Un hombre espera jugando con pajaros de peluche sentado tras su escritorio, nadie mas esta hay pero el sigue hablando con sigo mismo diciendo cosas que solo el puede comprender, no pasa mucho tiempo cuando alguien llama a la puerta, esta se abre automaticamente sin que nadie diga o aga nada, unos chicos rubios bestido con trajes azules escoltan a una pequeña niña, no aparenta mas de 10 años esta trae en sus manos una mascara.
- hacer que la princesa se siente y raerle algun dulce- dice el hombre que esta tras el escritorio sin dejar de jugar con sus pajaros.
en cuanto los hombres se han ido la puerta se cierra y el hombre dejando los peluches sobre la mesa mira a la niña atentamente.
- Bueno princesa has sido llamada aqui para formar parte de mi juego, ¿te gustan los juegos no es asi?-
La niña clava su mirada vacía directamente en los ojos al hombre y le da una chupada a la piruleta. Sus manos no tiemblan a pesar de estar sola. Su voz es aguda y suave como un cristal al romperse, como su mirada, completamente vacía de sentimiento.
-No soy una princesa. No me trate como si fuese una niña asustadiza. Tengo 14 años, ¿sabe? Aunque... me gustan los juegos... ¿qué clase de juego es? ¿Hay sangre?
La niña sigue chupando la piruleta con una mano colocada sobre su regazo que sujeta una extraña máscara de media cara blanca con detalles en azul y verde y cierra los ojos para captar mejor los olores que la rodean. Huele a sudor, a puro y a sangre oxidada. Sonríe pensando en la última vez que probó el sabor de la sustancia carmesí. Definitivamente le gusta ese olor. Está inmersa en sus dulces recuerdos. De repente, la niña vuelve a abrir los ojos. Algo ha pasado por su cabeza...
- Señor, se me ha caído la piruleta, ¿me da otra?
El hombre tras el escritorio se levanta de su silla y te lanza una bolsa de caramelos llena de piruletas y otras golosinas, da un par de vueltas por el despacho deteniéndose en cada uno de los cientos de juguetes que tiene por allí hasta que finalmente coge una muñeca vestida con un traje de princesa y otro que tiene pinta de ser un pájaro negro retorcido.
- Tu eres la princesa de mi Deadman Wonderland- Te mira fijamente mientras habla y al mismo tiempo mueve los muñecos que a cogido intento representar una escena de forma algo entupida- una de las primeras creaciones, una deadman artificial, mi princesa que obedecerá a todas mis ordenes y auque no Quirós lo harás por que si no te quedaras sin tu mascara-
empieza a reírse, tienes la sensación de que esta hablando mas para el mismo que para ti, no parece prestarte la mas mínima atención.
- Tu Mi Princesa de cuento deberás seguir a los deadman y esperar mi orden y luego demostrarme que puedes matar a todos y cada uno de esos DEADMAN entupidos -
en ese momento golpea con la muñeca de princesa al pájaro que tiene en la otra mano haciendo que a este se le salte completamente la cabeza.
- y luego tu y el resto de mis marionetas conseguiréis mi sueño y ese huevo podrido por fin estará acabado, mi deadman wonderland será perfecta -
Se ríe a carcajadas sin mirar mas que a los muñecos que tiene en las manos
Saca una piruleta de la bolsa y se la mete en la boca. Millones de imágenes sangrientas se pasan por su cabeza. Acabar con sus compañeros... En fin, no les podrá tomar cariño...
-Me gusta, parece interesante... Sangriento en realidad... ¿Son malas personas? Me costaría más matar a alguien... adorable... Aunque... *Se saca la piruleta de la boca y la mira con deseo* Si me da cosas adorables... me gusta esa muñeca, ¿puedo cogerla?
Marie gira la cabeza hacia la derecha. Es una manía que tiene desde pequeña. Cuando intenta comprender algo, ver con más claridad las situaciones o disfrutar del dolor y los musicales gritos, la sangre siempre lo hace. Su madre siempre le decía que parecía un gato. Definitivamente el hombre que está delante de ella es muy extraño. Le gusta. Huele a gasolina y el perfumado olor del algodón que se usa para hacer los vestidos de las muñecas, y... plástico... igual que una tienda de juguetes. A Marie le gusta, aunque siempre prefiere el olor de las fresas. Con la mirada perdida en los bucles rubios de la muñeca, piensa en ella con la cara manchada de sangre, justo en la comisura del labio...
