Gracias al sacrificio de Lexi, pudimos salir vivos de allí. Me apenó muchísimo, ya que no había conseguido ligármela. Era una mujer de las que uno quiere tener a su lado, así que fue toda una pena su pérdida. Al poco de entrar la policía, nos rodearon como si fuésemos unos terroristas de esos de Aquínoestán o un país cercano, como Tampocoallíestán.
-"Tranquilos chatines, que está todo controlado."
Al parecer no sabían el idioma de Cervantes, nuestro escritor ciego más internacional, y fuimos presos al cuartelillo. Allí, entre la chusma más barriobajera de El Cairo, aprendí un poco del idioma. Yo me había criado en Gijón y ninguno de estos mindundis me iba a acojonar, y menos después de haber sobrevivido a un apocalipsis momia. Cuando salimos, DIOS BENDITO, vimos que Lexi había vuelto a la vida, pero sin acordarse de lo ocurrido. ¡Una nueva oportunidad para ligar con ella! Aunque tal cosa no llegó a suceder, algunas egipcias sí cayeron bajo el influjo del valeroso guerrero en el que me había convertido. Después de las curas pertinentes en el pie y varios pinchazos contra las ETS, tocaba despedirnos y volver a España, patria querida. Ya estaba un poco harto de tanto calor y arena. Entre todos, nos dijimos un poco de todo: que nos queríamos, que vaya faena nos habían hecho con este tour, que qué pena las muertes de varios del grupo, etc, etc. Yo propuse la idea de quedar una vez al año, como en Navidades, y vernos para celebrar que habíamos salvado al mundo. Nos dimos los teléfonos, el número claro, no mi celular, y nos fundimos en un abrazo grupal. Tocaba volver al hogar.
Después de todo lo que sucedió, no paraban de llamarme para hacer bolos aquí y allá: televisión, teatro, cine... ¡Vamos! Que era el nuevo Julio Iglesias. Decidí irme a hacer las Américas, así que me instalé en Hollywood. Allí, poco a poco, fui haciéndome un nombre. Era bueno, pero como no sabían nada de cine, tuve que enseñarles cuatro cosas.
-"Así no chatín, que no sabes pronunciarlo. Se dice jamón de Jabugo, lo mejor que da la tierra de donde vengo. Bueno, y el vino y las mujeres también, claro."
Era el centro de atención en cualquier guateque que se hiciese en las mansiones de los famosos. En poco tiempo, me compré yo una mansión, al lado de un tal Brad Pitt, un joven con percha, como yo. Rodé una película, interpretando a un chalado psicópata, en la que fui nominado a los Oscar. La verdad que no me esforcé mucho, pero bueno, se ve que les gusté.
Entre fiesta y fiesta, conocí a una chiquilla española, de muy buen ver. Aunque no sabía actuar, era una fiera... Nos hicimos muy amigos y se vino a vivir conmigo a mi mansión. Estaba claro que me quería un montón. Creo que había encontrado el amor demasiado tarde.
Pero el día más grande vino en la celebración de los Oscar, cuando gané el Oscar a mejor actor. Todo el mundo me aclamaba.
-"Ar-tu-rooo. Ar-tu-rooo."
Me tiraban fotos, flores, bragas, de todo, vamos. Tuve que cambiar de mansión porque todos los días se colaba alguna chatina que quería tener algún hijo conmigo, cosa que veía lógica, siendo yo tan gallardo todavía.
Y así viví mis últimos veintipico años. Disfrutando del sol californiano y de mi esposa. Sí, al final me casé con ella y tuvimos varios hijos. Uno salió muy moreno de piel, no se a quién saldría porque en mi familia todos éramos muy blancuzcos. En mi lecho de muerte, había casi nueve mil personas enfrente de mi mansión para despedirse, fue apoteósico. Ya muerto, fui llevado a España y enterrado al lado de la tumba de Pelayo, en Covadonga.
Y este fue el triste final de la leyenda de Arturo...
Jooo! Me ha gustado tanto lo que ha hecho Ank Durss, que le he imitado, xD! Aunque lo mío es supercutre, jejejeje.
