El viaje a través del portal fue bastante más tranquilo de lo que esperabas. Nada de experiencias astrales, ni náuseas, ni pérdidas de consciencia ni experiencias de acercamiento a la divinidad. Fue más bien como la sensación que se tiene al lanzarse a la piscina: un cambio rápido, casi inmediato e indoloro...
...el que hubieras caído de lleno en el lago ayudaba mucho a encontrar similitudes.
Por lo visto en tu trayecto había anochecido. Saliste del agua empapado y chorreante, además de algo hinchado. Esto, lejos de molestarte, tenía sus cosas buenas. La hinchazón disminuía la impresión que solía provocar tu cuerpo contrahecho. Delante de ti se alzaba un gran edificio de paredes blancas. Tenía varias alas con torres y parecía elegante y señorial. No se trataba de un castillo como podrías esperar, sino que era más bien algo entre un palacio y un balneario antiguo. Pudiste ver cómo se apagaba una luz en un lado del edificio y a continuación se encendía otra en el otro extremo. Pero mucho más interesante fue ver como un despistado teletubbie de color rosado entraba, sin percatarse de tu presencia, en dicho edificio, abriendo el portón doble con un gesto inconfundible de alguien que necesita confirmarse a sí mismo como un tipo duro o que ha visto demasiadas veces Las Dos Torres. Por desgracia aquel teletubbie, como en la película, tenía una espada. Una espada que, aunque nunca habías tenido, de algún modo te resultaba familiar. Quizá de otra vida.
Necesito post cuando puedas para poder seguir con el otro jugador :)
Por cierto, tu penalizador a -1 a las tiradas de correr, equilibrio y relacionadas aumenta a -3
Iósif jamás hubiera imaginado que atravesando un portal sobre un lago hubiese caído en el agua... in soviet Russia estas cosas no ocurrían. El agua era hielo.
Parecía obvio pues que la naturaleza se había vuelto contra el, como anteriormente hizo Lenin, y Trosky después que el. Ya sabía lidiar con estos asuntos y eso sería lo que haría.
Al observar al tubbie rosado Iósif se sintió indefenso. Parecía obvio que era muy superior a aquel tubbie, a pesar de que tuviera una espada. Pero un comunista no era idiota, de modo que el señor Stubbie mesó su bigote e introdujo un dedo en su orificio nasal, y el plan que surgió de su superdotada mente fue perfecto. Esperaría a que el tubbie se distrajera y le robaría la espada.
De este modo siguió al rosadín de lejos, pues conocía sus propias debilidades y correr no era lo suyo, menos empapado como estaba.
Motivo: Sigilo
Dificultad: 0
Habilidad: 0+10
Tirada: 5 6 8
Total: 6 +10 = 16 Éxito
Con pasos cuidadosos y unos andares ridículos atravesaste aquella sala hasta cruzar el umbral de la puerta que quedaba junto a la recepción. No te habías equivocado, por allí se iba a las estancias comunes.
Se trataba de un pequeño pasillo también alfombrado que se encontraba sumido en una penumbra inquietante. O quizá eran imaginaciones tuyas y simplemente un edificio abandonado tan grande daba mal rollo. A mano izquierda había una puerta entreabierta que daba a una habitación muy pequeña que apenas constaba de un armario, un pequeño escritorio con su silla y una cama en un estado lamentable, desecha, con las sábanas y el edredón roídas por... por... ¿cómo se llamaba el animal que solía comerse los tejidos?. Ah sí. Polilla. Solo que no viste ninguna. Hmm.
Más allá, al fondo del pasillo, se encontraban unas puertas dobles abatibles con un cristal redondo cada una. A través de ellos podías ver las cocinas, una enorme estancia con varias encimeras, pilas, armarios y un sinnúmero de sartenes, cazuelas, cacerolas, escudillas de barro, tazas y tazones. Y cubiertos. Seguro que había alguna despensa. Y con suerte, tubbienatillas. O tubbiegalletas. O tubbiejamón de jabugo. El único problema es que una de las luces de la cocina parpadeaba arrítmicamente, alternativamente sumiéndola en la oscuridad o proyectando largas y amenazadoras sombras. Daba mal rollito, pero claro, todas las cocinas abandonadas lo daban.
