Partida Rol por web

Irina escuchó como la puerta se cerraba, y suspiró. Terminó de aclararse el pelo, y se dispuso a comenzar con el resto del cuerpo, cuando notó de nuevo el sabor metálico en la boca. Escupió al suelo, y luego se limpió la comisura de los labios con el antebrazo, observando como la sangre se diluía lentamente en el agua y se colaba por el sumidero.

No tardó demasiado en terminar y secarse. Antes de salir, echó un vistazo al espejo más cercano, centrándose por primera vez en la zona donde Ota le había golpeado, para ver si quedaba marca. El corte del labio siempre podía excusarlo de alguna manera, pero si la piel se le ponía morada tendría que ir pensando en una buena razón para justificarlo.

-Ese imbécil... -Murmuró para sí misma, algo cabreada. ¿Qué era lo que había dicho antes de salir de la ducha? "¿A qué viene eso?". ¿A qué venía el qué? No había dicho nada ofensivo, desde luego. Era bastante frecuente en ella soltar "borderías" sin darse cuenta, pero aquella vez era diferente. Estaba casi segura de que no había dicho ninguna burrada, y por más que rememoraba sus palabras no encontraba nada que pudiera haber ofendido al técnico. Y esa reacción... Había sido desproporcionada, desde luego.

Decidió no pensar más en ello. Una buena cerveza, eso era lo que necesitaba. Sin demorarse más de lo necesario, cogió sus cosas y se dirigió a su habitación.

Comenzaba a hacer frío.

-¿Va todo bien? -preguntó una voz masculina por una rendija de la puerta entreabierta. Parecía ser Palmer.

-Sí, sí. Ya salgo.

Abrió la puerta y salió a la sala común, encarándose con Palmer.

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