Partida Rol por web

Al ver la arrojada carga del Goliath, Yedrik cogió su espada y su escudo y con un prolongado grito se unió a la carga de su compañero para acabar descargando furiosos mandobles a diestro y siniestro con el agua hasta la cintura.

Entre los últimos ataques del clérigo y el guerrero, pueden ver como la bestia comienza a retorcerse. Una inmensidad de ramas desparramadas por toda la habitación se vuelven hacia el punto donde estaba su centro, el cual comienza a marchitarse rápidamente y a ennegrecerse. 

El silencio se vuelve absoluto una vez más, lo único que se siente son algunas gotas de sangre que van cayendo sobre el agua. 

Poco tiempo pasa hasta que pueden ver el ya irreconocible cuerpo de Derill, que comienza a flotar como un ente amorfo ya totalmente exprimido de su sangre.

Yedrik cierra los ojos al destrozado cuerpo de Derril y reza una plegaria en silencio para que el dios quebrado en el que el monje le acoja entre los suyos. Después busca algo contundente y destroza el altar que hay en el centro de la estancia.

-Quienquiera que sea el Dios oscuro al que pertenece este altar, yo lo maldigo.

Kord no cejó en machacar con su enorme martillo las ramas de aquella vil criatura, quería reducirla a polvo y liberar de ese modo por completo el cuerpo enjuto y quebrado de su compañero.

Vio a Yedrick tratar de destruir el altar, para él aquella tarea tendría que esperar, a que se asegurase que aquella criatura no se movía más.

Al ver que Kord insistía en golpear la criatura, estuvo de acuerdo con las prioridades del Goliat y le ayudó a destrozar al ser vegetal y reducirlo a pulpa y fragmentos antes de volver al altar.

Mientras Kord machacaba con su maza, Yedrik cortaba con su espada y sacaba los fragmentos de ramas a la sala de los nichos con idea de buscar más tarde por la casa aceite o algo combustible y prenderles fuego. Pero eso sería luego. De momento se afanaba en cortar, separar y llevar trozos vegetales a la sala de los nichos.

Totalmente manchados del oscuro líquido que emanaba de aquel ser, los aventureros deciden ir por el altar, el cual después de un buen rato, logran quebrar y despedazar. No escuchan nada ni sucede nada mientras lo hacen. El silencio es tan ensordecedor como cuando las cadenas sonaban interminablemente.

Ya no había más que hacer, el monstruo había sido destruido. Probablemente los niños ahora pueden descansar en paz.

Al parecer, ya era hora de volver por donde habían comenzado. 

Cuando terminaron de destrozar el altar, la ira abandonó a Yedrik y se le vino todo el cansancio encima.

-Parece que aquí está todo hecho. Salgamos de este lugar.

Y se encamina escaleras arriba desandando el camino por el que habían venido.

Kord estaba cansado como Yedrik, pero pensaba que la labor no había concluido, no podían olvidar el volver allí abajo para quemar los restos de la criatura.

Antes de salir, recogió las hachas y las javalinas empleadas durante el combate, tomó el cuerpo de Derril y propuso a su compañero proceder con algún tipo de rito funerario para el caído, cualquiera que fuera apropiado.

No hicieron falta subir mucho para darse cuenta de que el marino estaba al borde del colapso y le tendió una Javalina por si quería emplearla a modo de bastón

Epílogo:

Después de una noche más que sobresaltada, de los cuatro que ingresaron solo salen 2 victoriosos, si es que se puede decir así. Las heridas son profundas y el dolor permanente.

Yedrik puede caminar a duras penas, y Kord no está en mejores condiciones. Pero así mismo, la necesidad y las ganas de salir de aquel maldito lugar hacía que sacasen fuerzas de donde no tenían. Lo que había comenzado como un viaje en barco había terminado en un lugar de pesadilla y misterio.

El recorrido fue silencioso, no encontraron nada nuevo, el espíritu de los niños no aparecía por ningún lugar, capaz ahora descansaban en paz como correspondía desde un primer momento.

Así mismo lo que más llamó la atención fueron los dos primeros pisos, los cuales al ingreso eran impecables y poseían muy buena presencia y pulcritud. Ahora era todo polvo, telarañas y destrucción, con varios sectores donde claramente se habían quemado cosas. Las ventanas no poseían vidrios como así tampoco los marcos sus respectivas puertas.

Al llegar a la entrada notan que la puerta se abre sola, dándoles lugar a salir de allí, como si les estuviese permitiendo escapar de aquella Casa Muerta.

Al salir, notan que la bruma ha retrocedido y el sol esta bastante alto. O lo que se puede llamar sol, ya que una gran capa de nubes cubre el cielo y solo se ve una luminosidad deprimente sobre las calles que comienzan a ver su actividad.

Los pocos transeúntes que ven que salen de la casa rápidamente siguen su camino, tratando de no entablar siquiera contacto visual. lo que llama la atención es su color de piel, gris, como la mayoría de las cosas en este lugar.

Al ver la casa notan que, absolutamente nada de lo que habían visto en un comienzo era como aparentaba. La imponente mansión que habían tenido frente a ustedes a duras penas una casa de una planta, con las tejas desgastadas y grandes huecos. Las paredes de adobe y sin ventanas prácticamente.

Al parecer donde se encontraban todo tenía una doble apariencia. Y deberían cuidarse bastante de ahora en más. 

Yedrik se sintió desconcertado y más perdido que antes. Parecían dos borrachos que salían de dormir la mona de una casa abandonada. ¿Acaso todo habría sido un sueño de borrachos?¿Derril y Ranesh habían existido de verdad o eran parte de un delirio?

Pero ni su aliento olía a alcohol ni sus heridas podían haber sido causadas en una pelea de borrachos. Decididamente había sido real... de algún modo.

Estaban entre gente huidiza con un color de tez enfermizo, en un lugar completamente desconocido. Lo único que le quedaba eran la fé en su diosa y en ese nuevo compañero junto al que había combatido y sangrado. Y en realidad la nueva situación no era demasiado diferente a un naufragio, que siempre había sido su mayor temor. Al menos no estaba en una pequeña isla en la que no había para alimentarse otra cosa que cangrejos y cocos como ocurría en sus pesadillas. Además, tampoco estaba solo, el portentoso goliath estaba con él.

Parecía que su diosa le ponía a prueba una vez más enfrentándole a sus mayores temores. - Vale Umberlee, zorra caprichosa, ponme a prueba, pero no me dejes solo. -Dijo para sí mismo y miró a su nuevo compañero con la ánimo renovado.

-Maldita sea Kord, por aquí tiene que haber una taberna.

Eso espero, Yedrik, aunque habrá que hacer algo antes con el cadáver de Derril.-dijo el Goliath que todavía acarreaba a lo restos de su compañero caído. -Después de eso, toda la cerveza de este mudo será poca. Si es que nuestra moneda vale para pagarla- puntualizó esbozando una leve sonrisa.

Estaba cansado y lejos del destacamento al que había sido asignado. Tenía una orden de destino en el bolsillo y tenía que llegar a él, pero algo en su fuero interno le decía que iba a ser muy complicado.

Paso a paso se hace camino pensó para animarse.