Partida Rol por web

Al principio la situación era confusa, Frank consiguió distinguir a Sean entre la oscuridad, podían haberse matado mutuamente, hubiera sido la mejor jugada de los malos, pero reaccionaron a tiempo.

Sin embargo la confusión volvió a reinar, una de las figuras se adelantó corriendo hacia ellos, los pasos eran cada vez más rápidos pero era difícil enfocar, otra sombra surgió, ambas cayeron al suelo con un golpe, eran Gordon y Threev.

Al parecer el comisario estaba luchando contra uno de los aparatos del sombrerero, uno como el que llevaba McCoist rato antes, ¿Estaría perdido?, ni hablar.

Rápidamente Adams sacó sus esposas, que tenían gran utilidad e inmovilizó al sargento como pudo:

- Esto es para que no se haga daño comisario...- Intentaba explicar el detective mientras lo intentaba, pero la furia empezaba a apoderarse de él, una vez más sentía lástima por ver a una buena persona en ese estado y todo por los maníacos de Arkham. El sombrerero apareció y Adams le localizó de pasada, Taylor le apuntó...no le iba a impedir disparar, y si no tuviera las manos ocupadas, el psicópata ya tendría otro cañón apuntando hacia su cuerpo.

Sean nota como el sudor frío como el hielo le recorre su despejada frente. No duda, apunta y aprieta el gatillo.

- Blam!! - el disparo resuena con eco por toda la sala y la bala sale de su revólver con una trayectoria clara.

Cierra los ojos con el estruendo, no por que le moleste el ruido, si no porque no acierta a saber cual va a ser el resultado de sus actos. Sabe que esa no es la mejor opción, pero el Joker ha conseguido ponerle en la tensión suficiente como para acallar a esa voz que siempre le recuerda que debe carlmarse antes de ponerse en acción.

Gordon trata de resistirse pero la figura ensombrecida aplica con su extraño aparato la máxima potencia. El comisario se convulsiona en un vano esfuerzo por dominarse. Pero intentar hacerlo supone dolor. Un dolor terrible que llega hasta el último recodo de su mente. Taylor no duda y sabe cuál es el origen de todo este caos. Apunta con su arma reglamentaria, pero él no es un asesino y decide dedicar unos instantes más en tratar de derribar al enemigo impactándole en una extremidad.

Adams se cruza delante de él semiagachado con la intención de apresar a Gordon con sus esposas. Taylor retira el dedo del gatillo en el último instante, justo cuando iba a disparar. Resopla consciente de lo cerca que ha estado de volarle el cráneo a su compañero y vuelve a apuntar. Percibe su pulso tembloroso. Maldita sea necesito un trago! Está oscuro... Joder no voy a acertar...

Adams llega hasta la altura del comisario y con maestría le coloca una de las esposas en su muñeca. Pero el artefacto ya ha conseguido su propósito y reactiva zona primitiva del cerebro de Jim. Esa zona encargada de la supervivencia y la depredación. - Aaaaaggghhh - Con gran fuerza, se incorpora levantando a Adams con él. Pero el detective está bien entrenado y no va a soltar a su presa tan facilmente. Reuniendo fuerzas de flaqueza consigue atar la segunda esposa, pero la resistencia del comisario ha impedido atarlas con las muñecas en la espalda y con ambas manos, Gordon le asesta un golpe a Frank que le hace caer al suelo. - Te mataré... - Adams ve cómo el incorruptible comisario se aproxima con la intención de acabar con él.

Un disparo ilumina fugazmente la estancia. La bala recorre la distancia en un suspiro e impacta. El grito de dolor confirma el acierto. El sombrerero ha recibido un disparo de Taylor en su muñeca y el artefacto salta de sus manos para caer y deslizarse por el suelo. Jervis se arrodilla tratando de controlar la hemorragia con su mano. La fortuna hace que el objeto llegue hasta Threev. Éste lo recoge y esboza una mueca de sarcasmo. La situación es realmente favorable. Ya es el nuevo Fiscal. Con Gordon fuera de juego por demencia, no sería absurdo que el control de la policía pasara por sus manos en un proceso de transición del cargo de comisario. Tendría el control total de la ciudad. Salvo por el alcalde. Pero él no es más que una marioneta política. Mira el objeto y con la otra mano sostiene su moneda.

Threev se encontró con la fortuna de cara.