Este es mi post final. Chaooooo
Un año. Un año había pasado desde que había creído que la posibilidad de envejecer se le escurriría entre los dedos y moriría en medio de un museo lleno de momias, a manos de un dios loco. Un año desde que había observado con horror como Lex se llevaba la daga al cuello para abrirlo en dos y apenas unos momentos después un espíritu en forma de halcón surgía de ella en la manifestación visual de todo lo imposible. Un año desde que le había prometido a la voz inmaterial de Lex que cuidaría de Sam. Un año desde que, contra todo pronóstico, las momias habían caído y habían salido esposados, pero enteros, del museo. No intentó pelear contra la policía, no era su primer arresto. Si es que algo, esos días en una sala de interrogatorio le habían hecho sumergirse en sus pensamientos. Tenía dinero para abogado, y sabía que no debía hablar, aunque fuera inocente. Así que guardó silencio, preguntándose qué habría pasado con los cuerpos de Lex y Manu, y como estaría Sam. Esa fue una de las pocas veces que alzó la voz, solo para decirle a la policía tanto que pedía su abogado, como que él mismo pagaría el de la rubia.
Cuando por fin salieron, y vio el sol sin rastro de la Noche sin fin, a Sam bien, y a Lex entera, se sintió indeciblemente afortunado. Para ese entonces ni siquiera había caído en la viralidad del post, pues su móvil estaba ya sin batería, pero estaba vivo, sano y salvo, y sus amigas lo estaban también. A pesar de las otras pérdidas, y de la horrible experiencia que ahora quedaba a sus espaldas, seguían en pie.
Por supuesto, cuando fue momento de volver a casa, Silver retomó su carrera. Necesitaba mantenerse ocupado para cumplir el trato que había hecho con Sam, de tomárselo con calma, y las mil y un llamadas que recibió con ofertas de trabajo fueron la oportunidad perfecta para conseguir trabajar con importantes fotógrafos, modelos y diseñadores. Incluso hizo un cameo o dos en anuncios publicitarios y películas, pero nada más que una línea o dos. Ser actor definitivamente no era lo suyo. Por otro lado, ahora que él y Arturo eran vecinos, procuró mantener el contacto, invitándolo a salir de vez en cuando. Pensaba que, a pesar de que había visto que la vida le iba muy bien las mujeres, podria irle bien un amigo tras la muerte de Manuel. Y para ser sincero, a él tampoco le sobraría.
De Vero, como era normal, intentó mantenerse todo lo alejado que fuera posible. No quería terminar como John Lennon, y la psicóloga estaba fatal. Además, confiaba que con un poco de distancia ya se olvidaría de él, y de Sam, y de todos, especialmente ahora que tenía la atención de tanta gente sobre ella.
En cuanto a Lex, hizo lo contrario. Aprovechando que tenía bastantes trabajos en París, no despreciaba la oportunidad de escaparse a Estrasburgo a visitarla, y bastante seguido la invitaba, con todos los costos pagados, a visitarlo ella en LA o cualquier parte de los Estados Unidos. Claro, no tenía por qué aceptar, pero Silver la invitaba igualmente a visitar desde Nueva Orleans a Disney, y mantenía el contacto tanto como era posible por redes sociales o mensajería.
Con Sam... Con Sam realmente quería hacer las cosas funcionar, así que hizo exactamente lo que ella le pidió. Solo había pasado un año, y era pronto para saber qué depararía el destino, pero Silver estaba convencido de que no encontraría a nadie más como ella y estaba dispuesto a esperarla tanto dos meses como dos décadas si era lo que hacía falta para que lo perdonara y volviera a él.
Un año. Solo un año desde que habían pensado que el final estaba cerca, un año en que la vida parecía haberles cambiado en 180 grados, y aún tantos años más que vivir con quien sabe cuantas sorpresas de por medio. Ese año, para el joven instagrammer, era solo el comienzo.
Despertar en el depósito de cadáveres fue el susto de su vida. De los sustos que pudiese recordar, al menos. Tres días caóticos, el museo desaparecido y su grupo también. ¡Estuvieron en la cárcel nada menos! Al salir, Sam se reunió con ella. Le habían hecho un cambio de look a lo Pícara de X-Men. Cuando vio al resto, notó que faltaban cuatro personas, Arturo cojeaba de un pie y absolutamente todos se quedaron pálidos al verla, como si hubiesen visto un fantasma.
-Pero, ¿qué ha pasado? ¿Estáis bien? -preguntó preocupada y extrañada al no comprender nada mientras su amiga la espachurraba como si llevase un siglo sin verla-. ¿Dónde están los demás?
La despedida fue agridulce. No hubo risas ni bailarinas de danza del vientre, solo un brindis en agradecimiento por seguir vivos y otro, acompañado por un sentido homenaje a los caídos. Lexi alucinaba con sus relatos y ya no digamos con el vídeo de Silver luchando contra las momias. No dejaba de mirarlo una y otra vez, sabiendo que era verdad pero sin asimilarlo todavía. Por supuesto, le dio un like y escribió un comentario: “¡Quién estuviese allí! Capitán América, admiro tu coraje tanto como valoro tu amistad. Por siempre y para siempre” seguido de varios emoticonos.
