Partida Rol por web

En el fondo cuervo quería conocer a aquellas cruaturas más allá de hostilidades, pero para su sorpresa aquellas criaturas sentían malestar en que no les atacaran. El amable forjado que no entendía de costumbres, sintió absurdo que quisieran que les atacaran, eso le daba a entender que tal vez el ataque a su maestro pudiera ser una incomprensible costumbre, los seres de carne eran un misterio cada día mayor.

- disculpen mi falta de cultura - decía sin criticar el ligero golpe recibido, disponiéndose a responder a su agresor. Poco imaginaba el pobre orco que le esperaba una lluvia de golpes, empuñadas sus dos espadas bastardas comenzaron a danzar hacia abajo y como si el hombro del constructo no tuviera hueso, una de sus armas rotó para volver a bajar sin contemplación.

Ni siquiera atacaba con muchas ganas. No comprendía la necesidad de atacar sin más.

Se paró detrás del orco con el que flanqueada junto al paladín después de usar su paso fantasmal, se dispuso a golpear en uno de los puntos vitales de la criatura, siendo precisa, golpeó justo sobre la espina dorsal, en el punto donde se une el cuello a la espalda.

No fue fuerte, pero si notó que hizo muchísimo daño a la criatura. 

Adulian estaba en una zona más o menos segura junto al muro, los orcos avanzaron mientras el resto de sus compañeros no parecieron hacer caso a su estrategia, el combate se había enzarzado justo delante de las saeteras que era precisamente lo que el mago trataba de evitar.  

La disposición del combate era desfavorable y la primera sangre no tardo en vertirse por la furia de los atacantes, Adulian se dispuso a ayudar a sus compañeros, en su opinión habían elgido mal pero ahora ya no había marcha atrás y era imperativo acabar con la amenaza lo antes posible a ser posible antes de que las saetas volaran o los refuerzos de la fortaleza les tomaran la retaguardia.

Las manos de Adulian señalaron al jefe orco, mientras dos rayos emanaron de sus palmas en dirección al lider de los orcos.

Pese a que los orcos eran unos guerreros experimentados, su jefe duro muy poco ante los 2 formidables espadazos del paladin y su potentisima arma magica . Otro fue a caer tambien al suelo esta vez compartido por el golpe subito en flanqueo con el forjado; y picara y constructo terminaron con un segundo en cuestion de milesimas

El tercer orco poco pudo hacer y aunque resistio el embite del hechizo del mago , casi acaba con su vida , por lo que de los 4 el tercero y el cuarto emprendieron la huida 

Aun asi , y que el combate finalizo unas saetas en este segundo round y un primero que cesaron cuando sus compañeros cayeron impactaron la mayoria , pero viendo que no habia nada que hacer los saeteros se replegaron cobardemente al interior de la fortaleza 

Fin del combate

Nota: tiro ahora saetas primer round y este segundo. El combate acabo osea que podeis curaros antes de entrarfaltaba +3des

Maldita sea, pensé con un gruído de dolor, no me había acordado de los cobardes que estaban dentro de la fortaleza, en la saeteras, había estado expuesto como un maldito muñeco de entrenamiento y ahora pagaba el precio... sin embargo mi armadura había absorvido lo peor de los dos impactos y el combate en las puertas había terminado, mala cosa que esos dos hubieran huido... pero bueno, ya habría tiempo de ocuparse de eso, de momento el interior de la fortaleza era lo principal.

Antes de proseguir, eché un vistazo en derredor mientras martía una de las flechas, había traspasado límpiamente el brazo, al menos no me había roto nada, ya era algo... la otra no había llegado a penetrar mucho en la carne, asique al menos podría arrancarla facilmente.

Una vez hecho esto, me concentré y elevé una plegaria a Iomedae mientras mi mano derecha pasaba suavemente sobre mis zonas heridas, poco a poco la calidez de mi diosa me envolvió y me sanó.

Listo, dije, ya puedo echar otro baile, dije con un guiño mientras miraba a mis compañeros, ¿cómo estáis vosotros?

Aquellos que se quejaban de no ser atacados ahora huían, y los que atacaban desde la distancia dejaban de hacerlo. La primera saeta que golpeó su cuerpo de mithril era poderosa, pero el ángulo nomfue el más apropiado y rebotó, no pasando lo mismo con la segunda que arañó la superficie del hombro. No tenía nada de lo que preocuparse, su metabolismo no sanaba con facilidad, pero tampoco era demasiado débil. Las espadas que su maestro le entregó para apoyar a los juggernauts funcionaban bien, pero lo mejor era sentir una ligera mejoría en la leve abolladura del primer orco que le aporreó. Seguramente un ser de carne se habría sanado por completo, pero no podía quejarse, era uno de los pocos creados por su padre que quedaban, y seguramente fuera gracias a aquel arma que le ayudaba a aguantar, almenos hasta que una mejor reparación pudiera hacerse. Aunque no había duda de que ver aquel arañazo rompía las magníficas líneas dibujadas por su ya fallecido maestro... Quería ver ya la reparación hecha.

