Partida Rol por web

Le miro extrañado

— Anda ¿Eso es una espada? Mi amigo tiene en venta una, es así muy chula ¡Y es capaz de derrotar a las armas mas escabrosas y contundentes! ¿Quieres que le pida que te la enseñe?  Aunque es muy valiosa, pero si se lo pido yo, lo mismo si te la enseña.

Sep, como acceda a ver "El Tesoro" lo llevaré... ¡Al cuartel de la guardia!

Ah...- Digo mientras aparto la mirada durante un segundo.- Estaba bromeando con Arya señor Hoffman, no pensé que fuera a tomárselo en serio.- El supervisor seguía con el ceño fruncido mirándome fijamente.- Tiene razón señor, no debería ir bromeando con esas cosas. Puede ser malinterpretado y dar mala imagen a nuestro servicio.- Digo mientras agacho la cabeza para recibir la reprimenda que Hoffman considerara apropiada.- Me disculpo, no volverá a pasar.

—Ya inventaremos algo— dije, moviendo la mano de forma que le quitaba importancia al asunto. —¡Tenemos a Kei!— lo cual ya podía contar de por sí como "factor sorpresa".

—Una hamburguesa que en lugar de pan esté dentro de la masa de la pizza, o masa de la pizza rellena de carne de hamburguesa... Uuuh...— ya empezaba a hacer mezclas extrañas que sí o sí debía salir bien.

—Muy bien —Hoffman se levanta del asiento—. Me alegro entonces de que el malentendido se haya solucionado.

Y va hasta la puerta para abrírtela y permitirte abandonar primero la sala donde están.
—Sin embargo —te dice cuando pasas frente a él, mirándote con los ojos entornados—. Espero que no le moleste si investigo su nombre y reviso sus antecedentes, señorita Florio.

Tras tu respuesta ambos salen de la oficina y el supervisor tranca la puerta antes de ir hasta el vestíbulo.

—No, jamás he oído esos nombres —responde Vastin.

Y conociéndolo, si él no tiene ni idea de lo que es el sushi y todo aquello, es poco probable que alguien más lo sepa.

En el vestíbulo donde están mirando la cartelera con el anuncio sobre el concurso de cocina, ven salir de una puerta a una sirvienta que Sojiro reconoce, es la que fue hasta su cuarto a recargar el hielo mágico.

—¿Les interesa el concurso, chicos?
También salió de allí un señor de cabello engominado peinado estrictamente hacia atrás y con un prolijo bigote, lentes cuadrados y chaqueta con botones de oro, parece ser quien está a cargo allí del personal. Tiene algunas arrugas en su rostro, indicando más o menos la edad que trae.
—Si quieren pueden apuntarse ahora, los invito a que pasen por este mostrador.
Les señala con la mano la recepción que está justo detrás, una muchacha joven que está allí inmediatamente empieza a buscar algo entre unos cajones y finalmente saca de allí varios formularios.
—Basta con indicar sus nombres, edad y procedencia, la inscripción es gratuita.

En un fugaz vistazo que se echan las dos, pueden notar algo misterioso la una de la otra, al establecer contacto visual, cada una ve detrás de la otra una figura misteriosa flotando e imitando exactamente la misma postura de su dueña.

Detrás de la nekojin hay una especie de gato bípedo, delgado y esbelto, vestido como un paje o bien una sota de naipes, pero con extremidades de animal y una larga cola fina. En su ropa hay dibujados varios tréboles de cuatro hojas, delante, detrás, en sus hombros y en sus rodillas. Lleva una máscara blanca y negra que le cubre todo el rostro.

A la empleada la acompaña algo con forma de pelota del tamaño de una sandía con extremidades y un color verde metálico, sus ojos rojos y vacíos observan intensamente. Tiene los bracitos acabados en tenazas y protegidos bajo un par de placas del mismo color que el resto de su cuerpo.

—¿Y para qué querría yo algo así? Soy cocinero. Con este trasto me basta y me sobra para defenderme en caso de que alguien se quiera pasar de listo.

El sujeto se aparta de ti y empieza a caminar hasta su bote.

—Amigo, todo bien, pero me está entrando sueño y mañana quiero practicar, ¿te importaría?
Hace un ademán con el brazo derecho indicando que espera a que te marches.

- ¿Te vas a dormir AL BOTE? - le pregunto extrañado.

A ver, me gustaría poder llevarlo a comisaría. Engañado

Se detiene y da media vulta para verte de nuevo.
—¿Hay algún problema con eso? Aquí es todo carísimo y prefiero ahorrar.

Me giro hacia el hombre que nos habla.

—¿Eh? ¡Sí, claro, me interesa participar! Tengo una pregunta, tronco: ¿el concurso es individual o por equipos?

Con la pregunta de Sojiro, el supervisor le dedica una mirada severa a la jovencita del mostrador, preguntándole qué hace que no le entrega a los huéspedes el folleto con las reglas del concurso, al o que ella se disculpa efusivamente; y otra mirada igual a la empleada que venía con él, preguntándole por qué no repartió esos mismos folletos cuando pasó por los cuartos a recargar el hielo.
Acto seguido le entrega al muchacho rubio un papel con varios pliegues que explican el reglamento y las pautas a seguir.