Ramzi regresaría a su casa con una muy buena propina que disfrutar con su familia, especialmente con esos niños que podrían haber quedado huérfanos de padre. Los días en la cárcel habían obligado a cambiar los vuelos y las partidas fueron escalonadas. Era extraño verles partir. Solo recordaba la parte convencional del viaje, pero por primera vez tenía ese sentimiento de "Familia Ramzi". Un grupo atípico que llegado el momento se revelaron como héroes, luchando juntos, protegiéndose los unos a los otros, desafiando a los mismos dioses y asegurando el futuro a la humanidad.
Sam y Lexi despidieron a Silver en el aeropuerto. La morena le dio un sentido abrazo. Sabía que le echaría de menos. Le había cogido afecto durante el viaje, pero después de lo ocurrido, multiplicado por mil. No podía explicarlo, pero tenía la certeza de que no habría océano que separase su amistad. Ambas le miraban mientras el chico embarcaba. Lexi contempló a su amiga un momento antes de regresar sus ojos de nuevo a él. Estaba claro que a Sam le gustaba, y también que no quería sufrir. ¡Cómo has podido cagarla tanto, Silver! Pero Lexi tenía una corazonada. -Si le echas de menos, tal vez podrías darle una segunda oportunidad -la miró con complicidad-. Yo antes no creía en ellas, pero según parece, a mí me la han dado -sonrió y elevó la mirada al cielo infinito.
En Estrasburgo la vida siguió su cauce, pero la mayoría del tiempo su cabeza estaba en otro lugar, entre dunas, dioses y mitos. Seguía un poco desorientada, pero se sentía afortunada de tener a Sam, su amiga incondicional con la que podía compartirlo todo, y que se volcaba en ella todavía más que antes. Más que amigas, ya eran hermanas. Por lo demás, poco había cambiado. Tenía una cicatriz de la que estaba orgullosa y ya no tenía vértigo.
Mantenía un estrecho contacto con Silver, al que cada día adoraba más. Viajaba encantada a América, ¡incluso la llevó a Disney World! Lexi también le invitaba a visitarla y le llevaba a conocer lugares emblemáticos, de gran belleza y grandes historias, donde el chico podía disfrutar de paisajes, arquitectura, contrastes y cómo no, posar en las fotos que Lexi le hacía. Y es que Silver arrasaba en instagram y en todas partes.
A Arturo le llamaba cuando estaba en América. No tenían la misma confianza, pero si el yayete estaba disponible siempre era divertida una visita. ¡Caray con el galán y cómo triunfaba! Se alegraba muchísimo por él y ahí estuvieron cuando ganó el Óscar, felicitándole en persona.
No coincidieron con Vero y tampoco con Ricard, pero Lexi esperaba que les fuese bien. A ella la vieron en televisión. -¡Ei, Sam! ¡Mira! ¡Es Vero! -le hacía gestos para que se acercara. Iban a escucharla pero jolín, antes de que la chica pudiese hablar ya metían los anuncios. Así que Lexi se levantó del sofá y con una sonrisilla pícara comenzó a perseguir a Sam por el salón, imitando a la psicóloga: “Dame un besooooooo” “Con lenguaaaaaaa”. Cuantas risas, y qué pena no recordar ese momentazo.
El Cairo, 2013. Un año y un día después de la Noche sin Fin.
Las 18:08, Primer piso del Museo, Antesala de la exposición de Tutankhamón (P8)
El guía miró con severidad al grupo de turistas a su cargo. Lejos de su obsequioso carácter, levantó un dedo advirtiéndoles y les dijo:
-Lo que verán aquí ustedes se vio por primera vez hace exactamente un año. Nunca antes lo ha visto nadie unido, nunca, desde los tiempos del faraón Tuthankamon, el famoso faraón de la dinastía XVIII, conocido también como Tutanjamón.
Las reacciones no se hicieron esperar.
-Jamón? Oh my god! It's very good! I love it!
-¿Este pavo era español?
-No, inútil, se pronuncia como una “h” aspirada. Hhhhamon, Ha ha haa mon. Tutanhaamon.
Parece que le había tocado otro grupo majete. Dos ya se daban codazos compitiendo por ser los primeros en entrar a catar el picoteo. Ramzi puso los ojos en blanco mirando al cielo implorando paciencia, aunque no pudo evitar renegar de su suerte en su idioma natal. ¡Simios con patas!