- Es adorable. Nunca tuve una muñeca bonita. Mis papás no tenían demasiado dinero...
Marie sigue perdida en sus pensamientos. Nunca jugaba con muñecas, los demás niños no solían acercarse a ella...
El hombre sigue riendose sin prestar la mas minima atencion a la niña, parece absorto en sus pensamientos pero finalmente para y camina directamente hacia ti, se agacha y se pone a tu altura poniendote la muñeca dentro de la mascara.
- No son personas ni son nada solo Deadmans, son mis peones mis marionetas no son humanos , simplemente juguetes que cuando llegue el momento no necesitaremos -
te hacerca las manos al cuello y te agarra con delicadeza sin hacer fuerza.
- tu tambien eres mi marioneta, pero la princesa de mis marionetas, y si me fallas...-
te apreta el cuello un poco, sientes sensacion de ahogo pero por algun motivo no quieres oltarte no intentas defenderte, quieres que ela ga lo que quiera mientras tu pueda tener tu masara con tigo, no tarda demasiado en soltarte, vuelves a estar igual como antes, parece que nada de lo que te pueda hacer el te afectaria, es como si estubieras bien simplemente sin ningun explicacion.
- la siguiente vez que yo te llame princesa te pondras esa mascara y desataras tus poderes, ataca a todos tus compañeros, odos los que tengas cerca y no pares hasta que alguno de ellos muera, ¿me has entendido?.
se levanta y retrocede un par de pasos pero sin dejar de mirarte en ningun momento.
Marie clava sus ojitos en los del hombre. No le tiene miedo, sabe que no debe tenerle miedo. Sabe que es sólo una herramienta, pero eso está bien. Está bien que te utilicen si a cambio de ello consigues placer. No ha tenido miedo cuando ha rodeado su cuello con sus manos, no sólo no ha tenido miedo, sino que le ha gustado, tal vez demasiado. Un poco más fuerte. Sentir como unas manos robustas y firmes, pero suaves a la vez la ahorcaban ha causado en ella sentimientos de extremo placer. Marie coge la muñeca con una mano y se la acerca a la cara. Su pelo huele a poliester, como una peluca y el vestido huele a algodón. La cara de la muñeca huele... arenoso... La aleja un poco para mirarla con más detalle. El vestido es precioso, los adornos dorados son preciosos en a tela azul. Nuevamente se vuelve a fijar en el pelo. Le gustaría que su cabello tuviese esos tirabuzones perfectos de princesa. Marie deja de ver por un momento al hombre, los peluches, el resto de la habitación e incluso sus propias manos. Delante de ella sólo está la muñeca.
-Te llamarás Bathory. Te pareces a la Condesa Sangrienta. Ella también era muy linda, ¿no cree? *Marie vuelve en sí y mira al hombre a los ojos* Me gusta la sangre. Quiero sangre. ¿Cuánto tendré que esperar antes de volver a probarla?
Marie mira la máscara. Se la acerca a la cara y la huele. Le gusta. No huele a nada y sin embargo evoca todos los olores que recuerda de su infancia. La tierra mojada con un toque oxidado. Recuerda su carita cubierta de sangre y el sabor de esta. Recuerda el olor de los pasteles de fresa de su abuela. Marie vuelve a poner la máscara en su regazo y se pone a jugar inocentemente, igual que haría una niña normal, con la muñeca.
- Me gusta la muñeca, ¿podría quedármela?
El hombre se da la vuelta y se acerca a su escritorio coge un teléfono móvil de encima de la mesa y marca rápidamente un numero, no tardan mucho es responderle, solo le escuchas decir esta lista, antes de volver arrojar el teléfono a la mesa sin ningún cuidado.
-Quieres conservar la muñeca- te dice mirándote como si realmente no estuvieras allí - puedes quedártela pero antes tendrás que participar en un experimento mió-
Ves como una de las estanterías que contenía juguetes y libros por igual se desplaza dejándote ver una entrada oscura a un pasillo.