Justo antes de llegar a esas cocinas otra puerta se abría a la izquierda y, por lo que tu limitada mente pudo suponer, debía de tratarse de otra habitación de uso común en aquella especie de hotel. ¿Un comedor? ¿Una sala de prensa? ¿Una discoteca? ¿Un trastero? ¿Un garaje?
Si deseas entrar en las cocinas, haz una tirada de Inteligencia* dificultad 7
Atravesaste los dos grandes portones pintados de verde que el sarasa-tubbie había dejado abiertos y llegaste a una gran sala de techo alto y paredes blancas. La estancia era bastante parecida a la recepción de un hotel de calidad de los años 30: sofás, mesitas, y una gran alfombra conducía a un elegante mostrador de recepción con su casillero y su libro de registro y esas cosas. ¡Si hasta tenía la campanita para llamar!. A su lado, se abría el hueco de una gran chimenea y al otro una puerta que, probablemente, llevaría a las estancias comunales, a saber, un salón, una biblioteca, una cocina... algo de eso.
A ambos lados de la estancia se encontraban dos grandes escaleras (también alfombradas) que llevaban a una balconada que conducía a las estancias superiores. Todo tenía un aspecto ominoso y respetable. Hasta elegante. Pero mucho de este carácter quedaba desvirtuado por el hecho de que parecía llevar mucho tiempo abandonado. Aquello era solo una sombra de lo que había sido. Olía a moho y a polvo, a cerrado antiguo, claro que no era de extrañar, cualquiera que hubiera abierto esa especie de hotel de renombre en medio de una isla que se utilizaba para luchas asesinas entre teletubbies tenía una nefasta visión de negocios y merecía la ruina. Y dentro de la ruina te hallabas.
El desviado-tubbie no parecía haberse percatado de tu presencia y se había encaminado hacia la puerta que quedaba a un lado de la recepción, espada en mano. Tú, mientras tanto, andabas todo lo sigilosamente que podías aunque te volvía loco la sensación, quizá táctil o quizá auditiva, de que ibas haciendo "Chof, chof" cada vez que pisabas. Tras de ti, dejabas el mismo rastro que hubiera dejado una fregona con patas herida de muerte. Y estabas poniéndote perdido de la roña generada por el polvo mojado.
Tirada oculta
Motivo: Bulto 3.0
Dificultad: 0
Tirada: 1 1 2
Total: 1 = 1 Éxito
Una imagen nítida surgió en la mente del sabio Iósif... un maricón ardiendo.
En realidad Iósif era de lo más respetuoso con todo tipo de desviaciones, ya fueran judíos, homosexuales, o estándar. Su único problema era tratarlos como iguales, algo que no podía hacer. Era obvio, debía eliminar los outliers de la muestra si quería obtener estimadores robustos, no era su culpa.
En este caso en particular el tratamiento estadístico lo realizaría con fuego, un estimador insesgado de la homosexualidad, la desviación, lo que venía siendo la raíz de la varianza. Para evitar introducir ruido en la muestra Iósif observó su brazo empapado - Sí, servirá perfectamente - Era altamente improbable que el fuego prendiera en su cuerpo, descartando por tanto la existencia de multicolinealidad.
El tratamiendo de la homocedasticidad quedaba pues resuelto - maricón muerto, ausencia de homocedasticidad - Y es que Iósif se movía como pez en el agua (lo acababa de demostrar) en la heterocedasticidad. Sabía que la ausencia de varianza constante no seguía los dictados del comunismo de Lenin, pero este estaba muerto en aquel momento y Iósif no - La muerte de Lenin, se envenenó... Qué gran contradicción, debió haber elegido distribución normal y eligió poisson.
El tubbie observó si existía la posibilidad de hacer fuego con los instrumentos de la chimenea... en caso contrario tendría que ir a la cocina.
Me recuerdas como funcionaba el sistema de tiradas?
Director dice: ¡claro! La tirada normal (que viena ya configurada) es 3d10+Atributo+Habilidad. Simplemente pon en modificador el valor de (Atributo+Habilidad) y tira, lo hace umbria solo lo demás. Si no tienes la habilidad, selecciona el dado bajo en la tirada normal en vez del dado medio
Ignorando la muy sospechosa puerta de la izquierda, Teletubator continuó su camino hacia las cocinas en busca de algo que se adaptara a su muy refinado paladar, despues de todo, aunque algo sucio, el lugar parecía un chabolo de alto standing.
