Partida Rol por web

Maese Katan, entiendo que con información es que quiere saber qué pasa con el pantano, y quiere lo hagamos en bote. Fui marino durante un tiempo un aguerrido marino y cualquier cascaron por pequeño que sea puedo pilotarlo excelentemente.

-Así es. Aunque hay zonas de tierra firme, como aquí donde levanté la cabaña, la mayor parte está inundado. Si aceptáis el trabajo, os prestaré mi bote. Lo encontré en este mismo pantano, y le tengo mucho cariño. En lugar de deteriorarse, con el tiempo ha mejorado su lustre y maniobrabilidad. Es una joya.

Por cierto, esos hongos solo hacen esos ruidos raros que escuchamos al llegar? O son capaces de comunicase de otra forma? Quizás sepan algo de lo que sea que esté espantando a los animales de la zona.

-Yo no les he escuchado pronunciar palabra alguna, solo cantar o dar chillidos. Quizá lo más cercano a una comunicación que les he visto hacer es cuando, en ocasiones, me rodean dando gritos sin parar hasta que saco uno de mis puros y me pongo a fumar. Entonces se me quedan mirando y se ponen alegres. No sé por qué pero se ve que les fascina verme echar humo jejeje. Será algo curioso y divertido para ellos. Son unos malditos demonios, pero cuando están calmados da gusto verles.

Una de tres, o no tienes el dinero que prometes y cuando volvamos no estarás, o quack dos, allí en el pantano hay algo suficientemente peligroso que si nos mata bien y sino también, o quack tres, sigues queriéndonos matar y el  quack pantano es una puta trampa mortal, así que desembucha quack viejo.

¡Precisamente a ese punto quería llegar mi buen pátido! El reúma me aflige y el agua no es buena para los huesos. Bien lo sabe mi buen amigo Katán, más por ti soy capaz de meterme en faena... Pero algo me dice que no nos estás contando algo. Me da que sabes lo que hay ahí.

-Comprendo vuestras sospechas. ¿Cómo va a tener 400 monedas de oro un pobre viejo que vive en una modesta choza en un pantano? Os contaré por qué. 

Katán apuró lo último que le quedaba de cerveza en su jarra y continuó.

-Tan pronto me establecí en este lugar, y una vez construida la cabaña, me animé a explorar las zonas más alejadas del pantano. De niño, en Volkrad, había escuchado la leyenda sobre la gran batalla entre humanos y orcos que se produjo en este mismo lugar, hace cientos de años. Se decía que los cuerpos de los soldados yacían aquí, bajo las aguas. Yo no me creía del todo esa leyenda, pero después de tanto tiempo pescando en varias partes del pantano, he conseguido sacar objetos de todo tipo, y el mejor de todos fue un pesado cofre a los pocos meses de vivir aquí. Cuando abrí el cofre no me podía creer lo que veían mis ojos. Estaba lleno de monedas de oro. Seguramente era la soldada del ejército, que el tesorero perdió junto a su vida en el campo de batalla. O quizá algún recaudador de impuestos cruzó por este pantano en algún momento, y algo le devoró. En cualquier caso, se trata de monedas antiguas, pero todavía aceptadas como sabréis. Mirad el escudo, es el antiguo blasón del Barón Golvino...

El viejo sacó una moneda del bolsillo y se la mostró al grupo depositándola sobre la mesa.

-Hay 399 más esperándoos, enterradas en un lugar seguro, os doy mi palabra. Y sí, señor Nails, en el pantano hay muchos peligros. He tenido que evitar a cocodrilos, sanguijuelas, serpientes, trasgos y otras cosas que no soy capaz de describir porque en cuanto escuchaba su murmullo salía de allí tan rápido como si me persiguiera el mismísimo diablo. Ahora, no obstante, parece que la vida aquí ha ido desapareciendo, lo que incluye la pesca y caza que me servían de alimento. No sé de qué se trata, pero algo pasa, y por eso requiero de su ayuda, por la que estaré encantado de pagaros con el oro que encontré. 

Katán dio una última calada al cigarro y lo apagó con la suela de su roída chancla.

-Cuando dí con él hice planes de todo tipo sobre en qué me gastaría esas monedas. Todavía no podía hacerlo, claro, porque necesitaba permanecer oculto de la cofradía. Sin embargo, tras más de dos años aquí me he dado cuenta de que esta vida es mejor de lo que podría conseguir con ese oro. He encontrado la paz y tranquilidad que deseo.

El viejo se puso en pie.

-Bueno, ya se hace tarde y necesito descansar. Os voy a bajar un par de mantas, y con eso y los jergones que hay aquí tendréis que apañaros para dormir. Lamento no poder ofreceros más comodidades, pero al menos estaréis más calientes y seguros que ahí fuera. Aprovechad la noche para consultar con la almohada mi propuesta. Mañana por la mañana hablaremos durante el desayuno.

