Cuando noto que ella no camina detrás me doy la vuelta y la miro:
-¿Qué vas a hacer? Yo me voy a ir a dar un paseo a pensar un poco en todo esto, si necesitas algo avísame.
- Mi trabajo - breve y concisa - disfruta de paseo
No sabes si se refiere al trabajo en el local o al espionaje
-Me voy, pues, avísame si te dan nuevas órdenes.
Me coloco una media sonrisa de satisfacción en la boca, como la que tendría cualquier hombre después de pasar un rato con una chica como esta antes de volver al salón y cuando salgo, me dedico a recorrer las calles de la ciudad antes de irme a dormir sumido en mis pensamientos.
En el caso de que no me ocurra nada interesante durante el paseo, me dirijo directamente a mi habitación.
La calle parece tranquila, hoy no es noche de guerra ni de discusiones.
Llegas a tu habitación y te dispones a dormir, cuando algo llama tu atención. El cajón de tu mesita esta ligeramente entreabierto, como si alguien no lo hubiera cerrado bien. No recuerdas haberlo dejado así.
Me acerco y lo abro despacio, después compruebo si falta algo de lo que tenía guardado dentro.
Echas en falta tu segunda arma. Sabes donde dejas tus cosas y mucho más algo así. Todo lo demás parece permanecer en su lugar.
Desenfundo el arma y paso a registrar la vivienda, a ver si hay algo más fuera de lugar.
Sales de tu habitación, miras a ambos lados del pasillo y un portazo de una habitación contigua te sobresalta. Quizá esperaras algun ruido, pero desde luego no tan cerca y no tan fuerte.
Con la pistola escondida bajo el abrigo me acerco a la puerta y dos tres golpes, a ver si a ocurrido algo.
Me vuelvo a mi habitación y echo el cerrojo. Dejo la pistola encima de la mesilla de al lado de la cama y me siento en la cama para quitarme los zapatos.
Tengo la sensación de que muchas cosas están ocurriendo y de que no tengo ningún control sobre ellas, y no me resulta nada agradable.
Trato de tumbarme y dormir, pero los hechos ocurridos esa noche me siguen perturbando como ratones correteando por dentro de mi cabeza.