Una risilla zigzagueó entre los presentes. El guía se extrañó, pues no le resultaba extraña, pero no la localizó. La visita continuó con más preguntas sobre la desaparición del museo que interés en lo que allí se exponía. Para colmo tampoco le dejaban responder sino que se atropellaban entre ellos con sus propias especulaciones. Otra queja en árabe del guía y de nuevo esa risilla escurridiza. Estaba intrigado, pero el museo estaba demasiado abarrotado como para distinguir de dónde provenía. La gente comenzó a acelerar sus pasos porque se hacía tarde e iban a cerrar, pero había alguien que no se movía, una silueta que observaba maravillada el cayado y el flagelo del faraón.
-Aquí están. Son... impresionantes.
Aunque estaba de espaldas, Ramzi la reconoció de inmediato. Una intensa e inconfundible energía emanaba de ellos, envolviéndoles y conectándoles, como si les uniese la electricidad de un hilo invisible pero irrompible. Lexi se giró despacio. Le miró con ojos brillantes de significado y una suave sonrisa vibrante de emoción.
-He venido a ver a un amigo -se refirió a él en un emotivo reencuentro. La traductora había contactado con su agencia para contratarle por tres días en exclusiva. Le pidió encarecidamente una visita al museo después de cerrar, llevándola por el mismo recorrido que habían hecho el año anterior durante la Noche sin Fin, relatándole con detalle todo lo sucedido. Ramzi fue un guía magistral, un verdadero encanto y un pozo inagotable de sabiduría. Incluso fueron a ver las coronas. Y sí, se saltaron algunas normas el museo. La visita resultó impactante, reveladora, terrorífica, esperanzadora. Era un modo de vivir el pasado, aunque Lexi, ni con esas pudo recordarlo.
Otras dos cosas le hacían ilusión a la traductora: conocer a la familia Ramzi, la genuina, a sus mujeres e hijos para los que había traído algunos regalos. Y llevar a Ramzi a una excursión. ¡En globo! Sí, estaba segura que con su persuasión le convencería. Quería regalarle la vista de las pirámides des del cielo, algo maravilloso que sin duda el guía no olvidaría.
Lexi volvería a Egipto en varias ocasiones, sentía que parte de ella estaba allí. Jamás olvidaría visitar a su amigo, el Gran Visir Ramzi, ni tampoco volar sobre las pirámides, extendiendo las alas sobre su amado pueblo y viajando hacia el sol, que tal como deseó una vez, volvió a brillar sobre su rostro y su corazón.
Fin. Espero que hayan disfrutado de estas vistas impresionantes tanto como yo.
¿Fin?
Sí, que no me cabe más y no quiero hacerme pesada.
Pesada ya eres. Anda, Dale. Lo que no quieres es que se acabe.
Es verdad. Si es que no puedo evitarlo... Hasta siempre Familia Ramzi! :)
Bonus Track
Estrasburgo, 4 de Febrero de 2014. Cumpleaños de Lexi y dia del Orgullo Zombie.
Los amigos de Lexi fueron a buscarla a casa. Tenían preparado un regalo sorpresa. Sam y Silver la acompañaban.
-Oye Silver, ¿tú sabes cómo se hizo Lexi la cicatriz del cuello? -le preguntaron en confianza-. Suele ser sincera, pero con esto nos toma el pelo.
-A mi me contó que fue un accidente con una moto acuática -comentó un amigo.
-Y a mi que confundió una pulsera con un collar -dijo extrañado otro.
El destino era un edificio minimalista de color claro. Sobre la puerta roja, un cartel. "Zombie Zone. Survival. Extinction."
-Es una mezcla de rol en vivo y scape room. Hemos de encontrar pistas... -comenzó a explicar una amiga, se notaba que estaba un poco nerviosa-. Pero sobretodo hay que sobrevivir. Nosotros somos humanos y estará complicado porque los zombies son mayoría.
-Tranquila, irá bien, nosotros ya nos hemos pasado el juego -aseguró Sam sonriendo a Silver y Lexi.
-¿Has hecho algún scape room o rol en vivo, Lexi? -preguntaron preocupados por perder la originalidad del regalo. Si es que era gente muy maja. Y menos mal, porque muy pronto se podían sorprender.
-No que yo recuerde. Es un regalo genial, chicos, ¡mil gracias! -sonrió extendiendo los brazos para un abrazo grupal-. ¡Y ahora, vamos a por todas!