Por un lado, sus compañeros de fatiga, Adams y Taylor, extenuados y al límite. Compañeros de fatiga, si, pero también los que han estado a punto de acabar con él, por no compartir su idea sobre la Ley y la Justicia que debe llegar a Gotham. Además, el aparato de control mental del Sombrerero estaba en sus manos. Le echo un vistazo. Simple y efectivo, este tipo no se había complicado en su manejo, aunque si en desarrollar una maquina así. Podría controlar al Comisario, crear el caos, y que entre el huma y la muerte, se al alzara él , Fiscal de Gotham.

Pero por otra parte, actuar así, sería llevar el caos, seguirle el juego al Joker. Joker era el caos. Y Threev aspiraba a ser la Ley, opuesta a ese caos. Destruyendo el artefacto, sería fácil eliminar al Sombrerero, liberar al Comisario, y llegar los cuatro, junto al Murciélago, a enfrentarse al Joker.

Miro su moneda, miro el aparato de control mental, y al instante supo que hacer.

Sujetó ambos objetos entre sus manos, y se concentró para lanzar una descarga que destruyera aquel infernal artilugio. En medio de una lluvia de chispas y arcos eléctricos, el invento del Sombrerero quedó reducido a un juguete inútil de metal y cables. Su monedaa había quedado incrustada en el aparato.

Threev avanzó, caminando con tranquilidad hasta llegar al Sombrerero, y extendió su mano enguantada para darle su artefacto. - Creo que esto es tuyo - dijo, al mismo tiempo que con su mano derecha, tomaba el arma de su bolsillo, y sin miramientos, a bocajarro, apuntó al despreciable criminal a la cara. - Y esto también. - Y disparó.

 Sean se lleva las manos a la cabeza. El maldito cabrón lo ha hecho. Con un par de huevos. Ha perdido completamente el norte y ahora ya no hay quien le pueda sacar de esa posición. Ya no está de ningún bando, salvo del suyo propio. Sólo hay una persona capaz de detenerle, dejar todo al margen y hacer verdadera justicia, pues si por Taylor fuera, Threev sería condenado como un jodido asesino más.

Taylor dirige su estupefacta mirada hacia Adams, para saber si éste se hace cargo de lo que allí está sucediendo. Titubeando, con la mente en blanco y las pupilas dilatadas, su cuerpo se pone en tensión absoluta.

- ¿Qué hacemos? -

El golpe contra el suelo dejó casi sin aliento a Adams, pero debía actuar rápidamente, si no, puede que no volviera a coger aire nunca más.

Levantó una de sus piernas cuando el comisario se abalanzaba sobre él para interponerla, mientras la otra describía un barrido, intentando que el comisario perdiera la estabilidad y chocara con el suelo de lado, pero justo cuando iba a intentarlo un fogonazo recorrió la sala y distrajo al detective que falló en su maniobra, haciendo que Gordon se abalanzara sobre él.

La situación era estresante, los golpes llovían hacia él y Frank no quería hacer daño al comisario, le conocía bien, era un buen hombre.

La maniobra de Adams no ha conseguido ser lo más efectivo de sus acciones hasta la fecha. Gordon, fuera de sí se avalanza sobre el detective caído y a pesar de estar esposado le asesta un terrible golpe en su cabeza con ambas manos aprovechando el fallo de maniobra del detective. Quizá le haya golpeado también con el metal de la esposa. Taylor observa cómo su compañero es agredido brutalmente y teme por él. Un golpe de esos podría fracturarle el cráneo. Tiene el arma en su mano. En estos momentos, tiene que tomar la decisión de si disparar a Jim es la mejor opción para salvar la vida de Adams.

Por otro lado, Threev destruye el aparato venciendo momentáneamente su lado no oscuro, pero por poco tiempo. Avanza hasta la altura del sombrerero y desenfundado la pistola le asesta un par de impactos al ya herido Jervis, causándole la muerte instantánea. Los fogonazos y el sonido de las detonaciones hacen que la locomotora Gordon cese su ataque ligeramente para ver qué ocurre cerca de él. Tiempo crucial para Taylor. Adams permanece semiincosciente por el duro golpe. Oye sonidos distorsionados y muchas luces girando en una oscuridad casi total. Le duele mucho la cabeza. Threev, con la adrenalina fluyendo por su cerebro por su acción, observa al comisario. No sufre por el detective, pero vuelve a tener una excusa perfecta para acabar con Gordon y terminar con uno de los pocos pilares morales de Gotham. Uno de esos pilares que la hace débil.

Adams estaba semiinconsciente. Taylor dudaba sobre como enfrentarse a Gordon, un heroe para cualquier integrante del cuerpo de policia de Gotham. Threev en cambio lo tenía muy claro. Estaba a punto de enfrentarse al Joker, de tomarse su Justa Venganza, y devolver la Paz y la Ley a la atormentada ciudad de Gotham.