- Entra allí, ponte tu mascara y déjame ver como puedes derramar sangre de verdad, después puedes venir y quedarte con tu muñeca-
Marie se levanta y deja la muñeca sentada al borde de la mesa.
-Pensé que tendría que esperar mucho. Hace demasiado que no la pruebo...
Se acerca al hombre y le da una bolsa de caramelos casi bacía. Se acerca a la librería y cuando está a punto de entrar en el pasillo, se vuelve y clava sus ojos en la muñeca.
- Después volveremos a jugar Condesa Sangrienta. Señor, ¿tendré más caramelos cuando termine?
Marie tiene medio cuerpo dentro del pasillo y espera la respuesta para terminar de cruzarlo completamente.
El hombre te mira sonriendo, parece estar disfrutando con todos los comentarios que dices.
-claro tendrás una caja llena de golosinas cuando vuelvas-
Cruzas la puerta y tras atravesar el pasillo te encuentras en una sala circular, la sala es bastante grande, pero no tiene ningún mueble ni nada decorándola, las paredes son completamente lisas y parecen estar echas de un material muy robusto, justo en el centro de la sala ves a una mujer, esta encadenada de brazos y piernas, no parece tener mas de 25 años pero esta tan demacrada que no sabrías decirlo con exactitud, tiene el pelo moreno y largo aunque muy estropeado, como si se lo hubieran quemado, hay restos de sangre por todas partes a su alrededor, la ropa que tiene esta destrozada dejándole ver medio cuerpo desnudo, su vientre esta hinchado por lo que deduces que posiblemente este embarazada.
Mientras tu solo puedes pensar en ponerte la mascara, es como si te estuviera llamando y cada vez es peor, cada segundo que pasa sientes que sin ella puesta no podrás ser feliz, que tu mundo se terminara si no consigues ponértela que todo lo que necesitas es tenerla, que eso es la felicidad, que la mascara es tu vida.
Marie se acerca a la mujer con la máscara en la mano. Clava sus ojos en su cara. Está demacrada y llena de sangre. Tiene restos de lágrimas y sangre. No es para nada bonita, no le gusta. Se acerca un poco más a su cara. Huele el miedo que siente la mujer. Sabe que la han torturado. Huele a sangre y a sudor. Sus labios esbozan una sonrisa ante la idea de probar la sangre. Saca la lengua y lame la cara de la mujer. Oxido. Posa su mano en el vientre de ella. Nota que algo le golpea. Está embarazada. Su sonrisa se hace aún más amplia. Marie da la espalda a la mujer para alejarse. Cuando se vuelve de nuevo a ella, lleva una máscara puesta.
- Esto va a ser divertido
Marie hace brotar un poco de sangre de sus dedos. Empieza a tomar la forma de una boca de pez. Juega un poco con ella haciéndola acercarse a la cara de la mujer para que ella sienta miedo. No sería divertido empezar por ahí, terminaría demasiado pronto. Aleja la sangre de su rostro y lo acerca a uno de sus brazos. La boca la muerde justo en la muñeca. Marie observa como esta se empieza a hinchar. Después explota y la sangre la salpica. Ha sido divertido, pero no suficiente, la mujer a penas a gritado. Parece que el daño que le hicieron no la dejó sensible a eso. Marie hace una mueca de decepción. Con calma sube al brazo y lo hace explotar de nuevo. Marie no se siente satisfecha, hacer explotar miembros no es demasiado divertido y menos aún si no oyes los melodiosos gritos de dolor y los suaves gemidos de desesperación. . Se acerca a la mujer y vuelve a posar su mano sobre el vientre de ella. Otra patada. Parece un bebé lleno de vitalidad. le clava las uñas y le hace un corte profundo. Marie deja que su sangre fluya y se introduzca en ella. No sabe si funcionará, pero desde luego será divertido intentarlo. Marie siente su sangre moviendose por dentro de la mujer tomando forma poco a poco. Ha encontrado al bebé. La boca que ha formado lo rodea y lo muerde. Marie saca su sangre y la manda a uno de sus pies y después al otro. Su vientre empieza a hincharse mucho. Se vuelve enorme. La mujer empieza a gritar. Marie