Partida Rol por web

Vi que mientras mis compañeras rebuscaban entre los viales una chica conejo se acerco a nosotras "maldita sea, nos han vuelto a descubrir" pensé, pero cuando nos empezó a hablar supe que no sospechaba de nosotras.

-Hola, perdona por entrar sin avisar; no hemos cogido nada solo estábamos curioseando. Buscábamos unas esporas para poder controlar las burbujas que nos desplazan por este reino, nos podrías ayudar?- parecía una buena chica pero no muy espabilada así que quizá si confiaba en nosotras nos ayudaría sin mas.

De repente se oyó un aullido que me heló la sangre, comencé a temblar por el recuerdo de lo que había sucedido, intente disimularlo pero era evidente que me había afectado

Nami se relame los labios un poco...-No hemos cogido nada es que no sabemos diferenciar, resulta que la señorita nos las ha pedido porque Aki...las tiro sin querer y bueno se ha enfadado muchísimo con todas nosotras y nos ha encargado que le trajesemos más de manera inmediata ya te imaginas lo que pasa si desobedecemos... Nami inclina la cabeza algo triste y con ojitos de cachorrito a ver si engañaba a la joven que parecía muy inocente aunque incluso se le derramaron algunas lágrimas al escuchar el aullido y pensar como estaría ahora el zorro.

Dejé el tarro con el fluido que sostenía en mis manos en su sitio tan pronto como escuché una voz, me alegré de que aún no me lo hubiese alejado de donde estaba y escondido o sino posiblemente eso podría haber jugado en nuestra contra, de todos modos me quedé cerca de aquel bote aunque girándome y mirando a quien nos hablaba, escuché las palabras de Kyou y Irina justo antes de se escuchase un fuerte aullido que resonase por todo el lugar, sentí un fuerte escalofrío que me recorrió toda la columna vertebral -sí... yo, lo siento chicas- dije aceptando sin problema que Nami me culpase, solo quería marcharme de allí rápido, aquel aullido había helado mi sangre pero de todos modos mis piernas me pedías huir antes de que no quedase otra afrontar las consecuencias de nuestros actos.

Cuando Irina escuchó la voz de aquella mujer su corazón dio un pequeño vuelco pensando que ya habían vuelto a meter la pata, no obstante parecía que habían estado de suerte pues se trataba de una nueva empleada que no tenía mucha idea de como funcionaban las cosas así que simplemente dejó de curiosear las cosas para evitar llamar la atención mientras dejaba que sus compañeras inventasen alguna excusa. -Al menos estaba vez no nos hemos topado con ningún problema... -Pensó para si misma momentos antes de escuchar aquel aullido, sabiendo que ahora si se encontraban en un buen lío y más si no se apresuraban a salir de aquel lugar.

-Si nos pudieses ayudar a encontrarlas nos serías de bastante ayuda, la verdad es que nuestra ama tenía algo de prisa y hoy no parecía especialmente contenta... -Dijo tratando de que aquella desconocida accediese a ayudarlas junto con las palabras de las demás, salir de allí cuanto antes era lo prioritario.

-Si claro veamos esporas...em tengo que llamar a mi maestra por el tema de las esporas porque aquí no están, los tenemos en nuestro almacén. Fue diciendo la coneja con una sonrisa después de ver que erais medio sinceras, pero solo medio por supuesto. Parecía que se iba a marchar por el pasillo para llamar a la maestra cuando escuchasteis largos aullidos de lobo que seguían cruzando una y otra vez todo el lugar como si quisiera advertir de algo. -Pero a ver porque ahora están aullando así porque si? Empezó a decir la chica coneja temblando un poco. -Que no me gustan las lobaaaaas que me asustan. Se quejo dando un par de patadas al suelo.

Escuchasteis también un ruido proveniente del exterior antes de que la pared de la cabaña se hiciera añicos al entrar dentro una figura, como si se tratara de una bala. Su cuerpo brillaba con fuerza con una luz anaranjada tirando a marrón, las colas se movían de manera confusa por todo su cuerpo mientras que sus ojos parecían inyectados en sangre. Su mandíbula estaba desencajada y sus manos antes de lo mas femeninas ahora no eran mas que unas enormes garras de zorro. Anira se encontraba delante de vosotras con una ira que parecía poder palparse con la mano, vuestros corazones se encogieron al verla de esta manera y la chica conejo se escondió detrás de una estantería para que no la viera visiblemente asustada. Algo se estaba arrastrando a gran velocidad por el pasillo intentando llegar cuanto antes a vosotras pero no llegasteis a ver nada. Anira empezó a brillar mas y mas, antes de daros cuenta todo lo que os rodeaba se volvió negro y vosotras caísteis al suelo perdiendo el conocimiento y a merced de lo que fuera que os hubiera hecho aquella mujer. Por fortuna no os encontrabais muertas.