Miró fijamente al Comisario, espectante ante cual sería su reacción tras destruir el aparato de control mental del Sombrerero. Si se calmaba y volvía a ser el mismo, podría ser de gran ayuda para enfrentarse al payaso. Pero si continuaba su agresividad desenfrenada, Threev se eregiría en juez y verdugo para condenar a Gordon.

Situaciones desesperadas exigían medidas desesperadas. Y al fin y al cabo, Gordon ya era un hombre mayor, su tiempo había pasado. Sobreviva o no el Comisario a esto, Gotham necesitaría un nuevo jefe para su policia, alguien con un sentido de la Ley y la Justicia claro y definido como el que ostentaba Threev.

Threev se acerco al comisario, levantó su arma, apuntándole a la cabeza, y exclamo: - Y bien, Comisario, ¿está con nosotros o contra nosotros?...

 Adams no consigue retener a Gordon. La destrucción del control remoto puede haber jodido la única oportunidad de controlar al comisario, y un cada vez más perturbado Threev parece tener sus propios planes y ambiciones, las cuales incluyen convertir a Gordon en mártir, monstruo o lo que sea... en definitiva en un cadáver.

La tensión se hacía insoportable. Ante la destrucción del aparato el próximo movimiento de Gordon podía ser crucial para que el fiscal no le intentara volar la tapa de los sesos. Pero por supuesto Taylor no iba a permitirlo. Se acercó peligrosamente a la escena, intentando interponerse entre el fiscal y el comisario, que daba buena cuenta de Adams. Miró fijamente a Threev. Su rostro parcialmente destrozado ya no le inspiraba ningún miedo ni desconcierto, si acaso desconfianza total y absoluta, perdiendo la fe en recuperar a un tipo que en su día tan sólo quería hacer lo correcto.

- Siempre ha estado con nosotros - se interpuso entre el fiscal y Threev con su robusta anatomía - y tú acabas de joder la mejor oportunidad de recuperar el control de la situación - dirigió su mirada hacia el montón de chispas y ceniza humeante que antes era el control del sombrerero - 

Taylor tenía el arma aún en la mano y no dudaría en usarla para inutilizar al fiscal. Al contrario que él, no era una asesino, y no le mataría. Por muy difícil que se lo pusieran, el iluso detective todavía creía en la redención de aquel hombre.

- No es necesario llegar a esto, Daniel - le dijo mientras su dedo se deslizaba por el gatillo, listo para abrir fuego a quemarropa si era necesario.

En el interior de la Torre Waine, la situación es la siguiente...

Adams, semiinconsciente en el suelo con Gordon intentando acabar con él. Threev y Taylor enfrascados en una contienda apuntándose mutuamente con sus armas. Da la sensación de que el Joker ha conseguido crear el caos entre ellos. Ha perdido a Jervis, pero toda guerra tiene sus bajas. La situación se vuelve peligrosa.

Adams sale de la conmoción del golpe, a pesar de encontrarse mareado y dolorido. Sus ojos perciben en el último momento cómo la figura de Gordon vuelve a por él para rematar su tarea. Los otros dos enemigos no son un peligro para él por el momento, ya que parecen estar ocupados con sus propios asuntos. Taylor, consigue reunir la fuerza de voluntad necesaria como para disparar a Threev. A pesar de sus intentos por ablandar la mente del Fiscal, sabe que él no cederá al chantaje y obrará lo que sea mejor para la ley y el orden. Su dedo se posa sobre el gatillo mientras piensa en si Dani recapacitará. Los gestos del otro comienzan a percibirse como una amenaza, real y mortal. Threev aprieta el puño de su mano libre produciendo chispas. Él atacará primero. La luz es más rápida de una bala. Acumula energía en su brazo.

Mientras tanto, Adams bloquea el ataque de Jim poniendo sus piés sobre el torso del comisario y con la fuerza de sus piernas le impulsa hacia atrás quitándose momentáneamente el peligro. Jim, se desestabiliza y comienza a caer hacia atrás. Justo cuando Threev lanza una carga eléctrica. La “masa” luminosa parece buscar a Taylor como un misil. Éste reacciona con un instinto de supervivencia muy poco desarrollado en la mayoría de los hombres y dispara. El cuerpo del comisario se cruza entre los dos contendientes en el instante en que sus ataques se intercambian. Primero, la corriente eléctrica es la que llega al punto de intersección envolviendo a Jim produciéndole convulsiones en sus músculos. Después, llega la bala de Taylor que perfora el hombro de su comisario salpicando sangre en todas las direcciones. Finalmente, Gordon cae al suelo aún con movimientos espasmódicos hasta que queda inmovil. De sus ropas sale un humo y el característico olor a quemado que el propio Taylor ha sufrido en sus carnes. La herida de bala ha quedado cauterizada, pero tiene alojado el proyectíl. El artefacto que el sombrerero había colocado en Jim, ha sufrido la descarga y ha quedado inutilizado.