El bárbaro hizo un gesto para pedir ver la monada y el viejo la dejo en su mano, hizo lo propio, la toco, la mordio, y luego se quedó mirando el dibujo.

Parecía tan buena como otras que había tenido encima. De echo, es posible que si la mezclara con las suyas, nadie notara la diferencia.

Satisfecho agradeció las mantas, y se recostó en la pared enfrente de la puerta con los ojos fijos en ella.

Seguía incomodo por los hongos cantores del pantano. No se fiaba de que volvieran para intentar robar sus cosas en vez de las del viejo.

El enano escuchó a Katán, tratando de descubrir, en sus palabras, información que les fuera a resultar útil cuando se adentraran en el pantano.

Estaba claro que el viejo intentaba congraciarse con el grupo después de la bienvenida que les había brindado, hablando y hablando sobre todo lo que le preguntaban.

Fiel a su estilo, optó por refunfuñar mientras escuchaba la información repreguntando y acotando solo cuando lo que escuchaba le parecía importante

- Dado que Jatum sabe navegar, o eso dice, supongo que podremos usar ese bote que nos ofreces - Si bien le pareció curioso su comentario respecto a que el mismo mejoraba con el tiempo en vez de deteriorarse, supuso que se trataba de las típicas apreciaciones de los humano de edad - Y espero esté en tan buen estado como dices -

- Así que les gusta el humo? Raro para cualquier vegetal. Aunque sea un vegetal aullante. Quizás debamos llevar con nosotros algunos de esos cigarros por si deciden ponerse a chillar a nuestro alrededor - propuso - No soy de fumar demasiado, pero supongo que podría disfrutar de un puro si la ocasión lo merece -

- Entonces habéis encontrado ese cofre en el mismo pantano... uhm... si nos pudierais indicar más o menos en que zona fue podríamos comenzar la investigación por los alrededores. Quizás vuestro descubrimiento y lo que pasa en el pantano están relacionados - propuso "Y quizás hay algún otro cofre en las cercanías" agregó para sus adentros.

Al notar que el viejo daba por finalizada la cena tomó la manta que le ofrecían y se acomodo cerca del centro de la sala dispuesto a descansar. "Armadura y pantano no parece una buena combinación" fueron sus últimos pensamientos antes de cerrar los ojos y tratar de descansar para estar en sus mejores condiciones cuando comenzaran la investigación.

Por parte de aquel chalado en medio del bosque la conversación parecía haber tocado a su fin. Y por parte del mago no había mucho que decir, no le gustaba aquello, pero sus compañeros parecían tenerlo muy claro…

En cuanto quedaron solos, se dirigió a sus compañeros y opinó:

– Esto no me gusta nada, si queréis el oro podríamos capturarle y obligarle a que diga dónde tiene el resto. Después podríamos entregarle. Pero como queráis–. Concluyó finalmente.

Podría marcharse por su cuenta, pero un mago siempre necesita a alguien que le sirva de respaldo mientras se enfrasca en sus letanías. Precisamente esta necesidad fue lo que hizo que acabase por coincidir con aquel extraño grupo.

Al oír las palabras del mago, Egror lo miró fijamente y meneó la cabeza mientras musitaba algo en su lengua natal, claramente disconforme con la propuesta.

Jatum estuvo silencioso un rato. Estaba pensando seriamente en el ofrecimiento de maese Katan. Y aunque parecía simple, podría ser peligroso.

Artemius aprovecho para exponer una idea. No era un mal plan. Pero la verdad, no le interesaba meterse en disputas con un gremio de ladrones y asesinos, ya fuera entregando al viejo, o ocultándolo.

El precio de robarle al viejo, era hacerle daño, y después de la cena, le costaba imaginarse que la situación fuera a torcerse tanto com para tener que agredirle.

Además, si no iban al pantano, es posible que no encontraran ellos también algún tesoro. La realidad es que saber qué ocurrió en esta zona una batalla le hacia querer ir a dar un paseo. Igual que tenia ganas de navegar, aunque fuera una chalana destartalada.

Mas había algo que le preocupaba. De verdad aquel viejo tenia 400 monedas de oro. Y de verdad prefería vivir allí en mitad de un pantano esperando que una gremio viniera a cazarlo.

Él se decía que lo segundo podía ser posible, pero que lo primero, no. Seguramente no hubiera mas oro en aquel lugar, y seguramente sí iban al pantano, y volvían con algo, el viejo se hubiera marchado.

Eso es lo que haría él si su vida corriera peligro y alguien por accidente pudiera dar su localización a unos villanos.

Se había perdido en sus cavilaciones, y antes de que el hechicero se quedara dormido.

La verdad es no me apetece extorsionar al viejo. Una distracción aventurersca es justo lo que necesito ahora mismo.

Intento concentrarse de nuevo en vigilar la puerta, su idea era quedarse dormido después que los demás. Uno para vigilar, otra, porque roncaba, y si no lo hacia así, seguramente los demás no dormirían mucho aquella noche.