Salí del despacho del supervisor con la cabeza agachada, bastante pensativa sobre la regañina que acababa de recibir. No tarde en elevar una ceja cuando vi quienes estaban en el vestíbulo. Mi mirada no se dirigía  hacia el rubio que parecía cambiar de hermano/hermana pequeño en cada escena, si no en la Nekojin que le acompañaba.

Si no fuera por la mirada del supervisor que me obligo a apartar la mirada para agachar levemente la cabeza a modo de disculpas, posiblemente hubiera seguido mirando a los clientes. Realmente había sido un "descuido" no entregar los folletos, pero eso no podía decirlo ahora.

Cuando el supervisor me dio la espalda para entregar el folleto, se pudo ver en mi rostro durante un instante como aquella competición no me hacía ninguna gracia, algo en mi cara ante la propuesta de nuevos participantes parecía añadir un "Mas trabajo..." a la lista de interminables cosas que hacer.

O quizá todo aquello fue simple imaginación para los espectadores, pues cuando avance unos pasos para colocarme junto al supervisor mi voz sonó amable. -Si tienen cualquier cuestion no duden en preguntarme a mi o a cualquier persona del servicio. Intentaremos resolver sus dudas.- Dije mis manos se juntaban y quedaban a la altura de mi cintura.

"Pero que no sea hoy, se supone que mi turno ya acabó..." Pensé para mis adentros.

—Muchas gracias— digo antes de coger el folleto y revisar las reglas —Lo siento Koko, no podremos hacer equipo. Pero casi que es mejor, más opciones de ganar.

Me giro hacia la empleada a la que abroncó el jefe, y no es otro que la que nos hizo el servicios de habitaciones.

—Claro, se lo agradezco mucho... ¿te llamabas Carol? Gracias, si tengo dudas se lo haré saber a usted o a cualquier otro empleado. Bueno Koko, ¿vamos a buscar a Kei?

— Anda hombre, conozco un sitio condenadamente barato, donde te dan varias comidas al dia GRATIS, y hay mucha gente interesante ¿Quieres venir? — le digo — va en serio. Creo que te molará ese sitio. Es como si lo hubieran hecho pensando en gente como tú.

El hombre hace una mueca, arrugando las cejas.
—Claro, y luego saldrán del mar las sirenas a cantarnos mientras varias elfas pechugonas en traje de baño nos hacen masajes en la espalda. Sí, cierto, conozco ese lugar, es a donde acabas yendo luego de palmarla y sólo si fuiste un buen chico.
Ya frunciendo el ceño y con un gesto con la mano de que ya no quiere saber más, termina yéndose a su bote, ignorando lo que vayas a decirle.
—Nada es gratis en la vida, muchacho, y si lo es, alguien debe haberlo pagado por ti.

- ¿Sirenas pechugonas? Bufff... Si yo te contase la de cosas que he visto ¿Sabes que hubo una vez en la que Maddison era un nombre de chico? Pero en serio, aquí la gente es acogedora. Y te ayudaran. Si .. prueba prueba

Simplemente me encojo de hombros y me doy media vuelta.
Cuando el haga lo mismo ¡Trato de noquearlo!

"Jejeje... la recompensa en metalico no importa ¡Es la recompensa moral de librar las calles de malhechores!"

Y si cae, pues lo llevo a la guardia, les explico paso por paso que es lo que pasaba, quien era, a quien servía, lo que hizo (Secuestrar a elfis, a nekos, a dos humanos ¡Y sobre todo, a Punyuru! Eso es imperdonable. Aunque mejor me callo lo de Punyuru, que le gusta ser discreto) Al fin y al cabo, tenemos información de cosas que van a pasar en la isla ¡Mola!

Mientras caminas de regreso, al subir de la playa y volver a las edificaciones, te encuentras con unos guardias a quienes les explicas tu cuento.

—Muy bien, pero, ¿tienes pruebas? Jamás he visto a este sujeto en mi vida.

El guardia frunce el ceño, inclinando la cabeza a un costado.

—Joven, ¿me está diciendo que ha golpeado a un hombre en la playa y lo ha dejado inconsciente? Creo que es a usted a quien debería llevarme.

Notas que a cada lado tuyo se acercan dos guardias más. No están tan bien armados como los de Dustrun, pero traen espadas muy lustrosas y bonitas, sus armaduras son acolchadas y bien prolijas.

Mientras los demás hablan, distraído ves por la ventana y te atragantas con aire al ver a Kei, llevando sobre el hombro a un tipo. Está charlando con un guardia que, por su expresión, no parece muy contento y ves que hay dos más rodeando a tu amigo, están haciéndole preguntas, pero sólo alcanzas a distinguir el movimiento de los labios, no así lo que puedan estar diciéndole.