En el pasado
La ciudad de Eissenburg (o Eissenburgo) fue construida en el año 1907, entre el río Ausser, sobre unas antiguas ruinas desconocidas. La ciudad fue prosperando poco a poco, actualmente es un pueblo en alza, que atrae bastante comercio por su posición estratégica entre Bretonia, al noroeste, Estalia al suroeste, y el imperio al noreste, perteneciendo a éste ultimo. Durante la última década, muchos nobles del imperio han visto una buena oportunidad y se han trasladado a Eissenburg junto a sus fortunas, donde a la mayoría, a decir verdad, no les ha ido nada mal. En el plano intelectual, los arqueólogos y sabios maldicen el día en la que la ciudad sepultó las antiguas ruinas, que ahora usan de alcantarillado, pues su valor histórico es enorme, ya que no se tienen datos de ninguna civilización que haya habitado esa zona, pese a todo, a nadie le importa lo de debajo, sino lo que tiene encima, así que prestan poco interés a esas cosas. Algunos arqueólogos han hecho expediciones al submundo del alcantarillado, algunos no han vuelto por ataques de una plaga de Skavens que habita esa oscuridad, los que han vuelto, contaban maravillas sobre las cosas que han visto, totalmente nuevas y jamás vistas, posiblemente, no construidas por el hombre, no obstante, no han traído nada que brille y valga caro, por lo tanto, la indiferencia sigue habitando en Eissenburg sobre ese tema.
Eissenburg está especialmente activa en Verano y Otoño, en Invierno a penas vienen visitantes, pues sufren potentes lluvias que suelen terminar con el río desbordado, los alrededores de la ciudad convertido en peligrosas trampas de barro y niebla, por lo tanto, los que habitan la ciudad salen bien poco en invierno, a comprar lo necesario que duplica el precio de todo lo que han comprado y guardado durante todo el año. Aunque nunca llega a pasar hambruna el pueblo que puede permitirse pagarlo, pues todo esta bastante estudiado durante todo el año por parte de mercaderes que se ponen las botas y se hacen rico en esta época, a la que popularmente llaman “El llanto de Frantz” aunque los mercaderes lo llaman “La lluvia de oro” por las ganancias que amasan.
La sociedad está, como en todo el imperio, descompensada, los ricos son muy ricos y los pobres se mueren de hambre. El lado Este es donde está el barrio de las luces, donde los ricos tienen sus mansiones: Mercaderes adinerados, nobles del imperio, pisaverdes adinerados y gente de esa horma. El material urbano en esa zona es muy cuidado, las losas se limpian todos los días, a penas hay ratas e insectos, los muertos son recogidos y enterrados en el cementerio de la zona con rapidez, las calles de noche están siempre alumbradas por lámparas de aceite (de ahí el barrio de las luces) e incluso tiene un bonito parque en una de las zonas, donde los nobles pasean con sus esposas e hijos.
El contraste es el barrio antiguo, situado en el lado oeste, uno de los tres vigilados puentes, la oscuridad, el miedo y la pobreza se respira por todos los rincones. Allí malviven muchas familias, descendientes de colonos de la primera ciudad o gente que han ido a buscar algo mejor y se han encontrado más de lo mismo “trabajan” por una miseria en las fabricas textiles, como mantenedores y cazaratas en el otro barrio o como pescadores. Por supuesto, allí hay un submundo criminal que se establece sin llamar la atención: contrabando de drogas y bebidas, de armas, secuestros, robos y atracos son la orden del día, muchos viven de trabajar para esa gente. La guardia no se esfuerza mucho en acabar con ellos siempre que haya un equilibro, al fin y al cabo, les hacen el trabajo sucio y la gente necesita esos trabajos y esas drogas para mantenerse felices y que no se alcen en una rebelión.
La ciudad está rodeada de una gran muralla circular, donde hay 3 puertas al exterior y 3 puentes para pasar de zona en zona, ambos paseos están muy vigilados y vallados. La primera puerta se situa en el barrio viejo, en la parte norte, fue la primera puerta en construirse, la segunda sigue estando en el barrio viejo, en el lado este, justo en el camino de Bretonia y Estalia, la otra puerta está en el barrio de las luces, en la parte este, fue la última en construirse y la más segura.
Tres años después.
La iglesia termina su campaña en Eissenburg insatisfactoriamente. Dos cruzadas y miles de vidas se han perdido en nombre de dios para limpiar esa ciudad de su corrupción, pero quizá la corrupción ya está enraizada profundamente.
Se cierran los caminos hacia Eissenburg, la ciudad es borrada de los mapas y sus registros quemados. Por lo que al mundo refiere, Eissenburg no existe ni jamás existió.
Aun así, muchas bandas empiezan a entrar en la ciudad, cazadores de brujas freelance entran para limpiar la ciudad si o si, los rateros, bandoleros y otra gente de esa calaña van hacia la ciudad maldita en busca de riquezas que allí moran en lo más profundo.
A partir de entonces, Eissenburg fue conocida como la ciudad maldita, donde mora el horror.