Su mente volvió a divagar de un lugar a otro sin que pareciera que nada pudiera frenarla.

Jatum estuvo silencioso un rato. Estaba pensando seriamente en el ofrecimiento de maese Katan. Y aunque parecía simple, podría ser peligroso.

Artemius aprovecho para exponer una idea. No era un mal plan. Pero la verdad, no le interesaba meterse en disputas con un gremio de ladrones y asesinos, ya fuera entregando al viejo, o ocultándolo.

El precio de robarle al viejo, era hacerle daño, y después de la cena, le costaba imaginarse que la situación fuera a torcerse tanto com para tener que agredirle.

Además, si no iban al pantano, es posible que no encontraran ellos también algún tesoro. La realidad es que saber qué ocurrió en esta zona una batalla le hacia querer ir a dar un paseo. Igual que tenia ganas de navegar, aunque fuera una chalana destartalada.

Mas había algo que le preocupaba. De verdad aquel viejo tenia 400 monedas de oro. Y de verdad prefería vivir allí en mitad de un pantano esperando que una gremio viniera a cazarlo.

Él se decía que lo segundo podía ser posible, pero que lo primero, no. Seguramente no hubiera mas oro en aquel lugar, y seguramente sí iban al pantano, y volvían con algo, el viejo se hubiera marchado.

Eso es lo que haría él si su vida corriera peligro y alguien por accidente pudiera dar su localización a unos villanos.

Se había perdido en sus cavilaciones, y antes de que el hechicero se quedara dormido.

La verdad es no me apetece extorsionar al viejo. Una distracción aventurersca es justo lo que necesito ahora mismo.

Intento concentrarse de nuevo en vigilar la puerta, su idea era quedarse dormido después que los demás. Uno para vigilar, otra, porque roncaba, y si no lo hacia así, seguramente los demás no dormirían mucho aquella noche.

Su mente volvió a divagar de un lugar a otro sin que pareciera que nada pudiera frenarla.

Una vez el viejo humano se fue, el pátido se sentó en la mesa ahora despejada y miró a sus compañeros – Yo creo que deberíamos quack amordazar el viejo, buscar el quack tesoro si ofrece 400 como mínimo habrá 1.000, capturar esas quack setas que cantan, y venderle al gremio de ladrones el viejo y a alguna quack dama tonta las setas que cantan. Seguro que con eso sacamos suficientemente quack dinero para vivir como reyes lo que nos queda de vida. Luego si nos sentimos mal, mandamos una partida de quack mercenarios al pantano para limpiar nuestra consciencia – Dice a la vez que saca su colirio y se humedece los ojos para seguidamente mirar intensamente a sus compañeros esperando que dicen – Yo haré lo que el quack grupo diga. La violencia, aunque quack útil, no es mi especialidad, ya sabéis.

- Así le pagareis su hospitalidad? Es cierto que no nos recibió de la mejor manera. Pero luego nos dio de comer y un sitio para dormir - El enano miró a sus compañeros, sorprendido por su actitud - Típico de humanos... y de patos! - completó meneando la cabeza

- Si no queréis investigar el pantano, que así sea. Pero este enano no permitirá que lastimen al vejestorio por unas monedas. No, no corresponde -

- Jatum tiene razón. Lo que necesitamos es un poco de distracción aventuresca. Así no pensamos en opciones tan fuera de lugar como las que estáis proponiendo -

Supongo que podremos usar ese bote que nos ofreces. Y espero esté en tan buen estado como dices.

-Mañana lo verás con tus propios ojos... , perdón, ojo... ejem...  

Quizás debamos llevar con nosotros algunos de esos cigarros por si deciden ponerse a chillar a nuestro alrededor.

-Por supuesto, mañana os daré unos cuantos de mis cigarros si aceptáis el trabajo. Y si creéis que podéis necesitar alguna herramienta y dispongo de ella, también os la prestaré junto al bote.

Entonces habéis encontrado ese cofre en el mismo pantano... uhm... si nos pudierais indicar más o menos en que zona fue podríamos comenzar la investigación por los alrededores. Quizás vuestro descubrimiento y lo que pasa en el pantano están relacionados.

-Sí, puedo dibujaros más o menos un mapa del pantano y marcaros la zona. Personalmente no creo que el cofre tenga relación, ya que ha pasado bastante tiempo desde que lo encontré hasta que empezó esta creciente desaparición de la vida en el pantano, pero cualquiera sabe. 

Finalmente, Katán sube la escalera al piso de arriba para dormir, y el grupo se queda en la parte de abajo discutiendo si aceptar o no el trabajo. Parece que hay disparidad de opiniones y la decisión no está clara. Quizá un buen descanso les aclare las ideas. Jatum vigila un rato la entrada, pero después de unas horas se sume en un profundo sueño como el resto de sus compañeros.

-FIN DEL CAPÍTULO-