El convento de Bolton fue fundado originalmente en Embsay en 1120, en él había canónigos dirigidos por un prior. La Abadía de Bolton fue fundada en 1151 por la orden de los Agustinos, a orillas del río Wharfe. Los terrenos en Bolton, así como otros recursos, fueron donados a la orden por Lady Alice de Romille del Castillo de Skipton en 1154. A principios de siglo XIV invasores escoceses causaron el abandono temporal del sitio y graves daños estructurales al convento. El sello del convento estaba formado por la Bienaventurada Virgen María y el Niño y la frase sigillum sancte Marie de Bolton.
1534,en pleno reinado de entique VIII, un grupo de fraires mendicantes bajo el mandato del papa Clemente VII se dirigen hacia la antigua abadia con la misión de restaurarla...
Una pequeña delegación del Papa se dirige a la abadia de Bolton para que vuelva a ser un lugar de culto para el pueblo llano y restaurar el edificio hace tiempo abandonado... en todo esto la revolución eclesiastica esta al caer y los muros de la fe estan temblando, ¿podran, en nombre de dios y la iglesia catolica, restaurar la vieja gloria a estas rocas?
Los personages són fraires mendicantes por razones que detallaran en el trasfondo, todos ellos han recivido una carta papal conforme que deben estar el 24 de mayo en la antigua abadia de Bolton, pone que una vez allí el embajador papal les entregara las llabes y fondos para empezar su empopeya.
Los jugadores deberan escoger entre ellos cargos entre los cuales estaran prior, sotsprior, tesorero, pregonero, conserje ect... la humildad y pureza de sus corazones les ayudara a realizar esta noble tarea...
Despues de que algunos cruzaran casi toda Gran Bretaña finalmente llegaron a las ruinas de la que antaño fue la abadia de Bolton, el vaije de todos resulta realmente favorable pues la paz del rei es estable.
Solo hay un camino que lleva hacia la desdechada abadia, es un sinuoso camino estrecho que passa entre dos montañas llamadas por los habitantes la montanya de san adolfo y la montaña de san Pedro, en cada una de ellas en la cima se encuentra una pequeña capilla consagrada a cada santo. Tras cruzar en camino se extiende el amplio valle de Bolton un lugar que realmente ralza el espiritu, al centro un pequeño lago de agua cristalina en el que se puede ver un pequeño muelle, al sud a los pies del camino, pues este entra al valle por tal, hay unas cuantas casas agrupadas con una plaza fuerte con un pequeño torreon en medio, el resto del valle son prados de pastura y de conrreo con algunos pequeños bosquecillos entre ellos. Remotamente en la parte mas alejada del valle se aprecia unas antiguas riunas de lo que antaño fue una gran abadia.
Tras descender i cruzar casi todo el valle, lograis ver que de algun modo la vegetacion a logrado cubrir lo que fuera la catedral, pero que el dormitorio de piedra aun se mantiene en pie, junto a un pequeño habitaculo que fuera la casa del prior... vuestros passos siguen hacia las ruinas de la catedral donde se escuchan voces.
LOS FRAIRES MENDICANTES
Toda orden mendicante está conformada por hermanos (del latín Fray, hermano) y hermanas (del latín Sor, hermana), así como por Terciarios, antiguamente llamados hermanos de penitencia. Los frailes conforman la Primera Orden, las sores, la Segunda Orden, y los terciarios, la Tercera Orden.
Sus miembros, frailes y sores, hacen voto de pobreza por el que renuncian a todo tipo de propiedades o bienes, ya sean personales o comunes, poniéndolos a disposición de la comunidad religiosa a la que pertenecen. Así viven en la pobreza, mantenidos sólo por la caridad; junto con el voto de pobreza que profesan solemnemente, también profesan los votos de castidad y obediencia.
A Diferencia de los Monasterios de Vida Monástica donde al superior se le conoce como Abad para los hombres y Abadesa para las mujeres, dándole así un puesto por encima de los demás hermanos y un cargo vitalicio, los frailes y sorelas tendrán un Prior o Priora respectivamente, puesto que todos son hermanos, y su superior es tan solo el Primero entre los hermanos, al acabar su gobierno el prior regresa a ser un hermano más.