sonríe. Eso es lo que hacía falta. levanta su demacrada cara y ve la desesperación en sus ojos. Sabe que está muerta y que su bebé también lo está. Siente el dolor y desesperación por no poder cambiarlo. Marie sonríe. Al fin algo divertido. Su bebé explota y la deja el vientre abierto. La mujer tose y escupe sangre. Aún no está terminada del todo. Sus pies han estallado también. La mujer vuelve a gritar. Dolor desesperación, Marie sonríe. Al fin un caramelo digno. Marie hace estallar todos sus miembros. Sus brazos, sus piernas estallan en un gran baño de sangre que cubre el cuerpo de Marie. La sangre baña su máscara y la mitad de su cara que no está cubierta por ella. Saca su lengua y chupa su labio. Es salado. Sabe a metal. Marie se acerca a la mujer, que suplica que terminen con ella. Marie crea una pequeña boca y la acerca a su ojo. Ve la cara de terror de la mujer. No tiene unos ojos bonitos. Marie decide que no merece ver más. Es un juego privado sólo para ella. Le hace estallar los dos ojos. No calculó bien. El resto de su cara queda también destrozado por la explosión. No sabe si está muerta o puede seguir jugando un poco más. Acerca su oído a donde debería estar la nariz. Está totalmente destrozada y se empieza a apreciar el hueso entre la sangre. Oye unos borboteos. El aire trata de esquivar la sangre. Marie sonríe cruelmente. La mujer está sufriendo. Se está desangrando lenta y dolorosamente. Marie se aleja y se sienta delante de ella. Se quita la máscara y observa como su cuerpo se retuerce entre las cadenas. Sus brazos son huesos con jirones de carne cubiertos de sangre que se doblan con los espasmos de la mujer. Sus piernas están algo más destrozadas. Al fin y al cabo, con ellas se entretuvo más. Su cuerpo está medio destrozado. Marie se acaba de dar cuenta de que aún le quedaba la garganta. Pero ya es tarde. La mujer deja de retorcerse. Parece que ha muerto.
-No ha estado mal, pero... no sé, he probado caramelos más dulces...
Todo a terminado la mujer esta muerta, nadie puede sobrevivir nunca a algo como eso, tod el mundo muere siempre a tu paso y eso parece que te ahce feliz, pero cuandot e has quitado la mascara as notado algo, es como si te faltara la felicidad, quieres vovlertela a poner, parece que la necesitas, tu mente no dedeja de pensarn en el placer de la sangre, sangre que sale cuando tienes puesta la mascara, la necesitas, es lo ams importante para ti, jamas habias sentido anda asi, es como si ya no fueras tu misma, pero eso no improta, tienes tu amscara con tigo puedes seguir poniendotela, seguir amtando, la sangre seguira alli y tu seras perfecta, solo tienes que volver a ponertela.
Marie aún tiene el sabor de la sangre en su boca. Quiere volver a ponerse la máscara y ensañarse con cualquier persona, pero sabe que después de eso no podrá parar. Además... quiere jugar con la condesa. Tal vez... aunque quizás sería algo demasiado cruel. La boca de Marie se tuerce en una media sonrisa.
- Ha sido divertido -sin mirar a ningún sitio en concreto y apoyándose sobre los talones en mitad de la sala - No estaría mal volver a repetirlo... -Mira la máscara de sus manos- Pero... me apetecen caramelos. ¿Puedo jugar ya con la Condesa?
La puerta del pasillo se abre iluminandolo completamente, sales de alli dejando los restos de la mujer avandonados, no te imprta si su cuerpo se pudre o que pasa con el, tu ya has disfrutado con su muerte.
Cuando entras en la sala hay 2 guardias ademas de Tamaki sentado en su sillon, la muñeca sigue sobre la mesa y a su lado hay una gran caja llena de caramelos.
- Ahora vete y hazte amiga de los nuevos Deadman, cuando sea el momente y escuches la palabra Princesa ponte la amscara y destrullelos, no importa quien diga la palabra, si alguien dice princesa, mata-
Tamaki agacha la cabeza y mira la pantalal de su rodenador dejando que los guardias te ecolten fuera.
Marie coge la muñeca y los caramelos.
- Sí señor.