Partida Rol por web

Tatyana había conseguido rematar a aquel oso y cuando vio a Liselot acercarse a ayudar a Brant, ella también se acercó. Brant salió de debajo de aquél oso y Tatyana lo miraba un tanto preocupada - ¿Estás bien? La verdad es que menos mal que estabas despierto... Gracias... - susurró aquello último con sinceridad.

Si hubiera estado más atenta, habría podido reaccionar antes. Tal vez todo el camino de aquel día, las historias sin venir a cuento y el vodka que había compartido con Artemi, habían propiciado su cansancio y que se adormilara en su guardia. Sus pensamientos se empezaron a arremolinar en lo que debería de haber hecho. Sacudió su cabeza No, lo hecho hecho está, hace tiempo que decidí no pensar en el pasado como una carga y sobre qué debería de haber hecho... Esto me ayuda a avanzar y a aprender, a ser fuerte y sobre todo, a mejorar... se dijo.

Asintió ante lo que dijo Brant de levantar el campamento - Me parece una buena idea y es muy probable que aparezcan, ya no solo animales carroñeros, sino curiosos que estén cerca de nosotros y nos hayan escuchado - se acercó a su amiga a la que también agradeció su ayuda, con una caricia en su brazo, una sonrisa y una gesticulación de un "gracias" de sus labios - ¿Vas a necesitar ayuda con lo que te dijo él?* - le dijo señalando con la cabeza a Brant. 

—No es mala la sugerencia, estoy de acuerdo. 

Más allá de escuchar aquellas palabras dónde hacia alarde de su proeza, había que reconocer lo bueno que era, solo que Ethel jamás lo diría a toda voz. No se había ganado aquello de momento y por ahora, el silencio estaba siendo un buen compañero. 

Después ante el susurro que llegó a su oído, ella le devolvió la mirada y usó la punta del arco para ponerlo en la barbilla de Brant, así lo acercaba a su rostro. 

—Podría hacerlo, pero llevará tiempo. Más allá de que mi amiga puede ayudarme—respondió y miró a Tath—. ¿Me ayudas con la cabeza del oso?

Y sin más, abandonó la cercanía pese a estar en puntilla de pies solo para fastidiarlo un poco y luego, animó a su lobo para que coma un poco mientras buscaba los puntos indicados para comenzar a cortar. 

Un charco de sangre se va formando debajo del oso. Las ropas de Brant están teñidas de rojo. Tras la sugerencia del cazarrecompensas, Ethel, con la ayuda de Tatyana, se pone manos a la obra con el cadáver. Decapitar a un oso es relativamente sencillo contando con un cuchillo adecuado, pero complica la tarea el tner que hacerlo en tiempo récord para evitar a los curiosos que irremediablemente se acercarán hasta aquí.

Ethel y Tatyana, sin embargo, logran hacerlo en no más de quince minutos. Artemi la mira atentamente. En la mano sostiene su petaca de vodka pero no ha bebido de ella. Quizás aprendió la lección: en medio del bosque es mejor estar sobrio. La imagen final es tétrica: uno oso decapitado con el torso lleno de cortes y su cabeza ensartada en una estaca en el suelo.

Seguros de que eso será suficiente para ahuyentar a los que vengan detrás, recogéis vuestras cosas y continuáis avanzando bosque adentro. Todavía quedan un par de horas antes del amanecer. No pasa mucho hasta que escucháis como se acercan algunos caballos galopando hasta donde estaba el oso. Ya estáis lo suficientemente lejos como para no verlos pero oír que se detienen, seguramente contemplando la carnicería. No os persiguen. La cabeza de oso debe haberlos asustado lo suficiente.

La cacería sigue. La cocatriz aguarda.