Partida Rol por web

Hugh asintió a la alta clérigo. La biblioteca del sacerdote les había permitido obtener nueva información y confirmaba que había una historia referente a la prisión de la que sería interesante saber más

- Aunque esos problemas en la cárcel ocurrieron hace mucho, pueden haber todavía restos de ese dolor. Y que se manifieste de formas malévolas. Por suerte parece que vamos por buen camino: sabemos que hay una secta escondida y un terrible secreto en Harrowstone. Es algo por lo que empezar.

El inquisidor había constatado que este era un trabajo adecuado para alguien de su profesión. El profesor hizo bien en llamarle y ahora Hugh podría poner su entrenamiento al servicio de la ciudad y de estas personas que le acompañaban.

- Vayamos entonces a dormir. Lo cerraré todo bien y el cofre lo seguiremos protegiendo.

Dijo sin fiarse de que en algún momento fueran a ser atacados.

Dioses, menuda historia más inquietante... Nerthen no puede apartar los ojos del hipnótico texto, deseando saber más de aquellos indeseables y lo ocurrido en el trágico suceso de la prisión. Pero parece que los libros les niegan ese conocimiento, y deberán conformarse con lo averiguado, que no es poco.

Tras comentarlo con los demás, Nerthen está de acuerdo con Hugh. Al día siguiente habrá que pensar curso de acción.

No sé a vosotros, dice estirando los brazos y la espalda, cansado, tras el tiempo de estudio, pero a mí me gustaría visitar esa estatua erigida en honor de los guardias que dieron su vida. Quizá haya algún grabado que la gente de aquí pase por alto por estar familiarizada con el lugar, pero que a nosotros nos dé pistas.

Incluso puede que haya alguna aparición, piensa, pero se lo guarda para sí.

Mondo no tardó un segundo en sumergirse en la lectura de tomos y enciclopedias. A pesar de no ser tan habilidoso como el resto del grupo en la búsqueda de información, demostrando defenderse muy dígnamente de aquel mar de conocimiento que suponía aquella biblioteca. Allí se encontraba él, indagando entre polvorientos manuales, pergaminos e informes, junto a Myldre que intentó echarle una mano. Intentar averiguar a que peligros se enfrentaban, y cual era el mal que afectaba a Ravengro, mientras hojeaba páginas y más páginas, en aquella biblioteca que sólo Pharasma sabía si se hallaba en el mismo mundo que sus pies pisaban, era la única tarea que tenían en aquel momento. Y Mondo tenía que hacer su parte aunque no fuera su fuerte.

De repente, un pergamino de piel cuarteada llamó su atención. Lo desdobló y casi automáticamente supo que aquello era un descubrimiento. Se trataba de un mapa de las Restlands. En el, se describía la localización de la falsa cripta que los inquisidores habían usado hacía más de 7 décadas para almacenar objetos de poder para combatir a la oscuridad. Entre la Carretera de Sueñoeterno y el Camino Negro, encontrarían una construcción marcada con el dibujo de un rostro sin orejas, de párpados y labios cosidos. La marca que definía a los sirvientes más radicales de los principios de Pharasma. Los Cazadores de la Capilla de los Culpables. Autodenominados como las armas de Pharasma en la tierra.

Pero la velada no había acabado. Cuando ya se iban, Mondo les enseña un ajado mapa con información reveladora.

Grande, Mondo! Desde luego, la estatua puede esperar. Deberíamos ir mañana a ese lugar, dice señalando la ubicación señalada de la falsa cripta, asintiendo con la cabeza mientras todos observan el mismo punto congregados alrededor de Mondo, a la luz de una titilante vela.

La labor de los compañeros se vio recompensada al hallar un pergamino perdido que debía de ser muy valioso. El inquisidor sonrió pensando en lo útil que podría resultar.

- Esto puede ser de mucha ayuda, bien hecho.

Unos objetos para luchar contra los muertos vivientes serían muy de agradecer. Pero Hugh expresó su opinión que seguía siendo aniquilar la plaga de insectos.

- Habría que luchar contra las stirges pues ese espíritu que poseyó al niño, puede seguir atrayéndolas, ¿no creéis? entiendo que sigue libre.

Mondo se estremeció al pensarlo, una cripta llena de tesoro para emergencias. Al final este agujero SI que va a ser interesante.

Me duele un poco la cabeza de tanto buscar, deberiamos tomarnos un trago en la taberna, dijo con una media sonrisa a sus compañeros, pero deberiamos hacer caso a estos previsores señores y equiparnos para la lucha, todo este lio de posesiones y seres sobrenaturales no me da muy buena espina

¿Por qué siempre Pharasma? se preguntó Myldre ¿Es que acaso en esta desolada región no hay otra deidad?. No es que tuviera animosidad exactamente contra esa deidad, incluso entendía que era necesaria... pero no le agradaba nada.

¿Creéis que será la capilla en la que entró el profesor para sacar armas? Le preguntó al resto del grupo, más por acabar con su hilo de pensamiento que otra cosa. Por alguna razón me había parecido entender que estaba en un páramo, no en el cementerio.... ¿Habrá más de una?

Volviendo a mirar por la ventana, siguió hablando. Sin duda la tarde ha sido provechosa... Pero de verdad me preocupa que nos vean irnos a altas horas de la noche... no es que puedan hacernos gran cosa, pero cuando ya no estemos Kendra tendrá que seguir conviviendo con estas gentes, y es mejor que no perjudiquemos lo que de ella opinan

Uno tras otro fueron cruzando el glifo de salida de aquel reducto de saber. Aunque en un principio dudaron sobre si serían capaces de activarlos, no tardaron en discernir que sólo hacía falta acercarse hasta él, para que las energías mágicas emergieran recubriendo el cuerpo del que se hallara sobre su grabado.

Uno tras otro fueron apareciendo en la gran estancia circular rodeada de columnatas. Allí se encontraba Grimborrow, orando junto al altar de ónice con forma de daga ceremonial. El viejo sacerdote alzaba su voz grave mientras su coro de acólitos emitían notas monocordes, formando un patrón musical llano y apaciguador.

El cuarteto cruzó el templo bajo un silencio respetuoso y ceremonial. Traspasaron el umbral de la entrada que conducía al exterior del santuario y descubrieron que la noche ya había caído, oscureciendo todos los rincones de Ravengro, mientras una brisa espesa y gélida, acuciaba procedente de las aguas del río.

Decidieron retomar el camino hasta la mansión Lorrimor. Allí esperaría Kendra con la mesa preparada y un lugar caliente donde pasar la noche. Los ánimos estaban bastante bajos tras una dura jornada de emociones e indagación. Todo comenzaba a cuadrar, y el temor de enfrentarse a oscuros fenómenos, comenzaba a surgir en el seno del extraño grupo que se había formado.

El día había sido largo, y algunos estaban cansados o habían sido herido por las estirges. Era mejor regresar. Ya habría tiempo de visitar las criptas al día siguiente. En unas horas volvería a salir el sol, y un nuevo día asomaría ante ellos con nuevos desafíos, misterios y riesgos.

Mondo volvió a repasar el cuarteado pergamino que indicaba el nuevo objetivo a seguir, descubriendo algo que había pasado por alto. En una de las esquinas, podía leer un nombre... Anvus de la familia Redge.