Asi pues, todavía en plan comando, con los nervios a flor de felpa, preparado para responder a cualquier amenaza, continúa recto.
Motivo: Entrar a cocinas
Dificultad: 7
Habilidad: 0+4
Tirada: 1 2 7
Total: 1 +4 = 5 Fracaso
Había algo estremecedor en aquellas sombras desiguales que aparecían y desaparacían intermitentemente. Parecían una advertencia, o una amenaza. Y una cocina era un lugar peligroso. Uno podía, por ejemplo, resbalarse en el suelo recien fregao y matarse en la caída. Lo inteligente, lo prudente, sería ir por otro lado, mirar en otros sitios primero. Así, si había algo fregao podía secarse. No era cobardía. Los machos... ejem... no sentíais tal cosa. Era prudencia. Sensatez. Incluso respeto por una eventual señora de la limpieza.
Mmm, has sacado una tirada muy mala. En consecuencia y haciendo honor a tu bonito colorido, no tienes los c*****s suficientes para entrar en la cocina, que da muy mal rollito
¿Plan alternativo?
Hacer fuego en aquella chimenea no sería particularmente difícil, pero parecía evidente que había pasado mucho tiempo desde la última vez que a alguien se le ocurrío algo parecido. Por suerte para ti había un par de troncos resecos (muy resecos) allí olvidados y cubiertos de polvo. Había también un atizador y un fuelle. El atizador era especialmente providencial en aquellos casos en que era necesario atizar.
El tubbie rosado se había perdido en la penumbra más allá de la recepción y habías dejado tanto de verle como de oír sus pasos. Sin embargo eras consciente de que, en caso de seguirle, la luz te delataría. Por otro lado, prenderle en llamas probablemente merecía la pena el riesgo.
Tirada oculta
Motivo: Percep
Dificultad: 0
Tirada: 2 4 6
Total: 4 = 4 Éxito
Encender fuego te llevará dos turnos y requerirá una tirada de destreza+supervivencia dificultad 13.
Iósif tenía un plan, era EL plan, y para llevarlo a cabo tenía que arriesgar... En realidad tampoco era tan arriesgado, pues estaba empapado desde la felpa hasta el algodón interno, por lo que tenia la esperanza de que el fuego, el segundo enemigo mortal de un tubbie (el primero era el velcro), no prendiese en él mismo.
De este modo se acercó a la chimenea, cogió un madero con una mano, el atizador en la otra, y como si de un maestro de orquesta fuera comenzó a moverlos al ritmo de un tres por cuatro allegro ma non troppo. Muy lentamente al principio, con la calma de quien conoce el oficio.
Fue poniendo más énfasis en las dinámicas imaginarias que surgían de su superior intelecto. Aumentando la intensidad de la obra consiguió que las cuerdas impusieran su voluntad en el conjunto.
Continuó con un breve rubato al que respondió de forma un tanto anárquica, con un descenso de la intensidad al finalizarlo...
Y cuando recapacitó sobre la gilipollez que estaba haciendo, ya más cansado que al principio, dejó a un lado el atizador, y cogió un fósforo que descansaba en la repisa. Encendió el madero, dejando el fósforo inservible, y se regodeó con los imaginarios aplausos de la audiencia que sin duda había acudido a ver su obra.
Motivo: Hacer fuego
Dificultad: 13
Habilidad: 0+10
Tirada: 5 8 9
Total: 8 +10 = 18 Éxito
Echándole una última furiosa mirada al traicionero suelo, motivo por el cual el saqueo alacenil quedaba pospuesto, Teletubator se encamina pues, suela de bota antivelcro por delante, hacia la sospechosa puerta de la izquierda.
Cago en Chuck, espero que esto no este tambien fregao, mira que como me toque volver a estar subiendo escaleras me piro y que se encargue otro de las luces esas de mierda, que anda que...ya verás cuando les llegue la factura la gracia que les va a hacer, bueno, a ellos y a mi, yo si que me voy a reir
Puedes seguir. No ha ocurrido nada que deba mencionar en un post.
