Partida Rol por web

¡A Sangre y Fuego! (chat)

Prólogo

Cargando editor
10/05/2009, 16:33
Director


Introducción a la Aventura.

Cargando editor
10/05/2009, 17:12
Director

PRÓLOGO

Hace muchos años, la Inquisición descubrió y erradicó una siniestra secta del Caos en Sepheris Secundus, un mundo minero helado del sector Calixis. Compuesta principalmente por siervos desposeídos y sin apenas derechos (obreros miserables que se dejan la piel trabajando bajo la ponzoñosa atmósfera de las extensas minas del planeta), la secta ofrecía una vía de escape al opresivo trabajo y prometió libertar a los esclavos de las imposibles exigencias del diezmo del Dios Emperador. Y en efecto lograron escapar, pues cuando las noticias sobre la existencia de este insidioso grupo llegaron a oídos de la Inquisición, su respuesta fue sumaria, brutal y definitiva. Los sectarios fueron desenmascarados, abatidos o quemados hasta el último hombre, y sus textos blasfemos fueron destruidos en el fuego purificador. A ojos de la Inquisición el trabajo estaba terminado, pues los elementos subversivos habían sido eliminados; en consecuencia, los protectores del Imperio desviaron su parsimoniosa atención hacia otros rumores de ruines fechorías.

Pero como era de esperar, no todos los libros y escritos fueron destruidos. Tras la purificación de la secta, unos pocos siervos curiosos rebuscaron en los túneles calcinados en busca de objetos de valor y encontraron un tomo inmenso en el que se describían muchos de los rituales y ceremonias asociadas con la extinta secta. Las sinuosas y retorcidas palabras de aquellas páginas perturbaron sus mentes, y estuvieron a punto de deshacerse del blasfemo volumen. Pero eran gente desesperada, y desde hacía mucho tiempo habían tenido que soportar el brutal entorno y la penosa existencia que conllevaba ejercer la minería en aquel planeta. Los más ilusos llegaron a la conclusión de que el mejor modo de huir a su destino pasaba por incurrir en la cólera del Imperio para que sus agentes purgasen el mundo y pusieran fin a sus lamentables vidas. Lógicamente, sus detractores los tacharon de locos, pues si tan infelices eran siempre podían recurrir al suicidio; pero el grupo de individuos descarriados no pensaba en sí mismo, sino en sus hermanos y hermanas, en sus hijos y en los hijos de sus hijos. Y fue así como emprendieron su demencial tarea, fundaron la Hermandad de la Malicia y se propusieron causar suficientes problemas para que las fuerzas del Imperio acudieran al planeta y lo purgaran completamente.

Pero aquellos saboteadores y alborotadores no contaron con la importancia de Sepheris Secundus para el sector Calixis. Aquel mundo era demasiado valioso para destruirlo, y para el Imperio era mucho más provechoso eliminar a esta “secta” antes que aniquilar todo el planeta. Así, cuando la Hermandad de la Malicia destruyó una planta de procesado cercana a la Escombrera (un trecho de túneles especialmente peligroso), el Imperio respondió como suele hacer cuando se enfrenta a una población indisciplinada: envió un destacamento de la Guardia Imperial para eliminar a quienes los gobernadores planetarios calificasen de rebeldes. Como era de esperar, la Guardia Imperial acabó enseguida con los mineros y los siervos, y una vez purgada la superficie del planeta, varias compañías se adentraron en los túneles. Tras dos días de encarnizados enfrentamientos, la sublevación fue sofocada.

Los hombres de la Guardia Imperial persiguieron con ahínco a los sectarios, pero no estaban preparados para lo que iban a encontrar en las profundidades de las minas. En aquellos ciclópeos túneles acechaban todo tipo de criaturas retorcidas y horripilantes, había extraños símbolos grabados en las paredes, y encontraron evidencias del Caos por doquier. Ni siquiera la Hermandad de la Malicia se había percatado de aquello, y en su afán por escapar de los disparos de láser se arrojaron sin saberlo sobre los tentáculos de espantos innombrables que les aguardaban en la oscuridad. Mutantes y otros horrores del Caos brotaron de las entrañas de la tierra y se abrieron camino a través de los túneles para destruir a los humanos que merodeaban por las galerías de los niveles superiores. Al ser consciente de su inminente destrucción, el comisario retiró a sus tropas y selló todos los accesos a la Escombrera, encerrando al otro lado de las compuertas de metal a sus propios hombres, a los sectarios supervivientes y a toda suerte de criaturas aterradoras. Se llegó a la conclusión de que la Inquisición aún no había terminado del todo su tarea en aquel planeta. Hasta que pudieran enviarse más efectivos, se dictaminó que la mina Gorgónida (los túneles que conectan con la Escombrera) debía permanecer sellada, clausurada e inoperativa.

Esto supone un terrible contratiempo, pues no sólo significa que el Caos se ha hecho fuerte en este importante planeta, sino que ha puesto en peligro la economía del sector Calixis. Sepheris Secundus es el principal exportador de minerales esenciales, combustible y otros productos químicos de gran importancia. Como resultado, aumenta la presión para resolver este problema y la Inquisición trata de organizar un grupo de veteranos experimentados que se encargue de la infestación; pero hasta que sus principales agentes estén disponibles, tendrán que apañarse con los primeros que pillen. Y aquí es donde entrasteis vosotros.

Notas de juego