Tampoco habrán diferencias entre Señores (Dom) y Siervos; o Señoras (Doñas) y Siervas, puesto que marcaban una diferencia de rangos muchas veces sociales; antiguamente los frailes tendrán los frailes coristas pues sabían leer el latín y por lo general eran sacerdotes, y los frailes conversos pues no sabían leer pero eso no les impedía de poder vivir su vida religiosa; posteriormente esta diferencia se dejó de lado para marcar sobre todo el rango de igual entre hermanos.
Otra diferencia será la anulación del Voto de Estabilidad para los frailes, tradición benedictina que mandaba que el monje debía de permanecer para siempre en el monasterio al cual había ingresado y no debía de cambiar a otro, por más que sea de la misma Orden, y no podía salir del mismo más que para labores específicas y la predicación no era una de ellas, los fieles debían de acudir al monasterio para poder escuchar los evangelios; los frailes en cambio eran hombres dispuestos a ir a donde la providencia los enviase, un día podían estar en un convento, otro en una misión; un día predicando, otro atendiendo enfermos. Ellos no esperaban a los fieles, ellos iban en su búsqueda.
Los monjes visten un hábito con el cual realizan sus labores cotidianas, pero para el Oficio Divino se colocan una cogulla, una túnica encima del hábito que posee grandes pliegues y amplias mangas con una gran capucha; igual el clero secular viste la sotana como prenda de diario, pero para acudir al rezo del oficio visten el hábito coral; en cambio los frailes siempre han poseído un solo hábito tanto para la labor doméstica, predicación y la oración. Consta por lo general de una túnica larga que representa la pobreza, una correa, o cíngulo para los franciscanos, ceñida a la cintura que representa la castidad, y una capilla sobre los hombros con capulla que representa la obediencia.
Por último, otra diferencia esencial de la vida mendicante de la vida monacal será la ubicación del convento, a diferencia de los Monasterios que se ubicaban muchas veces a las afueras de la ciudad o en lugares inaccesibles como montañas o cavernas, los conventos de Frailes y Sorelas se encontrarán en medio de la ciudad para que así sean un signo visible en medio de la sociedad.
REINADO DE ENRIQUE VIII
Enrique VIII ascendió al trono en 1509, tras la muerte de su padre. El padre de Catalina, Fernando II de Aragón, organizó el casamiento de ésta con el nuevo rey. Enrique VIII desposó a Catalina de Aragón nueve semanas antes de su coronación en Greenwich, el 11 de junio de 1509, dejando de lado los consejos del Papa Julio II, y de William Warham, arzobispo de Canterbury, en cuanto a la validez de tal unión.
Fueron coronados juntos en la Abadía de Westminster el 24 de junio de 1509. El primer embarazo de la reina Catalina terminó en un aborto en 1510. Luego dio a luz a su hijo, Enrique, el 1 de enero de 1511, pero el bebé sólo vivió hasta el 22 de febrero de ese mismo año.
Con su coronación, Enrique VIII debió enfrentarse a las problemáticas consecuencias de los impuestos nobiliarios establecidos por Richard Empson y Edmund Dudley, miembros del gabinete de su padre. Así que dos días después de su nombramiento hizo detener a ambos en la Torre de Londres, fueron acusados de alta traición y decapitados en 1510. A diferencia de su padre, Enrique VII, que favorecía las políticas pacíficas, durante todo su reinado destacó su inclinación bélica.
Durante los dos años posteriores a la ascensión de Enrique VIII, el obispo de Winchester, Richard Fox, junto a William Warham, controlaron los asuntos de Estado. De 1511 en adelante, sin embargo, el poder real fue ostentado por Thomas Wolsey. En ese mismo año, el Papa Julio II proclamó una Liga Santa contra Francia. La nueva alianza se forjó rápidamente incluyendo a Inglaterra, además de España, regida por los Reyes Católicos y el Sacro Imperio Romano, gobernada por el emperador Maximiliano I. El rey firmó el Tratado de Westminster, en el que prometía ayuda mutua a España contra Francia. En 1513 invadió este país y derrotó a sus ejércitos en la Batalla de las Espuelas. Por su parte, Jacobo IV de Escocia, aliado de Francia, invadió Inglaterra por el norte, pero fue derrotado en Flodden el 9 de septiembre de 1513, perdiendo la vida y terminando así el conflicto.
En 1514, Fernando abandonó la alianza, y las otras partes hicieron la paz con Francia. La consecuente irritación con España inició la discusión sobre un divorcio con la reina Catalina. Sin embargo, con la ascensión en 1515 del rey Francisco I al trono de Francia, aumentó nuevamente el antagonismo entre Inglaterra y Francia, y Enrique se reconcilió con los reyes de España.
