Partida Rol por web

Cristian… Poty… habladme… decidme… ayudadme… No otra muerte… no otra…

Cristian… Poty… habladme… decidme… ayudadme… No otra muerte… no otra…

Cristian… Poty… habladme… decidme… ayudadme… No otra muerte… no otra…

Ya se encontraba lejos del lugar en el que habría abandonado a su amor y al otro. La pena le comprimía el pecho. El dolor lo hacía sentir más débil a cada momento.

Cristian… Poty… habladme… decidme… ayudadme… No otra muerte… no otra…

Su incorpóreo cuerpo quería continuar, alejándose, desapareciéndo pero ¿Por qué no continuaba su camino?, ¿Por qué ese ser superior no tomaba su inmunda presencia, porque eso era lo que era en ese momento, y lo trasladaba a un lugar mejor? a ese paraíso en el que las uvas dulces son eternas, así la vida y así la felicidad.

Nuevamente oyó la voz de Itatí invocando su nombre.
Miró hacia su palma y esta seguí tan transparente como antes... anque!

Todo desapareció en un segundo para convertirse en algo que ya había visto, en algo que no se había borrado de su mente aún.
Era el claro en el que se había despedido de la única persona que le diera un objetivo real más que la búsqueda del conocimiento y el placer de la memoria e inteligencia.

Allí estaba Alón tirado en el suelo, Itatí lo sujetaba con miedo y a la vez una furia incontrolable. Lo sabía porque él podía verla. La conocía.

Podría haber sentido celos, celos de ese hombre que ahora se acurrucaba en sus brazos rogando por su propia vida, pero al contrario. Sintió pena. Sabía que por más terca que hubiese sido la actitud de Itatí, seguía viva la rosa que ambos compartían. La muerte no separaría sus mentes, ¿Por qué habría de hacerlo el orgullo humano que lo había llevado a enojarse con ella?.

Si seguía en este mundo era tan sólo por ella. Entonces le pertenecía, y tendría que acudir a su llamada. No obstante, no se sentía triste con su destino, sino que sabía que ahora todo iba a estar bien... Itatí le había invocado y aquí estaba para hacer frente a lo que necesitara de él.

Sus dedos se deslizaron tiernamente por el hombro de la piedra blanca. Mientras ella, arrodillada, prestaba atención al otro humano, él la apoyaba y daba vigor.

¡Aquí estoy si es que me necesitas!

De rodillas..desnuda de arco y con la sangre tibia del hermano empapándome... sin saber que hacer, cómo tratar una herida que apenas entendía.. Sintiendo la rabia crecer descontrolada como lo hace un fuego en madera seca... Ardiendo de rabia por dentro, abrasada de su sangre por fuera...Pero llegó un tacto que no era tal, una piel sobre la mía que realmente no estaba allí... pero que era tan real, que provocaba una sensación tan vivida..

La mejilla le buscó inconsciente, intentando atesorar y prolongar el roce de aquella mano que solo yo vería.. que solo yo sentiría.. Alón dejaba fluir su vida entre mis brazos, la de Cristian no me abandonaba...

Respiré profundamente... inspirando con fuerza un aire que se me antojo demasiado frío, manteniéndolo en los pulmones mientras sentía el acelerar del corazón, el fluir de la sangre.. la mía que latía, la de Alon que escapaba, la de Cristian... que ya no estaba. Y levanté los ojos hacia aquel que aún permanecía con el arma humeante en una mano y la otra anclada en la madera por mi flecha...Mirada negra de animal que estudia... sin precipitación ahora... Acecho y calma...

Sin despegar los ojos de aquel, mi cuerpo se venció sobre el guerrero para depositarle con suavidad en el suelo...Una mano buscó el arco... la otra el pecho de indio... y su latido... y el atisbo de vida que esperaba perdurara en él...

El corazon de Alon aun parece latir pero cada vez más devilmente...