Los mismos orcos que hacía un momento se mofaban de la pasividad del grupo ahora huían despavoridos dejando a dos de los suyos en el sitio, uno de ellos había recibido el impacto de los dos rayos del mago y sin duda su único pensamiento era la suerte de seguir con vida... al parecer los ballesteros también se habían retirado ya que el fuego desde la retaguardia terminó al mismo tiempo.  Una retirada táctica no era el estilo de los orcos por lo que lo más probable es que no volvieran a ver a aquellos miserables del bosque durante un tiempo.

¿Julius, Cuervo estáis bien?

Preguntó Adulian al ver sendas heridas en los dos luchadores, pronto los poderes de curación del Paladín comenzaron a hacer efecto. Parece que el lugar no estaba abandonado después de todo, ¿Ilidia haces los honores? comentó mientras señalaba la puerta que daba acceso al interior del recinto.

Fueron tumbados, al igual que las hojas de los árboles en otoño, los orcos no son blandos, pero estos no son particularmente huesos duros de roer, estaba algo distraída ante el resultado obtenido, no estaba eufórica, solo más bien, algo ida, que a veces suele pasarle.

-¿Eh? Ah... Si ya, vale, me pondré a ello ahora-

El por qué se distrajo no estaba claro, pero volvió a poner en juego sus habilidades de acercamiento furtivo a las a las puertas del torreón, volviendo a entrar en un estado de invisibilidad, para no ser detectada. 

Todo aparece aparentemente tranquilo, tras haber acabado con la vanguardia de defensa de la puerta; Una habitacion con distintas puertas (Ver mapa) aparece ante vuestros ojos . Lo mejor o peor de todo, segun se mire, es que las del fondo parecen ser celdas con gente dentro, pero uno no puede estar seguro de nada en estos dias que corren y suponiendo que los de dentro que no hayan escapado por una ventana , puede que esten cerca o alla mas en el interior del pequeño baluarte

Como entreis en todavia terreno enemigo vais con pies de plomo , pero parece que estos cautivos por los orcos necesitan que los liberen. Las tres jaulas estan ocupadas por una persona en cada una de ellas parecen dos gnomos y un elfo que estuvieran prisioneros

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Nota: Si os colocais por el mapa mejor

El constructo iba caminando con cautela, ya fuera de batalla mantuvo sus espadas en alto, aumentando su defensa frente a posibles ataques. sus órdenes no incluían liberar a nadie, por lo que simplemente se mantuvo expectante vigilando sus alrededores, bajar la guardia no era necesario, habían caído más fuertes que él por pecar de confiado.

Si bien el forjado no veía resentimiento en el acto de recibir un ataque, tampoco veía proactivo bajar la guardia innecesariamente, no importaba morir lo importante era como, y caer por una estupidez no era su opción favorita.

Aún no sabía de quién era el ave que les seguía, y no le gustaba ni un pelo imaginar que se les cernía una trampa. No comprendía por qué motivo los humanos tendían a jugar sucio a menudo, o sería más correcto decir "todas las criaturas de carne". Obviamente, no se podía generalizar, si todos fueran iguales la curiosidad del forjado por estos no sería igual. Era un magnífico cuervo, sociable, expectante, inteligente y magestuoso... O por lo menos, eso creía Cuervo de si mismo y de aquellas aves.

Una vez terminadas las curas de emergencia por las heridas sufridas en el combate nos dispusimos a entrar en la pequeña fortaleza, aunque, de manera algo más cuidadosa, dada la emboscada en la que habíamos caído, todo había salido bien, pero no era necesario tentar la suerte una vez más.

Ilidia tomó la delantera para inspeccionar la zona, sus habilidades en esta situación eran de un gran valor, cuando tú nos indiques, le susurré cuando pasó a mi lado, seguramente el estruendo de la puerta había alertado ya a todos los enemigos que pudieran encontrarse dentro, pero no era necesario indicarles nuestra posición y arruinar el sigilo de la pícara.

Al fondo podían verse varias celdas con gente cautiva, mi sangre hervía ante aquella visión, pero mi mente gritaba la palabra "paciencia", no les serviríamos de nada si caíamos muertos en combate.

 La drow esperó a que pasaran sus compañeros antes de atravesar el umbral de la puerta. Siempre era mejor avanzar con Julius y Cuervo delante, serían capaces de parar cualquier embestida. Echó un último vistazo atrás antes de fijar su mirada en el oscuro pasillo que tenían delante; al fondo se veían unas celdas con prisioneros. Deseó que estuvieran vivos, quizá tuviesen alguna información interesante. Pero había que ir con cautela. 
“Cuidado” -se dijo. “Esto parece demasiado tranquilo”.

 El grupo se mantuvo en un silencio tenso mientras esperaba las noticias de Ilidia. 

La puerta no reprentaría ningún problema para Ilidia por lo que el mago se dispuso a acompañar al grupo al interior de la fortaleza, echó un último vistazo al bosque en espensas de asegurarse de que aquellos orcos no volverían.

Será mejor que no perdamos el tiempo, si hay más orcos cerca esos que han huido no tardarán en volver con ellos.

La armadura mágica aún cubría el cuerpo de Adulian lo que le permitía entrar en aquel terreno hostil con algo más de tranquilidad.  Los orcos que estaban en las saeteras podían ocultarse tras cualquier esquina por lo que siempre era buena idea que Cuervo y Julius abrieran paso.