teniendo suficiente información para resolver los nombres a decir en esa  misteriosa sección que no estaba etiquetada, fuiste a la sección de Arcana dirigiendo al dial. Con algo de suerte, investigar algo sobre esos símbolos podría darte algún nombre.

Tras girar la flecha y presionar el botón, la oscuridad se esfumó enseguida, y a su paso dejó un paisaje bastante diferente. Una sala no tan amplia como la "general," se encontraba frente a ti. En lugar de estantes, los libros levitaban en su lugar, acomodados en el aire, e incluso podías ver un par de ellos flotando en una dirección, como un grueso tomo, con el dibujo de una media luna en la portada, voló en dirección a un pato en el suelo. El cual usó su pico para tomar el libro una vez estuvo lo bastante cerca.

Aunque en el fondo se encontraban una serie de libros cubiertos con cadenas negras, aferrados a la pared, por alguna razón.

Y sin duda lo que más llamaba la atención era un pequeño círculo de rocas con un letrero flotante con la leyenda "Viva una experiencia mágica en la biblioteca Den-xuang", en grandes letras brillantes y el dibujo de un sombrero largo con un patrón de estrellas. 
Dentro del círculo pudiste ver un hombrecillo traslúcido, como si estuviera hecho de humo, usando un turbante en la cabeza, y frente a él, una chica con rasgos animales curiosos, como una ratona, pero con un morro mucho más fino y alargado. La chica llevaba unas gruesas gafas y una liviana túnica, aunque de pronto su atuendo fue adornado con un algo más cuando un sombrero largo de tela apareció en su cabeza, provocando que ella diera unos saltitos alegres, y el sujeto gaseoso desapareciera sin dejar rastro.

-TIENDA DE POCIMAS-

Torcletian parecía divertirse como un niño con un juguete nuevo, fuera con esos golpecitos o quitándole el aire apretando sus mamas hasta que estallara la ropa. Aunque ella estaba más concentrada en esas manos que untaban su piel, fuera por fuera o dentro.

El dedo rozando su ano logro que por una parte ella soltara un murmullo y que por otra el ano se contrajera y relajara como si tuviera vida propia.

Ignoró el hecho de que se el se desnudara pero cuando le dijo que hiciera lo mismo ella cedió incorporándose momentáneamente para dejarse desvestir, momento en el que si notó la gran erección del tendero y no pudo evitar sonreír. Sin decir nada tomó dos inyecciones más de CrecePlus, pero no se las puso ella ... se las clavó al rabo del tendero para ver que pasaba.

Mientras que dejaba que continuara untando su piel ahora desnuda, cuando comentó lo de los senos ella ladeó la cabeza. -¿Lactar como una vaca? ¿Eso le gustaría al publico?- Preguntó con la mente nublada como si pensara en la arena de gladiadores.

-Me siento como a oscuras ... ¿no tienes un menú de todas las cosas que puedes hacer?-

Al notar que Torcletian se molestaba lo reprendió.

-Shhht, ya podrás jugar luego, no te quejes.-

-¿O es que aún quieres que me haga más cosas?-

-POSADA-

Ella se preguntó que estaría pasando con la panda pero ya tendría tiempo para preguntar. El gato parecía ser muy tímido y que lo estaba intimidando, con lo que manteniendo la sonrisa intentó dejarle algo más de espacio. Aunque no entendía por que se comportaba así, era una posada no un puticlub.

-Claro, enseguida le traigo agua.-

Antes de volver al caimán se acercó a la mesa donde la goblin. -Claro.- Contestó recordándose que tenía que sonreír servicial. -¿Que era lo que había pedido?-

-BIBLIOTECA-

Corinna no pudo evitar sonreír al ver el anuncio sobre la experiencia mágica.

-Ja! No ha escrito bien su nombre.- 

Luego ignoró los presentes allí y esa promesa de experiencias para concentrarse en buscar a lo que había venido. Información sobre los símbolos de poder. Los libros con cadenas eran tentadores. Pero la gladiadora sacudió su cabeza para concentrarse -Joder, aún tengo la capacidad de distracción de una perra.-