Oh! Un madero ardiente! - Pensó Iósif mientras lo miraba embelesado - Ciertamente el fuego purifica. Y bien que lo aplicamos en el 17... Oh! Gloriosa revolución.
Iósif tenía muy claro cómo afrontar la escena que se daría a continuación, se basaba en seguir y prender al rosado tubbie antes de que el pudiera atravesarle con la espada. De este modo Iósif se encaminó pausadamente hacia las marcas de huellas de la entrada, identificando las de su presa. No sería difícil seguirlas, pues el polvo del suelo era el testimonio las delataba, más pequeñas que las de Iósif (quizá porque tras el lago era el doble que antes)
Que vaya a la biblioteca, que vaya a la biblioteca... - deseaba Iósif. Pues le gustaría ver arder la habitación con sus montones de libros (y el tubbie) como colofón a su estancia en la casa.
Motivo: Sigilo
Dificultad: 0
Habilidad: 0+10
Tirada: 8 10 10
El dado ha explotado: 2 4 6
Total: 14 +10 = 24 Éxito
Motivo: Supervivencia (seguir huellas)
Dificultad: 0
Habilidad: 0+6
Tirada: 8 8 10
Total: 8 +6 = 14 Éxito
Abriste la puerta con mucho tiento, temiendo encontrar otro sitio tan siniestro como aquella cocina que daba tan mal rollito, pero lo que viste fue bastante inocente. Se trataba de una sala pequeña, enmoquetada, y sin ventanas, sumida en la oscuridad. Solo podías saberlo por la luz que iluminaba, desde atrás, la parte central de la estancia. Olía a ropa muy vieja, a esa humedad de las habitaciones que no tienen fuente de humedad, y a olvido.
Parecía una habitación multifunción, de estas que nunca queda claro para qué deben servir y consecuentemente se usan para todo. Había una especie de elevador de comidas, aquellos aparatos que son como un montacargas tamaño hamster y que comunican la cocina y el comedor si están en pisos diferentes, pero el resto de la sala parecía haberse utilizado como habitación de la plancha. Había una, de hecho, de estas antiguas que parecen más un pisapapeles de hierro, y también había una tabla y todo. De pronto te sentías como en los años 30. Je.
Fue entonces cuando reparaste en que no recordabas que detrás de ti hubiese una fuente de luz. Y mucho menos tililante.
Tirada oculta
Motivo: Percep
Dificultad: 0
Tirada: 1 3 6
Total: 3 = 3 Éxito
Seguiste al tubbie rosa antorcha en mano, con tanto sigilo que tuviste que mirarte los pies para recordarte que no estabas flotando, porque ni siquiera tú podías oírte. Parecía poco importante, porque tampoco te había oído cuando habías hecho más ruido. En ese momento te preguntabas cuánto tardaría en darse cuenta de la luz de la antorcha.
Parecía un poco despistado. Cuando atravesaste el umbral de la puerta que quedaba junto a la recepción pudiste verle. Había abierto una puerta a mano izquierda, un poco más adelante en el pasillo, y parecía estarse planteando si entrar o no. No tenías mucho tiempo, aquel pequeño pasillo alfombrado se encontraba sumido en una penumbra inquietante y la antorcha tardaría tanto en delatarte como el tubbie tardase en darse cuenta del cambio de luz. Siendo un tubbie, probablemente un par de meses. A mano izquierda, antes de llegar a donde el rosado se encontraba, había una puerta entreabierta que parecía dar a una pequeña habitación que apenas constaba de un armario, un pequeño escritorio con su silla y una cama en un estado lamentable, desecha, con las sábanas y el edredón roídas por... por... ¿cómo se llamaba el animal que solía comerse los tejidos?. Ah sí. Polilla. Solo que no viste ninguna. Hmm.