En 1516 la reina Catalina dio a luz a una niña, María, renovando las esperanzas de Enrique de lograr un heredero varón, a pesar de los previos embarazos fallidos de su esposa. Fernando II murió en 1516, para ser sucedido por su nieto Carlos, sobrino de la reina Catalina. Para octubre de 1518, Thomas Wolsey había diseñado el Tratado de Londres con el papado, con la idea de conseguir un triunfo para la diplomacia inglesa, ubicando al reino en el centro de una nueva alianza europea con el ostensible objeto de repeler las invasiones moriscas a España, tal como había solicitado el Papa.
En 1519 también murió Maximiliano, y Wolsey, que a la sazón era Cardenal de la iglesia católica, propuso secretamente a Enrique como candidato para el puesto5 a pesar de que públicamente parecía apoyar al rey francés, Francisco I. Finalmente, los príncipes electores eligieron a Carlos I de España. La rivalidad subsecuente entre Francia y España, permitió a Enrique actuar como mediador. Así empezó a manejar el equilibrio del poder europeo. Tanto Francisco I como Carlos I intentaron gozar del favor de Enrique VIII, Francisco en forma espectacular y deslumbrante, con el encuentro en el Campo del paño de oro,6 y Carlos I con toda solemnidad en los encuentros de Kent. Después de 1521, sin embargo, la influencia inglesa sobre Europa comenzó a menguar. Enrique entró en una alianza con Carlos I a través del tratado de Brujas, y Francisco I de Francia fue derrotado por el ejército imperial de Carlos I en la Batalla de Pavía, en febrero de 1525. La confianza del emperador en Enrique disminuyó al mismo ritmo que el poder inglés sobre el continente. Enrique VIII se mostró reacio en ayudarlo a conquistar la Flor de Lis, a pesar de las garantías de Carlos I. Esto terminó con el Tratado de Westminster, en 1527.
El interés de Enrique en los asuntos europeos se extendió hasta el ataque contra la revolución alemana de Lutero. En 1521 le dedicó su "Defensa de los siete sacramentos", que le valió el título de "Defensor de la Fe".7 Con base en esto, se lo reconoció con el título de inclitissimus.8 Este honor lo mantuvo aún después de romper con Roma, y es todavía usado por la monarquía británica.
La coronación de Enrique VIII fue la primera pacífica que había tenido Inglaterra en muchos años; sin embargo, todavía tenía que ponerse a prueba la legitimidad de la dinastía Tudor. Esta se dio "gracias" al fallecimiento de su hermano Arturo Tudor, a los 15 años. Enrique era el segundo varón de esa pareja.
El pueblo inglés parecía disconforme con las reglas de sucesión femenina, y Enrique sintió que sólo un heredero varón podría asegurar el trono. Aunque la reina Catalina quedó embarazada al menos siete veces (por última vez en 1518), sólo uno de los vástagos, la princesa María, sobrevivió a la infancia. Enrique había frecuentado concubinas, incluyendo a María Bolena y a Isabel Blount, con quien había tenido un hijo ilegítimo, Henry Fitzroy, primer duque de Richmond y Somerset. En 1526, cuando estuvo claro que la reina Catalina no podría tener más niños, Enrique comenzó a perseguir a la hermana de María Bolena, Ana.
Aunque no cabe duda de la motivación principal de Enrique para divorciarse de Catalina, su deseo de tener un heredero varón, también es cierto que se fue encaprichando con Ana hasta tal punto que terminó enamorándose de ella. El largo intento del Rey para terminar su matrimonio con la reina Catalina fue denominado "La cuestión real".9 El cardenal Wolsey y William Warham comenzaron secretamente a investigar la validez del casamiento con Catalina. Obviamente, la reina había testificado que su primer matrimonio con Arturo, Príncipe de Gales, no había sido consumado y que, en consecuencia, no había impedimento para el posterior casamiento con Enrique. La investigación no pudo ir más allá, y se desestimó.
Sin informar a Wolsey, Enrique apeló directamente a la Santa Sede. Envió a su secretario William Knight a Roma para argüir que la Bula de Julio II10 había sido obtenida mediante engaños, y era en consecuencia nula. Además, pedía al papa Clemente VII11 que le otorgase una dispensa para permitirle desposar a cualquier mujer, incluso en el primer grado de afinidad. Esta dispensa era necesaria, ya que Enrique había previamente tenido relaciones con la hermana de Ana Bolena, María.