Los tres, atónitos, os miráis sin saber cómo reaccionar. Cada uno con vuestra conciencia tratáis de reflexionar si habéis sido el causante del estado de Jim o tan sólo una simple participación en una cruel maniobra del destino. La soledad y el silencio vuelve a la estancia... Ya sólo que una cosa por hacer.

El golpe en la cabeza había hecho que Adams se topara con el suelo, frío y duro, los oídos le pitaban, sentía las palpitaciones de su pulso en todo su cuerpo, pero sobre todo en la cabeza, en la herida que le había infringido el comisario, al caer había perdido parte del aire, con todo, el detective no podía concentrarse en nada, solo veía pequeños puntos luminicos moviendose de un lado a otro, los reflejos en las esposas que tenía puestas Gordon, un disparo, que cegó momentánemente a Adams por el fogonazo...

El dolor de cabeza aumentaba en Frank, un hilo de sangre corría por su cara y tapó parcialmente uno de sus ojos, el pitido seguía presente pero redujo su intensidad y el detective comenzó a ver formas borrosas en vez de solo lucecitas. Rápidamente vió como una figura se abalanzaba hacia él. Ya fuera por miedo o por su preparación, sintió el instinto de apartarlo de sí, interpuso sus piernas y empujó con las pocas fuerzas que le quedaban, alejando la figura, pero el peligrono no había pasado, seguidamente escuchó otra explosión de la polvora al disparar una bala, precedido de dos focos de luz.

El detective intentó ponerse en pie, tenía las tripas revueltas, y casi se marea, pero había estado en situaciones peores, se levantó y se apoyó en la pared, pero cuando volvió a abrir los ojos contempló la escena, Gordon, chamuscado, con el humo todavía saliendo de sus ropas y con una mancha de sangre en el hombro, las salpicaduras llenaban la habitación y a los presentes, incluso Adams estaba marcado.

Algo apretaba la garganta del detective por dentro, no podía jurarlo, pero estaba seguro de que la figura que había empujado era la de Gordon, comenzaba a recordar y hacerse una idea de la situación, vió al sombrerero, en el suelo, muerto o inconsciente, seguramente lo primero.

Pero todavía no comprendía por que sus compañeros habían atacado a Gordon, ¿Creían que el comisario iba a matarle y le salvaron la vida a Frank? ¿Los acontecimientos les habían vuelto locos? ¿Les había atacado? o puede que simplemente fuera una cadena de malos acontecimientos, pero sin duda no había más de un culpable...el payaso...

El detective miró interrogante a sus compañeros, buscando respuestas...¿Por qué? ¿Como?

- "Alea iacta est"- comenta Threev fríamente. - Vamos a por el Payaso.

Sin dar ni una explicación, Threev se gira y camina hacia la salida de los túneles, sin mirar si Adams y Taylor le seguiran. No tienen ni idea de si la descarga lanzada contra Gordón era mortal o sólo lo suficientemente intensa para dejar KO al Comisario.

Lo cierto es que ni el mismo lo sabía. Actuó por puro instinto, y cuando se sintió amenazado por el arma de Taylor, su sentido del peligro le hizo reaccionar con sus recientemente adquiridas habilidades.

Caminó al lado del cadaver del sombrerero, apartándolo de una patada del camino, y salgo de la zona.

 Taylor suspiró. El momento había sido la situación más tensa a la que jamás se había tenido que enfrentar. No había terminado con el resultado que él esperaba pero al menos ninguno de los cuatro saldría de la torre Wayne metido en una jodida bolsa de plástico. Comprobó la munición del arma y con aire decidido siguió hasta la recta final de todo este jaleo que había comenzado como una inspección "poco menos que rutinaria" y se había convertido en un auténtico infierno.

Llegó hasta Adams y le ayudó a incorporarse.

- ¿Estás bien, compañero? - le tiene su mano y su hombro para que se apoye - Vamos allá, si hemos aguantado hasta aquí ya nada peor pueden hacernos - sonrió intentando más convencerse a sí mismo que a su compañero.

Pasaron junto al cadáver de Jervis. Pobre diablo. No merecía ese final aunque fuera un jodido demente, aunque a Taylor le suscitaba la curiosidad saber cómo reaccionaría el murciélago ante tal acontecimiento.