Hong Kong es un hervidero de acción. Si eres un tipo duro, sin escrúpulos, ésta es la ciudad ideal para labrarte ahora un futuro. Con el asesinato de Fast Eddie se ha abierto un vacío de poder que todo el mundo está dispuesto a aprovechar. Las peleas callejeras, los ajustes de cuentas, los asesinatos se suceden en la ciudad sin que la policía pueda hacer nada. Como en el Chicago de los años 20 aquí todo vale...
Dicen que la culpa es de un grupo de individuos que iban por libre. Se metieron con Eddie por un error y acabaron cargándose al gran capo. Al principio los seguidores de Eddie estaban dispuestos a buscarlos y ajustarles las cuentas, pero a estas alturas, debido al caos reinante, hay otros asuntos más acuciantes. Hay quienes dicen que toda la movida fue orquestada por Furong Happy Leng, pero éste lo niega todo. Dice que ni siquiera sabe de donde salieron esos tipos, que habían sido contratados por Jim Calleja para la seguridad del evento. ¿Y Jim? Jim no puede decir nada porque los muertos no hablan. Alguien lo encontró en un callejón y le hizo una corbata colombiana de muy buena calidad para ser una imitación china. Así son las cosas a día de hoy en Hong Kong.
¿Pero que ha sido de esos tipos que han comenzado todo este follón? Se rumorea que tras la explosión lograron salir enteros - bueno, casi, dos de ellos con quemaduras de primer grado en gran parte del cuerpo - y esconderse en algún lugar de la ciudad. El caso es que, hasta el momento, nadie ha sabido de nuevo de ellos. ¿Y a quién le importan? Hay una ciudad tambaleante para ser conquistada. ¿Que más dan un grupo de dementes sanguinarios?
Mark Destroyer añora las hamburguesas. Y los coches. Demonios, y la televisión por cable. Acaba de aterrizar en el mundo de Oz oriental y está flipando a cada día que pasa. Viviendo con el Dragón Negro - que ha resultado ser un tipo bastante amable - y su abuelo, el mago Yong Pang, ha aprendido que la realidad no es exactamente como la conocemos en nuestra época. Los tipos hablan constantemente de algo llamado coyunturas que parecen ser una especie de momentos de la historia adecuados para cambiar el mundo. Según lo que cuentan hay gente capaz de saltar de un lado a otro en el tiempo para apañar distintas realidades. Algo realmente complejo que a Mark le trae sin cuidado. Lo que sí que le interesa es el entrenamiento que está realizando con el Dragón. Este tipo, además de kárate, sabe algunas movidas realmente chungas de ninjas que Mark pensaba que solo se daban en las pelis. Según ellos Mark tiene el potencial para convertirse en un Guerrero Secreto. El joven karateka no tiene ni idea de que significa ser un guerrero secreto, pero si hay que patear culos la propuesta siempre es interesante.
Aparte de eso por algún motivo el Hong Kong que Mark conoce como actual parece tener importancia. De hecho según se ha enterado Furlong no es solo un simple capo. Hay algo más, está metido en el ajo este de las Guerras Secretas. Así que las posibilidades de que Mark regrese a su coyuntura pasan por seguirle la corriente al viejete y al ninja y que lo lleven de vuelta para apañar algo en su tiempo. Y de paso podrá enterarse de que fue de sus colegas... Igual al final esto de las guerras secretas es divertido y todo...