Knight se encontró con que Clemente VII era prácticamente prisionero del Emperador Carlos V. Tuvo dificultades hasta para entrevistarse con el Papa y, cuando finalmente lo logró, no consiguió los resultados que buscaba. Clemente VII no estaba de acuerdo en anular el matrimonio; sin embargo otorgó la dispensa, presumiendo que la misma no tendría mucho efecto mientras Enrique hubiera de permanecer casado con Catalina.
Informado de lo obtenido por el representante del rey, Wolsey envió a Stephen Gardiner y a Edward Fox a Roma. Quizá temiendo al sobrino de Catalina, el Emperador Carlos V, el Papa Clemente inicialmente evitó atender sus reclamaciones. Fox fue enviado de regreso con una comisión autorizando el inicio de un proceso, pero las restricciones impuestas la tornaban prácticamente insignificante.
Gardiner procuró formar una comisión ejecutiva que decidiera con antelación los puntos legales a discutir. Clemente VII fue persuadido para aceptar tal propuesta, y permitió al cardenal Thomas Wolsey y al cardenal Lorenzo Campeggio llevar el caso juntos. La comisión actuó en secreto; sus conclusiones no debían ser mostradas a nadie, y debían permanecer siempre en poder de Campeggio.
La comisión estableció que la Bula Papal autorizando el casamiento de Enrique con Catalina sería declarada nula si los alegatos en que se basó se demostraban falsos. Por ejemplo, la Bula sería nula si resultaba falso que el matrimonio había sido absolutamente necesario para mantener la alianza anglo-hispana.
El cardenal Campeggio llegó a Inglaterra en 1528. Los procedimientos, sin embargo, se paralizaron cuando los españoles emitieron un segundo documento que presumía el otorgamiento de la necesaria dispensa. Se aseguraba que, unos pocos meses antes de otorgarle la dispensa en una Bula pública, el Papa Julio II había otorgado lo mismo en una nota privada enviada a España.
La comisión, sin embargo, sólo hizo mención a la Bula: no autorizó a los cardenales Wolsey y Campeggio a determinar la validez de la nota, y durante ocho meses, las partes litigaron sobre su autenticidad. Durante la primavera de 1529, el equipo legal de Enrique VIII completó el "libelo", sumario de los argumentos reales incluyendo Levítico 20, 21, que fue presentado ante los delegados papales, y donde se observa, por ejemplo, lo siguiente:
18 de junio de 1529: La Reina fue convocada al gran vestíbulo del Convento de los monjes negros en Londres. El rey, sobre una plataforma elevada, se sentó en el extremo. A alguna distancia, Catalina tomó su lugar. Los cardenales, sentados a menor nivel que el rey, flanqueaban la presencia real, y cerca tomaron asiento el Arzobispo de Canterbury y los restantes obispos. El Doctor Richard Sampson, luego obispo de Chichester, y el Doctor John Bell, luego obispo de Worcester, lideraban a quienes litigaban por el Rey. Representando a la Reina estaban John Fisher, obispo de Rochester, y Doctor Standish, un monje gris y obispo de St. Asaph. Siguiendo una serie de deliberaciones, la causa fue elevada en apelación a Roma, principalmente luego que el sobrino de Catalina, Carlos V, presionara al Papa para llamar al cardenal Campeggio de regreso, y Catalina fue puesta al cuidado de Sir Edmund Bedingfield en el castillo de Kimbolton.
Enojado con el cardenal Wolsey por la demora, Enrique lo despojó de su poder y riqueza. Lo acusó de "præmunire",12 pero Wolsey murió al poco tiempo. Con el Cardenal Thomas Wolsey cayeron otros poderosos miembros de la Iglesia en Inglaterra; en las oficinas del Lord Canciller y del Tenedor de sellos fueron nombrados laicos en cargos antes reservados únicamente a clérigos.