El trío formado por Silver, Sam y Lexi comenzó a hablar de armas, escudos, protecciones, inscripciones, estrategias y del mejor modo de abatir un zombie, que no dejaba de ser una momia moderna, y lo compartieron con los demás. Parecía que se lo tomaban muy en serio, ¿tal vez demasiado?
-¿Sabéis que son actores, verdad? -remarcó el empleado que recogía las entradas.
Una vez trazado un plan y coordinados, Lexi se colocó frente a la puerta. A su derecha Sam. Silver a su izquierda. Y el resto de amigos detrás. Eran 7, pero con el espíritu de 300. Estaban concentrados, preparados y decididos a ganar.
-Puede abrir la puerta -dijo Lexi con absoluta convicción-. ¡Estamos listos para enfrentar el desafío!
- THE END -
PÁNICO EN EL MUSEO - DM 11/2020
Reparto
Ank Durs ..............................Vero Garrote, la psicóloga
Necabel................................................ Lexi, la faraona
KissMeLater................Silver Brooks, el Capitán América
MaeseHector.....Arturo Fernandez, el maestro del hacha
Dirigido por.......................................Thewalking.miguel
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Quieto parao tol mundo!!!. Que las producciones de cientos de millones de dólares como está tienen escenas de créditos, vamos, van a poder Los Vengadores y no va a poder Pánico en el museo. Pues no señores, aquí todo a lo grande, que tenemos el dinero por castigo.
Sam acabó con Silver. No daba un duro por él y pensaba que en menos de cinco minutos estaría en la cama de alguien, pero el comportamiento del influencer fue casi monacal durante el tiempo que le puso de espera. Intercambiaron viajes, como amigos, para conocerse mejor y la idea de montar un blog de viajes conjunto cristalizó en un gran éxito. La gente adoraba a Sam, Silver adoraba a Sam y, bueno, Sam estaba por Silver, y en cuanto le demostró durante 2 largos años que iba en serio con ella no pudo hacer otra cosa que ceder. Estaban hechos el uno para el otro, y tanto era lo que lo quería Sam que establecieron un pacto para que Silver pudiera echar alguna canita al aire, pero solo con hombres, ella iba a ser la única. Ocurrió, en contadas ocasiones, pero siempre volvía a Sam pues nadie le podía dar lo que ella le daba. Y no sigo que esto se nos pone +18 pero para que no os quedéis con las ganas [CENSURADO POR LOS ADMINISTRADORES EXTERNOS]
En cuanto al pobre Ricard decidió dejar las drogas porque, después de aquel día no iba a conseguir flipar tanto por muchas drogas que se tomara. Se metió a actor y salió en un programa de la televisión haciendo de él mismo, que por algún motivo le hacía muchísima gracia a la gente. No lo entendía, era decir nengggg, y todos se reían, pero cuando le pagaban en billetes de 500 euros se reía él, así que ya estaba bien. Con la pasta ganada se dedicó a su segunda pasión, el tunning de coches y al Espanyol. Así que tened cuidado, si se celebra algún rally en una carretera catalana o el Espanyol se está jugando importante te lo puedes encontrar. No le des de comer después de la media noche, que no se moje, y por lo que más queráis, no le deis drogas que me ha costado un huevo reformarlo!
Ejem, esto, por donde iba, a ver...ah sí, 4 de febrero de 2014, recuerdo ese día, sí, pero movámonos un poco hacia adelante, movámonos hasta el 2020, sí, digamos que a un 6 de diciembre. Saltemos hacia adelante para hablar de lo que fue de Ramzi. Lo veis? No? Pues acercaros alma de cántaro, que todo hay que decirlo....
Son las 6 de la mañana en El Cairo y el sol empieza a asomar en la llanura de Gizah, Ramzi y un niño están sentados viendo amanecer junto a la estela de Tutmosis en la gran esfinge. El guía ha perdido algo de peso y va vestido como un excavador de tumbas, mientras el niño tiene una larga trenza a un costado, como se usaba en el antiguo Egipto. El chico le preguntó al guía
- Papá, tu crees que los dioses existen? tu crees que nos oyen?
El antiguo guía lo miró con una mirada cargada de ternura mientras sonreía mirando al cielo.
- Zahi, los dioses existen y los faraones también, solo duermen hasta que se les necesita. Y ahora en marcha o tu madre nos matará, es tu primer día en el colegio y yo tengo que dar clases en la universidad, son todos unos....
- Malditos simios con patas - completó el niño.