Más allá, al fondo, se encontraban unas puertas dobles abatibles con un cristal redondo cada una, a traves de los cuales podías ver las cocinas, una enorme estancia con varias encimeras, pilas, armarios y un sinnúmero de sartenes, cazuelas, cacerolas, escudillas de barro, tazas y tazones. Y cubiertos. Seguro que había alguna despensa. Y con suerte, tubbienatillas. O tubbiegalletas. O tubbiejamón de jabugo. El único problema es que una de las luces de la cocina parpadeaba arrítmicamente, alternativamente sumiéndola en la oscuridad o proyectando largas y amenazadoras sombras que, combinadas con la luz danzante de tu antorcha, contribuían a dar a aquel pequeño corredor una apariencia fantasmagórica. Un mal presagio, pensaste. Daba mal rollito... claro que todas las cocinas abandonadas lo daban.
Justo antes de llegar a esas cocinas otra puerta se abría a la izquierda y, por lo que tu limitada mente pudo suponer, debía de tratarse de otra habitación de uso común en aquella especie de hotel. Allí era donde se encontraba parado tu objetivo. ¿A dónde daría? ¿A un comedor? ¿Una sala de prensa? ¿Una discoteca? ¿Un trastero? ¿Un garaje?
Cuando quisiste darte cuenta, habías llegado a la orilla de un pequeño lago. Después de todo lo pasado, resultaba una bonita visión con la luna de terciopelo (literalmente) reflejándose sobre las aguas limpias en calma. Sin embargo, tus últimas experiencias te habían enseñado a desconfiar de las cosas bonitas y tranquilas, así que la escena no pudo relajarte del todo.
Al otro lado del lago, en la orilla opuesta, se alzaba un gran edificio de paredes blancas. Tenía varias alas con torres y parecía elegante y señorial. No se trataba de un castillo como podrías esperar, sino que era más bien algo entre un palacio y un balneario antiguo. Pudiste ver cómo se encendía una luz en un extremo del edificio, se apagaba y a continuación se encendía otra en el otro extremo. Y así, repetidas veces, con tiempos variables. Sin lógica ni sentido. Sin explicación. A no ser que hubiera allí una panda de graciosos que se dedicaran a encender y apagar luces aleatorias para gastarte una broma, que visto lo visto no era descartable.
Por la parte de detrás del edificio se distinguía un camino principal que rodeaba el lago hasta llegar cerca de donde tu estabas.
El rosado se encontraba sin duda parado frente a un garaje, parecía obvio que al lado de la cocina se encontrasen un sin fin de motos de baja cilindrada... ¿Cómo si no se iba a repartir a domicilio? La respuesta pues carecía de complejidad.
Iósif había sido muy silencioso y el rosado estúpido, como sólo puede serlo un amarillo. Parecía evidente que de continuar en esta linea el tubbie no se daría cuenta de su presencia hasta que fuera demasiado tarde. Quizá Iósif debería esperar a que se durmiera... pero ya tenía encendida la antorcha y se moría de ganas de prender a aquel inútil, por lo que avanzó.
Trató de ser tan sigiloso como antes, preparado para correr y estirar el brazo para prender al algodonado tubbie en cuanto tuviera oportunidad. Sabía que el rosado contaba con una espada, y que la utilizaría para tratar de acabar con Iósif, pero el soviético tubbie pretendía defenderse con el palo ardiendo. Esperaba además que el fuego fuera rápido para consumir al ignorante rosado...
Al fin libre de toda maldad en forma de irresistible zoológico y la loca las coles bruja malvada, observo maravillado como aquella cosa no muy lejos, era grande y con torres y con luces y con ventanas y con mas luces y luego se apagan y luego se encienden... ¿Alguien quería comunicarse con él? ¿Podría ser su dios y la casa de este? Era raro porque normalmente soñaba con una cacerola como casa no una mansión con alas.
-Viewtiful J....
He tenido que buscar en google torre con alas, para saber de lo que hablabas hasta que he caído ha que te referías xD. Por cierto, ¿Podrías ponerme el mapa? Y otra cosa, creo recordar que encontré algodón en la casita de la bruja amable, ¿Esto vale para curarse o algo? ¿O lo soñe todo?
EDITO PA PREGUNTAR: ¿Tengo que hacer alguna tirada o algo? Respecto a mis preguntas y tal.
Como avezado superviviente, Teletubator se emplea al MÁXIMO en llevar a cabo una voltereta en direccion hacia delante.
A continuacion, se da la vuelta para analizar el origen de la liz titilante