El poder pasó en primer término a Sir Tomás Moro, quien asumió como nuevo lord canciller de Inglaterra el 26 de octubre de 1529.13 John Stokesley quien había sido miembro del Consejo real, capellán y asistente de Enrique VIII, sirviéndolo en el Campo del paño de oro en 1520, fue enviado en 1529 a Francia —como embajador ante Francisco I— y a Italia buscando obtener nuevas opiniones favorables al divorcio del rey y de Catalina de Aragón.14 Se lo designó obispo de Londres el 28 de marzo de 1530, en concomitancia con la creciente caída en desgracia de Tomás Moro, quien terminaría por renunciar a su cargo el 16 de mayo de 1532, un día después de que el clero inglés se sometiera definitivamente a la supremacía del rey sobre la Iglesia.13 Ya en 1531 la influencia de Moro había mermado y distintos personajes que respaldaban las intenciones del rey Enrique mejoraron rápidamente sus posiciones. Así, el incremento de la influencia política de Thomas Cromwell se puso de manifiesto a través de la serie de cargos que asumió entre 1532 y 1533, que terminaron por incluir el de ministro de Hacienda y secretario de Estado.15 Por su parte, Thomas Cranmer fue consagrado como arzobispo de Canterbury el 30 de marzo de 1533.16
El 25 de enero de 1533, Cranmer participó de la boda entre Enrique y Ana Bolena. En mayo anunció la anulación del matrimonio con Catalina, y declarando válido poco después el matrimonio con Ana. La Princesa María fue rebajada a hija ilegítima, y reemplazada como presunta heredera por la nueva hija de Ana, la Princesa Isabel. Catalina perdió el título de "Reina", y se convirtió en la Princesa viuda de Gales; María dejó de ser "Princesa de Gales", para pasar a ser una simple "Lady". Catalina de Aragón, Reina de Inglaterra, murió de cáncer en 1536. Sir Tomás Moro aceptó que el Parlamento hiciera reina a Ana, pues del Parlamento emanaban las leyes y no se pronunció sobre que Enrique VIII fuese cabeza de la Iglesia de Inglaterra, llegando a dimitir como Lord Canciller para no tener que pronunciarse. Sabía que la vida le iba en ello. Durante un tiempo Enrique VIII le dejó tranquilo, pero su silencio era tan atronador para toda Inglaterra que al final le quiso hacer hablar. Muchas veces fue interrogado. Fue encerrado en la Torre de Londres y llevado a juicio que incluyó falsos testimonios. La función de acusación fue ejercida por Thomas Cromwell. Hallado culpable de alta traición, debido al falso testimonio, fue condenado a muerte. Una vez dictada la sentencia y al solicitársele por los jueces unas últimas palabras, por fin habló, diciendo que el juicio había sido una patraña y negando que Enrique VIII pudiera ser cabeza de la Iglesia. Fue ejecutado en 1535. Como mártir, la Iglesia católica lo elevó a los altares.
El Papa respondió a estos acontecimientos excomulgando a Enrique VIII en julio de 1533. Siguió una considerable agitación religiosa. Urgido por Thomas Cromwell, el parlamento aprobó varias leyes que sellaron la brecha con Roma en la primavera de 1534. La Ley de restricción de apelaciones17 prohibió las apelaciones de las cortes eclesiásticas al Papa. También previno que la Iglesia decretara cualquier tipo de regulación sin previo consentimiento del Rey. La Ley de designaciones eclesiásticas18 de 1534, decretó que los clérigos elegidos para obispos debían ser nominados por el soberano. La Ley de Supremacía19 del mismo año, declaró que "el Rey es la única cabeza suprema en la tierra de la Iglesia de Inglaterra". La Ley de traiciones,20 también de 1534, convirtió en alta traición, castigada con la muerte, desconocer la autoridad del Rey, entre otros casos. Al Papa se le negaron todas las fuentes de ingresos monetarios como el Denario de San Pedro.
Rechazando las decisiones del Papa, el parlamento validó el matrimonio entre Enrique y Ana Bolena con la Ley de Sucesión21 de 1534. La hija de Catalina, lady María, fue declarada ilegítima, y los descendientes de Ana pasaron a estar en la línea de sucesión real. Todos los adultos fueron obligados a reconocer las previsiones de esta Acta; quienes la rechazaban eran condenados a prisión de por vida. La publicación de cualquier escrito alegando que el matrimonio de Enrique con Ana era inválido, resultaba en un cargo de alta traición, que podía ser castigado con pena de muerte.
Los jugadores realizaran las tiradas cual modo de warhammer se tratara y las distribuiran en el orden que mas les convenga, una vez echo esto se ha desarrollado una nueva clase de clerigo i las habilidades las escojereis más adelante. La historia personal es muy importante sobretodo el ambito de ambiciones, deseos, odios y repulsiones.