El anciano yacía en el fondo de la cueva tenuemente iluminada por la luz de la hoguera. Respiraba con dificultad, y sus ojos miraban con una mezcla de respeto y cariño al cachorro que tenía delante.
- Tu has sido... (cof...) sin duda el más fuerte de mis hijos, y por eso antes de que me mates quiero compartir algo (cof... cof...) contigo.
El cachorro del wolfen era en realidad un humano. Que, criado desde niño por Garis se había ganado a pulso el respeto de los Devoradores de Vile-Tis.
- Ahora que estoy cerca de mi final, he entendido el verdadero significado de las enseñanzas. Vile (cof... cof...) Vile-Tis nos enseño que no hay motivo en contener los instintos del lobo, pues están en su naturaleza, pero tu cachorro (coff... coff...) tu no eres un lobo, y aun y así eres el orgullo de Vile-Tis. En tus ojos está el lobo que todos deberíamos ser... A diferencia de muchos otros, tienes los ojos de un depredador, no de un asesino. Cuando tus enemigos se lanzan a ti con solo furia y odio, tu vas más alla de la mentalidad de la bestia. (cof...cof...) Mantenerte calmado... y esperar al momento oportuno... eso te hace diferente...
El aire ululaba por la entrada de la cueva, a lo lejos, se oían los aullidos de la manada de la Garra de Sombra.
- Sabes que esta noche deberás matarme. Si no lo haces ahora, mi hijo vendrá a reclamar su derecho (coff...). Él nunca será un buen Alfa para la manada, por eso es tu deber asumir esa responsabilidad.
Ambos oían aproximarse al resto de la manada. Parecía que Glirr había convencido a los demás que era el momento para cambiar de mando. No le importaba el cachorro humano, y nunca le había importado. Para la tribu solo era un capricho del viejo anciano. Un capricho que estaba a punto de concluir el linaje de la manada de la Garra de Sombras.
Datos del lugar:
Las Florestas de la Furia
Actitud predominante: IMPetu
Fe: +1 Destino, +1 Tinieblas
Envuelta en una capa de piel para compensar la carencia de pelaje, Jaina permanecía junto al fuego, testigo de lo que parecían los últimos momentos del viejo lobo, el Anciano Garis. Era extraño, pues el Wolfen nunca había cuidado de la pequeña humana que recogió, ni había dado muestras de preocupación por ella, aunque en el fondo se preocupase. Había dejado que fuese ella sola quien luchase sus propios combates y se procurase su propia comida, siempre enseñando, pero nunca ayudando. Sin embargo, a pesar de que Jaina lo hubiese maldecido en algunas ocasiones en las que le negaba su apoyo, entendía por qué lo había hecho, y ahora, capaz de andar por su propio camino, le estaba agradecida.
Era además uno de los pocos en esa tierra de lobos que la había tratado como a cualquier otro, como a un miembro más de la manada. Con su esfuerzo y con el paso de los años, había logrado que algunos Wolfen la considerasen un igual, pero para muchos no importaba que cazase como cualquier Wolfen, que no se quedase atrás en las largas caminatas, que no se quejase del frío en las noches de invierno, seguía siendo una humana, y por ello no era digna ni de mencionarse. Ese era el caso de Glirr, quien ahora pretendía arrebatarle a su padre el liderazgo de la manada.
Cuanto más pensaba en esas cosas, más le entristecía el saber que al viejo y sabio devorador le había llegado la hora. Pero no tenía ningún sentido negar lo evidente; si ella vacilaba, sería Glirr quien acabaría con el anciano Garis, y eso sería peor. Mucho peor, como el lobo moribundo acababa de mencionar.
- Anciano Garis... Aún me faltan años de experiencia antes de poder afirmar que comprendo todo lo que Vile-Tis nos ha querido enseñar... O al menos que lo comprendo tan bien como tu. Sin embargo, hay enseñanzas que jamás olvidaré. Y eso es a tí a quien se lo debo.
La pelirroja sacó el brazo de la calidez de las pieles y alcanzó una daga de hoja negra que yacía en el suelo a su lado. La asió con fuerza por la empuñadura mientras se levantaba y dejaba que las pieles cayesen a sus pies. No sería agradable, pero debía hacerse. No podía dejar que alguien como Glirr tomase el mando.
- Supongo... que ha llegado el momento. No podemos retrasarlo más. No sin que otros interfieran. Vé con Vile-Tis, anciano Garis.
La humana hizo girar la daga entre sus dedos mientras se acercaba al anciano con pasos decididos.
Actitud predominante: Oportunismo
El rugido a su espalda fue como un subito estallido de tormenta.
- No te creas con el derecho perra humana. - Glirr de pelaje oscuro y actitud desafiante se alzaba en la entrada de la cueva. Sus anchos hombros parecían bloquear completamente la vista al exterior.
Padre... el tiempo ha llegado. Pero mi decisión ha cambiado. Puedes quedarte con la perra si quieres. Mi manada se marcha a buscar una nueva zona de caza, para no competir con los tuyos: Sangre de Lobo serà su nombre.
Jaina entendió perfectamente lo que acababa de pasar, pero era un giro muy perverso a los acontecimientos. Glirr había convencido a la manada par que se escindiera en dos, algo no muy frecuente, pues era dificil para las nuevas manadas encontrar territorios de caza. Pero sin duda era una jugada perversa, pues Garra de Sombra quedaría reducida aJaina y al moribundo Anciano Garis. Esto condenaba a la manada casi a extingirse... y a Garis a una de las muertes más deshonrosas para un wolfen: morir sin manada.
Garis i Glirr se miraron un segundo y después el lobo negro le dio la espalda al anciano anunciando:
- Chicos, es hora de partir...
Jaina y Garis quedaron solos en la cueva... con un silencio extraño y opresor que se apoderaba del ambiente.